domingo, 19 de mayo de 2013

Seis. Sutcliffe.

Volvieron a tocar hasta las dos de la madrugada. Hasta que la gente se fuera. Hasta Chelsey y Viridiana se habían ido ya.
Ahora sólo sonaba música de la rockola. Había muy poca gente. Breana veía como George y Paul competían en la mesa de billar. 
John no dejaba de platicar con Eleanor, que era la única hermana de Alice que seguía ahí. Ambos estaban en la barra, recargados, frente a frente, platicaban. Eleanor se veía muy ilusionada frente al chico y éste la hacía reír cada cinco minutos.

-Parece que Lennon tiene vuelta loca a tu hermana- Le dijo Stuart a Alice. Ellos dos no se habían separado en toda la noche. Habían estado platicando mucho y en ese momento estaban sentados en una mesa. 
Alice volteó a ver a su hermana y les prestó mucha atención. Pero el contacto de las manos de Stuart con las suyas hizo que dejara de ver a Eleanor.
Ahora miraba cómo Stuart tomaba sus manos. Se puso nerviosa. 

-Hoy a sido una gran noche ¿no crees?- preguntó el chico
-Oh, sí. Han tocado de maravilla. Aunque es extraño que hayas estado de espaldas la mayoría del tiempo- Ella rió
-Me refiero a gran noche, por que he estado todo el tiempo contigo- La chica abrió mucho los ojos
-Sí, es agradable estar contigo.
-Aprendí mucho de ti hoy.
-¿Ah sí?
-Sí, Alice. 
-Y yo de ti. 

Stuart sonrió. Alice no era tonta, reconocería esa mirada en quien fuera. No quería tener muchas ilusiones, pero como buena analista que era, sabía que aquella mirada de Stuart era de alguien enamorado o algo parecido. 

-¿Porqué sonríes de esa manera?- preguntó la chica
-¿De cuál manera? 
-Como lo estás haciendo ahorita.
-Oh, ésta sonrisa, te refieres- suspiró- bueno, es que hoy estás muy hermosa. Demasiado hermosa, más que siempre.
-Oh, basta. Mañana volveré a ser la misma de siempre.
-Siempre eres linda. Eres muy inteligente y muy buena persona. ¿Sabes? Es poco el tiempo en que te llevo conociendo, pero me gusta tu forma de ser.
-¿Cómo? ¿Seria y aburrida?
-No eres ni seria ni aburrida. Eres interesante y muy noble.
Alice sonrió.
-¿Porqué tantos elogios?
-Porque me gustas, Alice- La chica se quedó perpleja, abrió la boca y la cerró al instante. Sus ojos parecían querer salirse de su órbita. 
-¿Qué? 
Stuart sonrió.
-Oh sí. Desde que te vi supe que eras una chica muy interesante
-Pero no soy bonita
-Eres bonita
Alice bajó la mirada
-Oh, Stuart. No sé qué decir. Ésto es demasiado pronto.
-Lo sé.
-Tú...- Alice soltó sus manos- Tú... también me gustas.
Stuart sonrió muy ampliamente.
-Es bueno saberlo porque justamente hoy te iba a pedir que....
-Hay que esperar.
-¿Eh?
-Sí- continuó la chica- hay que esperar ha que pase el tiempo- se acercó y tomó su rostro entre sus manos
-No quiero esperar.
-Oh Stuart- soltó un fuerte suspiró- es tan rápido. 
-Y tan fuerte.
Ella sonrió.
-No sé que me pasó desde que te vi, Alice- Se miraban a los ojos, sonriendo. Él se iba acercando a su rostro, ella sabía qué pasaría y en esos instantes le agradecía a Paul. Pero evitó aquel beso.
Movió su rostro y éste la besó en la mejilla. 
Sonó una balada, era muy lenta pero ninguno de los dos reconocía al autor.
-¿Quieres bailar?- le propuso. Ella asintió. Se levantaron de la mesa. Stuart sacó unos lentes de su chamarra.
-¿Usas lentes?
-Sólo para leer. Pontelos- Le pidió a Alice. Ella sonrió y le agradeció sinceramente, pues no veía nada.
En la pista sólo habían dos o tres parejas, entre ellas John y Eleanor.
Stuart tomó de la cintura de Alice y ella rodeó su cuello. Estaban un tanto separados, así que Stuart la acercó a él.
Ella pudo recargar su cabeza en el pecho del chico. Bailaban lentamente. Ella cerró los ojos. 

Era como un sueño hecho realidad. Jamás en su vida se imaginó que bailaría así con alguien. No pensó que llegaría a bailar con un chico tan guapo como lo era Stuart. Mucho menos se imaginó que éste le declararía su amor.
Sabía que él la quería, que le gustaba. Eso hizo que surgiera una sonrisa de su boca. Abrió los ojos cuando la canción estuvo finalizada.
La tomó de la mano y volvieron a salir del lugar.
La noche estaba aún más fría. Stuart se quitó la chamarra y se la pasó a Alice.

La tomó entre sus brazos y la abrazó. La abrazó con fuerza. Oh, aquel chico era tan romántico. 
Alice también se aferró a él. 

-Te quiero, Alice- Le susurró.

¿Era éso posible?
La chica no respondió.

Se separaron. Stuart se acercó lentamente y la besó. Alice no sabía besar muy bien aún, así que no cerró los ojos. Estuvo mirando al chico, él sí los cerraba. 
Al contrario de él, ella quería un beso rápido, más que nada por su poca experiencia.
-Tranquila- le dijo él. Y fue entonces cuando ella moderó su ritmo.
Y el beso se volvió lento. Ella fue cerrando los ojos. Fue rodeando el cuello del chico.

No era como en las películas. No sentía mariposas. Ni emociones raras. Era un beso, sólo eso. 

-¡Sutcliffe!- Paul los interrumpió. Se separaron- Qué bueno que los encuentro. El dueño del lugar quiere darnos el contrato por al menos unas semanas.

viernes, 17 de mayo de 2013

Cinco. I Saw Her Standing There

-Y más les vale que la dejen en paz, la única que puede molestarla soy yo ¿Entendido? 
Breana tomó del brazo de Alice y se alejaron de ahí.
Era martes, después de la escuela. Breana había visto como dos chicas humillaban a Alice.
-¡¿Porqué carajos te dejas?!- Le gritaba, cuando ya iban de camino a la parada de autobuses- Con esa actitud todos te pisotearán.
Alice sólo bajaba la mirada.

Esa tarde, John y Paul fueron a la casa de Alice para salir a dar un paseo. Los tres fueron a un lugar cerca del hogar de John.
-Hey, yo solía venir aquí - dijo Alice- Con mi papá. Hace tan solo 6 años. 
-Yo también venía aquí de niño- incluyó John.
Caminaban por el pasto
-¿Y a qué vinimos?- inquirió Paul
-Oh, sólo a pasar el rato. Extrañaba este lugar. Además el día es hermoso ¿no creen?
-¿Tú, Lennon, hablando así?- dijo Alice, divertida. Llevaba puesta su chamarra de cuero.
-El cielo es nublado pero el día es fresco, me gusta. Parece que lloverá.
-Como siempre. Yo prefiero los días soleados- dijo Alice.
-¡Hey! Esa chamarra. ¿Es nueva?- preguntó Paul
-Oh sí. Breana me la obsequió- Alice se tomó las solapas de la chamarra y las estiró, presumiendo.
-Pues está muy buena. Te queda mejor que el abrigo.

Se sentaron en el pasto después de caminar un largo rato. Alice notaba  los dos chicos algo cabizbajos, muy raro en ellos dos.
-¿Pasa algo?- preguntó al fin.
-No. Es sólo que... Vengo aquí cada que... cada que.... Va, no tiene importancia
-Puedes decirme, John.
-Vengo aquí cada que me acuerdo de Julia
-¿Te dejó? 
-Julia es su madre, Alice- le dijo Paul.
-Oh. ¿Qué pasa con tu madre?
-Murió.
-Y la mía- dijo Paul- Mary también murió.
-Pues Eduard también murió. 
-¿Tu padre, eh? - preguntó Paul. Alice asintió.
-Entonces compartimos penas- dijo John luego rió nerviosamente.
Pasados unos minutos, en los cuales Alice había estado recordando también, comenzó a llorar en silencio. Recordaba la muerte de su padre, cuando ella tenía tan solo 11 años. Había sido muy doloroso para toda su familia. Era su mejor amigo. Su único verdadero amigo en la tierra, por eso mismo no tenía más amigos. Nadie se igualaba a él.
-¿Alice?- Paul notó que sollozaba- Oh, Cooky- La abrazó- No llores.
John sólo los veía. Alice se avergonzaba de aquella situación pero se sentía bien en los brazos de Paul.
-Sé lo que se siente, Alice. Mi madre murió hace apenas dos años. 
-No llores, Alice- John se unió al abrazo. Alice se sintió acompañada y querida. Se secó las lágrimas
-Gracias, chicos.
-Anda, sonríe- Paul secó el resto de sus lágrimas- Es duro recordar.
Ella asintió.
El resto del día estuvo un poco triste.

Miércoles.  No pasó nada en especial. No vio a los chicos en todo el día, se la pasó estudiando Francés. Estaba nerviosa. Dos semanas más y tendría 16 años. Tres semanas más y estaría en Francia. Casi dominaba el idioma pero era muy difícil.

Jueves. Stuart la visitó.
-Hey, esa chamarra es nueva- le dijo al verla.
-Breana me la regaló ¿te gusta?
-Es bonita... Como tú- Alice se heló. Completamente. Se quedó sin palabras. Jamás nadie en su vida, ningún chico le había dicho cosa semejante. Ella se sentía horrible. Pero... Stuart...
-¡Alice!- la sacó de sus pensamientos.
-Lo siento- Él hizo una seña con su cabeza y caminaron por las calles de Liverpool buscando algo de las pinturas de Stuart seguramente.
-Sabes, te conozco muy poco, pero eres buena persona.
-Pienso lo mismo de ti, Stu
-Sí... No sé... Eres diferente...- Ella sonrió.
Entraron a una tienda y compraron un lienzo. 
-¿Has aprendido algo en el bajo?- preguntó de regreso a su casa
-Oh, sólo un poco. Estoy nervioso. Es nuestra primer noche en el Jacaranda. ¿Sabes que probablemente consigamos tocar en un lugar en Hamburgo?
-¡¿Enserio!? Parece que todos se irán. Mi hermana a Oxford, yo a Francia y ustedes a Hamburgo
Stuart rió.

Llegaron a la casa de ella.
-Entonces nos vemos mañana- le dijo Stuart
-Claro. Ahí estaré.
-Gracias por acompañarme
-Yo encantada.
Se acercó y besó su mejilla en forma de despedida. La chica se derritió. 

¿Qué le pasaba? 
Jamás había sentido eso antes, bueno, había sentido algo parecido la primera vez que vio a Elvis Presley bailar, pero aún así no se comparaba.
-Y a ti qué te pasa?- le preguntó Eleanor, al verla tan pensativa
-Nada, sólo pienso.
-¿En qué... o en quién? Tienes unos ojos llenos de brillo, eh.
Alice sonrió.
-Me está pasando algo muy raro desde que conocí a Stuart, el amigo de John
-¿Te gusta?
-No... No... Bueno... no.
-Te gusta- eso sonó como afirmación
-No. Sólo... bueno... es el único chico que me ha tratado bien. Me ha besado en la mejilla y me ha dicho que soy bonita
-Tú le gustas a él.
-No, no puede ser. Soy horrible
-¡Oh vamos, Alice! Quiérete un poco. No eres horrible.
Llegó Chelsey
-¡¿Entonces iremos a ver a tus amigos tocar mañana?- preguntó. Alice asintió
-¿Y puedo ir yo?- preguntó Viridiana- quiero conocer al tipo ése, guapo...
-Stuart- dijo Alice- tiene novia.
-¿Tiene novia?
-Sí- mintió. 
-Mala suerte.
-Bueno, déjenme dormir- pidió Alice.

Al día siguiente, que era viernes, no sería un día especial para ella pero para los chicos sí.
Como había acordado con Breana y de mala gana, fue a su casa a las 5 de la tarde. No estaban sus padres.
-No sabía que tuvieras un gato- dijo Alice, encantada
-Sí, se llama Alex
-Es bonito.
-¿Te has bañado, verdad?- Alice rió
-Claro tonta. 
-Bien, ahora entonces quitate esa ropa y ponte este vestido- Breana sacó un vestido color negro, corto, con puntitos blancos, muy propio de la época. Era realmente precioso. Tenía un grande y bonito escote para cualquier mujer con atributos. Un tanto pomposo pero sin exagerar. 
Sacó un par de tacones negros y el maquillaje
-¿Estás loca? Es demasiado corto y escotado para mí
-Oh, no. Te va perfecto. Ok. Te dejo sola. En tres minutos tienes que estar vestida- Y salió del cuarto, dejando a Alice sin alternativas.
La chica, con manos temblorosas se puso el vestido. Le quedaba a la perfección. Era su talla.
-Listo- le dijo y Breana entró
-¡¿Alice Cook!? Te dije que ese vestido era para ti. ¡Mírate! 
-No exageres. Es de lo más incómodo
-Pero luces bellísima. Ahora los zapatos
Alice se los puso, era casi diez centímetros más alta, olvidé decir que era muy bajita. 
-Y ahora a maquillarte.

Media hora pasó. Alice se había soltado su rubio cabello. Breana le había pintado los ojos, los labios, un poco de sombras. Era otra. En verdad que era otra. Estaba espléndida, parecía dos años mayor. Mostraba sus curvas y su belleza. 

-Lista- le dijo Breana, terminandole de poner perfume- Oh, Alice- la miró- mira que bella estás, me siento tan orgullosa- la abrazó.
Alice se miró al espejo y no podía creer que era ella. 
Intentó caminar y, para su suerte, lo logró a pesar de aquellos zapatos.
-No sé que decir
-Simplemente compórtate como alguien de tu edad. Tienes que ser provocativa, rebelde y ... juvenil por al menos esta noche ¿de acuerdo? bebe un poco. Pero por favor, no te embriagues. 


Y esa noche, a las 8, ya estaban en el bar. Sus hermanas ya estaban ahí platicando con los chicos. 
Cuando las vieron entrar se quedaron boquiabiertos
-¿Alice?- preguntó Paul. 
John la miró de pies a cabeza, babeando literalmente.
-Oh, dios, sí es Alice- dijo George- Estás hermosa- Ésta se sonrojó.
Stuart la miró, sonriente, pero no dijo nada. 
-Hola chicos
-No puedo creer que ésa sea mi hermana- Le susurró Chelsey a Viry. 
Breana y Alice tomaron asiento, pidieron algo de beber. Los chicos platicaban pero no dejaban de ver a Alice, platicaban con ella. Todos menos Stuart y eso desilusionaba un poco a la chica.
John, sin embargo, no parecía muy interesado en ella. Más bien en Eleanor, con quien platicó el resto de la noche.
Llegó su hora de tocar un rato más tarde. Lo hacían bien, pero la mayor parte del tiempo, Stuart estuvo de espaldas.
El lugar se llenaba de aplausos cuando terminaban cada canción.
Chelsey y Viridiana bailaban con Breana, mientras Alice y Eleanor sólo observaban.
-Sí tiene razones para gustarte- le dijo Eleanor- es muy guapo
-Demasiado. 
-¿Entonces aceptas que te gusta?
-No sé si ésto sea "gustar"
-Hoy estas, preciosa, hermanita. Deberías de acercarte más a él esta noche. Mira... ahí viene...- Y sí. Habían acabado de tocar por ahí de las 10 de la noche. Seguía otro grupo. Las demás chicas seguían en la pista de baile.
John fue directamente con Eleanor y le invitó una cerveza, se retiraron a la barra.
-Cooky, aún no puedo creer que seas tú- le decía George. Alice estaba incómoda.
-¿Quieres bailar?- se ofreció Paul. La chica sonrió y asintió.
Pasaron a la pista de baile y comenzaron a bailar al ritmo del bajo en aquella canción de rock and roll. 

Pasadas unas canciones, volvieron a la mesa donde sólo estaba Stuart
-Ahora me toca a mí- sonrió. Tomó de su mano y volvieron a la pista. Alice comenzó a bailar con él y realmente se estaba divirtiendo. 
-Hoy estás hermosa- le dijo Stuart- Pero seguramente no ves nada
-¿Eh?
-Te hacen falta los lentes
-La verdad es que sí. Pero ¿qué importa? es sólo una noche.
-¿Quieres ir afuera?- Alice asintió. Salieron del club y la noche estaba un poco fría. Stuart sacó un cigarro y lo encendió, le ofreció uno a Alice y ella aceptó, sabiendo que jamás había fumado uno.
Lo encendió e inmediatamente comenzó a toser
-Oh, Alice- Stuart le proporcionaba aire pero no dejaba de toser
-Estoy bien- dijo al fin. Carraspeó un poco y le devolvió el cigarro
-Jamás habías fumado
-No
-Vamos, intenta otra vez- Comenzó a explicarle cómo hacerlo. Después de varios intentos la chica lo hacía bien. Sonrieron. 
* * * * * * * * * * * * * * * * * ** *  ** * * * * * * * * * * ** * 

jueves, 16 de mayo de 2013

Cuatro. I've Just Seen A Face.

-¿Qué hiciste qué? 
-Lo siento, viejo, pero, vamos... Tiene 15 años. Es imposible que alguien a sus quince años no haya dado un beso- Dijo Paul
-Es muy normal en alguien como ella- Dijo John, echándose a reír
-¿No son ellas?- preguntó Stuart, señalando a Breana y a Alice, quienes también venía con Eleanor.
-Hola, Johnny- Breana se acercó y lo abrazó, dándole un beso en la mejilla 
-Qué gusto verte otra vez, Eleanor- dijo éste, a cambio.
Eleanor saludo a todos.
-Bien, quería presentarles a Stuart- Dijo John- Es un amigo mío.
-Mucho gusto, Stuart- Eleanor lo saludó
-Hey, hola, me llamo Breana- Se presentó, quedado embobada por su guapura.
Alice lo miraba, expectante, boquiabierta, embelesada.
-¡Hey, Cook!- George pasó su mano por los ojos de la chica, para que reaccionara.
-Lo siento- Sacudió la cabeza, los ojos le brillaban. Para ella, aquel chico era más guapo incluso que Paul- Me llamo Alice - Ella sonrió y se sonrojó cuando Stuart le tomó la mano. 
-Bien, ahora vamonos- dijo John.
-¿A dónde iremos?- preguntó Breana
-Acompañaremos a Stuart a vender una pintura. 
-¿Puedo verla?- preguntó Eleanor y Stuart sin problemas se la mostró. Era muy buena, un lienzo grande con colores oscuros que representaban un barco y marineros. 
-Me inspiré en Liverpool- explicó éste, mientras todos caminaban.
-Se nota- dijo Alice, para que él la viera
-Creo que te he visto- le dijo Stuart.
-¿Ah sí? 
-Sí. Cerca de la parada de autobuses en... Ah...- no recordaba- bueno... te he visto. 
Alice sonrió. 
-¿Es aquí, Stu? - preguntó Paul, deteniéndose en una tienda de antigüedades.
Entraron y mientras "negociaban", las tres chicas miraban el lugar.
Minutos después habían vendido la pintura.
-Listo. 75 libras- Stuart presumía los billetes.
-¿Qué harás con ese dinero? 
-Oh, comprar pinturas obviamente.
-¡No seas tonto, Stuart!- le dijo Paul- ¿Sabes qué le hace falta a la banda? Un bajo. En el centro vi un bajo Höfner a 75 libras.
-¿Estás loco? No gastaré mi dinero en un bajo. Nadie lo sabe tocar, mucho menos yo.
-Podrías unirte a la banda- le dijo John- No lo había pensado así.
-Después de todo- agregó George- es mejor tener a alguien que no sepa tocar el bajo que no tener un bajo en absoluto.
-Oh, muchachos, pero...
-¡Anda! La banda tendrá mejor reputación, más lugares donde tocar y ...
-Ok- interrumpió Stuart- Pero si no resulta o no lo aprendo a tocar lo venderé y compraré pinturas.
-Hecho.

Y entonces esa tarde compraron un bajo Hofner. Stuart no estaba muy convencido pero terminó aceptando.

Eleanor tuvo que irse, pues tenía que estudiar. Pronto llegarían las vacaciones y tendría que irse a Oxford. 
-Hey, Eleanor...- Le dijo John, deteniéndola cuando ya estaba lejos de todos. Nadie supo lo que le dijo, pero se tardaron un rato hablando. 

-Yo también me tengo que ir- dijo George- Fue un buen sábado. Buena compra, Stuart
Y se fue.
Sólo quedaban Breana, John, Paul, Stuart y Alice.
-Oigan... Se acerca mi cumpleaños- dijo Alice, avergonzada por cualquier razón- Y pronto me iré a Francia
-Wow, pensé que lo decías en broma- dijo Paul
-Oh, no. No sé cuánto tiempo me iré. Me meterán a estudiar actuación- John rió y Breana lo golpeó 
-Te extrañaremos- dijo Breana- Mucho en verdad. Aunque suene raro, eres mi única amiga mujer. Siempre he tenido que soportar a estos inútiles

Minutos después Paul se fue a su casa. Después John y Breana. Stuart se ofreció a llevar a Alice a su casa, cosa que hizo que ésta se pusiera a temblar. 
En el camino ella no podía decir nada, era muy tímida y ahora más con él.
-Entonces... Desde cuándo conoces a los chicos? - Stuart sacaba plática
-Oh, desde hace unas semanas. Tal vez tres.
-Tocan bien. ¿Sabes de la tocada en el Club The Jacaranda que darán...- suspiró- que daremos el viernes? 
-Oh, sí me lo había dicho Breana. Incluso invitó a Eleanor y a Chelsey, mis hermanas. 
-Me gustaría que fueras. Será mi primera tocada con ellos- rió- creo que debo tener alguna noción sobre los bajos.
-Te irá bien. 
Se detuvieron frente a la puerta
-Bueno, gracias por acompañarme Stu...- Éste la tomó de las manos para despedirse pero notó que estaban ásperas y resecas como casi siempre
-Tu piel es muy sensible, es muy notorio.
-Oh sí- escondió sus manos- Se resecan mucho, pero tiene sus ventajas, siento más, las cosas suaves me encantan...
-A de ser un problema cuando te quemas- Rieron- Bueno, adiós Alice- El chico se acercó y besó su mejilla- Nos vemos luego
-Adiós St-t-tu - Alice tartamudeó, nerviosa. 
El chico dio vuelta y Alice veía como caminaba y su chamarra de cuero alejarse. 

Entró a su casa, donde estaban Viridiana y Chelsey en la sala
-Desde que tienes amigos ya no nos haces caso- dijo Chelsey
-¡¿Quién era ese tipo tan guapo!? ¿Me lo presentas? - preguntó Viry
-Se llama Stuart, y no te lo presento. No deberías de espiar a la gente, Viridiana.

* * * * * * * * * * * 
La chica se ilusionó más con Stuart que con el beso de Paul.
Ese lunes, en la salida de la escuela, como siempre se encontró con Breana pero ésta traía un pequeño regalo para ella.
-Ábrelo
-¿Qué es?- Alice abría la bolsa de regalo y sacó una chamarra de cuero- ¿Una chamarra de cuero?
-Ya era hora, gran idiota- Rió
-No me vestiré como intento de... Rocker o Teddy Boy como ustedes
-¡Es lo único que te falta para encajar con nosotros! Te hice un favor. Ese abrigo beige que siempre llevas y parece que nunca lavas no es nada cool
-Sí lo lavo. Es cool para mí. Me siento cómoda
-Quítate el abrigo- Alice torció los ojos y se lo quitó, llevaba una camisa de botones que le quedaba un tanto ajustada- ¡Oh, Alice! ¿Porqué no te quitas el abrigo siempre? Conseguirías un novio con ese cuerpo
-¿Cuál cuerpo?- Alice, tímida, se puso la chamarra de cuero- No soy como muchas, Breana. Un verdadero hombre no se enamora del cuerpo, si no de la inteligencia o personalidad.
-¡No me vengas con esos cuentos del siglo pasado, Alice!- Ésta la fusiló con la mirada- El próximo viernes nos vemos en mi casa, a las 5 de la tarde. Te compraré un vestido
-No gastes dinero
-Sabes que me sobra
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martes, 14 de mayo de 2013

Tres. Yer Blues

-¡Hey ahí viene!- John señaló a Alice, que caminaba tambaleándose por su estado etílico. Pero detrás de ella venía un señor, corriendo, dandose cuenta de lo que había hecho la chica
-Oh, mierda. ¡Alice, corre!- le gritaron. La chica volteó y en un intento por correr; cayó. John corrió a donde ella y la cargó y corrieron.

Daban las 2 de la madrugada. Peter se había ido a su casa. Alice estaba llorando en los brazos de Breana, mientras ésta reía por su estado y los otros tres chicos fumaban y bebían de la botella que  Alice había robado
-Pero, es que, ¿porqué lo hice?- lloraba Alice- ¡Soy una mala persona! ¿soy mala?
-No, Alice, no eres mala, sólo estás ebria. Mañana no recordarás nada.
-¡¿Qué hora es?!
Breana miró el reloj de pared que había en la casa de John, donde no estaba Mimi.
-Las dos trece de la madrugada, Alice
-¡Mi madre! ¡Me va a matar mi madre! - Se levantó pero perdió el equilibrio y casi caía, se tambaleaba, no podía caminar.
-¡Breana, sostenla, se caerá!- Decía George. Corriendo a donde Alice, pasando un brazo de ésta por sus hombros. 
-Dios, cómo se nota que jamás en su vida tomó- dijo Paul.
Se le cerraban los ojos de sueño, decía incoherencias, era la única ebria aparte de John ahí.
-Tengo que llegar a mi casa- repetía. 
-Nena- John se le acercó- toma otro trago - le acercaba la botella y ella bebía, después él.
-Es el colmo- dijo Paul. Mientras miraba como John y Alice cantaban y bebían mientras reían y hacían movimientos bruscos y seguían riendo escandalosamente.
-Al fin la veo divertida- dijo Breana- parece que esa chica jamás tendrá vida social.
-Es buena persona- añadió Paul- muy noble
-Y muy fácil de burlar- añadió George.
-Llevemosla a su casa- Pidió Breana, levantándose del sillón y apagando la música, cosa que hizo molestar a John y Alice.
-¡Pero porqué! - protestaba John
-Llevaremos a Alice a su casa
-Yo me quiero quedar
-No, estás muy mal. 
-Yo los acompaño
-Oh, no no no, John. Tú te quedas aquí, te das un buen baño y te duermes- Replicó Breana. 

Pero no hicieron más que sentar a Alice en la banca afuera de su casa, timbrar varias veces e irse corriendo a esconder detrás de un auto.
Pronto pudieron ver como la Señora Cook habría la puerta, envuelta en una bata de seda. 
-¡Alice!- gritaba su madre, alarmada al ver a su hija casi dormida, con olor a alcohol y vomito. La levantó y entraron. 

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *
Ese lunes, después de un extraño fin de semana donde sufrió su primera borrachera, Alice se levantó. Vistió su falda de cuadros, abrigo beige, lentes y una trenza y bajó para ir a la escuela. Llevaba su guitarra
-¡Al fin bajas, Alice!- le decía Viridiana, su hermana quien iba a la misma escuela que ella.

Al llegar se encontró con Breana, quien, al verla llegar, dejó de hablar con unas chicas para ir con ella
-¡Hey Cooky! ¿Cómo estás? 
Extraña expresión.
Alice se encogió de hombros.
-Nos vemos en  la salida, Alice- Le decía su hermana
-Adiós Viry.
Alice caminaba y Breana la seguía.
-¿Estás enojada con nosotros por lo que pasó el sábado? - Le preguntó Breana. Alice se detuvo de a golpe y la miró con ojos entrecerrados. 
-¿Qué?
-¡¿Crees que no!? Mi madre me puso el regaño de mi vida, sólo recuerdo eso. Me prohibió salir con ustedes.
-¿Y le dijiste que somos tus únicos amigos?
-No son mis amigos, Breana- Alice puso los ojos en blanca y siguió caminando
-¡Hey espera! 
-¡Me hicieron robar! ¡Me hicieron tomar!
-¡Fueron tres malditas cervezas! 
-Y... Yo... Eb... Ah...- Alice no encontraba las palabras- ¡Olvídalo! 
-¿Quieres ir con nosotros después de la escuela a grabar dos canciones?
-¿Quiénes irán?
-George, Paul, John y yo.
El rostro de la chica se mostró pensativo pero asintió, logrando que Breana sonriera. 

Como siempre, hubo quiénes la ofendían en el salón. El grupo de chicas que la molestaban le lanzaban papeles o le jalaban el cabello. 
Ella simplemente no podía comprender el porqué de ese comportamiento. La humanidad no progresaría así. 
A la hora del descanso se sentó, como siempre, debajo de un árbol a leer o a tocar guitarra. No comería su almuerzo porque, como siempre, se lo habían quitado. 
Y cuando llegó la hora de salida, sintió una extraña sensación de emoción al saber que saldría. 
Sonrió al ver a Breana esperándola
-¡Anda, fracasada!- Alice caminó torpemente a con ella. 


* * * * * * * *
-Hola, princesa- John se recargó en la recepción de los estudios de grabación
-¿Qué se te ofrece, niño? - La recepcionista hizo énfasis en la última palabra, haciendo que todos menos John rieran por su reacción.
-Teníamos  una cita para dentro de diez minutos grabar una canción- Le dijo, dejando su tono seductor.
La mujer buscó entre una libreta y luego dijo
-Claro, estudio 7, al fondo a la derecha. 
Los chicos, Breana y Alice caminaron hasta entrar al estudio que más bien parecía un salón de fiestas.
Era grande, con micrófonos, cables, amplificadores y en una pared una ventana donde estaba un señor gordo y viejo, rodeado de botones.
-Buenas tardes- dijo Paul, educadamente
-Los estaba esperando- dijo el señor- Cuando quieran...

Breana le hizo señas a Alice y ambas se sentaron en un sillón, mientras Paul y George sacaban sus guitarras.
-¡Mierda!- dijo Paul
-¿Qué pasa?
-Mi guitarra tiene la segunda cuerda rota
Alice sonrió.
-Puedes usar la mía, si quieres- se ofreció acercándose a ellos con la guitarra en manos.
-Oh, gracias Alice. ¿Está afinada?- la chica asintió. Paul la probó y notó que sonaba mejor que la suya. Suerte que Alice también era surda.
-Ahora sí, par de idiotas. Hagamos esto- Dirigió John.
Y comenzaron a tocar That'll Be The Day de Buddy Holly. 
Alice inmediatamente alzó la mirada a los tres chicos. 
Era de sus canciones favoritas. En verdad que lo era.
Tocaban tan bien que no podía dejar de verlos.
Pero Paul paró. 
-¿Qué pasa contigo?- preguntó George
-Lo siento, comencemos otra vez
Y, después de tres errores esa canción quedó hecha. Alice los miraba, impactada. 

Y comenzaron a tocar una tonada que antes ella ya había escuchado y después algo como "In spite of all the danger..." 
Los tres tocaban excelente. Paul era la voz principal, pero falló.
-¡¿Otra vez?!- dijo John
-Lo siento, me duele la garganta. Pero hazlo tú.
-¿Qué?
-Ser voz principal. Yo haré los coros con George.
John se encogió de hombros y empezaron de nuevo, esta vez, John cantaba.
Alice no pudo evitar ver las expresiones que hacían los tres a la hora de cantar. El más gracioso era Paul, pues nariz se fruncía un poco, su piel blanca contrastaba con la guitarra color café. 
Su camisa blanca, mal planchada, hacía que su cabello negro luciera muy bien y ... Alice sacudió la cabeza. 
-¡Alice!- Paul la distrajo de sus pensamientos.
-¿Eh?
-¿Qué te pareció?
La chica asintió y sonrió. 
-Cantan hermoso. ¡En verdad! ¡Tocan perfecto!- Breana estaba dormida. Alice la despertó y ésta dejó de roncar
-Lo siento...- se disculpó- pero son los tipos más aburridos que conozco
Los tres rieron.
-Bien, pueden pasar por sus vinilos dentro de dos semanas- dijo el señor detrás de la cabina.
-¡¿En dos semanas, hijo de puta?!- preguntó John.
-Sí. Y si quieren, sino, pueden perder su dinero.
-Ah- chasqueó los labios- vamonos de aquí, chicos. 
Y cuando estuvieron fuera del estudio, Alice miró su reloj. Daban ya las seis de la tarde.
-¡Oh! Mi madre llega en media hora. Me tengo que ir...- Le pareció buen detalle despedirse de un beso en la mejilla de, los que consideraba ella, sus "nuevos amigos". Pero, oh sorpresa.
Se acercó a George y éste la rechazó
-¡Espera! Me podrías pegar tus ronchas
-Oh su fealdad- agregó John. Ambos rieron, pero lo decían en broma.
Alice bajó la mirada y se fue, avergonzada. 

Más tarde, se encontraba frente a su espejo, mirándose de pies a cabeza. Ella se sentía fea. Su armario estaba lleno de ropa floja y poco afeminada, faldas de cuadros y abrigos. 
Jamás podría encontrar a alguien que la aceptara como ella fuera. 
Comenzó a llorar al compás de la voz de Elvis que venía escuchando desde hace rato.
-Alice...- Su madre entró al cuarto- ¿Estás llorando, cariño?- Ella se limpió las lágrimas discretamente y negó con la cabeza.
-¿Cuándo podré quitarme los lentes, mamá?- preguntó.
-El doctor ha dicho que dentro de un año. Oye... te han venido a buscar.
-¿Quién?
-El hijo de Jim... Paul. Paul McCartney. Es muy guapo- ella le sonrió a Alice. 
-Ni en sueños mamá. Alguien como él no se fijaría en alguien como yo.
-¿Porqué tienes que ser tan dura contigo? Anda, baja que te espera.
Alice se puso los lentes y bajó hasta la puerta de la casa. Al salir pudo ver a Paul de espaldas.
-Hola- saludó.
-Hey Alice. Eh... Bueno... Vine porque... George y John se portaron muy groseros contigo
-Tú también lo haces- Paul se quedó en seco.
-Oh, pero... Ya no. Tal vez antes.... Bueno, el punto es que te fuiste muy triste y ni si quiera pude devolverte tu guitarra- Paul le pasó el estuche con la guitarra- Gracias por prestármela. Nos salvaste de una.
-Sí... ¿Quieres pasar?
-Oh, no, sólo vine a eso. Ya me iba. 
-¿Seguro? Porque puedo ofrecerte un té si quieres. Mi mamá hizo galletas. O podemos tocar algo juntos
-¿Tú tocas?- preguntó Paul, impresionado
-Sí, toco un poco. Mi padre me había enseñado, pero después tuve que aprender yo sola.
-Me encantaría tocar contigo- él sonrió y entonces ambos pasaron a la casa, donde en la sala estaba Viridiana estudiando con Chelsey.
Subieron a su habitación donde Alice tenía otra guitarra. Paul se sorprendió al ver posters de Elvis y Buddy Holly
-Eres de las mías- le dijo. Se sentaron en el piso
-Enséñame a tocar esa que cantaron hoy... Eh... la que no era de Buddy
-Oh, se llama "In Spite Of All The Danger" la escribimos George y yo. Empieza con Mi. El requinto es muy fácil...
Y así comenzó a enseñarle como tocar la canción. 
Hasta que se hizo más noche. La canción ya estaba aprendida. Ahora sólo platicaban. Paul le hacía preguntas, unas no muy buenas
-¿Entonces no tienes amigos?- Alice negó- Podrías considerarme uno- Ella sonrió
-Pero eres malo, eres igual que todos- La chica se levantó del suelo
-Oh, ya no. No lo haré. 
Marianne entró.
-Paul, tu padre llamó por teléfono, creo que debes irte
-Gracias, Señora- Marianne se retiró- Bien, creo que debo irme. Fue agradable estar aquí.
-Adiós Paul
-Nos vemos mañana, Cooky- Sonrió. 

Pero Alice sufrió una horrible enfermedad que, si eres débil, te deja en cama por uno o dos días.
La maldita gripe. 
Nadie sabía porqué le había dado. Simplemente al día siguiente tenía fiebre y hasta tos. 
No fue a la escuela por una semana. Era débil, simplemente. Muy sensible. 
Breana era la única que la visitaba y le llevaba libros de la biblioteca, pasaba el rato con ella y le hacía bromas. Esa chica era buena. 
-¿Entonces mañana irás a la escuela? Los chicos te extrañan.
-Sí, iré. Estoy bien. Ya ni siquiera estoy ronca- Alice sonrió.
-Ok, Cooky. Nos vemos mañana- Se despidieron.

Al día siguiente, a la hora de salida, George, Paul y John la esperaban
-¡Hey! Al fin, nuestra princesa de pantano se digna a venir- John la abrazó- ¿Dónde te metiste?- Alice sonrió. 

Y en la tarde, otra visita de Paul. Una muy grata visita. 
-Qué bueno que vine- dijo el chico- No quería hacerlo cuando estabas enferma, tú sabes, para no incomodarte, pero la verdad es que me quedaron ganas de enseñarte más canciones
-Gracias, Paul. Pasa.
Subieron a su habitación.
-Estuve toncado In Spite Of All The Danger, y creo que en lugar de Fa, deberían de poner un Bm. Suena mejor.
-¡Oh! Entonces la señorita también enseña ¿ah? - Alice sonrió- Ok, muéstrame- Alice comenzó a tocar y al finalizar Paul sonrió
-Sí, queda mejor. A John le gustará.
-¿Qué piensan hacer ustedes?
-¿Hablas de... nuestra banda?
-Sí, The Quarrymen.
-Ser grandes. Siempre le decimos a John que llegaremos a la cima. Eso haremos... ¡Hey, Cooky! quieres saber un secreto?- preguntó Paul. Alice asintió.
Él se acercó a ella y le susurró algo al oído. 
-¡¿Qué?!- gritó ella- ¡Pero Breana es novia de John! 
-No son novios, simplemente... se interesan. No le digas a nadie por favor. 
-No lo haré.
-Gracias, necesitaba sacarlo.
-¿Y cómo fue? ¿Fue especial?
-Fue como cualquier otro beso. En realidad no sé porqué me preocupo demasiado. Fue un beso y ya
-¿Fue tu primer beso?
-No, tonta. Obvio no.
-Oh... ¿Qué se siente?
-Nada, en realidad. Breana es buena besando. 
-¿Quieres saber un secreto mío?- preguntó Alice y Paul asintió. Ésta se acercó a él y le susurró algo al odio.
Acto seguido, Paul rompió en risas. 
-¡¿Hablas en serio?!- seguía riendo.
-Sí, no se lo digas a nadie. 
-Pues acabemos con eso de una vez ¿no crees?
-¿Eh? ¿A qué te refieres? 
-Cierra los ojos.
-Oh, no, Paul...
-Cierra los ojos.
Alice obedeció. Paul se acercó y lentamente pudo sentir como la besaba. Abrió los ojos y lo alejó.
-¡Hey, tranquila! 
-Lo siento, Paul. 
-Está bien- se levantó- me tengo que ir.
Alice asintió y dejó que él saliera de su cuarto y se fuera.
Llamó a Breana por teléfono. Hasta ahora era su única amiga.
-¡Breana!- le gritó
-¡¿Qué pasa?!
-Paul me besó.
-¡¿Qué?! ¿Es una broma?
-No. Sé que no debería contarte ésto, pero así pasó.
-No es la gran cosa... Espera... ¿Estás emocionada?
-Sí. Jamás había besado a alguien- Y ella también rió.
-Pues... No sé qué te tenga que decir. Tal vez... Felicidades. Tus labios ya no son vírgenes- Rió.
-Muy graciosa, Breana- dijo Alice con sarcasmo.
-Superalo. Paul sólo quiso ayudar. Te recomiendo que no te ilusiones con él.
-No lo hago.
-Sí, sí lo haces, Galletita. Y eso es malo. Paul es igual que John. Son dos viles mujeriegos. 
-Está bien, Breana.
Ésta suspiró
-Nos vemos mañana
-Adiós, Alice.
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * 

Antes que nada quería hacer unas recomendaciones. Estos fics son muy buenos, a ver si pueden pasarse por ahí ;D
http://thesargentpepper.blogspot.mx/

http://beatlenovela.blogspot.mx/

Ahora sí. 
¡No sé como agradecerles! En verdad. Me han hecho la más feliz del mundo :'D Es increíble como me sacaron sonrisas. No pensé que fuera a gustarles, porque no sé, incluso este capítulo se me hace malo ._.
¡GRACIAS EN VERDAD GRACIAS! ¡GRACIAS GRACIAS! Espero no defraudarlas. Saben que si no les gusta pueden decírmelo o yo qué sé.

domingo, 12 de mayo de 2013

Dos. Yer Blues.

Con iniciativa, aquel sábado, Alice se levantó a buena hora y comenzó a limpiar la casa para darse una ducha y bajar a preparar la comida.
Su madre llegaba de viaje esa tarde junto con sus tres hermanas, llegaban de Oxford. Marianne, su madre, quería inscribir a Eleanor, su hija mayor de 17 años, a una buena universidad en Oxford, ya que en el próximo verano tendría que entrar ya a la universidad.

Había sido un viaje de una semana. Semana en la que Alice se quedó todos los días sola. 

-¡Hola mamá!- Alice la abrazó con fuerza, mientras sus hermanas bajaban las maletas del auto
-Hija-  le correspondió el abrazo- ¿Cómo estuviste? 
-Bien...- Caminaron al auto y terminaron de bajar las maletas
-¡Alice!- Eleanor, su hermana mayo, futura estudiante de la Universidad de Oxford, corrió a abrazarla- ¡Una semana sin verte!- besó su mejilla- ¿Cómo te portaste? - Alice sonrió, continuó bajando las maletas.
Viridiana, su hermana de su misma edad entró a la casa seguida de Chelsey, su hermana menor

-Apenas tenemos tiempo de ducharnos y arreglarnos-  Le decía su madre
-¿Porqué?- cuestionó Alice
-El señor McCartney nos invitó a cenar esta noche, según para celebrar que tu hermana haya pasado el examen de admisión. Ya sabes cómo son ellos. 
-No conozco a ningún señor McCartney, mamá 
-Oh... Cierto, qué tonta soy, es un conocido del trabajo. Tiene dos hijos. Mike, que sería un pretendiente perfecto para Chelsey. Y Paul. Uno muy apuesto, si no se queda con Viridiana creo que será contigo
Alice rió
-Hablas como si fuéramos mercancía, mamá- Siguió riendo
-Anda, ve a cambiarte de ropa, quítate esos lentes y no hagas la trenza en tu cabello. Es demasiado rubio y hermoso como para amarrarlo
-Deberías de vestirte un poco más sexy - decía Eleanor.
-Así me siento bien.
-No, yo te ayudaré a arreglarte para hoy- Se ofreció su hermana y después les avisó a las otras dos- ¡Viry, Chelsey! ¡A arreglarse! 

Y así fue como esa noche todas llevaban vestidos. La menor, Alexa, uno verde. La que le seguía, que era Alice, uno azul, ceñido al cuerpo, mostrando sus piernas. Después Viry, uno igualmente azul, y Eleanor, que era la mayor llevaba un vestido propio de una señorita. 

-Aquí vamos- decía Marianne- Viry, ...... , por favor compórtense. No quiero pasar vergüenzas- Timbraron a la casa y abrió Jim McCartney.
-¡Oh, Marianne! Qué bueno que hayas venido. La cena justo está lista. Pasen....- Las cinco mujeres pasaron - Pero mira que bellezas de mujercitas. 

Alice se había quitado los lentes por esa noche pero le hacían mucha falta. Había dejado su cabello suelto y usaba zapatos de tacón. Iba demasiado incómoda. 
Todas pasaron a la sala, donde se encontraban los hermanos McCartney.
-Creo que ya los conocías, Marianne, pero tus hijas no...- Los muchachos se levantaron- Déjenme presentarles a Mike y a Paul- los señaló- Hijos ellas son Eleanor, Alice, Viry y ..... 

Paul se sorprendió demasiado de ver a la chica a la que había estado molestando toda esa semana en la sala de su casa
-Paul- dijo Alice, igualmente sorprendida, tímida y asustada
-Gall....-  sacudió la cabeza y corrigió lo que diría- Alice... 
-¿Se conocen?- preguntó Marianne
-Es amigo de una .... amiga...
-Bien, pues, pasemos a la mesa. 

Las cuatro chicas, los dos jóvenes, Jim y Marianne pasaron a la mesa y comenzaron a cenar.
Mientras todos hablaban, Alice estaba callada, seria, se concentraba en comer y no mirar en nadie más. 
-¿Y, Alice...- la chica alzó la mirada- cómo se conocieron tú y Paul?
La chica casi se ahoga.
-Bueno, Breana me lo presentó un día. Eso es todo. Disculpen, iré al baño- Se levantó y casi corriendo salió de ahí. Era increíble la timidez de esa chica. 
Salió al patio, pues no daba con el baño. Hacía frío esa noche, pudo ver a un pequeño canario en una jaula y sintió lástima por él, ya que no le gustaba los pájaros encerrados, siendo que tenían alas y podrían volar tan alto y tan lejos como ellos quisieran los encerraban en jaulas.
Necesitaba sus lentes pero Eleanor los había escondido por esa noche, no veía nada en la oscuridad. Siguió caminando por el pasto y al escuchar que la puerta se abría dio vuelta y vio la silueta de un hombre. Rogaba por que no fuera Paul, temía que la siguiera molestando o algo así. 
-Galleta- Era Paul. Tuvo que acercarse pues no podía verlo bien- Qué coincidencia. Pensé que después de ayer no te volvería a ver. 
-Pues no ha pasado mucho tiempo. 
-Me gustaba que fueras a los ensayos, Breana era nuestra única audiencia- rió- pero creo que no irás más ¿verdad?
-No, ya te dije que me metieron a una escuela de francés por las tardes. Mi madre quiere que me vaya a París. Dice que de grande podría ser modelo, actriz o cantante. Tal vez música. 
Paul rió a carcajadas, pero unas muy escandalosas, cosa que hizo que Alice se enojara
-¿Porqué te ríes?
-Lo siento, lo que pasa es que no creo que tengas mucha gracia como para ser alguna de esas cosas. Aunque debo reconocer que si tu trenza, sin tus lentes y con un buen vestido luces aceptable. Pero mira esa piel, se tiñe de rojo cada vez que te avergüenzas, además de que se te resecan muy fácil las manos
Alice se cubrió las manos, avergonzada. Bajo la vista y no dijo nada más.
Paul se dio cuenta de que había sido muy crítico con la chica y se disculpó.
-Lo siento. Creo que mis amigos y yo hemos sido muy fríos contigo- rió - pero bueno...- sacó un cigarrillo y lo encendió- alguien debe de darnos diversión ¿no crees? y esa eres tú.
-Eres muy chico para fumar ¿cuántos tienes? 
-Dieciséis... ¿quieres uno?- le ofreció un cigarrillo. 
-Oh, no fumo. 
-John y George vendrán más noche con otro tipo que no conoces, llamado Pete Shotton. Iremos a tocar a un bar y a beber unas cervezas. Podrías venir si quieres. Irá Breana.
-¿Me estás invitando? No creo que me dejen, mi madre no querrá. A menos que Eleanor vaya conmigo. 
-¿Quien de todas es Eleanor?
-La más grande
-¿Porqué son tantas? ¿Tus padres no tenían televisión? - Preguntó Paul.
-Oh, no lo sé. 
-¿Y tú padre?
-Murió- Paul calló de golpe- Pero no creo que tenga que decirle esto al tipo que me acarrilla a diario ¿no crees? 
Paul se sintió mal.
-¿Entonces vienes?- preguntó, insistente, para cambiar de tema.
Alice aceptó.

Y así fue como más tarde Paul le dijo a Marianne que dejara venir a Alice con él, y como ella lo predecía, tuvo que acompañarla Eleanor, quien era muy sociable y encajaba en cualquier lugar del mundo. 
Camino al bar Eleanor y Paul no dejaban de hablar y platicar. Entraron y ahí estaba John, esperando, impaciente con los otros dos.
-¡Al fin llegas, bastardo! - le decía, divertido- Hey y trajiste a alguien....- John miraba de pies a cabeza a Eleanor
-Mucho gusto- ella le sonrió y les dijo su nombre a los tres
-¡Y vino Cooky! No te esperabamos - decía George- qué agradable sorpresa. 
Breana se acercó a ella y la rodeó por los hombros.
-¿Un brindis?- alzó la cerveza- Por que hoy, nuestra pequeña galleta se emborrache por primera vez. Todos rieron y brindaron por eso.
Alice estaba asustada, se arrepintió al instante de ir. 
Eleanor no dejaba de hablar con todos y a la media noche se dispusieron a tocar en el escenario de aquel bar junto con otros tipos.
Tocaban bien, John ponía el ambiente. Alice debía admitir que le gustaba su música.
Eleanor y Breana tomaban un trago mientras platicaban, Alice, incómoda, sólo veía.
-¡Hey Alice!- le gritó Breana- Dale un trago.
-Oh, no gracias
-Por favor, sólo uno, no te hará daño un trago- Le acercó la botella y ella tuvo que sostenerla. 
Eleanor y Breana la miraban expectantes. 
Le dio un trago e hizo un gesto de desagrado, le había calado en la garganta. Breana se rió. 
-Me tengo que ir
-¿A dónde vas?- preguntó John, regresando del escenario al escuchar que Eleanor decía eso
-Oh, no lo sé, a mi casa, hace frío y tengo sueño.
-¿No te gustó como tocamos?
-Tocan excelente, chicos- sonrió-  Por favor, cuiden a Alice.
-Yo voy contigo- decía Alice, un poco desesperada
-¡Oh, No! - dijo Breana- Tú te quedas. 
-Adiós chicos- Eleanor se despidió. 
Alice no creía cómo su hermana la había dejado así, ahí. 
-Mucho gusto, Pete Shotton- se presentó
-Hola- titubeó Alice
-Me han contado de ti, dicen que eres divertida, pero me pareces muy sería- Ella se encogió de hombros.
-¡Una botella para la señorita!- grito John.

Cuando la botella estuvo en la mesa, Pete, John, Paul, George y Breana le decían a Alice que bebiera
-Pero jamás he bebido
-¡Siempre hay una primer vez! No seas mojigata y bebe- decía Breana. 
-¡Bebe! ¡Bebe! ¡Bebe!- le decían todos.
Alice torció los ojos y le dio un gran trago a la botella. Todos aplaudieron y rieron después.
-¿Contentos?- Alice carraspeó y todos reían y hacían ruido
-Ok, ahora la botella completa
-¡NO! Eso no, yo me largo - Alice se levantó pero Breana la tomó por los hombros y la sentó.
Tuvo que beber lo que restaba de la botella. Todos rieron. 

Minutos después ya se sentía mareada y le ardía el estómago 
-Breana- le decía, la chica no la escuchaba- ¡Breana!- le volvió a decir y esta volteó a verla
-Creo que quiero vomitar
La chica se echó a reír
-Pero si apenas tomaste una botella
Pero sin más palabras, Alice vomitó en el piso del bar. 
-Oh, no, Alice...- Breana le sostuvo el cabello mientras seguía vomitando- ¿Estás mejor?- le preguntó al finalizar. Ella asintió
-Creo que lo mejor será llevarte a tu casa
-¡No!- grito Alice- ¡Yo me quedo aquí! ¡Mesero, una cerveza para cada uno de mis amigos! 
-¡¿Qué?!- grito John. 
Alice estaba ebria. 
Bebió otra cerveza.
Los demás bailaban, Breana estaba con John, Paul, George y Pete con otras chicas pero Alice estaba sola y bailaba sola.
-Oh... mira lo que está haciendo- Dijo John a Breana, señalando a Alice, que estaba en la pista de baile, bailando con una cerveza en la mano
-Su madre nos matará- dijo Breana
-Saquémosla de aquí antes de que haga algo malo- opinó John
-Mejor aprovechemos- Se miraron con complicidad. 

*  * * * * * * * * * * * *
-Lo único que tienes que hacer- le decía Paul- es entrar a esa tienda y sacar una botella
-Okey- Alice asentía
-Que nadie te vea- le recomendaban
-En cuanto la tengas, sales corriendo- Le decían
-Cuidado de no romper algo. También debes robar algo de comer, chips estarían bien
Alice, aturdida, asentía.
-¡Anda!
Alice caminó hasta la tienda y entró.

Minutos después, tal vez 20 minutos, los chicos y Breana pudieron ver como salía corriendo de la tienda con la botella y papas fritas.

* * * * * * * * * * * * * *  * * * * * * * * * * * * * * * * * * * **  * * * * 

No tengo palabras para agradecerles que lean esto :'D dios, LAS AMO TANTO TANTO TANTO!
GRACIAS ! 

Uno. Yer Blues.

Se encontraba sentada en la banca de la escuela, intentando comer el emparedado que su madre le había puesto aquella mañana. Con su falda a cuadros que siempre llevaba, su abrigo color beige y sus horrorosos lentes cuadrados, el cabello rubio recogido en una trenza mal hecha y la piel sensible y blanca.
-¡Hey, torpe! ¿Dónde dejaste tu biblia hoy? - Le gritaban. Y justo cuando le iban a destrozar el emparedado por enésima vez... Despertó.

-¡Alice!- Era su madre quien gritaba desde afuera del cuarto- ¡Son las 7 de la mañana! Llegarás tarde a la escuela.
-Ya escuché, mamá- Decía molesta, pero agradecida de que la haya despertado de aquél sueño.
Con pereza se metió a duchar, para ponerse la tonta falda de cuadros, su abrigo beige y agarrar su cabello en una trenza mal hecha. Como era de a diario, no tenía ganas de ir a la escuela.

En el autobús miraba por la ventanilla el día nublado y la gente ir y venir. Se bajó y caminó con prisa dos cuadras hasta llegar a su escuela.

-¡Galleta!- Era Breana, la chica de cabello negro y labios rojos que siempre la molestaba- ¿Cómo amaneciste hoy? Veo que igual de fea - Soltó un suspiro- Ah, galleta, galleta, no se te quitará nunca. ¿Estás consciente de eso? 
-Dejame en paz. Voy tarde...
-Una lastima sería que perdieras clases ¿cierto? Mira... - la tomó por los hombros- Un amigo y yo pasaremos la mañana en un bar de por aquí. Puedes venir con nosotros si quieres. 
Alice se detuvo. Pensó en esa idea. La verdad es que Breana no era la única que la molestaba, había chicas peores y no las quería ver así que asintió.
Caminaron lejos de la escuela y se encontraron con un tipo alto, delgado y muy joven, tal vez tendría la misma edad que Alice, unos 15 o 16 años. 
-Hey George, te presento a Galleta o Cocina como la quieras llamar
-Soy Alice Cook- Alice fulminó a Breana con la mirada
-Se suponía que vendríamos nosotros solos- Dijo George, sin saludar a Alice. 
-Es más divertido con alguien más ¿no crees?
-¿Y a cuál bar iremos? - Alice estaba ansiosa, jamás había ido a un bar. 
-No iremos a ningún bar, niña - Dijo George, molesto - Llegas tarde y encima traes a alguien contigo- le decía a Breana
-¡Ay deja tu humor! - le respondió ella- Tu también traerías a un amigo tuyo
-Pero más tarde, no ahora. 
Alice estaba confundida. Se supone que irían a pasar el rato, era de las pocas veces que ella faltaba a clases. 
-Bueno, ya, vámonos entonces- Los tres caminaron, Alice no sabía a dónde.  
Caminaban en silencio hasta pasada una media hora, donde a Alice ya le dolían los pies gracias a a sus zapatos de charol. 



-Llegamos- Se detuvieron en una casa de dos pisos de donde salió otro chico apenas tocar el timbre

-¡George, Breana! - Dijo- Y....- Miró a Alice- ¿Quién es ella?- Hizo una expresión un tanto horrorizada
-Oh, una amiga, se llama Alice 
¿Desde cuándo eran amigas, se preguntaba ella? 
-Mucho gusto, Paul- Le estrechó la mano, después de que su expresión se relajara notoriamente.
-Hola- dijo Alice tímidamente.



 A donde fueron no era exactamente el lugar donde ella quería ir, era el garage de una casa vieja, olía a aceite de auto pero habían dos guitarras y una batería

-¿Tocan?- preguntó Alice, asombrada al ver los instrumentos. Los chicos se veían de lo más rockeros así que pensó que coincidían en el estilo musical.
Nadie respondió.
Breana entró a la casa que al parecer era de algún familiar de ella, salió con cuatro cervezas, la falda más arriba que antes, los labios incluso más rojos y se había quitado el suéter.
Les pasó una cerveza 
-¿Cuándo vendrá su amigo... eh... John?
Paul afinaba la guitarra 
-No ha de tardar, con eso de que su tía no lo deja en paz- Rieron. 
-Oh, no tomo gracias- decía Alice, apenada
-No seas así, anda, Cooky, toma, te relajarás un poco- Insistía Breana.
Con mano temblorosa, Alice aceptó y sostuvo la botella.
Sonó el timbre
-Debe ser John- dijo George
Breana sonrió y fue directo a la puerta. 

Alice miraba la botella indecisa si tomar o no cuando el tal John y Breana entraban al garage

-Hey, que tal hijos de puta-  Alice abrió los ojos como platos. John traía a Breana entre brazos, ella le coqueteaba a más no poder
-John...¿Dónde está peter? - Preguntaba Paul 
-Oh, se quedó dormido, seguramente y.... - Miró a Alice- ¿Quién es ella? Parece que salió de un convento 
-Se llama Alice- dijo Breana- Es la ovejita de la escuela- rió 
-Oh, cariño, no debes dejar que esta mujerzuela te hable así - Le dijo John a Alice y ella sonrió tímidamente
-¿Mujerzuela?- se expresó Breana- ¡Soy una dama, Lennon! - Y los tres chicos rieron provocando también la risa de Alice.
-Bien... comencemos....- Lennon tomó una cerveza.
Según Alice, era demasiado temprano para beber, pero suponía que todos tomaban para presumirse. 
Dejó la botella de lado y cuando nadie la veía vació una porción en  una maceta. 
Comenzaron a tocar algo que le pareció increíblemente hermoso. 
Cantaba John, George y Paul le hacían los coros... John era el más grande, se podía ver, le calculaba unos 18 o 17 años... La misma edad que Breana
-Creo que me tengo que ir - dijo Alice al terminar la canción
-Oh, ¿porqué?- preguntó Paul- Casi no has hablado, debemos conocernos 
-Déjala, tiene que ir a rezar - decía John. Alice se sonrojó. 
-Hasta luego Alice- dijo George.

Breana la acompañó a la puerta
-Te daba la oportunidad de conocer gente y te vas- se rió- pero bueno, hasta luego, Cooky
-Adiós, Breana- Alice se dió la vuelta para salir cuando sintió que la jalaban de la mochila y calló al suelo
-¡Hey!- se quejó, Breana reía
-Lo siento, en verdad- no paraba de reír- ¿Pero...- mostró la mochila- ...ésto?- reía - no había visto tu bolsa. Es de lo más antiguo que he visto en mi vida
-Es de mi abuela
-Eso lo explica- Alice se levantó del suelo y se sacudió la falda
-¿Puedes darme mis cosas por favor?
-Espera...- Abrió la mochila y empezó a hurgar- Libros, libros ... Más libros... Comida- su mirada de iluminó y sacó un sándwich y se lo quedó - Nos vemos, galleta. 
Alice salió de la casa sin su comida y de mal humor. 
Otro día más que la molestaban.
Habían pasado ya dos horas desde que salió de su casa. El sol empezaba a ganar territorio. 

Llegó a su casa sabiendo que ni su madre ni sus hermanas estarían. Se encerró en su cuarto, puso el tocadiscos y escuchó música hasta perderse. 

Tomó su guitarra y empezó a rasguear. Se miró al espejo. Odiaba su piel, era tan tan sensible que siempre se tornaba roja, o le daban brotes de ronchitas en la cara. Se sentía fea. Esa era la palabra. Deseaba ser como Breana o como algunas de sus hermanas. Era rubia, quería teñirse el cabello y ... oh... mientras se miraba al espejo apareció la imagen de George... Y luego la de Paul... Y luego la de John... 
No eran mala gente después de todo, incluso Breana, era lo más cercano a una amiga. Sí, así como se escribe, era la que menos la molestaba, tal vez le quitaba los almuerzos y se burlaba de ella pero... le hablaba. 
Se encogió de hombros, pensando en la posibilidad de hacer alguna amistad. 

Pero esos pensamientos se esfumaron al día siguiente. 

A la salida de la escuela, Breana, George, John y Paul convencieron a Alice de ir a un parque cerca de ahí. 
Al llegar comenzaron a preguntarle cosas a cerca de ella y de un momento a otro, entre los tres chicos y Breana se lanzaban la mochila de Alice y corrían de ella
-¡Por favor, dénmela ya!- les gritaba Alice, detrás de ellos
-¡Hey Paul!- Le gritó John- ¡Atrapala! - Y así fue, todos reían menos Alice, quien estaba al borde de las lágrimas de vergüenza y coraje
Alice llegó a dónde Paul y por fin pudo tomar su mochila pero éste no la soltaba
-¡ Dámela! 
-¡No se la des!- le decía George. Alice jaló de la mochila y calló al suelo. 
Todos comenzaron a reírse a carcajadas, alejándose lentamente de ella, riendo y bromeando  mientras Alice juntaba sus cosas del suelo.