miércoles, 28 de agosto de 2013

Treinta y cuatro :D

NOTA: Antes que nada, ya sé, o al menos mi falta de cultura supone que en 1964 no había contestadoras ¡YA LO SÉ! e.e Ya, horasí, leanse muchachas :3

* * * * * * * *

-Paul, ojalá puedas escuchar esto a tiempo, sé que llegas hoy a casa y espero de verdad que puedas tomar el avión mañana...- Suspiró- ... Te amo- Y colgó. Dejando el mensaje en casa de ambos.
Esa semana que Alice había vuelto a París había sido para visitar viejos y nuevos amigos y por que al día siguiente era la premier de su película. Había invitado a todos pero nadie podía, ni siquiera Breana. Paul, obviamente, iba a ir, iba a ser todos sus esfuerzos por asistir ya que estaban en gira de nuevo.

Esa semana la había pasado de lo más melancólica posible. No había recibido ninguna llamada de Paul, esperaba de verdad que pudiera estar con ella al día siguiente. Y para colmo el clima típico de París no ayudaba.
Siempre lloviendo o nublado. 
El aburrido departamento y los amigos que no logró ver gracias a su trabajo.
Todo en su vida era más triste sin Paul a su lado. 
Media hora había pasado, ahora eran las 8 de la noche, se supone que Paul tendría que estar en casa a esa hora... Tal vez ya estuviera de camino a Francia. ¿Y si no?
Tomó el teléfono y marcó otra vez.

-Paul...- rió nerviosamente- Este es el ...  Perdí la cuenta, tal vez sexto mensaje que te dejo. Lo siento, por favor llámame. ¿Vendrás? Habrá una cena después de la premier. Ya sabes. Por cierto, ¿cómo está Martha?... Te amo- Colgó lentamente, esperanzada en que de pronto la voz de Paul apareciera pero no.

Decidió hacer algo para relajarse lo más pronto posible, así que llenó la tina y la llenó de burbujas para meterse. Fue quedándose dormida mientras su cuerpo se relajaba, pero lentamente fue cayendo al agua, provocando que se despertara un tanto alarmada. Extrañaba a Paul. 
Se talló el cabello y después de una ducha en la regadera se fue a dormir. 
El clima no ayudaba. Su vida era angustiante sin él.
Y como por arte de magia se quedó dormida.

Pero al día siguiente Paul no había llamado y mucho menos llegado a Francia.
A las 3 de la tarde, Alice, con el estrés hasta el cuello, estaba sentada en el sillón del departamento con el periódico del día en la mano, a un lado del teléfono. Por suerte el día era soleado, por fin, y Alice era de esas personas a las que el clima influenciaba en su estado de ánimo y ver un poco de sol y cielo azul la animaban demasiado.
Sonó el teléfono.
-¿Paul eres tú?- dijo acelerada apenas contestó.
-Alice, soy Joe...
-Oh, hola Joe...- suspiró, decepcionada- 
-¿Esperabas una llamada? 
-Desde hace días...
-¿De Paul?
Alice rió
-Sí, de él.
-Lo siento... Alice, bueno, sólo llamaba para pedirte que no se te olvidara el dinero. ¿Ya estás lista?
-Sí, no se me olvidará y no, aún no lo estoy. 
-Pues ya mero es hora, querida, alístate ya.
-Claro...- suspiró.
-Hey, ánimo, verás que el guapísimo de Paul vendrá.
Alice sonrió.
-Eso espero.
-Hasta luego, Alice.
-Adiós Joe.

Colgó. Joe era uno de sus mejores amigos ahí en Francia, lo conocía desde que estudiaba actuación era de los que más la habían apoyado cuando tuvo problemas legales. Él también había actuado en esa película. Lo único malo es que era un adicto y le había pedido dinero a Alice para comprar drogas. Alice no sabía la razón, ya que a él le iba muy bien económicamente.

Esa noche, Alice iba preciosa. Lucía un vestido rojo, ceñido al cuerpo y largo, llegándole hasta los talones, con unos zapatos altos, su cabello rubio tan resplandeciente y largo con sus labios rojos que combinaban con el vestido y contrastaban con su piel blanca.
Eran las 9 de la noche y ella subía a el auto que habían mandando para ella... Sin Paul.
Tenía un nudo en la garganta.
Llegó, fingiendo una sonrisa y abrazó a Joe. Pasaron por la prensa y ésto le recordó el día del estreno de A Hard Day's Night y lo guapos que lucían los cuatro chicos.
-Alégrate- le susurró Joe a Alice y ésta sonrió, intentando animarse aquella noche.
Entraron a ver la película, era una comedia romántica, así que Alice pudo reírse un poco, incluso de ella misma.
Miró el reloj de mano de su amigo, daban las 11 cuando salían de ahí, directo al salón donde tendrían la cena, algo muy privado.

-Hoy luces hermosa, Alice- le dijo Jerome, otro viejo amigo
-Gracias- contestó ésta, con una copa de champagne francés en la mano. 
-Ven, déjame presentarte a mi esposa e hijas...- Se acercaron a una joven y dos pequeñas
-Corazón, ella es Alice, Alice ella es mi esposa Marie y ellas mis hijas; Zoe y Bridget. 
-Mucho gusto- Alice estrechó la mano con Marie- Hola pequeñas- se inclinó para besar sus mejillas.
-Jerome me ha contado demasiado de ti- dijo Marie- Y es horrible por lo que pasaste ¿no?
-Oh, claro. Pero todo se solucionó ya.
-¿Puedo conocer a Paul?- preguntó Zoe, la más pequeña de 12 años.
Alice sonrió.
-Él no vendrá hoy.
-Eso no se dice, Zoe- le dijo su padre.

A lo lejos, Joe la llamaba.
-Si me disculpan...- Alice se retiro y fue a con Joe y otra amiga suya y comenzaron a platicar.
Se suponía que esa iba a ser una de las noches más especiales de su vida, pero le faltaba algo y ese algo era Paul.
Ella se había propuesto pasarla bien, pero no podía simplemente. Y eso era raro. La hacía cuestionarse, pues ella jamás había dependido o querido demasiado de un hombre.

Ya no tenía ganas de estar ahí.
Los ánimos que tuvo desde que subió al avión a París desaparecieron. Ahora sólo quería estar en Londres, en casa, en brazos de Paul.

Dieron la 1 de la mañana. No quería más estar ahí y se despidió de todos, pero Joe la acompañó hasta la puerta para darse cuenta de que una tormenta había llegado a la ciudad, nada raro.
-¿Segura que no quieres que te lleve?
-No. Tomaré un taxi en la esquina.
-Alice, pero enfermarás.
-No, estoy bien...
-Ten, toma mi saco- se lo quitó y lo puso sobre sus hombros
-Gracias, Joe- Alice lo abrazó y besó su mejilla. 
Salió de ahí y caminó bajo la lluvia hacia la esquina donde tomaría un taxi, pero al instante su vestido quedó empapado igual que su cabello. Aquello era tan humillante. 
El rimel se corrió cuando las lágrimas comenzaron a escurrir.
Llegó a la esquina y la calle estaba sola, no pasaría ni un taxi a esa hora ¿a quién engañaba? tenía ganas de tirarse al suelo y llorar.
¿Dónde había quedado su carácter de mujer fuerte? Lo había perdido. Si tan sólo no se hubiera enamorado.
Ahora necesitaba a Paul como si necesitara del agua. 
¿Dónde estaba? 
¿Qué hacía?
¿Estaba con alguien más?
¿Le había pasado algo malo?
Oh, y ella mojándose en  medio de la calle, caminando a su departamento, rogando que un taxi apareciera.
Tal vez estaba exagerando, pensó, Paul estaría en su departamento cuando llegaran y harían el amor en la habitación cálida y después se dormiría en sus brazos y podría oler aquel perfume que tanto la embriagaba.
Pero, mierda, faltaba tanto para llegar y hacer realidad su visión.
Lloraba, por mientras. No quería hacerlo, era una Cook y las Cook son fuertes. 

Sus pensamientos la dejaron en paz, ahora no pensaba en nada, tarareaba una canción para levantarse el ánimo, sólo se escuchaba la lluvia que ya había penetrado todas sus ropas.
NO SEAAAN! AAAAAH LAAA AMOOO
ES JODIDAMENTE HERMOSA! ¡PERFECTA!
Y de pronto unos pasos de alguien detrás de ella... Se asustó. Volteó y entre la lluvia pudo ver a un hombre caminar a unos 10 metros detrás de ella. ¿De dónde había salido?
Como fuera, ya faltaban tan solo dos cuadras para llegar a su departamento. 
Pero los pasos se acercaron más y ella caminó más aprisa, con miedo.
-Oye...- Le hablaron, no volteó. Tuvo que correr y corrieron detrás de ella- ¡Hey!- le gritaban. Tropezó y el hombre la había alcanzado.
-¿Estás bien?- preguntó un hombre, brindándole la mano para levantarse
Pero Alice lo evitó y se levantó por sí sola.
-¿Qué quieres?- preguntó, aterrada.
-Nada...- El hombre se acercó a ella y la tomó de la cintura, ésta gritó- Pero me pareció que alguien tan hermosa como tú no debería de caminar por las calles a esta hora con esta lluvia.
Su francés era fluido y vulgar. 
-Suéltame- Alice se soltó y corrió pero era tarde, el tipo de pronto se encontraba forzándola en un callejón.
Alice quería gritar pero le cubría la boca, pataleaba y protestaba pero era inútil, el tipo, asqueroso por cierto, la besaba y ella lloraba. Pudo darle un golpe en la entre pierna y escaparse de ahí, corriendo.
Corriendo demasiado hasta llegar al edificio donde se encontraba su departamento.
Subió las escaleras con prisa y llegó hasta su departamento. Cerró la puerta, llorando.
Había sido el peor día de su vida.
Se quitó el saco de Joe y, llorando, se sentó en el sillón, temblando de miedo y de frío.
No estaba Paul esperándola en la sala como ella lo había soñado. 
Cuando estuvo un poco más calmada se decidió a tomar una ducha y dormir, pero antes, se acercó al teléfono y escuchó el mensaje de la contestadora.
-Alice... Es demasiado tarde. Son las 8 de la noche a apenas voy al aeropuerto, sé que cuando escuches esto será muy tarde. Llegaré ahí a las 12... Te amo.
Eran las 2 de la madrugada. Alice sonrió, con dolor.
Quitó su vestido y se bañó, sintiéndose mal por lo que había pasado con aquél hombre.
Sonó el timbre. Alice se exaltó. Cerró la llave del agua y se envolvió en la bata.
Se asomó por la ventana.
No tenía ganas de abrir. Quería que se quedara afuera toda la noche, mojándose como ella. 
Pero iba camino a la puerta y no hizo más que abrirla.
Ahí estaba, con un ramo de rosas totalmente arruinado y él un tanto mojado. 
-¿Puedo pasar?- preguntó. 
Alice asintió.
-Son para ti- dijo Paul, dándole el ramo... Alice no las tomó. 
-Estaré dandome un baño, ya sabes dónde esta mi habitación
-No, no lo sé.
-Pues búscala.
Alice se dio la ducha y al salir y entrar a la habitación, Paul veía televisión acostado en la cama, mientras ella se ponía algo cómodo para dormir y luego cepillaba su cabello. 
-Alice... Lo siento- Dijo Paul
-Creí que jamás lo dirías- dijo Alice, poniéndose crema en la cama
-Llegué a Londres a las 7 de la tarde, Brian no me dejaba venir y ...
-¿No pudiste llamarme? ¿Escuchaste los 10 malditos mensajes que te dejé?
-Sí.
-Y no llamaste. Qué patético. Ha sido la peor noche de mi vida. 
-Perdóname yo... 
-Caminé una maldita hora bajo la lluvia y un hombre me acosó en un callejón
-¿¿QUÉ?!
-Pensaba que sería la noche más especial de este mes, pero no. Llegas y ni siquiera un abrazo me das. Una semana sin saber de ti. He estado tan sola. Quería que hoy estuvieras aquí, conmigo, apoyándome como yo a ti. 
Paul se incorporó y fue hacia ella, abrazándola por la espalda, pues estaba sentada a la orilla de la cama
-Fui a buscarte al salón y tu amigo ¿Joe? me dijo que te habías ido y se atrevió a reclamarme el dejarte sola 
-Pues tiene razón.
-¡Alice perdóname! Sé que soy un idiota. Perdón.
-Paul, sólo quiero dormir...- Alice abrió las cobijas y se recostó. 
Él apagó la televisión y se acostó a su lado, la abrazó. Después de todo, era lo que ella quería; estar con él al fin.

sábado, 24 de agosto de 2013

Treinta y tres y medio e.e

-¿Y esto? ¿También nos llevaremos ésto? 
-No, eso no, Paul. No creo que quieras tener mis cuadros en tu casa.
-¿Y por qué no?
-Por que en la tuya ya tienes suficientes.
-Alice, tienes demasiada ropa- dijo Paul, sentándose en la cama, viendo una blusa.
-A veces no encuentro que ponerme
Paul rió.
-¿Y esto?- Paul hojeó un álbum de fotos- ¡Wow! Mira esto ¿éste es John?- señaló a un chico Teddy Boy y rió- diablos sí es John.
Habían cuatro cajas y dos maletas esperando en la sala.
-Listo- Alice cerró la tercer maleta- Sólo falta bajar esto y ya.
-Dame la maleta, es la más pesada- Paul le ayudó y poco a poco fueron subiendo las cosas al carro, aunque fueran amontonadas, ya no quería regresar.
-En realidad, te mudas en el día indicado- decía Paul, conduciendo
- ¿Ah sí? ¿Por qué?
-Hoy iba a pintar la planta baja de mi casa.
-Pero tu casa está enorme... 
-No seas floja, Alice, entre los dos acabaremos más rápido.
-Bien.
Y llegaron y bajaron las cosas y las pusieron en la enorme habitación de Paul que ahora también era de ella.
Y minutos después, comenzaron a pintar, las paredes ya estaban despejadas y listas para ser pintadas, así que todo fue más fácil y más rápido con un poco de música y un par de cervezas.

Muchas horas más tarde, tal vez a las 7 de la noche ya habían terminado. La casa olía a pintura, y la pintura era color amarillo pastel.
-Tengo hambre- dijo Paul, secándose unas gotas de sudor que escurrían de su frente
-Yo también- respondió Alice, soltando la brocha y tocándose la espalda- Y estoy cansada.
Ambos miraban su obra y esfuerzo, dejándose caer en un sillón cerca de ahí. 
-Ups, te pinté- Paul rayó la cara de la chica con pintura.
-Maldito. No caeré en provocaciones. Paul...- Alice se levantó del sillón- ¿Te molesta si tomo una ducha? ¿Puedo hacerlo?
-Alice, esta es tu casa ahora, puedes hacer lo que quieras.
-Me tardaré en acostumbrar...

Ambos tomaron una ducha y cuando estuvieron limpios se recostaron en la cama.
-Estoy demasiado cansada- dijo Alice, entre los brazos de Paul.
-Yo también. Iré a preparar de cenar
-¿Tú sabes cocinar?
-Obviamente. 
-Yo te ayudo.

El día había sido perfecto, habían preparado la cena entre los dos y después de cenar se fueron a dormir. Era el primer día de Alice en esa casa. Había aceptado ir a vivir con Paul.
Cuando despertaron ambos gracias a una alarma que tenía Paul, fue agradable para ambos verse. Fue algo nuevo, como en las películas; fue despertar y verse el uno al otro a su lado.
Estaban enamorados, ese mes que habían estado separados en verdad que se les había hecho largo, pero ahora no tenían tiempo que perder. 

viernes, 23 de agosto de 2013

Treinta y tres.

Inerte, sentada en el escalón frente de su ventana, en un departamento en el sexto piso de un lujoso edificio, veía la lluvia golpear el cristal, provocando que la vista hacia la Torre Eiffel se tornara borrosa, pero no imposible.
Lentamente sorbió tomó otro trago de café parisino, pensando en su vida. 
Ahí era donde siempre quiso estar, filmando una película en parís. Sabía que no era la gran cosa, pero el papel era bueno.
Miró el reloj. En una hora, Luc Lemoine llegaría a su rentado departamento para hablar acerca de la película, así que se levantó y dejando la cuarta taza de café vacía sobre la mesa de la cocina, se dirigió a ducharse.

El teléfono sonó apenas se envolvía en la toalla, 20 minutos después, así que casi corriendo salió del cuarto de baño, respirando el aire frío de la habitación y provocando que el vapor se esfumara en el acto. 
El rubio cabello le escurría y sus hombros se congelaron apenas salió de ahí.
-Oui...- Preguntó agitada
-¿Alice?- Era su hermana.
-¿Eleanor?
La linea se escuchaba horrible.
-¿Eleanor?
Como si se estuviera cortando.
-¿Me oyes?- preguntó su hermana. Alice se cubrió la oreja izquierda- Hay una tormenta terrible en Londres, por eso falla la linea.
-¿Qué?- Alice no había entendido nada. 
Pero del otro lado del teléfono, Eleanor se las arreglaba moviendo cables, al fin se escuchó mejor.
-Listo.
-Eleanor... ¿qué pasa?
-Hermana... Sólo quería decirte algo. Yo .... -suspiró- yo estoy embarazada. Estoy embarazada.
Alice se sorprendió. 
¿Cómo debía reaccionar? ¿Eso era bueno o malo? Su hermana no quería tener hijos en mucho tiempo así que no supo cómo reaccionar ante la noticia.
-Eso...- dijo, pensando en las palabras- Eso es fantástico.
-¡Sí!- dijo Eleanor más animada- Es increíble. Es hermoso. He ido con el doctor, tengo poco más de tres semanas.
-¡¿Qué?! 
-¡Es fantástico, hermana! Estoy tan feliz. John lo está también.
-Me alegro demasiado por ti.
-Es simplemente indescriptible. 
-¿Cómo supo John?
-Le hablé por teléfono, lo tomó increíble, se alegró. 
-¿Dónde están ahora? ¿Tienes algún número? Extraño a todos.
-Hoy llegan a Cleveland. No tengo ningún número nuevo.
-Han sido dos semanas, ya me quiero ir de aquí.
-Tranquila, dos semanas más y ya.
Alice miró el reloj de pared.
-Mierda. Hermana, debo irme- colgó. 
Se vistió, secó y cepilló su cabello, se pintó un poco y estuvo lista. 10 minutos después, Luc llegó a su departamento.


* * * * * * * * * * * * *
Pero del otro lado del mundo, The Beatles estaban teniendo una fiesta organizada por una familia millonaria. 
Ya era demasiado tarde, cuando los cuatro se encontraban demasiado ebrios, se habían atrevido a acostarse con cualquier chica que se dejara pero la fiesta terminó, cuando a George se le ocurrió subir con una chica al cuarto donde dormía los Señores de la casa.
Y obviamente los descubrieron,
La fiesta fue una tragedia, a George lo descubrían así y los otros tres Beatles se echaron a reír, Brian se enojó con los cuatro y tuvo que pagarle una enorme, enorme, cantidad de dinero a la familia para que no revelaran nada a nadie.

-¡Es increíble que no puedan controlarse!- les gritó Brian- ¡Son tan increíblemente tontos!
Los cuatro estaban sentados en distintas partes de la habitación del hotel, escuchando su regaño.
-No sé cómo pude dejar que Alice se fuera. Sin ella no son nada.  No se controlan.
-¡Cállate!- dijo Paul- Tú bien nos puedes cuidar como lo hace ella, pero no mueves ni un dedo como ella lo hace.
-O bien, pueden controlarse ustedes solos como los adultos que son. Mañana no salen de esta habitación y cuando volvamos a Londres no saldrán del estudio.
-Eso es lo que siempre hacemos- dijo John- y estoy harto.
Brian salió azotando la puerta.
Los cuatro se habían quedado en silencio, sin decir nada.
-Y bien...- dijo Ringo- ¿Cómo estuvo, George?
Los cuatro comenzaron a reír escandalosamente. 
-Excelente...- dijo él.

* * * * * * * * * * 
Eleanor estaba en casa de John, bueno, ahora su casa. Se sentía demasiado sola. Iba a ser un mes de gira y un mes de que su hermana no estuviera, a veces le daba miedo quedarse sola por las noches, más porque la casa estaba lejos de la ciudad.
Así que ese día, una semana después de la loca fiesta de The Beatles y una semana antes de que volvieran y que también volviera Alice, invitó a Breana y a Amy a pasar el día con ella.
-Qué bueno que llegan- dijo Eleanor, cerrando la puerta detrás de ellas- No soportaba un minuto más sola.
-Cuando John esté de gira deberías de acompañarlo- dijo Breana
-¡Breana! Ya no puede, está embarazada
-Oh... Cierto- Amy la golpeó en la frente
-¡Oye! Hey, diablos Eleanor, hiciste té sólo para nosotras- dijo Breana, mirando tres tazas y una tetera en la mesa, junto con galletas.
-¿Cómo llamarás al bebé?- preguntó Amy
-Oh, si es niño yo pensaba ponerle James, y si es niña Sylvia. 
-¿Sylvia? - dijo Breana- No me gusta ese nombre. No creo que a John le guste. Incluso no le gustará a la niña.
Eleanor rió.
-Tienes razón. De hecho ninguno de los nombres me gustan. No sé qué hacer.
-Estás triste por que tus hormonas están como locas- dijo Breana- lo leí en un libro. 
-No quiero ver a John. Siento que... Esto arruinará la relación
-Oh no- Amy se sentó a su lado para abrazarla- No digas eso- Eleanor comenzó a llorar- John estará feliz, un bebé es una bendición.
-Todos dicen eso- dijo Breana- Es la tonta idea que te meten en la cabeza desde pequeña para que aceptes la realidad cuando llegué la hora de menstruar. Tu madre te dice que desde entonces eres una mujer y esperas hasta poder tener un bebé y tener una "familia" donde todos los días limpias pañales y tu figura no vuelve a ser la misma, tu marido llega cansado del trabajo y lo unico que haces cuando los niños crecen es darle quejas y fastidiarlo. Obviamente el sexo ya no es bueno, así que te engaña, incluso tú a él. Y tu vida se vuelve una rutina miserable. 
Eleanor y Amy la miraban, perplejas, mientras Breana miraba los artefactos caros que decoraban la casa de los Lennon.
-¿Estás drogada, acaso?- preguntó Amy.
-No, esa es mi forma de ver las cosas. Es un desperdicio de vida el casarse. 
-Pecadora.
-Ojalá Alice estuviera aquí. Ella apoya esto.
Sonó el teléfono y Breana lo levantó enseguida.
-¿Sí?
-Breana
-Hey, Alice, justo hablaba de ti.
-Estoy en el aeropuerto. ¿Pueden venir por mí?
-¿Qué? ¿Ya regresaste?
-Sí. Las grabaciones terminaron antes.

* * * * * * * * * *
Así que cuando The Beatles regresaron a Londres, era para tener una semana y media de descaso y después seguir con la gira.
Paul y Alice habían hecho un trato; Cuando Alice regresara de París y Paul de la gira, Alice le diría qué había decidido, si irse a vivir con él o no,
Así que cuando se vieron, en el aeropuerto y se besaron, la prensa tomó miles de fotos, incomodándolos un poco.
John y Eleanor se dieron un profundo abrazo, contentos de verse después de un mes, después, partieron a su casa, entrando besándose, parar de sonreír, se recostaron en el sillón.
-Oh, John, te extrañé demasiado- le dijo Eleanor.
-Yo a ti- Se incorporaron. 
-Me sentía tan sola.
-No tenías por que- dijo John, tocando su vientre.

* * * * * * * *
-¿Y  bien? ¿Qué decidiste?- Preguntó Paul, llegando a casa de Alice. 
La chica había evitado ese tema todo el camino a su casa, pero ya no podía evadirlo más.
-Aún no lo sé.
-Alice...
-Escucha. Sé que podría funcionar pero me sentiría... 
-¿Qué?
-Demasiado...
-¿Qué?
-Comprometida, Paul. 
-¿Te sentirías comprometida si vivieras conmigo?
Alice asintió insegura y Paul rio.
********************************************************

Capítulo mierda, pero quería subir algo. Perdón si las dormí.

lunes, 19 de agosto de 2013

Treinta y dos. Último capítulo.

NOTA: Lean hasta el final, que hay explicaciones e.e

En el camino, Alice miraba por la ventana del tren, estaba nerviosa de visitar Liverpool, tendría que ir a la tumba de su madre y sus hermanas. Había estado recordando y entonces se había puesto melancólica. Por suerte, compartía el vagón con Mike y otros 2 desconocidos, así que no había mucho de qué hablar.
Al llegar y salir de la estación de trenes de Liverpool, el clima era tal y como Alice lo recordaba: El día nublado, el viento frío y la gente caminando de un lado para otro.
-Oh, extrañaba tanto este lugar- dijo Paul.

Llegaron a la casa de Jim, tan acogedora como Alice podía recordarla.
-Sr. McCartney gracias por invitarme- dijo Alice- pero creo que... Yo buscaré un hotel
Jim se echó a reír mientras Paul miraba a Alice burlonamente y entraba con las maletas
-Ya te dije que no me digas así, dime Jim. Y por favor, no digas tonterías, esta es tu casa...
Alice sonrió.
-Pues espero no causar molestias.
-Claro que no...
Todos se sentaron en la sala, cansados por el viaje.
-Creo que iré a darme una ducha- dijo Paul. 
-Muéstrale dónde será su habitación a Alice, hijo. Mike está de visita, así que sólo queda una habitación para Alice. Tú, Paul, tendrás que dormir en el sillón.
-¡Papá! Podría compartir la habitación con Alice... ¿verdad, cariño?- la abrazó por detrás.
Alice enrojeció del coraje.
Todos esperaban una respuesta
-Sí, claro no habrá problema- Alice fingió su voz dulce y una sonrisa- ¿Paul puedes mostrarme la habitación?
-Oh claro...
Ambos subieron con sus maletas. Alice azotó la puerta de nuevo.
-No sabes cuánto te odio- le dijo.
Paul rió.
-No sé si ducharme o tomar una siesta ¿tú qué opinas?
-Me vale un carajo lo que hagas con tu vida- Alice dejó la maleta cerca de la cama y se sentó en ésta
-No seas así, Alice...- Paul la abrazó y Alice simplemente se paralizo. 
-Iré a ayudarle a tu padre a preparar la cena- dijo Alice, quitándose a Paul de encima.

Llegó la hora de la cena y todos comían muy callados.
-¿Alice...  Irás al panteón?- preguntó Mike.
-Oh, sí, iré mañana- respondió, después de tomar agua.
-No sabes cuánto extrañamos a tu madre todos aquí. Las vecinas simplemente no se resignan y riegan las plantas de tu jardín- comentó Mike.
Se le hizo un nudo en la garganta a Alice. No dijo nada, siguió comiendo. 

Alice hizo que Paul se durmiera en el suelo esa noche.
Al día siguiente, se duchó, y poniéndose su gabardina color café, salió directo al panteón, donde al llegar, sentiría que sus ojos que cristalizaban, había comprado tres ramos de flores y los había dejado en cada una de las tres tumbas. Intentaba no llorar. Pero fue inevitable. No pudo contener más las lágrimas y se puso a llorar, recargada en la lápida de su hermana Chelsey.

Minutos después, sintió que alguien la tomaba por los hombros. 
-Paul...- intentaba secar sus lágrimas- ¿Qué haces aquí?
Paul la abrazó y ella pudo seguir llorando ahora en brazos de Paul.

-Eran grandiosas personas- decía Alice- No merecían morir. 
-Lo sé...- Paul acariciaba su cabello y besaba su cabeza. 
Había dejado de llorar, ahora ambos estaban sentados en el pasto, abrazándose.
-No te deprimas- dijo Paul- Hagamos algo para que dejes de pensar en cosas tristes.
-¿Como qué?
-Vamos al teatro. Tú amas el teatro- Alice sonrió. Se levantaron, se sacudieron las ropas y subieron al auto que traía Paul, que era el de Jim, para ir a ver cualquier obra de teatro.

Y el plan de Paul funcionó; era una comedia y ambos se la habían pasado riendo. 
Cuando salieron el sol se estaba poniendo. 
-Gracias- dijo Alice
-No agradezcas. ¡Ya sé a dónde podemos ir ahora! 

Fueron a The Cavern.
-Oh, dios. Este lugar- decía Alice, sentándose en una mesa- No ha cambiado nada. 
Pero la tranquilidad no duró demasiado cuando Paul tuvo que firmar por lo menos 10 autógrafos y tomarse 15 fotos. Alice reía, pero se estaba desesperando.
-Listo- dijo Paul, cuando todas las fans se fueron.
-De igual forma nos espían- dijo Alice, tomando tequila. 
-Sí. No quiero ir a otro lugar, pero creo que tendremos que hacerlo.
-Vamos a casa.
-Me harás dormir en el suelo otra vez.
-Hoy fuiste demasiado bueno conmigo... Creo que hoy puedes dormir en la cama- Paul rió.
-Y es mi propia casa- Ahora Alice rió con él- Bien, si ya te quieres ir...- Paul se levantó y Alice sonrió.

Al llegar se encontraron con Jim viendo televisión.
-¿Dónde está Mike?- preguntó Paul
-Ha salido con sus amigos.
-Buenas noches, Jim- dijo Alice, subiendo las escaleras.
-Hasta mañana, hija...
Paul se sentó en la sala con su padre... Horas después.... Éste se quedó dormido. Paul revoleó los ojos y bostezó, ya tenía sueño, así que se levantó y subió al cuarto donde pudo ver a Alice dormida. Se quitó la chamarra y se recostó sin destender su lado de la cama. Miraba al techo y escuchaba las lentas respiraciones de la mujer de sus sueños. 
Si tan sólo ella pudiera comprender cuánto la amaba. 
La vio. Ella estaba mirando el techo también. 
Se veía tan linda cuando dormía, pensó Paul. Se atrevió a acariciar su suave rostro con su dedo índice. Se quedó en silencio unos momentos y se atrevió a pasar sus dedos por todo su cuello. Alice no se inmutaba. Paul sonrió. Besó sus mejillas y Alice se movió un poco. 
Lo tenía loco. Paul estaba loco y por ella. Al grado de comenzar a desabrochar los botones de su pijama lentamente y acariciar sus senos
Alice despertó y se asustó.
-¿Paul, qué haces?
-Lo siento... 
-Paul.
-Lo siento. Te veías tan hermosa. 
Alice sonrió, pero no abrochó su pijama, cosa que le pareció extraña a Paul. 
-Te extraño, Alice- dijo Paul, temiendo una respuesta negativa de ésta.
Pero Alice sólo sonrió y se dispuso a besarlo. Paul se sorprendió demasiado y cuando Alice decidió parar, le dio la espalda y se dispuso a dormir.
-Alice...- Paul se acercó demasiado a ella, por la espalda, susurrándole al oído... Besó su hombro. 
Pero ella no hacía más que dejarse llevar. 
-Alice...- Paul, notoriamente, deseaba tener algo y atrevidamente metió su mano izquierda en el pantalón de la chica y acarició su femidad. 
Ella comenzó a agitarse, pero no mostraba ninguna negación y Paul pudo seguir con aquello, para después comenzar a besarla con desenfreno.  
Ambos estaban totalmente excitados a esas alturas, ya no pensaban lo que hacían, Alice le quitó la playera y besó su cuello. Paul cerró los ojos y removió la pijama de Alice. 
-Espera- dijo Alice, entre respiraciones agitadas, mientras Paul removía su ropa interior.
-¿Qué pasa?
-Tu padre... Nos va a escuchar.
-Al carajo...
Paul no le dejaba ni siquiera hablar, posó sus manos sobre la cadera de la chica, ambos hincados, y mientras la besaba, lentamente las fue bajando y con ésto, removiendo el pantalón de Alice. 
No querían esperar más, removieron lo que faltaba de ropa y Paul la tumbó en la cama, separando sus piernas
-¡No!- gritó Alice- ¡No Paul!- cerró sus piernas
-¿Ahora qué?
-Tu padre .... duerme en el cuarto de ... abajo- Paul besaba su cuello con locura, Alice apenas podía hablar.
-No escuchará nada
-La puerta no tiene seguro
-Alice, relájate... 
-¡Espera!- Paul paró de besarla después de aquella orden. Alice se levantó y cerró la puerta con seguro, regresó a la cama y aún con miedo, ahora sí, comenzaron a hacerlo lentamente. 
Pero minutos después ya no les importaba nada, ni si quiera les importaba el ruido que hacía la cama, ni los gemidos, llegaba ese furtivo momento que tanto les encantaba, primero para Paul, segundos después para Alice. 
Cuando estuvieron más relajados, se dedicaron a fumar cigarros, Paul recostado en el pecho de Alice.
-Me siento tan mal- dijo ella.
-¿Por?
-Lo hicimos en la casa de tu padre. Se dará cuenta
-Cuando mi padre se duerme no despierta hasta el día siguiente y mi hermano no llegará hasta mañana. Oye...- Alice acariciaba su cabello- ¿hemos vuelto?
Alice soltó una risita. Paul la miró y se incorporó para quedar a su altura. 
-Lo pensaré- dijo Alice y Paul rió. 
Y pasó otra noche en vela, no paraban de platicar y platicar como si no hubiera un día siguiente.
Terminaron de conocerse. Paul la hacía reír y ambos no terminaban de platicar y contarse cosas.
Comenzó a llover y cuando menos se dieron cuenta, el día comenzaba a llegar y la caja de cigarros se había terminado ya.
Alice se recargó en la ventana, que por suerte daba al patio trasero. Paul la miraba. 
-¿Hace frío, no crees?- dijo Paul- No te recargues ahí, te enfermarás. 
-Tengo hambre.
-Yo también. 
-Ven a vivir conmigo. 
-¿Qué? ¿Acaso John te contagió de sus ideas locas?- Paul rió.
Paul at Brian’s office in Liverpool, May 1964. Scanned from 16 Magazine, June 1965.-Hablo enserio, Alice. No puedo estar un minuto sin ti
Alice sonrió.
-Eso se piensa, Paul. No soy como mi hermana. 
-Sería perfecto; tú y yo en una casa... Solos todo el tiempo- Paul le guiñó el ojos y Alice rió- Además, queda cerca de la universidad.
Alice hizo una mueca
-¿Qué? ¿Qué pasa?
-Paul... No estoy muy segura de ir a la universidad.
-¿Porqué?
-No quiero dejar mi trabajo, no quiero dejar de estar con ustedes todo el tiempo
-No te detengas por el trabajo, mucho menos por mí ni por nadie.
-Pero...
-Alice...
-Ya estudié demasiada actuación en Francia.
-Pero unos años más no estarían mal.
-Paul... No entraré.
-Alice, te preparaste y te aceptaron en esa prestigiosa y cara universidad.
-La verdad es...- Alice suspiró- Un amigo me habló de Francia, harán una película y ...
Paul se sorprendió.
-¡¿Te invitaron?!
Alice asintió.
-Pero no iré.
-¿Porqué?
-No pisaré Francia otra vez, Paul. No volveré ahí.
-Lo hacer por mí? ¿Por nosotros?- Alice asintió- No te detengas.
-Buscaré proyectos en Londres o cualquier trabajo más fácil.
-Actuar es lo que te gusta, Alice.
-Pero también me gustas tú.
-Oh, Alice, no te detengas por mí...- Alice se volvió a recostar a su lado y ya no dijo nada más para no discutir.
-Tengo frío, Paul- éste la abrazó y la cobijó con las sábanas. 
En el reloj marcaban las 7:45 de la mañana. No habían dormido ni un sólo instante.

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *  * * * * * * * * * *
¡HOLA! Sí, otra vez yo. Hace mucho que ni las saludaba xD pero estaba esperando hasta este capítulo, que, como ya dije, es el último :C
Nah se crean, es el último PERO dentro de unas semanas. Tal vez vuelva a subir hasta el próximo sábado o tal vez dentro de más tiempo. La razón es que ya entraré a la escuela y por eso había estado subido diario, porque la inspiración floreció e.e
¡MUCHAS GRACIAS POR COMENTAR! 
Pensaba, en un tiempo, dejar esto y huir xD pero, nel, sí le sigo :3 Ojalá les vaya gustando y... Pues sigan comentando que me ponen muy feliz e.e 

PD: Yo no sabía lo "suelta" o lo "cuzca" que había sido Marianne Faithfull en la vida real D:
Se acostó con muchos MUCHOS famosos. Aún así la amo x3

BUENAS VIBRAS :D

domingo, 18 de agosto de 2013

Treinta y uno. Boda ;)

La hora de la boda llegó, específicamente a las 4 de la tarde en el registro civil del barrio Marylebone. 
Eleanor estaba espléndida con su vestido blanco que todas le ayudaron a escoger y John se veía más que nervioso.
Para su mala suerte, fuera del registro civil estaba la prensa, cosa que ellos querían evitar.
Estaban ambos frente a una mesa mientras un hombre decía varias palabras antes de que pudieran firmar varios papeles.
Después llegó el turno de firmar de Paul y Alice, incómodamente. 
Eran pocas personas; Ringo, Amy, George, Breana, Astrid, Paul, Alice, Brian, Mal y unos cuatro amigos más de John.
Aplaudieron cuando al fin estuvieron legalmente casados y el mejor momento fue cuando se dieron un beso.
Después llegó al hora de las felicitaciones, abrazos, risas y cosas por el estilo.
-Alice, quiero que te encargas de organizar una rueda de prensa
-¡¿Qué?!
-La prensa llegó, pensabamos que nadie se iba a enterar pero están todos afuera y si John sale con Eleanor no los dejarán respirar. Así que sal y fija una hora específica para que se vayan de aquí- Pidió Brian
-Pero, tengo que estar con Eleanor
-No te tomará 10 minutos
A lo lejos, su hermana le hablaba
-Pero me está llamando Eleanor, por favor, hazlo tú, Brian...
Este suspiró y fue a hacerlo él.
Alice sonrió triunfante
-¡Hey!- Alice abrazó a su hermana- Hermanita, qué feliz estoy por ustedes- Besó la mejilla de ambos.
-Gracias- agradecía John, rodeando por la cintura a su esposa. 

* * * * * * * * * *
Entre Breana y Amy organizaron algo así como una celebración después de la boda en casa de John. En el amplio jardín había unas cuantas mesas, habían comprado vino, habían hecho la comida, compraron un gran pastel y habían invitado a más gente, entre esa gente, iba Jane. Es decir, nadie la había invitado, ella decidió ir ... era una fiesta de bodas hecha por ellas.  
Mientras todos comían, Alice no podía evitar morirse cada que Jane le hablaba a Paul pero notoriamente éste la ignoraba o la evitaba.
-Les quedó muy bien la comida- dijo George 
-Sí, lo sé- dijo Amy, sentándose a lado de él y dándole un beso.
-Parece que es 14 de febrero- dijo Alice- Todos aquí regalándose amor
-No seas amargada- dijo Breana, quien ya llevaba varias semanas de relación con Ringo y con quien ahora se encontraba sentada- Deberías de ir con Paul.
-Sí- dijo Ringo- el pobre se la a pasado tan mal todo este tiempo
-¿De verdad? ¿Porqué lo dices?- preguntó Alice con curiosidad
-Por que obviamente está muy triste, en el estudio sólo lo veíamos cabizbajo, seguramente no se ha cansado de llorar- dijo Ringo
-¿Lo has visto llorar?
-Paul es muy orgulloso como para dejarse ver llorando- dijo George- pero jamás lo hemos visto tan mal.
-Pero el tiene la culpa
Todos hicieron bufidos y ruidos protestando
-¡Vamos Alice!- dijo Amy- Nada te cuesta ir a hablarle
-No te decimos que vayas a volver con él, sólo háblale y ... Intenta que todo empiece de nuevo- dijo Ringo 
-Además se ve demasiado fastidiado con esa pelirroja encima de él- opinó Breana
-No saben lo fastidiosa que es- dijo Alice- en la televisión tal vez parezca tierna y divertida pero su voz aturde...
Rieron.
Alice suspiró.
-Ok... Iré un momento con él.
-Además hoy luces hermosa- dijo George.
Y era verdad, con un vestido rojo, que, otra vez, resaltaba sus fabulosas curvas. 
POLSITO Y SU HERMANO :3
Entonces, Alice aprovechó que Jane se había alejado y fue hacia la mesa que Paul compartía con su padre y Mike, su hermano.
-Alice- dijo Paul sonriendo, totalmente incrédulo de que la chica se estuviera sentando a un lado de él.
-Hola- saludó. 
-Hoy te ves exageradamente hermosa- dijo Paul- Mira, te presento a mi papá, Jim y a mi hermano, Mike- Alice estiró su brazo y estrechó su mano con las de ellos.
-Papá, Mike, ella es Alice, mi novia.
-¡Alice! ¿Alice Cook? - preguntó Jim
Y entonces ambos recordaron el pasado que tenían. Jim era el amigo de Marianne, su madre, y recordó aquella cena que tuvieron en casa de los McCartney.
-¡Jim!- sonrieron, entonces Alice se levantó y fue a darle un abrazo igualmente a Mike
-Ahora recuerdo- dijo Paul
-Mira lo hermosa que te has puesto- dijo Jim- Jamás pensé que llegaras a ser novia de mi hijo
-Ni yo- dijo Alice. 
Eleanor le hablaba desde la mesa donde se encontraba.
-Si me disculpan- dijo Alice, alejándose de ahí.
-Eres un maldito bastardo con demasiada suerte, McCartney- le dijo su hermano y Paul rió. 

Alice caminaba anonadada por el hecho de que Paul la presentó como su novia, en fin, llegó a la mesa donde se encontraba Eleanor y esta le propuso algo.
Minutos después ya todos se encontraban cantándole un feliz cumpleaños a Ringo y esperando que apagara las velas del pastel de bodas.

Sin duda la tarde iba de bien a mejor, todos estaban felices, incluso Alice, quien no dejaba de platicar con Jim, mientras Jane quería ser partícipe de la plática pero simplemente no encajaba.
-¿Alice, quieres bailar?- le propuso Paul, con esperanzas de que aceptara.
Alice lo miró, un tanto furiosa, pero Jim estaba con una sonrisa enorme al verlos juntos.
-Claro...- fingió una sonrisa.
Todos estaban ya en la pista de baile.
Eleanor y John se veían felices y tremendamente enamorados mientras bailaban juntos.
Paul tomó a Alice de la cintura y la acercó a él, ella no tuvo otra alternativa que posar sus manos en sus hombros.
-¿Por qué me presentaste como tu novia?
Paul soltó una risita nerviosa.
-No lo sé, supongo que fue la costumbre- todo esto se lo decían ambos en sus oídos- Hoy luces espectacular, Alice. Te ves preciosa.
-Gracias, Paul.
-¿Porqué te dignaste a hablarme?
-No lo sé, quería bailar con alguien esta noche- Paul sonrió.
Como la música era lenta y romántica, Paul aprovechaba para bailar muy junto a Alice. 
Pero la música cambió al Rock And Roll que sonaba en esos días y que todos sabían, era el favorito de John.

Terminó la fiesta. Jim y Mike partirían al día siguiente.
-Es una pena que se tengan que ir tan pronto- dijo Alice.
-Sí, qué lástima- dijo Mike.
-¿Porqué no vienen?- preguntó Jim- Unos días en Liverpool les caerían muy bien, antes de que empiecen la gira.
Alice se puso nerviosa
-Sería fantástico ¿no, cariño?- dijo Paul
-¡Claro!- dijo Jim- Vengan unos días.
-Pues... Pues... sí, estaría muy bien.
-¿Cuándo?
-Qué tal si mañana partimos con ustedes- opinó Paul. Alice abrió los ojos
-Pero yo...
-¡Oh vamos! Querida- dijo Jim- no le puedes decir que no al que te cuidó como a su hija.
Alice sonrió.
-Pues, me parece estupendo. 
-Entonces creo que debo de llevarte a tu casa a que prepares tu maleta
Alice se sorprendió más ante el comentario de Paul.

Eleanor y John no saldrían de luna de miel, pero esa noche, obviamente, iba a ser tal vez la mejor de sus vidas.
En cuanto a Breana, Ringo, George y Amy decidieron salir a un pub de la ciudad a seguir festejando el cumpleaños de Richard.
Paul, como había dicho, llevó a Alice a su casa.
Ésta azotó la puerta.
-¡¿Cómo se te ocurre?!- le gritó a Paul
Éste sólo reía.
-¡No te rías!- Alice golpeó su pecho
-Te ves como una niña haciendo un escándalo así.
-¡Yo no quiero viajar contigo a ningún lado! ¿Qué tal si te acuestas con la mucama del tren?
-Vamos, será divertido.
-Aprecio a tu padre y porque no lo había visto en años iré, pero... 
-¿Pero qué?
-Rebasaste mis limites, McCartney
-Anda, ve a hacer tus maletas- dijo Paul, sentándose en el sillón. 
Alice fue furiosa a su habitación y preparó su maleta y cambiarse de ropa.
Al regresar, Paul estaba sonriente. 
-¿Lista?
Alice asintió.

sábado, 17 de agosto de 2013

Treinta

-Además, mirame a mí y a Ringo... Me engañó y ahora estamos quedando otra vez.
-¿No tuviste dignidad o algo así?
-Es por que con el tiempo se olvida todo, Alice, más si nosotros nos quisimos demasiado...


* * * * *
Llegó el día del examen. En efecto; esos días no había visto a Paul para nada pero lo extrañaba, aún así, seguía enojada. Pero como dije ya, es Alice Cook, no se la pasó llorando, sólo estaba enojada y con el orgullo dañado.
Estaba nerviosa. Eran las 7 de la mañana y ya estaba esperando su turno en la universidad. 
La llamaron al fin y pasó a un salón donde tuvo que llenar una hoja con sus datos y responder cinco preguntas que le parecieron demasiado fáciles... Pero cuando tuvo que pasar hacia otro salón donde habían tres personas, dos hombres y una mujer, detrás de una mesa le indicaron que tenía que hacer y por suerte, no lo iba a hacer sola, tenía a un compañero con quién presentar el examen.
Tenía que actuar y expresar el tema que le había tocado estudiar.
Estaba nerviosa, pero lo hizo bien, ya que ya había hecho una película anteriormente en Francia.

Terminó y salió de ahí a las 10 de la mañana, temblando de nervios, decidió ir a desayunar algo, pero vaya sorpresa que se llevó al ver a Paul fuera de la universidad, recargado en su auto, fumando un cigarro.

Se sorprendió y obviamente lo esquivó al bajar los escalones.
Pero Paul no dijo ni una sola palabra y la siguió. Alice entró a un restaurante de comida rápida y cerró la puerta en la cara de Paul, pero este luego corrió a sentarse en su mesa, frente a ella.
-Alice...
-Buenos días, ¿qué desean ordenar?- Paul, como tenía que hacerlo desde los últimos días, trataba de pasar desapercibido, usando unos enormes lentes de sol
-Él no viene conmigo- dijo Alice- Yo quiero waffles con mermelada y una malteada de fresa
-Enseguida. ¿Y usted, señor?
-Un té helado gracias.
La mesera se retiró.
-¿Alice?- La chica miraba a otro lado- Alice, no podrás ignorarme toda tu vida.
-¿Qué quieres, Paul?
-Hablar.
-No hay nada de qué hablar.
-¿Me dejas explicarte?
-Estuve pensando, Paul, claro que pudiste detenerte. Y aparte de haberte acostado con otra persona, me restriegas en la cara lo que hice en el pasado.
-Estaba enojado y tú también. Los dos dijimos cosas que no queríamos; tú dijiste que habíamos terminado y yo te dije eso, ambos mentíamos
-Yo no mentía
-¿Qué?
-No mentí al decir que terminamos
-¿Qué? 
Alice alzó la mano y una mesera llegó a con ella.
-¿Se le ofrece algo?
-Señorita, no sé si habrá alguna forma de que saquen a éste hombre, me está molestando
-¡¡Qué!?- gritó Paul
-Oh, ¿segura? podríamos llamar a seguridad
-Por favor.
-¡Alice!
Alice sonrió, divertida, y un hombre de seguridad llegó
-¿La está molestando?
-Sí, desde hace rato
-Caballero, le pido que se retire o tendré que sacarlo yo
-No,  no me iré. En ningún momento la molesté
-Por favor, retírese de aquí
-¡Alice no hagas esto! Dejame hablar contigo
-Por favor...- dijo Alice.
Así que el hombre de guardia tomó del hombro de Paul
-Retírese por favor
-¡No!
Entonces tuvo que jalarlo
-¡Ok, ok! No me trate así- Paul se sacudió- Yo me largo.
Paul aventó la servilleta a la mesa y salió furioso de ahí.

* * * * * * * * 
El estreno de A Hard Day's Night llegó el 6 de Julio de 1964, un día antes de la boda de Eleanor y John y el mismo día de la entrega de resultados del examen de Alice. 


Brian, Los Beatles, Alice y Mal Evans asistieron a la premiere, entre otras celebridades.  Estaba lleno de gente, fans, y más gente.
Alice llevaba un vestido negro, largo, que hacía resaltar su buen cuerpo. 

Los cuatro Beatles vistieron trajes iguales y estaban posando para fotos y respondían una que otra entrevista antes de entrar a ver la película.
Ya adentro, sólo se veían celebridades, amigos de Brian o gente importante.
Al salir, habría una gran fiesta, Alice sólo quería ir a su casa a ver el sobre que le había llegado esa mañana y que no habría podido abrir.
-¡Alice, ven!- 
Brian la llamó y la chica, contrariada, se acercó a él y a unos cuantos amigos suyos
-Les presento a Alice Cook. Mi mano derecha
-¡Tu asistente!- dijo un hombre
-Mucho gusto- saludó Alice todos ellos estrechando su mano.
Paul sólo la miraba, sentado a un lado de John que estaba con Eleanor.
-¿Ya viste?- preguntó Paul a John- ¡Se la comen con la mirada!
-¿Quién no lo haría?- preguntó John, en voz baja para que Eleanor no lo escuchara, Paul lo golpeó fuerte pero jugando.
-Tengo que ir a sacarla de ahí.
-¡Vamos hombre, Alice no te habla desde hace casi un mes! Déjala en paz.
-No creo que se sienta muy cómoda ahí.
-¿Crees eso o estás celoso?
-Bueno, ya, John. Basta
Paul se levantó y fue hacia Alice.
-¡Hey buenas noches! Si me permiten...- Tomó del brazo de Alice y se la llevó a la mesa donde estaba sentado antes
-¿Qué te sucede?
-Te hice un favor.
Alice no dijo nada, porque tenía razón.

Al final de la fiesta tan sólo quedaban unos cuantos hombres y Brian conversando, pero éste no dejaba ir a Alice por si se le ofrecía algo.
Ésta estaba fastidiada y cuando al fin se le dio la gana a Brian de dejarla ir, no estaba ni Ringo ni George, quienes la podían llevar a su casa. Pero sí estaba Paul
-¿Quieres que te lleve a tu casa?
Alice no respondió. 
-¡Alice ya no seas infantil! Llevas semanas ignorándome, no podrás hacerlo mañana 
-¿Ah, no?
-Ok, sí puedes... Pero no te atreves
-¿No?
-¡Ok sí te atreves! Pero no quieres. No quieres ignorarme más y eso no puedes negarlo.
Alice no dijo nada, porque otra vez, tenía razón.
-Anda, deja que te lleve a tu casa. Es muy noche y hace frío.
Alice revoleó los ojos y aceptó pero en el camino a su casa igual no dijo nada. 
-Gracias- dijo al llegar, abrió la puerta del auto pero Paul lo impidió
-Estoy harto de esto
Alice estaba fastidiada, sólo quería ir a abrir ese coche
-Paul, estoy cansada, no quiero escucharte
-Pero yo sí quiero que me escuches. Vamos, Alice, ya pasó un mes, no soporto un día más sin ti. Sabes que yo jamás quise serte infiel, sabes que yo te amo a ti... Sobre todas las cosas. Estuve esperando demasiado tiempo por ti para que por una tontería todo esto termine. Nuestra relación debió...Debe... de durar años.
Hubo un pequeño silencio y Alice preguntó
-¿Ya terminaste?
Y Paul optó por usar la última carta que le quedaba, tomó bruscamente su rostro y la besó en los labios.
Alice se negaba, se quitaba, se jaloneaba pero al final terminó correspondiendo, poco a poco y lentamente, hasta que de un momento a otro sintió la lengua de Paul y Paul la de ella. Oh vaya que extrañaba todo aquello. 
Al terminar el beso Alice se mordió los labios y Paul sonrió
-Diablos, había olvidado lo bueno que eras en esto- dijo Alice
Paul sonrió aún más.
-Nos vemos mañana, Paul- Alice salió de ahí.
-¡Espera!
-¿Qué?
-Me perdonaste ¿hemos vuelto?
-No voy a olvidar lo que me hiciste con un simple beso
-Pero ha pasado un mes ¡Un maldito mes, mierda! Si querías castigarme, lo has logrado.
-¿Qué es lo que quieres?
-Que volvamos. Que vuelvas conmigo. Que todo sea como antes
-¿Quieres que lo olvide todo?
-Si te digo que sí ¿te enojarías más?
-Te perdoné desde hace mucho, Paul. Pero jamás lo voy a olvidar
-¿Entonces, si ya me perdonaste, significa que hemos vuelto?
-¡NO! Idiota, me hiciste sufrir, me engañaste casi en mi propia cara
Alice se fue y se metió a su casa.

Abrió el sobre. Efectivamente, la habían aceptado. Gritó, saltó y casi llora de felicidad.
Pero había un inconveniente; Paul era el que le iba a pagar la carísima universidad, y ahora que ya no andaba con él se preguntó qué pasaría.
Abrió la puerta, Paul estaba en el porche
-¡PAUL! ¡Me aceptaron! 
-¡¿Qué?!
-¡En la universidad! ¡Me aceptaron!- Alice gritaba, no le importaba nada, sólo quería compartir su felicidad, Paul la abrazó y ambos rieron
-¡Felicidades!
-¡Oh, estoy tan feliz!
-Yo también lo estoy, por ti...
Se separaron y dejaron de reír.
-Bien. Adiós.
Alice se metió a su casa.

Veintinueve. Jane Asher

Nota: Mientras escribía esto decía "Qué wey estoy" Fin.

-Me parece espléndido que hayas decidido traerme a este lugar
-¿Es bueno, no?- preguntó Ringo.
-Claro, la vista es hermosa.
Ringo la veía, como caminaba lentamente. 
Breana volteó a verlo.
-¿Qué esperas?
-Nada. Hay que sentarnos aquí- Ringo se sentó en una banca y Breana con él.
-La cena estuvo excelente
-¿Te gustó?
-Claro- asintió Breana- hace tiempo que no me la pasaba tan bien y menos con un amigo como tú
-Sí, yo también necesitaba distraerme un poco de todo el trabajo.
-¿Cuándo se irán de gira otra vez?
-Oh, apenas terminemos el disco y salga la película.
-Quisiera ser Alice y acompañarlos a cualquier lugar
-¿Sabes qué creo? Si pasa el examen para esa escuela tendrá que dejar el trabajo... Al menos cuando no estemos en Londres
-Oh, pobre Alice...

Se quedaron en silencio unos minutos.
-Es tarde ya- dijo Ringo mirando su reloj
-Será mejor que te lleve a tu casa...
-Querrás decir a casa de Astrid.

Ya ahí, Ringo hizo lo que ninguno de los dos esperaba que hiciera, tomó de la cintura a Breana y esta lo miró a los ojos, un tanto contrariada pero con cierta idea de lo que él planeaba hacer.
Después la besó y Breana le correspondió.
-Nos vemos después- dijo ella, acariciando la mejilla de Richard y se metió a su casa.


* * * * * * * * * * * 
John y Eleanor, por su parte, seguían acomodando las cosas de Eleanor en el ropero del cuarto que compartiría con John
-Esta casa es muy grande para ti solo ¿no crees?- preguntó Eleanor.
-Sí, lo era. Pero ¿cuántos hijos quieres tener? yo pensaba ... Tres...
-¡¿Hijos!? ¡¿Tres?! Oh, no John... No pienso tener hijos y mucho menos tres en un largo tiempo
-¿Porqué?
-No sé, estuve hablando con Alice y quiero hacer muchas cosas antes de cuidar de una familia.
-¿Cómo qué?- John se sentó en la cama, mirando a Eleanor colgar un saco.
-Trabajar.
-Lo estás haciendo
-Pero... En algo mejor, algo para lo que yo haya estudiado, podría ser diseñadora
-¿Enserio?
-Sí, me gusta la costura y todo eso.
-Pues es buena idea.
Eleanor sonrió.
-Y ya falta menos para que seas una Lennon.
Eleanor rió.
-Sí, ¿estás nervioso?- Ella se sentó a su lado. 
-Sí, un poco ¿y tú?
-También. 
* * * * * * * *
Pero a los que no les iba muy bien, era a Paul y Alice. Jane había regresado minutos después.
-Hey, es Jane- dijo Paul mirando por la ventana. Abrió la puerta- ¡Hola! ¿Olvidaste algo?
-No, pero bueno, es viernes, yo no tengo nada que hacer mañana y dije '¿Porqué no pasar un rato con mi amigo?'- Llegaron a la sala y Jane vio a Alice- Oh pero... ¿interrumpo algo?
-Sí, me parece que...
-No- Paul calló a Alice- sólo estábamos conversando un poco.
-Entonces la que se tiene que ir soy yo- dijo Alice, levantándose del sillón
-No, no, no te vayas Alice.. No...- Paul tomó de su brazo y la sentó en el sillón de nuevo- ¿Jane quieres algo de tomar?- preguntó Paul
-Oh, me quedé con ganas de ese vino que me diste a probar. Es excelente.
-¿Y tú, Alice?
-Lo que quieras- dijo con tono frío. Paul desapareció de ahí.
-¿Sabes de vinos, Alice?- preguntó Jane.
-No.
Jane parpadeó muchas veces, sorprendida por lo fría que había sido.
-Paul me contó sobre tu examen en esa universidad tan prestigiosa. ¿Te gusta la actuación?
-Sí
-Igual que a mí. ¿Sabes? no es fácil... Pero supongo que si vienes de una familia influyente como la mía te irá bien- dijo Jane
-Mi familia no era nada influyente, pero no entiendo que tendrá que ver todo eso.
-Y se te da bien actuar.
-¿Porqué lo dices?
-Bueno, supongo que con Paul tienes una cara y con el resto del mundo otra.
-No, no lo creo.
-¿Entonces cómo llegaste a enamorarlo?
-Bueno, desde que eramos adolescentes él y yo ya nos atraíamos. 
-Pero si antes eras horrenda...
Alice la fulminó con la mirada
-Sí. Incluso cuando él estuvo contigo...Por... ¿Cuánto? ¿Tres semanas?... me seguía queriendo a mí
Jane se quedó callada
-¡Qué patético es todo esto!- dijo al fin- No creo que tengamos que hablar del tema. Parecemos dos brujas peleando por alguien.
-¿Qué? Oh, yo no estaba peleando ¿De dónde sacas eso?- Dijo Alice con mucho sarcasmo y fastidio
Y Paul se había tardado ya.
Así que Alice se levantó y fue a buscarlo en la cocina y lo encontró recargado en una barra, moviendo una copa de vino y tomándosela. 
-Paul. Tardaste mucho
 -Esto está estupendo... 
-¿Paul te sientes bien?
-Es demasiado fuerte, apenas me tomé dos copas y estoy comenzando a marearme 
-Pues será mejor que ya no tomes- dijo Alice, quitándole la copa
-¿Tú quieres un poco?
Alice lo probó y en efecto, era demasiado fuerte
-No, no quiero. Pero deberías de ir a atender a tu amiga... ¡Dios! Me saca de quicio 
Paul rió y se llevó la botella y tres copas a la sala.
Y sirvió tres copas, aunque Alice no quería y puso un poco de música en el tocadiscos, el más reciente disco de The Hollies. 
Y comenzaron a tomar y platicar, más entre Jane y Paul, ya que Alice estaba muy callada pero no pensaba irse y dejar a Jane sola con su novio. 
Minutos después Paul se notaba un poco ebrio y Jane apenas iba en camino.
-Paul, deja de tomar- le aconsejó Alice al oído. 
Pero no hizo caso y se paró a bailar con Jane en medio de la sala, Alice abrió los ojos sorprendida. No sabía qué hacer. 
Se tomó una copa entera sin inmutarse, de puro coraje. Le caló en la garganta de lo fuerte que estaba e hizo una mueca de desagrado
Paul y Jane reían como locos.
Alice sólo tomaba y los veía y al rato estaba igual de ebria que ellos dos, pero los efectos fueron muy diferentes para ella, que se quedó dormida en aquel sillón y no despertaría hasta dentro de muchas horas.
-Tu novia se a quedado dormida- le dijo Jane a Paul
-Será mejor que apaguemos la música- dijo él, tambaleándose hasta el tocadiscos y parando la música
-Es tardísimo- dijo Jane- No es propio que.... No es propio que yo esté aquí
-Yo te llevo
-¡No Paul! Pediré un taxi
-Mejor quédate.
-Bueno, me quedo, no insistas. 
Ambos siguieron tomando un poco más, pero ahora se tornaba aburrido sin la música.
El punto es que terminaron por subir a la habitación de Paul, y Paul le fue infiel a Alice casi frente a ella.

Eran las 8 de la mañana cuando Alice despertó y vio las botellas vacías y tenía un fuerte dolor de cabeza. Por todos lados olía alcohol, supuso que Paul ya estaba dormido. Así que tomó sus cosas y salió de ahí.
Agregar leyenda
El ruido de la motocicleta de Alice hizo que Paul despertara y viera a Jane abrazada a él. Se asustó, vio por la ventana como Alice se iba y temió que hubiera visto algo.
-¡Jane, despierta!- la movía- ¡Jane! 
-Paul...
-Vete de aquí-
-¿Qué?
-Que te vayas de mi casa
-Paul, pero...- Jane se despertaba por completo, Paul juntaba su ropa y casi se la aventaba en la cara
-¡Paul tranquilo!
-Anda, vete...
-Ya, voy, tranquilo- Ambos se vistieron y Paul la apresuraba a la entrada
-Adiós, malhumorado
-¡No vuelvas!
-¿Qué?
-No te quiero volver a ver en mucho tiempo
-Pero ¿porqué?- Paul cerró la puerta. 

Recogió las copas, las botellas vacías y trapeó el vino del suelo.
Llamó a casa de Alice.
-¡Alice!
-¿Paul?
-Amor... Yo... Alice...
-¿Paul estás bien?
-¿Y tú?
-Claro, con dolor de cabeza pero estoy bien.
-¿Quieres que salgamos?
-Claro. ¿A qué hora?
-Yo paso por ti más tarde

Paul colgó.
Suspiró.
Cerró los ojos
Frotó su cara
Y volvió a suspirar con alivio
Alice no se había enterado.
Ahora sólo faltaba que Jane cerrara la boca.

Esa tarde, Paul y Alice habían ido al cine y mientras esperaban que la película empezara, platicaban, pero Paul estaba demasiado nervioso.
-¿A qué hora se fue Jane ayer?- preguntó Alice.
-Oh...- Paul pensaba, movía su pierna con nerviosismo- Tal vez a las 12 o 1... Tuvo que pedir un taxi
-¿Estaba muy ebria?
-No, no, no, no... Nadie estaba muy ebrio.
La película empezó y tuvieron que dejar de hablar

-No estuvo mal- dijo Alice- hace mucho que no me entretenía con una película.
Salían del cine
-¿Te llevo a tu casa?
-Oh, no, es tu día libre. Hay que pasar tiempo juntos... ¿Paul te sientes bien?
-Sí, sí... ¿Y tú?
-También.
Subieron al auto.
Paul miraba el volante, golpeándolo con sus pulgares y mordiéndose el labio.
-Paul...
-¿Qué?
-Arranca...
-Sí, yo.... Alice... Tengo que decirte algo.
Alice asintió.
-Mira... es probable que... Si no te lo digo yo... te lo dice alguien más así que... 
-¿Qué?
-Bueno yo...- suspiró, parecía que iba a explotar- Ayer, Jane y yo lo hicimos.
Alice lo miraba, sin ninguna expresión. 
Minutos después, se recargó en su asiento.
-Alice, di algo...- pidió Paul.
-Me largo...
Alice abrió la puerta del auto, tomó su bolsa y salió de ahí.
Paul la siguió
-¡Alice!
Ella caminaba con prisa
-¡Alice! ¡Vuelve!
Paul caminaba tras de ella
-¡Amor! ¡Alice!- La alcanzó y la tomó del brazo, la chica ya lloraba- No, no llores...- La abrazó.
-¿Porqué me hiciste esto, Paul?- preguntaba- ¡Estabas en el mismo lugar que yo! 
-Hay una explicación.
-¿Así? ¡Pues no quiero oirla! ¡No quiero oír tus pretextos!
La gente pasaba y miraba a ambos, unos incrédulos de lo que veían: Paul McCartney discutiendo con la asistente de Brian Epstein, la que rumoreaban, era su nueva novia
-Alice...
-Se acabó, Paul...- Ella seguía caminando, furiosa
-¡Alice!
-Déjame en paz. Esto terminó.
-¿¡Qué?! ¿Qué terminó?
-Lo nuestro.
Alice se detuvo y se quitó un collar de plata que Paul le había regalado y lo tiró al suelo.
Detuvo a un taxi y se subió, Paul intentó subirse también y aunque Alice trató de impedírselo, subió
-Alice yo estaba demasiado ebrio y ella y tú también
-Eso no es pretexto Paul, pudiste detenerte
-No, lo hubiera hecho pero ni siquiera recuerdo qué pasó
Alice miraba por la ventana, llorando
-No llores, por favor, Alice... Me harás llorar a mí. Jamás quise hacerlo, no estaba en mis cinco sentidos yo...
-Paul... ¡Te acostaste con otra!
El taxista miraba por el retrovisor
-¡Ya te dije que no estaba consciente! Además... ¿De qué te sorprende? Si tú hiciste eso con hombres casados. Ahora has de sentir lo que sintieron esas pobres señoras.
Alice se quedó perpleja. 
-Yo me bajo aquí- le dijo al taxista y éste se detuvo
-Alice, no quería decir eso...
Alice se bajó y le cerró la puerta a Paul en la cara y corrió y tomó el autobús que la llevara a su casa para que al llegar se encerrara a llorar.
Pero, por dios, era Alice Cook. No iba a llorar por alguien toda su vida. Al llegar la noche ya estaba más tranquila y recibió la visita de Breana
Quien había llegado emocionada por haber besado y salido con Ringo.
Alice escuchaba con atención cada palabra de su amiga que se veía tan alegre
-Y cuando llegamos a mi casa me beso ¿me escuchas? ¡Nos besamos!
Alice sonrió.
-Me alegro por ti...
-Oye, tú qué tienes?
Alice suspiró y sorbió un poco más de té.
-Paul me confesó que él y Jane se acostaron
-¡¿Qué?!
-Ayer Jane llegó a su casa y los tres nos pusimos a tomar, pero me quedé dormida y seguramente ella se aprovechó
-Entonces piensas que Jane se aprovechó de Paul
Alice asintió.
-Si hubiera sido al revés, Paul jamás me hubiera dicho nada, además es débil y le creo que no pudo detenerse en su estado de ebriedad 
-¿De verdad? ¿Entonces le crees a Paul?- Breana estaba sorprendida
-No sé en qué creer. Me duele más el hecho de que me haya restregado en la cara lo puta que era antes
-¿Te lo dijo así?
-No, pero quiso decir eso, yo lo sé.
-Oh, Alice...- Breana la miraba con un tanto de lástima- ¿Qué vas a hacer?
-No sé, supongo que hablar con él. Cuando me lo dijo fue saliendo del cine y discutimos por toda la calle y yo estaba demasiado alterada... Ahora estoy más tranquila.
-Pues deberías de darte un tiempo para pensar.
-Lo peor es que tengo el maldito examen y tengo que estudiar y le dije a Brian que no iría a trabajar hasta presentar el examen, así que no lo veré por esto próximos tres días. 
-Supongo que eso es mejor. Así te relajas más.

viernes, 16 de agosto de 2013

Veintiocho

Así que Alice caminaba con las manos dentro de las bolsas de una gabardina color café, gracias al frío que hacía esa mañana, a pesar de ser marzo. Se dirigía hasta la cafetería donde la estaban esperando.
Abrió la puerta y se escuchó una campanita. 
Buscó con la mirada y encontró a Breana tan espléndida como siempre, con su piel blanca, su cabello negro y los labios extremadamente rojos leyendo el periódico.
-Hey, qué bueno que al fin llegas- dijo al mirarla acercarse- ¿Y las demás?
-Eleanor... no sé. Supongo que vendría con Amy. No ha de tardar.
-Qué bueno que me hiciste un espacio en tu agenda tan ocupada- dijo Alice.
-Oh, ya llegaron- Dijo Alice, pues minutos después Amy y Eleanor estaban ahí.
Se sentaron y ordenaron, las cuatro, un café.

-¿Entonces no estás emocionada por casarte con un Beatle?- preguntó Breana a Eleanor, mordiendo un pedazo de pastel.
-Claro, muy emocionada- dijo Eleanor con una sonrisa- Aunque no creo que la boda sea.. Ya saben... como a mí me gustaría que fuera
Nadie entendió.
-¡Ya saben! Con el vestido blanco y un gran salón.
-¿Y porqué no?- preguntó Amy
-Por que seguramente habrá prensa y seguramente sólo será firmar papeles y tomarse unas cuantas fotos.
-Pero de todos modos, tienes que llevar un vestido espectacular- dijo Alice.

Una chica rubia se acercó a la mesa, Alice la había visto en la cena en casa de John aquella noche.
-¡Astrid!- saludó Breana y se abrazaron.
-Hola, chicas...
-Les presento a Astrid... Astrid ellas son Eleanor, Alice y Amy.
-Mucho gusto- sonrió Astrid- ¡Hey! ¡Qué locura lo de aquella noche!- le dijo a Eleanor, quitándose el saco- Debió de ser muy impactante
-Sí, sí lo fue...
-Y tú debes ser la Alice de la que tanto hablaban Paul y Stuart...- dijo Astrid
-¿Hablaban de mí?
-¡Todo el tiempo! ¿Verdad, Breana?
Breana asintió con un dedo, bebiendo café.
-¿Y qué decían?- dijo Alice con curiosidad.
-Bueno, Paul hablaba siempre de ti, decía que eras su amiga y todo lo que habían hecho juntos.
Alice sonrió
-Y Stuart me contó lo que te hizo.
Alice mostró una sonrisa pero ahora con un toque de nostalgia. 
-¿Y tú...- miró a Amy- No sabía de ti.
-Oh, tomé unas fotos de The Beatles y desde entonces los conozco.
-Pues que afortunadas son- dijo Astrid, cruzándose de brazos- Parece que los chicos son el centro de atención aquí ¿eh? ¿Breana?...
Breana miraba sus uñas
-¡Breana!
-¿Eh, qué?
-¿Te quedarás?- preguntó Alice
-Pues, tal vez unos días más...
-Deberían de quedarse ambas- propuso Amy- Así estarían aquí para la boda de John y Eleanor.
-Y para hacerle compañía a Ritchie- le dijo Astrid a Breana
-Oh, basta...
-¿Qué pasa?- preguntó Eleanor.
-¿No saben?- dijo Astrid, divertida- Lo que pasó entre ellos en Hamburgo...
-Basta ya...
-Oh, deja que les cuente... Breana y Ringo tuvieron una larga relación sentimental.
-¡¿QUÉ?!- gritó Alice- ¿Enserio?
Breana asintió.
-¿Y qué pasó?- preguntó Eleanor.
-Pues que el estúpido de Richard la engañó- dijo Astrid.
-Oh qué tonto- dijo Amy- ¡Pero quién lo diría!
-¿Y si te engañó porqué aún lo sigues queriendo?- preguntó Eleanor con intriga
-¡No lo sigo queriendo!
-Claro que sí- dijo Astrid- no mientas, incluso él te quiere.
-Tal vez nos apreciemos como amigos pero lo nuestro ya pasó.
Pero Breana no se engañaba ni engañaba a nadie, Ringo y ella seguían sintiendo algo.


 * * * * * * * * * * *
-¿Dónde diablos está Alice?- preguntó Brian cuando llegó con los cuatro beatles que estaban en un camerino jugando cartas, esperando a que hicieran otra toma
Nadie respondió
-¡¿Dónde está mi asistente!?
-Supe que se tomó un descanso- dijo John
-¿Un descanso?
-Se lo merece, Brian- dijo Paul- trabaja más que tú.
-Pero al menos pudo avisar
-Es mi culpa, se supone que yo te iba a avisar pero se me olvidó- dijo George, nervioso.
-¿Y qué importa? Hoy no hay nada de trabajo- dijo Ringo

* * * * * * * *  
Y vaya descanso que estaba teniendo. Las cinco chicas disidieron ir a comprar el vestido de bodas de Eleanor esa misma tarde.
Era como la típica escena de una película americana; mientras Eleanor se probaba vestidos, las demás tomaban una copa de champagne y reían.
-Pero es demasiado azul ¿no creen?- Eleanor se miraba en el espejo- Y demasiado corto.
-A mí me gustó el color crema que te habías probado antes- dijo Alice.
-Sí, te hace ver más formal- opinó Amy
-¿Porqué no te pruebas este?- Breana le pasó uno color negro
-¡Breana no voy a ponerme un vestido negro el día de mi boda!
-Pero el traje de John será negro, van a combinar- Breana guiñó un ojo.
-Encontré éste, me encantó- Astrid le pasó uno color blanco, un tanto largo, y un tanto ceñido, no estaba tan exagerado pero tampoco tan sencillo.
-¡Oh por favor! ¡Ese!- dijo Alice al mirarla salir con el vestido puesto
-Es perfecto- dijo Amy
-Te ves hermosa- dijo Breana
-Me gusta- dijo Eleanor- Creo que es el que más me he a gustado.
Pues ya llevaban cuatro horas buscando un vestido por todas las tiendas más caras de Londres.
-¿Ya viste el precio?- dijo Breana.
Eleanor vio la etiqueta e hizo un gesto de horror.
-No te preocupes por eso- dijo Alice.

* * * * * * * *
Muchos días después, tal vez dos o tres semanas, a las 8 de la noche, Alice fue a los estudios
-¡Alice!
-Brian... 
- Ya es hora de irme
-¿Qué? ¿Ya terminaron?
-Oh, sí. Todos se han ido a un bar o cosas así, así que yo también me iré, ve a casa...
-Pero... ¿Y Paul?
-Se ha ido también.
Alice frunció los labios y revoleó los ojos, ella le tenía una sorpresa.
Cuando llegó a casa y se encontró con Eleanor la sorprendida fue ella.

-Hola, John
-Hey, Alice... 

Fue a su habitación pero pudo ver a su hermana empacando
-¡Eleanor!
-Hey, Alice... Justo le iba a mostrar mi vestido a John
Alice rió
-No lo hagas, tonta, eso no se hace.
-¿Por?
-Dicen que porque te da mala suerte, yo no creo en eso, pero aún así creo que es mejor que espere a verte con él el día de su boda...
Alice vio una maleta en la cama, con ropa en ella
-¡¿Y esa maleta?!
-Me voy.
-¡¿Qué?! ¿A dónde?
-A casa de John. Viviremos juntos.
-Dios, ese hombre te matará. ¡Todo lo hace de un día para otro!
-Mañana vendré por mis demás cosas...- Eleanor cerró la maleta y miró a su hermana.
-¿Estarás bien?
-Claro, hermana- Sonrieron.

En la sala esperaba John
-Listo- dijo Eleanor.
John la besó.
Alice los acompañó hasta la puerta
-¿John sabes dónde está Paul?
-No, pero si fuera tú, me preocuparía
-¿Por qué?
-Jane fue a buscarlo a los estudios y se salió con ella.
Alice hizo una mueca.
-Adiós- dijo Eleanor y la abrazó. Sin decir más, se fue con John.

Alice se sentó en el sillón, suspirando, el día había sido muy extraño. Su hermana se había ido de su casa en menos de dos horas y no volvería nunca y ahora no sabía dónde estaba su novio.
Los preparativos para la boda de su hermana la habían distraído mucho  del trabajo ese día y el trabajo la había distraído de ... Su examen.
-¡Miera, el examen!- gritó.
No recordaba que era en sólo tres días.
Pero en tres días o tal vez cinco, los Beatles terminaban de grabar la película.
La boda de su hermana, el estreno de la película y el cumpleaños de Paul se aproximaban y en lo que menos pensaba ella era en el examen.

No había visto a su novio desde hace días y eso que trabajan juntos, pero ella siempre estaba ocupada, no habían tenido tiempo de salir o estar juntos.
Y ahora resulta que Paul se había ido con Jane.

Estaba en un dilema: Ponerse a estudiar o ir a buscar a Paul a su casa.

Sonó el teléfono.
-¿Sí?- era Breana -Hey Breana... ¿Qué pasa?.... ¿Qué tiene Ringo?... Wow, me alegro por ti- Dijo Alice, mirando el reloj y dándose cuenta de que eran las 9 de la noche- ¡Oye, oye, oye! ¡Breana! Deja de hablar, tengo que colgarte... Sí. Mañana me cuentas bien... Te quiero.
Colgó.
No le importó más el examen y salió de su casa, poniéndose su chamarra y el casco, subió a su motocicleta y fue directo a casa de Paul.

Para su suerte, vio la luz de la sala prendida. Se quitó el casco y lo dejó en una silla del porche.
Escuchó unas risas detrás de la puerta.
Timbró y las risas cesaron. 
No abrían.
-Paul, soy yo- dijo.
Se abrió la puerta
-Alice...- Paul sonrió al verla...- Tanto tiempo.
-Claro... 
-Pasa...- Abrió más la puerta y en la sala, en efecto, estaba sentada Jane con una copa de vino tinto.
-¡Alice!- la saludó- Justo hablábamos de ti. ¿Verdad Paul?
-Oh, sí...
Alice asintió con la cabeza, un tanto incómoda.
-¿Qué te trae por aquí?
-Quería verte, Paul...
-Bien, creo que debo irme- dijo Jane
-Yo creo que sí- dijo Alice, fusilándola con la mirada
-Te acompaño a la puerta- se ofreció Paul. Ya ahí, se despidieron con un beso en la mejilla. 
Paul volvió a la sala.
-¿Qué hacías con ella?- preguntó Alice, no pudo ocultar más sus celos.
-Oh, me visitó en el estudio y venimos a platicar un rato. Tu examen es en tres días...
-Te acordaste- El tono de Alice era seco.
-No lo olvidaría... ¿Estás bien?- Paul se sentó a su lado.
-Sí. ¿Y tú?
-También.
-Sólo quería verte... Ya me voy.
-¿Enserio?
Alice se encogió de hombros.
-Qué corta tu visita. Ni siquiera me has dado un beso.
-Te he extrañado. Los días se han pasado muy rápido.
-Y tanto trabajo. ¿Sabes que hemos vuelto a Abbey Road en nuestras horas libres para grabar el disco?
Alice asintió.
-Hasta mañana Paul...
-Alice, no te vayas. Siempre tienes que irte. ¿Solo has venido a eso?
-Temía que estuvieras con ella.
-¿Estás celosa?
Alice asintió
-No tienes que estarlo, es sólo una amiga...
-Y tu ex novia.
-Pero es mi amiga... Anda... ven... - Paul señaló el sillón, Alice volvió a sentarse, Paul la rodeó por los hombros y la besó.
Un beso tan intenso y tan romántico como no se habían besado en días. 
-Te extrañaba- dijo Paul.
Alice sólo sonrió.