martes, 24 de septiembre de 2013

Cuarenta y uno. Call Me Back Again

Esa noche, después de dar una vuelta por la ciudad, obviamente, disfrazado para no ser reconocido, Paul volvió a casa antes de las 11.
-¿Sabes que volvió a hacer Martha hoy?- preguntó George, viendo TV en la sala en cuanto escuchó la puerta
-¿Qué?
-Tiró el cereal de la mesa...
-Mira...- Paul le aventó el periódico al mismo tiempo que se sentaba en un sillón.
-Wow es Alice.
-Sí...
-¿Ya leíste la nota?- preguntaba George, viendo con detenimiento la hoja del periódico.
-No. No quiero hacerlo. Hazlo tú y luego tiras el periódico.
-Wow, creí que guardarías la foto debajo de una vela o algo así.
Paul rió sarcástico, se desabrochaba la corbata mientras se iba a dormir.


* * * * * * * * * * * * * 
-Recuerda hablarme por teléfono todas las noches o sino escribe una carta- lo besó- es más romántico.
-Claro que lo haré, Breana- Ella sostenía del cuello a Ringo mientras ambos se despedían.
-Salúdame a Alice- pidió Ringo, en voz baja, sin que Paul la escuchara.
A esas alturas, faltaban solo 3 meses para que Eleanor diera a luz, y ver a su hermana la hacía muy feliz.
Pero llegó la hora en que los Beatles partieron a Madrid y 30 minutos después, Breana y Eleanor partían a París.

* * * * * * * * *

Esa noche, después de una entrevista, Ringo y Paul llegaban por fin al cuarto del hotel que compartirían.
Richard encendió la televisión, sabiendo que había tan solo 2 o 3 canales que él entendería. Pero apenas la encendió pudo ver como una chica rubia, en traje de baño, caminaba por las orillas de una playa francesa con lentes de sol y una tabla de surf.
Era un comercial.
EN EL HOTEL DE MADRID :3 1965
Anunciaban algo así como lo más nuevo en el cuidado de la piel. Paul se echó a la cama para poderla ver bien.
-Sólo mírala.
-¿Tan solo 2 semanas y ya hizo un comercial y hará una película? Esta chica es rápida.
Se escuchó la puerta y enseguida entraron George y John.
-Hola ¿qué hacen?
-Viendo televisión- respondió Paul a la pregunta de John.
-Salgamos.-Propuso George
-¿A dónde?
-No sé, a cualquier lugar... Corran. Antes de que venga Brian y nos arruine todo- Dijo John.

* * * * * * *
Pero mientras los cuatro chicos salían a dar la vuelta por las calles de Madrir, después de un pesado día; Eleanor y Breana apenas llegaban al lujoso departamento de Alice.
-¿Es aquí?- preguntó Eleanor, jadeante a falta de aire por subir tantas escaleras- Si el edificio es tan caro ¿porqué carajos no hay ascensor?- se quejó.
-¿No viste que apenas lo están construyendo, tonta?- preguntó Breana, deteniéndose frente a una puerta blanca de cristal. Miró un papel
-Sí, es aquí- y después timbró cinco veces seguidas y luego otras cinco.
-¡Ya voy, ya voy!- se escuchó en el interior.
La puerta se abrió, mostrando a una Alice totalmente feliz al pie de la puerta, por tando un vestido floreado, un par de pantuflas, el cabello rubio espléndido y una copa de coñac. 
Ambas se quedaron sorprendidas.
-¡Oh, diablos!- pronunció Alice, al verlas y corriendo fue a abrazarlas- ¡Breana! ¡Eleanor!
Ellas le correspondieron el abrazo.
-Cielos, Alice, mírate...- dijo Eleanor- ¿Qué te pasó?
 -¿De qué?
-Estás... Renacida. 
Alice rió con una risita torpe de niña de 5 años.
-Soy feliz. Eso es todo. ¡Pasen! - Abrió aún más la puerta.
-¿Aquí vives? ¿De dónde carajos conseguiste el dinero para pagar algo así?
-De un comercial que hice hace días y de otro que haré la próxima semana
Eleanor sonrió. Las tres se sentaron en la sala, dejando las maletas en un pasillo.
-Ringo te manda saludos- dijo Breana
-¿Cómo están ellos?- preguntó Paul
-Ellos están bien- dijo Eleanor- John y yo tuvimos problemas hace días pero todo se solucionó. Pero los otros tres están bien, incluso ... Paul.
-¿Cómo está él?- preguntó sin remordimiento.
-Se deprimió demasiado. Pero, olvídate de eso. Veo que tu te fuiste y todo te mejoró.
-Sí. Sabía que la solución era esta... Mirenme- Alice extendió sus brazos al rededor del respaldo del sillón y suspiró satisfecha- ¡Vamos, chicas! ¿Qué les sirvo de tomar? 
-Té- dijo Eleanor.
-Quiero cerveza- dijo Breana.
Alice regresó con sus respectivas bebidas y continuaron platicando, ahora más animadamente, sin tocar el tema de Paul y ella. De hecho, cuando encendieron la radio, sonaba "Twist And Shout"
-Esa canción me tiene harta- dijo Breana, riendo y retomando el tema de los chicos.
-¿Cuándo sale su próximo disco?- preguntó Alice.
-En agosto- respondió Eleanor- Paul agregará la canción que escribió ese día en su casa... ¿cómo se llamaba?...
-Scrambled Eggs- ayudó Alice.
-Sí, esa.
-Es realmente hermosa.
-Háblale- dijo  Breana
-¿A quién?
-A Paul. Ringo me dio el número del hotel. Márcale.
-¿Estás loca? Las cervezas ya se te subieron.
-No, es enserio... Eh...- Breana se estiró, colocó el teléfono entre su oreja y su hombro, con una mano sostenía la cerveza y con la otra marcaba.
Alice la miraba incrédula.
-¿John?... Sí... Breana, tonto... Bien. ¡Oye! Comunícame con Paul... ¡Anda!...
-¡Paul!- saludó Breana- Espera...- Le pasó el teléfono a Alice y ésta sólo lo miraba- ¡Habla, carajo!
Del otro lado de la linea, Paul repetía "Hola" mil veces.
-Hola...- se animó a decir Alice, casi tartamudeando. La complexión relajada de un principio había desaparecido.
-Hey... ¿Alice?
-Paul.
-¡Alice!- El corazón de Paul se aceleró- ¿Cómo estás?
-Bien. Muy bien...- el tono de Alice era seco, frío, hiriente.
-Estoy mejor. ¿Sabes? ¿Recuerdas a Aime? Bien, cogí con ella y ahora está conmigo. Así que si me disculpas... Me voy- Colgó.
Alice abrió mucho los ojos en gesto de sorpresa y colgó ella también.
-¿Qué te dijo?- preguntó Eleanor.
-Tiene otra. ¡Dos semanas y ya tiene otra!
-¿Qué?
-Aime, tu amiga, está ahora mismo con él
-No puede ser. Aime iba a ir a Escocia hoy mismo a visitar a sus padres- explicó Eleanor y eso de cierta forma la tranquilizó
-¿Qué te dijo?
-Se comportó tan infantil. Me dijo que había estado con Aime y que ahora mismo ella estaba ahí con él y colgó.
* * * * * * * * * * *
Y aunque pareciera extraño y casi imposible, Aime, en efecto, estaba ahí con él.
Había volado desde Escocia hasta Madrid sólo porque Paul le llamó esa tarde.
Estaba sentada justo a un lado de él, con su cabello castaño, corto, le llegaba justo hasta donde empezaba el cuello, casi topando con sus hombros. 
Ella miraba la televisión mientras Paul, indiferente, pensaba en lo que había ocurrido y qué pudo haberle dicho Alice en esa llamada después de dos semanas de no saber de ella.
Quería remarcarle. Quería que ella le volviera a llamar y decirle que con la única con la quería estar era con ella.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Cuarenta. Hello Goodbye :3

John, Paul, George y Ringo.
Sentados en cuatro pequeños sillones, rodeados de licor y humo de cigarro o marihuana.  Había llegado a aquel lugar hacia ya dos horas, y ahora, siendo las 9:17 de la noche, Paul era el único ebrio ahí.
Quejándose de la vida y lo mal que lo trataba, mientras George y Ringo se deleitaban viendo el espectáculo de la noche dándole la espalda, John se dedicaba a consolarlo, cansado de repetirle una y mil veces las mismas palabras.
-No vale la pena.
-Sí, sí la vale- decía Paul, llorando- Me iba a casar con ella. Con ella quería formar una familia.
-Pero no lo harás.
-¿Crees que regrese, John? ¿Crees que regrese?
-¿Te digo la verdad?- Paul asintió.
-No. Y es lo mejor para los dos.
-Yo le pedí que se casara conmigo y aceptó justo hace una semana...- 
George volteó a mirarlos, encantado.
-¿Esa de ahí no es la amiga de Eleanor, John?- preguntó, sin dejar de mirarla.
-Oh. No sé. La verdad no se de quién hables.
-Es Aime- dijo dijo Paul- yo si la conozco.
Ella vestía un diminutos sostén con unas diminutas bragas, unos zapatos de tacón y una peluca corta color azul y bailaba en una plataforma casi enfrente de los cuatro chicos.
-¿Cómo sabes quién es ella?- preguntó John
-Cuando atropellaron a Alice...- Paul eructó- Ella estaba ahí.
-Me tienes harto con tu tonta Alice. "Alice, Alice, Alice" Basta. Paul. Basta- dijo John, un tanto molesto e hizo señas con su mano derecha hasta que un hombre se acercó a ellos.
-Camarada- saludó el hombre de aspecto demasiado burdo, tal vez un metro y 50 de estatura, gordo, con un gran bigote y casi calvo.
-Quiero que me traigas a cuatro de tus mejores chicas
-Hey, esperen- dijo Ringo- Yo no quiero.
-No te hagas del rogar- le dijo John y en seguida se volvió a dirigir con el hombre extraño- Ya oíste.
-Claro. Con gusto. Te saldrá caro ¿ah?
-Cállate la boca y vete- le contestó John.
El hombre, con indiferencia se retiró.
-Yo me largo- dijo Ringo- mejor iré con Breana
-Aguafiestas- le dijo George, bebiendo un trago de algún licor, Paul ya se encontraba dormido recostado en la mesa.
Pero Ringo no hizo más que beber el último trago, posar su mano en la cabeza de Paul y sacudir su cabello con un tanto de agresividad.
-Ojalá se cure- rió. Tomó su saco y salió de ahí, respetando a su novia como el caballero que era.
-Se lo pierde- dijo George.
10 minutos después, cuatro jóvenes llegaron con ellos.
-Wow,wow,wow- pronunció Lennon, alzando la cabeza, mirando como una de ellas se le acercaba y comenzaba su trabajo seduciéndolo, lo mismo hacían con George.
-¡Hey! Idiota, despierta- John intentaba despertar a Paul, pero, a contrario de lo que esperaba, le fue demasiado fácil.
-¿Qué pasa?
-Mira lo que te traje de regalo para que te animes un rato.
-Hola- con una sonrisa nerviosa y temblorosa, saludó Paul a una de las chicas que se habían acercado a él.
-Hola, cariño..
-Hey... Aime... ¿Qué no eras mesera?
-No te conozco ni sé de qué me hables. Pero...- la chica se acercó a su rostro- Puedes llamarme Kitty- le mordió el labio.
Paul soltó a reír escandalosamente, provocando que la chica se alejara extrañada.
-¿Qué ocurre?
-¿Kitty? ¿Es enserio?
Aime bajó la vista, apenada, pero la levantó al instante con el ceño fruncido y una pizca de molestia.
-Yo no lo escogí. 
Paul se calmó.
-Pues te ves bien de puta.
-¿Qué se te ofrece?- preguntó ella.
-Nada- Paul bostezó, lo ebrio se le empezaba a bajar y la tristeza regresaba de poco en poco. 
-Oye, no estoy aquí para nada, si mi jefe me ve haciendo... Nada. Me va a ir mal.
-Ok, puedo desahogarme contigo.
Se encogió de hombros.
Paul comenzó a contarse su historia y para el poco rato se encontraba llorando de nuevo.
-¿Se fue?
Asintió, Aime lo consolaba y le pasaba pañuelo tras pañuelo.
-No era la indicada.
-La conozco de toda la vida. Eramos casi unos niños cuando todo comenzó. ¿Cómo no va a ser la indicada?
-Paul... relájate. Toma aire.
Paul tomó aire.
Aime parecía ser otra que se agregaba a la lista de las personas que escuchaban la trágica historia de Paul y Alice. 
Dos horas pasaron para que Paul pudiera terminar de hablar y llorar. John, George y las otras chicas ya se habían ido y no precisamente a sus casas a dormir.
-Paul...- Éste alzó la vista- Fue conmovedor escucharte.
-Y gracias por hacerlo
-Pero si no cogemos o algo por el estilo...- Torció los labios y encogió los hombros- No me pagarás.
Paul sonrió y tomó de su mano.


* * * * * * * * * * * * * * * * *
-Pasa, ponte cómoda- George, al entrar vio un sin fin de papeles regados por toda la sala y se sorprendió.
-¿Qué pasó?- preguntó la chica que lo acompañaba.
Y Martha salía de la cocina jugando con un trapo.
-Oh, no... ¡Martha!- la perra, al verlo, corrió hacia él para ser acariciada- Es la perrita de Paul, ambos están viviendo conmigo por que según Paul, si viviera sólo caería en total depresión. Ahora, si me disculpas iré a sacarla...- George tomó del lomo a Martha y la guió hasta perderse de vista de su compañera, quien ahora se disponía a mirar los porta retratos de su casa.
En uno pudo ver una foto demasiado vieja de los cuatro chicos tocando en The Cavern, y, en otra, a Paul, la que supuso que era Alice de la que tanto hablaban y que en cierto punto ya se había cansado de ese tema, George y otra mujer que lo abrazaba.
-Listo...- regresó George.
-¿Quién es ella?- preguntó.
Él se acercó y pudo ver la foto
-Oh... es mi ex novia, Amy. 
-¿Por qué guardas aún esta foto?
-No lo sé. Supongo que son buenos recuerdos- Se quedó mirando la foto, recordando aquél día donde ambas parejas salieron después de un concierto.
-Pero bueno- salió de su trance- ¿Quieres algo de tomar, Louise?  
-No, no tengo sed, gracias.

Paul salía del baño, envuelto en una toalla, recién bañado.
-Oh, lo siento, no sabía que estabas ocupado- se disculpó. Louise sólo bajó la mirada, sonriendo.
-Mira lo que ha hecho tu perra- George señaló los papeles tirados.
-Enseguida vengo a recogerlos.
Se alejó de ahí y a los 20 minutos regresó, ya vestido y arreglado.
-¿A dónde vas?
-Saldré.
-¿A dónde? 
-Por ahí, George.
-¡Cerraré la puerta a las 11! Mañana volaremos a Madrid.
-Lo que digas, George.

Salió de ahí. Y George, pensaba hacia dónde. Por que desde que Alice se fue no había salido.
Y lo cierto es que se iba a ver con Aime.
En un café, a las 6 de la tarde, ella lo esperaba.
-Hey, al fin llegas- Saludó
-Hola, Kitty.
Lo fusiló con la mirada
-Es broma, aún no lo supero
-Se ve- La chica tomaba una taza de té.
-¿Para qué me has citado?- preguntó Paul.
-Te dará risa, pero...- La chica sacó algo de su bolsa- Olvidaste tu cartera cuando fueron a ese lugar.
-Oh, ¡gracias! ¡Diablos! ¡Gracias! ¡No sabes cuánto la busque! Pensé que tendría que sacar otro pasaporte. - La guardó en su saco y de paso sacó una caja de cigarrillos, encendió uno y le ofreció uno a Aime.
-No gracias. No fumo.
-¿Qué?
-No con frecuencia. Y por nada. Pero no es todo...- Sacó un periódico y lo puso sobre la mesa, dejando mostrar una imagen de Alice, sonriendo con un chico a su lado.
Paul la observó con detenimiento.
-Alice...- Dijo.
-No quería mostrártelo. Pero... No puedes seguir lastimándote así.
-Es la mujer más rara que conozco. ¿Sabes qué hizo cuando se fue? ....


"Paul, gracias por el anillo, pero no es lo que necesito, te amo" 
Un mundo hecho trizas quedaba debajo de esa nota, debajo de ese anillo. Un mundo destrozado y Paul en el suelo.

-Encontré la nota junto con el anillo la misma noche que llegué a pedirle que fuéramos a cenar. 
-Pues sí es demasiado rara- afirmó Aime- Listo, Paul. Era todo.
-No entiendo...- Dijo Paul, mientras Aime se levantaba
-¿Qué?
-Jamás me amó ¿a caso?
-Paul. Deja de pensar en eso por un tiempo. Estás demasiado deprimido.
-Quieres... quieres ir de gira mañana conmigo.
Aime sonrió.
-No, Paul. No seré yo quien te ayude a superarla.
-¿De qué hablas?
A Aime se le borró la sonrisa. 
-De nada. Adiós- tomó su bolsa y salió de ahí.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Treinta y Nueve.

-Teniendo en cuenta que no hubo ni una fractura pero, sí, hubo un aborto...- El doctor revisaba una hoja mientras Paul y Alice lo miraban- Y dadas las circunstancias de que en esta semana usted mejoró muy notablemente, usted podrá salir mañana.
-¿Mañana?- Alice sonrió.
-Sí, así es, ya está totalmente fuera de peligro, pero si esos golpes en la espalda no se curan rápido, tendrá que venir. 
El doctor se acercaba a la puerta
-Yo vendré mañana a las 12 del día
-Gracias- se despidió Paul.
-Buenas noches- el doctor salió.
Paul cerró la puerta de la habitación.

Más tarde, después de bañarse, Paul le cepillaba el cabello a Alice, mientras ésta leía un libro. 
-¿Qué haremos mañana?- preguntó Paul- sería bueno invitar a los chicos a comer o algo así.
Alice no respondió
-Oh podríamos festejar tu regreso de otra forma- besó su cuello seductoramente 
-Sabes que me haces cosquillas cuando haces eso- dijo Alice, riendo levemente.
-¿Entonces?
-Yo llegaré a dormir.
-No dejaré que te hundas. Así que lo primero que haremos al llegar a la casa será salir al patio, o no sé, a hacer algo y tú volverás a tu trabajo.
-No yo...
-Punto.
Alice suspiró, vencida.
Esa noche Paul leía una novela, estaba realmente sumergido en aquel libro, cuando terminó el V capítulo, giró sus ojos hacia el reloj de pared y se dio cuenta de lo tarde que era. 
Miró a Alice, se levantó del sillón y se acercó a ella logrando ver que estaba dormida.
Apagó la televisión y con tan sólo una lámpara de mesa, en un rincón de la habitación, se dispuso a observarla dormir.
Le parecía tan hermosa, en esos momentos se sentía lleno de miedo, se sentía lleno de miedo desde que Alice le dijo que se iría. No podía imaginar su vida sin ella, aún cuando, estando con ella, se había acostado con dos mujeres aparte de Jane, ella lo había hecho cambiar demasiado en ese aspecto y muchos otros.
Miró sus, un tanto, carnosos labios, formando una ligera curva en su piel blanca, pareciera que estuviera soñando, quiso besarlos, pero temía que se despertara y acabara con esa tranquilidad que reflejaba.
Pero, su mirada era demasiado penetrante y muy intensa, que Alice fue abriendo los ojos lentamente
-Paul- dijo con voz ronca y en un susurro- ¿Qué haces?- se incorporó finalmente.
-Nada, te miraba dormir- Alice sonrió.


* * * * * * * * * * * 
-¿Qué haces aquí?-
-Yo también te extrañaba.
-Lo siento- Brian sacudió su cabeza- de verdad, lo siento, pero ¡vaya! deberías de estar en cama o algo así ¿no?- La abrazó con fuerzas- Te extrañé.
-Sí, eso quisiera, pero Paul no me deja- Alice dejaba su bolsa en una silla de aquella oficina- ¿Y bien? ¿Con qué comienzo mi trabajo?
-Con ir a buscar un papel en cualquier película del mundo.
-¿Me estás corriendo?
-No. Ahorita me ayudarás con unas entrevistas, pero hablo en serio, ve a actuar.
Alice sonrió.
-Sabes, Brian- Alice, quien traía un par de hojas en las manos, se sentó en una silla- Eres al único al que le diré esto, espero que no me defraudes
-¿Qué pasa?
-Mañana me voy a Francia.
-¿Harás otra película?
-No, a vivir. 
-¿Y Paul y los chicos?
-Supongo que no me seguirán, ese es el punto
Brian se sorprendió.
-No les digas, Brian, por favor- dijo con un toque de desesperación- Por favor, guarda el secreto. Sólo quiero decirtelo para que cuando yo esté lejos, al menos alguien sepa donde estoy.
-¿Y por qué te vas?
-Quiero algo nuevo. Siento que estoy perdiéndome de muchas cosas a mis 21 años.
-Diablos, pensé que eras más vieja
-¡Oye!
-Pues, te extrañaré. 
-Yo también a ti, Brian, has sido mi único verdadero, verdadero amigo...


* * * * * * *
Llegó a las 7 de la noche después de estar el último día en Abbey Road Studios, al día siguiente se irían de gira otra vez.
Agotado y con sorna, se quitó el saco y aventó las llaves al sillón.
La casa se escuchaba completamente sola, a excepción de Martha, quien raspaba algo en el patio.
-¿Alice?- gritó Paul, con mucha emoción, tenía planeado hacer algo esa noche que sabía que tal vez a la chica no le agradaría mucho pero no perdía nada con intentarlo- ¡Alice!- gritó revisando en la cocina, no había nadie... -¿Alice?- subía las escaleras. Escuchó ruidos en la habitación- Alice, no vas a creer lo que me pasó hoy...- Abrió la puerta y no había nadie, aquello le dio un poco de miedo, pero el miedo se pasó cuando notó medio cuarto vacío.
-¡Alice!- gritó, abriendo los cajones del tocador y encontrándolos vacíos. Donde antes había ropa de la chica, ahora no había nada.
Abrió los cuatro cajones y los tiró al piso. Nada. Abrió el closet y la mitad estaba vacía.
Se sentó en la cama, consternado e incrédulo. Jadeaba de la impresión y un tanto de cansancio.

Miró su reloj y daban las 7:15 ... El último vuelo salía a las 8, lo sabía por que así era últimamente gracias al clima.
Pensó unos segundos, pero no pasaron 10 para que estuviera bajando las escaleras con prisa, tomando su saco y subiendo al auto, ignorando a una manada de Fans que había fuera de su casa.
Manejó con velocidad, alguna prensa lo vio afuera del aeropuerto 10 minutos después pero éste los ignoró.
Era demasiada su desesperación, había un mar de gente, la buscaba con la mirada pero habían demasiadas chicas rubias.
Si tan sólo pudiera encontrarla, por si acaso, compró un boleto al último vuelo a Francia, sacando su pasaporte del saco, siempre o casi siempre lo traía por eso de los conciertos.
-Gracias- agradeció, tomando su boleto, dando media vuelta e ignorando a una joven de 14 años que pedía un autógrafo. Siguió caminando entre toda esa gente a la sala de espera.
Abrió la enorme puerta de cristal y se detuvo para observar entre más de 60 gentes que ahí había.
Gritos de histeria se escucharon, obviamente, de dos o tres fans.
Las ignoró y corrió entre las filas de asientos. 
Ella, a lo lejos pudo verlo. Tembló de nervios o quizás de alegría o emoción. Como por arte de magia sus miradas se encontraron entre toda esa gente.  Ojos con ojos, ambos quedando perplejos a 30 metros de distancia, con gente yendo y viniendo entre ellos.
-¡Alice!- Paul gritó y caminó hacia ella, ésta, al contrario, tomó su bolsa y caminó al baño.
Pero justo antes de entrar a los tocadores, Paul la jaló de la mano y la azotó contra la pared, haciendo que se lastimara su espalda ya lastimada por el atropello. 
Alice soltó un gemido de dolor y cerró los ojos con fuerza
-¡Mierda! Paul me lastimaste.
-¿Crees que estoy jugando?- le gritó, su cara estaba a 5 centímetros de la de ella y aún así le gritaba.
-¡Paul! Me lastimas, por favor, suéltame- Éste le apretaba las muñecas-
-¿Qué haces aquí?
-Me voy, ya te lo había dicho.
-¿Acaso me quieres? ¿Me llegaste a querer en algún momento?
-¡Te amo! ¡Paul, te amo!
-No parece- volvió a azotarla
-Basta- se quejó de nuevo, sollozando de dolor por su espalda. La gente, obviamente los miraba con desaprecio. 
Paul jaló de su brazo con demasiada fuerza
-¡Suéltame! 
-Nos vamos.
-¡Paul! Suéltame- Obviamente, los flashes no se hicieron esperar.
Alice se forcejaba, hartando a Paul y provocando que éste se regresara a tomarla por las piernas y cargarla.
-¡PAUL!- Alice gritaba- ¡Paul! ¡Bájame! 
-Deja de moverte o te caerás.
Era una total escena de cine lo que se vivía ahí, la gente los miraba, hasta que Paul, tardándose demasiado por la necedad de la chica, llegó a su auto, abriendo la puerta y aventándola dentro de éste.
Alice lloraba de coraje y de decepción, aquel Paul era un Paul totalmente diferente y fuera de control.

En el camino sólo se escuchaban los sollozos de Alice.
-Deja de llorar.
-¿Quién eres?
-¿Y tú?

De nuevo el silencio.
Hasta que llegaron a la casa, pareciendo que los medios de comunicación se informaban todo en menos de 10 minutos, habían 7 camaras afuera de la casa.
Ambos las evadieron y cerrando el portón se olvidaron de ellos.
-Mis cosas...- dijo Alice. Paul entró a la casa- ¡Paul!
-¿Qué?
-Mis cosas. Tenía toda mi ropa ahí- Cerraron la puerta
Paul subió a la habitación y Alice lo seguía
-La reportaremos y haremos que regresen tu maleta.
-Paul...
Entraron a la habitación, para entonces eran las 8:30 de la noche. Paul se quitó el saco y lo aventó a la cama, pero, éste cayó al piso y de la bolsa saltó una caja color rojo y de ésta caja salió un anillo 
Ambos lo miraron por unos momentos.
-¿James?- preguntó Alice, secándose sus últimas lágrimas. Paul lo recogió y lo volvió a guardar en la caja y la caja en el saco y el saco en la cama- Paul...- Alice se acercó a él- Tú ibas a...
Éste la miraba.
-Ibas a...
-Pedirte que te casaras conmigo.
Alice cubrió su boca con ambas manos, sonriendo.
-Pero- Paul se sentó en la cama- Tú ya te ibas. Supongo que no quieres pasar ni un día más a mi lado.
-Oye...- Alice se sentó a su lado- Perdóname
-Perdóname tú a mí. Dejemos de pedir perdón.
-Paul, pídeme que me case contigo.
-¿Segura?
-¡Por favor!- rogó Alice.
Paul sonrió, extrañado por su reacción, ya que él sabía que casarse no estaba en planes de Alice.
-Cook...- sacó la caja del saco- ¿Quieres casarte conmigo?
Alice sonrió con ternura, pero aún así, lo pensaba, poniendo nervioso a Paul.
-Me encantaría- Aceptó. Paul sonrió y le puso el anillo.
Acto seguido se lanzó a besarla, fundiéndose a su vez, en un abrazo.
-Te amo- le dijo éste, mientras seguía besándola.
-Paul...- se detuvieron y se miraron a los ojos
-¿Qué pasa?- ella se colgaba de su cuello
-Nada...- se recostó en su pecho, éste comenzó a acariciarle la espalda con delicadeza, recordando lo brusco que había sido con ella hacía un rato. 
Sin ninguna otra explicación y por algo así como un pequeño impulso la tomó de la cintura y con agilidad la recostó en la cama, quedando encima de ella, Alice sonrió con complicidad.
Se besaron por un largo rato y se acariciaban, mientras las respiraciones se aceleraban.
Pero dado al estado médico de Alice, lo único que pudo hacer Paul, después de desnudarse mutuamente, fue lamer, acariciar y cosas por el estilo los genitales de Alice y ésta los de Paul. Aquello le resultaba tan erótico a ambos por que jamás habían hecho eso mucho menos por varias horas y, ambos, llegando a tener más de un orgasmo. 

Paul, recostado en su abdomen mientras ella acariciaba su cabello, miraba al techo.
-¿Alice?
-Mmh...
-No se te ocurra dejarme de nuevo.
Alice rió.
Paul ladeó un poco su cabeza besó el cuerpo de la chica.
-No lo haré.
-¿Qué tal si un día despierto y no estás?
-Paul, nos vamos a casar.
-Se puede esperar cualquier sorpresa de ti, mujer- Se incorporó a su lado y la abrazó.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Treinta y ocho.

Algo parecido a una corriente de electricidad recorrió todo su cuerpo hasta la espina dorsal cuando salió de aquella casa, sintiendo como los dedos largos, delgados y la mano extremadamente fría de él tomaba la de ella.
Caminaban lentamente hasta los estudios, eran los últimos días ahí, después tomarían unas vacaciones.
-Espera, Paul...- Alice se detuvo
-¿Qué pasa?
Se ve tan "afsgas" :3 
-Olvidamos sacar a Martha
-Vamos tarde
-Pero se quedará todo el día encerrada y hará destrozos. 
Paul torció los labios, tenía razón.
Así que retrocedieron unos metros hasta volver a meterse a la casa. Apresurada, Alice abrió la puerta y fue al patio trasero por Martha. Al ver a Paul, lo primero que hizo Martha fue correr hacia él y éste la acarició.
-Listo...
Volvieron a salir y esta vez definitivamente hacia los estudios.
-¿Sabes qué he estado pensando?- preguntó Alice.
Paul hizo un sonido con su boca, fijándose antes de cruzar la calle
-En un nombre.
Cruzaron la calle.
-¿Ah sí? Yo no había pensado en eso. Parece que ya te estas haciendo más a la idea de tenerlo.
-Claro ya van cuatro meses supongo que es resignación.
-Oh, a veces eres tan cruel- Alice rió. 
-Oye, antes del estudio hay que ir a desayunar algo- Se detuvo.
-Alice, ya te dije que vamos muy tarde- la jaló
-Anda, conozco a un restaurante cercas de aquí, muero de hambre- ella se regresó
-Será más tarde- Paul caminaba con prisa. 
-¡Paul! Tengo mucha hambre.
Paul torció los ojos y dieron media vuelta para dirigirse a un restaurante donde, casualmente se encontraron a Aime.
-Hey, ¡chicos!
-Aime- saludó Paul- ¿Cómo está tu mano?
-Mejor.
-¿Trabajas aquí?- preguntó Alice.
Sí, aquí conocí a Eleanor, ya saben, por que está cerca de los estudios. ¿Qué les sirvo?
-Yo quiero...- Alice miraba el menú- Quiero waffles y café.
-Yo quiero lo mismo- dijo Paul
-¿Van tarde, no?
-Sí, pero a la señorita se lo ocurrió desayunar- Alice se sorprendió, Paul parecía fastidiado y a tan solo pocas horas de la mañana
-Okey, entonces, lo traeré lo más pronto posible- dijo Aime y se retiró.

Paul terminó de desayunar y se levantó.
-¿Oye a dónde vas?
-¡Es tardísimo, Alice!
-Pero aún no acabo.
-Ven, vamonos...
Alice, un tanto triste, dejó su comida y siguió hasta Paul
-Oye, aun no pagamos.
Paul bufó, le dio un billete a Alice 
-Te veo allá.
-Paul, espérame
-¡Alice son las 10 de la mañana! Debí de haber estado ahí a las 8:30
-Okey...- Alice fue a pagar y después salió apresurada tras de Paul quien ya iba cruzando una gran avenida
-¡Paul espérame!
Paul se detuvo  para esperarla , pero, pasados unos segundos y al escuchar un estruendoso sonido de un carro, dio media vuelta y pudo ver, exactamente a su novia tirado en el piso con un auto detrás de ella.
-¡Alice!- gritó Paul, corrió hacia ella, la dueña del auto se bajó.
-Oh... Oh.. ¡No!
-¡¿Qué ha hecho!?- le gritó Paul, hincándose para ver a Alice, quien había quedado inconsciente y de quien escurría un charco de sangre de su boca 
La señora que la había atropellado se cubría la boca y la cara, estaba totalemente llena de miedo
-¡Pida ayuda, maldita sea!- le gritó Paul, la señora corrió a pedir ayuda y la gente del restaurante veía por la ventana y otras tantas salían a ver.
-¡Paul!- corrió Aime
-Aime- Paul, con lágrimas apunto de salir de sus ojos, sostenía el brazo de Alice.
-Oh, mierda...
Todos miraban, impactados, Paul estaba en trance, estaba demasiado asustado.
Regresó la señora
-Ya viene para acá
Aime checaba su pulso
-Alice...- la llamaba Paul- Alice, despierta.
Llegó la ambulancia uno minutos después.


* * * * * * * * * * 
-Deberías de irte a descansar.
Esa noche, Eleanor, recargada en la puerta del estudio casero que John tenía en casa, le pedía que fuera a dormir, envuelta en una bata, con su vientre que sobresalía.
-No puedo. Estoy preocupado.
-Todo saldrá bien, ya oíste lo que dijeron, no hay nada de qué preocuparse.
-Pero, es mi amiga
-Y mi hermana...- Se acercó a él y lo rodeó por detrás- Vamos- besó su cuello- Mañana la iremos a ver.
-Ha pasado una semana.
-Ella ya está bien.
-Eleanor...
-John.
-¿Cuánto tiempo más estará ahí? ¿No lo sabes? No me mientas, los dos sabemos que está mal.
-No sé hasta cuando. Ella está a salvo.
-Lo siento tanto- John cubrió su rostro con ambas manos y comenzó a llorar
-John, por favor no...- Eleanor lo consolaba
-¿Te imaginas lo que se sentirá?
-Sí, sí...- Eleanor se llenaba de melancolía también- Ha de ser horrible... Te haré un té.
-No, vamos a dormir- Se limpió las lágrimas y ambos subieron a dormir.

Pero por su parte, George y Paul tomaban un café en la cafetería del hospital.
-Ha sido gran ayuda lo de Brian ¿no?... ¿Paul?.... ¡Paul, despierta!
-Lo siento- Paul sacudió su cabeza- ¿Qué decías?
-Lo que hizo Brian...
-Oh, sí, sino estaríamos repletos de prensa.
-Si quieres yo puedo pasar la noche aquí hoy.
-No, estoy bien, deberías de irte ya
George se encogió de hombros, se despidió y se fue.
Harto de todas las cosas, incluso de la propia Alice, Paul prefirió pasar la noche en casa, sin despedirse de su novia.
Pero grata sorpresa, cuando al día siguiente se encontró con Aime.
-Hola...- saludó al entrar a la habitación.
-Paul- saludó Aime
-Hola- saludó Alice.
-Qué bueno verte aquí
-Quería venir a ver a Alice. Sé que no somos muy amigos aún, pero, sólo quería saber como estaba
-Gracias- agradeció Paul.
-Y ahora que veo que ya no se quedará sola, me voy- Se levantó de donde estaba y salió de ahí.
-¿Dónde estabas anoche?- preguntó Alice, con vos entrecortada.
-Tuve que ir a casa, olvidé alimentar a Martha y ... me quedé ahí por que... No me dejaro entrar de nuevo- mintió.
-No me mientas. 
Paul se acercó a ella y le dio un beso en la frente.
-¿Cómo estás?- Acarició su cabello, sostuvo su mano y la besó.
-Estoy mejor- Sonrió.
-Me dijeron que saldrás en dos días.
-No, no me quiero ir. No quiero llegar a casa.
-Alice...- Paul acariciaba su cabello
-Me voy, Paul.
-¿Qué?
-Me voy. No quiero causarte daño
-¿Qué?
-Me voy a Francia, a vivir.
-No hablas enserio.
-Sí, sí lo hago.
-No digas esas cosas...- la besó.
-No, Paul, me iré el miércoles. Ayer, mientras no estabas, hablé con Joe, dice que mi departamento estará listo.
-Alice...
-Mi vida será miserable, Paul. No quiero arruinartela a ti también.
-Alice, basta de hablar así- Alice comenzó a llorar, la distancia entre ella y Paul era escasa, Paul la miraba a los ojos pero ella esquivaba su mirada. Besó su frente y llenó de besos sus mejillas.
-Saldremos de aquí y si tú quieres, lo intentamos de nuevo
-No. Tal vez no tenga coherencia, pero, ahora es como si me faltara una pierna. Estoy deprimida, Paul- no dejaba de llorar- Tengo despejar mi mente.
Él se comenzaba a molestar.
-Después de todo ¿era lo que querías no?
Alice abrió la boca, sorprendida.
-Cállate.
-No querías tenerlo. Bien. Ya no lo tienes.
-Paul, cállate, ya.
-A veces pienso que eres la mujer más complicada del mundo.
-Me voy.
Paul se levantó de ahí, y con prisa se dirigió a la puerta
-¡JAMES!- le gritó Alice, pero era demasiado tarde, éste había salido, azotando la puerta, pero, al mismo tiempo, Breana entraba con Richard y un ramo de flores.
-Oh, amiga, ¿qué tienes?
-Le he dicho a Paul que me voy.
-¿Qué?- gritó Ringo
-No quiero ser una carga más en su vida.
-No lo eres.
-Sí, sí lo soy. 
-Puedes volver a embarazarte, incluso casarte- dijo Ringo.
Alice suspiró.
-Lo cierto, es que ya no es lo mismo
-¿Qué? Pero se aman
-Sí, lo amo, pero... desde que me embaracé hasta ahora todo ha salido mal.

Paul entró, exaltado
-Si te vas- dijo, sin importar que Ringo y Breana estuvieran ahí- Si te vas, no vuelves.
-Paul...
-¿Me escuchaste? ¡No vuelves!
Ringo y Breana se miraron y salieron, incómodos.
-Paul...
-Juramelo.
-¿Qué?
-¡Que no volverás! ¡Siempre has hecho eso! Huir, esconderte. ¿Piensas que alejandote de mí me harás algún beneficio? ¡Es todo lo contrario! ...- Paul suspiró y fue calmándose.
10 minutos después, se acercó a ella y la besó. Sabía a medicina, pero a Paul no le importó.
-Por favor no me dejes. Estuvimos a punto de tener un hijo, es decir, nuestra relación tiene que ser para toda la vida.
-Paul, Paul- Alice acarició su cabello
-Por favor- la besó- por favor- la volvió a besar.

sábado, 7 de septiembre de 2013

Treinta y siete. El principio del fin. JoasJoas.

Al día siguiente, 4 de diciembre, salió el que sería su cuarto álbum: Beatles For Sale. 
Quedando tan satisfechos como siempre.

-Cada vez me convenso más de que los embarazos no traen nada bueno
-¡Alice! No empecemos otra vez, por favor. No aquí
Alice rió.
-Lo siento, pero tan solo ve a John y Eleanor, parecen estar hartos de sí mismos
-Sí, siempre los veo discutir
-Como a nosotros.
-Hey, no digas eso- Paul la abrazó- Estoy enamorado de ti ¿lo sabías?
-¿De verdad?- Alice lo miró a los ojos- No, no lo sabía. Pero puedes demostrarmelo
-¿Cómo?- Alice señaló su cuello con su dedo y Paul sonrió, dándole un tierno beso en el lugar señalado.
-Paul- llegó Ringo, interrumpiendo- ¿Podemos hablar?
Un tanto extrañado y torciendo las cejas, aceptó, caminando a una de las habitaciones de la casa de John, donde se encontraban todos escuchando el nuevo disco.
-¿No te aturde a veces escucharte a ti mismo?- le preguntó Paul
-No, por que yo no canto- dijo Ringo, riendo y cerrando la puerta
-¿Qué ocurre?
-Ayer, sin querer, escuché que Alice y tú discutían
Paul bufó.
-Sí, últimamente no hemos andado muy bien- dijo Paul, con cansancio.
-Pero también la escuché decir que espera un hijo tuyo
Paul se sorprendió y enseguida se puso muy nervioso
-Bueno...- se rascó la nuca- yo... es... eso es verdad.
Richard sonrió y lo abrazó.
-¡Felicidades! 
-Gracias- Paul le devolvió el gesto-
-¿Por qué lo ocultan?
-No sé Alice. A veces pienso que ha enloquecido. Se la pasa quejándose de estar embarazada
-¿Ella no quería?
-No. Y jamás querrá.
-Eso es malo.
-Malísimo. Es insoportable
Tocaron la puerta de la habitación y enseguida cesaron de hablar y enseguida se abrió la puerta, dejando ver a Breana
-¡Ritchie!- fue con él- No te encontraba ¿interrumpo?
-No, para nada- dijo Ringo
-¡Paul ya me contaron!- golpeó su hombro- Felicidades, hombre
-¡¿Qué!? ¿Quién?
-Ringo.
-¡Richard! 
-Lo siento- sonrió nervioso.
-No tienen por qué ocultarlo
-Yo no quiero ocultarlo, es ella. Justo de eso hablábamos. 
Pero nadie sabía que afuera de la habitación, Alice los escuchaba, dolida por las palabras de su novio. Tal vez realmente estaba haciendo mal. 
Pero cuando escuchó que la puerta se volvía a abrir se alejó apresurada.
-¡Alice!- chocó con su hermana- Ten más cuidado
-Lo siento, llevaba prisa.
-¿Estás bien?
-Sí, me duele un poco la cabeza pero estoy bien.
-Toma una pastilla... Ven...
Bajaron a la cocina y mientras Eleanor buscaba algún medicamento, Alice tomaba agua, sentada en la mesa y viendo como Paul entraba.
-Ten, es algo fuerte, pero sirve demasiado- le dijo una caja con pastillas.
-Gracias- la abrió y sacó una, Paul miraba extrañado
-¡Alice!- le arrebató la pastilla, preocupado y casi gritando. Las dos chicas la miraron extrañadas.
-Okey, yo... me voy...- Eleanor salió nerviosa de ahí
-¿Qué te pasa?
-No puedes tomar medicina
-¡Pero me duele la cabeza!
Paul guardó la caja en un cajón.
-Ringo ya lo sabe- dijo
-¡¿Qué?!- fingió sorpresa.
-Sí, me lo acaba de decir, te escuchó. La verdad es que algún día todos sabrán.
-Sí. Eso me temo- suspiró- Será mejor que les digamos
Paul alzó la mirada del piso con una gran sonrisa
-¿De verdad?- dijo con emoción. 
Alice se levantó y caminó hacia él, rodeándolo por el cuello
-Con una condición
-¿Cuál?
-Cuando lleguemos a casa...
-Oh, ya entiendo- Paul rió- Con gusto- le guiñó el ojo.
Su momento se vio interrumpido por una chica, quien, entrando a la cocina, tiró una charola llena de vasos de vidrió.
Paul y Alice corrieron a ayudarla, pues también había caído ella
-¿Estás bien?- preguntó Alice
-Sí... Oh, mierda- miró su mano derecha y tenía una cortadura.
-Oh, no, se te puede infectar... Ven- Alice la ayudó con la herida.
-¿Cómo te llamas?- preguntó
-Aime. 
-Lindo nombre- dijo Paul
-Es como "amor" en Francés- dijo Alice.
-¿Qué haces aquí?- preguntó Paul
-Conocí a Eleanor hace unas semanas, así que me invitó a pasar el rato. 

Y unos minutos más tarde, se encontraban anunciándoles a todos que tendrían un hijo. Obviamente todos se lo tomaron muy bien, menos Alice, quien sólo fingía una sonrisa. Obviamente, todos se sorprendieron, pues habían pasado ya 3 meses.
Cuando llegaron a casa, esa noche, Paul tuvo que pagarle a Alice la "condición"
-Al menos aún podemos hacerlo- dijo Alice, en brazos de Paul. 

* * * * * * * * *

Tan realmente trágico como es la vida, había llegado el momento en el que todo cambiaría.
Fue como lo que le hace la noche al día.
Fue tan inesperado y no estaba en planes de nadie, obviamente.
Aún si se quisiera borrar de la memoria algo así, no se podría. Aun sí se pudiera regresar el tiempo, no serviría de nada. Por que una mañana como esa comenzó todo.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Treinta y seis.

Aunque difícil, George trataba de olvidar a Amy y su bonita relación que habían tenido. Esa chica no era para él, y él no era para ella, después de que se enteró que había tenido una affaire con uno de sus mejores amigos; Paul, jamás quiso volver a saber de ella y le advirtió que si se acercaba a cualquiera de ellos cuatro diría toda la verdad.
Faltaban dos días para volver a la gira y George se hundía en el alcohol de un bar, coqueteando con algunas cuantas chicas. Pero ¿quién diría? que la que más le gustaba era la que menos se dejaba.
Una chica delgada, tes blanca, el cabello rojizo y los ojos claros, era francesa, la debilidad de George.
Había estado mandándole tragos e invitándola a sentarse con él pero la chica simplemente se negaba.
Cuando la vio salir del bar, tomando su chamarra, la siguió.
-Hey, espera...
La chica volteó y se detuvo.
-¿Te gustaron los tragos que te mandé? 
-¿Eran tuyos?
George asintió.
-No estaban nada más. ¿A quién agradezco?
-George- estrechó su mano, incrédulo de que no supiera quién era- George Harrison.
-Danielle. Ahora si me disculpas, debo irme, gracias ...
-Hey espera
La chica volvió a voltear
-¿No quieres quedarte a platicar? Me encantaría conocerte, tú sabes...
-Lo siento, debo irme- Y la vio irse, moviendo su cabellera rojiza, traspasando las puertas del bar.
Qué mala suerte, no tenía ni siquiera su número.


* * * * * * * * * * * *
Pero en ese caso, Alice no volvería a actuar, no en mucho, mucho tiempo. Y eso era lo que más le dolía, al menos pudo volver como asistente de Brian.
Habían pasado tres meses y nadie sabía nada, es decir, la complexión de Alice siempre había sido muy delgada y ella trataba de usar suéteres muy holgados o nada ceñido al cuerpo. La que sí era un claro ejemplo era Eleanor, quien estaba feliz y se la pasaba presumiéndolo a todo el mundo.
Entonces era diciembre de 1964, un mes helado y casi lleno de nieve.

-Alice necesito que cheques todo para el lanzamiento de mañana

-Ya lo hice, Brian, está todo bien...
-Alice deja de comer en la cabina
-Lo siento, es que me divierte verlos tan relajados, en cualquier momento puedo hacer esto, mira - tomó un micrófono, subió el volúmen y habló, aturdiéndolos a todos
-¡Basta!- dijo John, frunciendo el ceño y Alice rió.
Brian se sentó a su lado.
-Tengo algo de que hablarte
-Claro...
Brian apagó el micrófono que daba al estudio para que nadie los escuchara pero los Beatles habían escuchado esto último y con curiosidad y disimuladamente miraban a la cabina, preguntándose de qué hablaban.
-Es difícil decirlo, Alice, pero tú eres una de mis mejores amigas
-Habla ya, Brian.
-Bueno...- se notaba nervioso- yo... yo...- se mordía el labio- soy gay.
Alice miraba sus uñas, pensando en que debería de pintarselas de un color azul
-¿Es todo?
-¿No te preocupa?
-¿Por qué debería de hacerlo?
-Todos lo hacen.
-Brian, a la mierda todos, eres un gran hombre, aunque no entiendo por que me lo dices
-Necesitaba sacarlo
-Pues te apoyo realmente
-¿De verdad?
-Claro, te quiero demasiado y tener preferencias diferentes es lo más normal del mundo, la sociedad define "normal" a un hombre y una mujer juntos, es tan absurdo que no acepten las cosas diferentes- sonrió y lo abrazó

Los cuatro chicos miraban impactados lo que ocurría, un abrazo entre Alice y Brian.


Pero, Alice tuvo que separarse de Brian y disimuladamente salir corriendo al baño; las nauseas no cesaban y tenía que correr a vomitar.
Paul lo notó, así que dejó su bajo y caminó hacia los baños, esperando a que saliera.
-¿Estás bien?- le preguntó al salir
-Sí- contestó molesta, azotando la puerta del baño
-Hey ¿qué tienes?
-Estoy harta de esto, Paul.
-¿De qué?
-De todo. Jamás quise quedar embarazada, han pasado tres meses y... 

Y... Ringo iba pasando por el otro lado de la pared que era de cristal, la voz de Alice no fue nada delicada así que lo escuchó.


-...¡Hablado contigo como si no te importara!

-¿Cómo no me va a importar?- gritó Paul

De nuevo discutiendo.

Ringo, por miedo a ser visto siguió caminando incrédulo. 

-Jamás te pedí que me embarazaras.

-¡Baja la voz que nos pueden oír maldita sea!
-Estamos peor que John y Eleanor.

Su voz era increíble mente alta, la definición correcta sería: gritos.


Así que en el estudio, todos los escuchaban discutir.

-Pues si no vas a cooperar, McCartney, al menos no estorbes.
-¡Intento ayudar! Eres tú la necia que no se deja, te has vuelto tan irritante.
-Tú tienes la culpa
-¡Lo ves! ¡Me culpas de todo!
-¡Maldigo la hora en la que me fui a vivir contigo! 
Paul abrió los ojos.
-¿Qué?
-¡Sí! Si no me hubiese ido contigo nada de esto estuviera pasando y yo estuviera haciendo otra maldita película en cualquier maldito lugar del mundo ¡Lejos de ti! ¡Pero no! Me arruinaste la vida, ahora tengo que esperar malditos 9 meses y después toda una vida cuidando a un niño.

Alice dio media vuelta y enojada, caminó.
-¡Alice! ¡Alice Cook, ven!- Paul la jaló.
-¿Qué?
-No hables así.
-¿Cómo?
-Maldiciendo a ... nuestro hijo. Carajo, no tiene la culpa.
-Sí y tú también. ¿Y sabes qué? ¡Me voy!
-¿Qué? ¿A dónde?
-¡Lejos de ti! No soporto una discusión más contigo

Y es que, a decir verdad, llevaban semanas discutiendo.


-No te puedes ir- Alice se safó y caminó hasta la entrada de los estudios, seguida por Paul.

Eran las tres de la madrugada, así que no había nadie afuera a esa hora.

-¡Detente! ¡Alice!- Corrió hacia ella y la detuvo, para darle la media vuelta y quedar frente a frente.
No se dijeron nada, simplemente se miraban, aún molestos los dos.
Alice se lanzó a besarlo con desenfreno, tomándolo del cuello y haciendo que sus cuerpos se acercaran el uno con el otro.
Ninguno de los dos querían parar aquel beso, era algo que desde hace mucho no hacían.
Pero, pasados varios minutos se separaron, chocando sus frentes y mirándose a los ojos.
-Lo siento- dijo ella.
-Sentí miedo. No te vayas.
-Lo siento, soy una estúpida
-No, no lo eres.
-Sí, lo soy.
-No. Es sólo que esto seguramente te ha de cansar y... mierda, a veces no sé cómo actuar. Deja de decir tonterías, por favor.
-Lo siento- lo abrazó y hundió su cabeza en su cuello
-Ven, volvamos...- Tomó su mano y regresaron al estudio.

Alice volvió a su lugar de trabajo igual que Paul, pero el silencio reinaba el estudio, todos estaban incrédulos. Nadie había escuchado lo de Alice más que Ringo y éste estaba preocupado.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Treinta y cinco. Sorpresa e.e

El sonido del líquido pasando por aquél artefacto de plástico y la caja de cartón casi vacía hacían un estruendo total en la habitación.
Las mejillas de Alice se contraían al querer beber más jugo.
No dejaba de mirarlo, con esos ojos un tanto enfermos, miopes y llenos de pavor.
Paul, aturdido por el ruido que hacía la chica, sólo fruncía el ceño, sentado en la cama, mirando hacia la ventana y el aburrido, pero un tanto hermoso, paisaje que se ofrecía que consistía en centenas de árboles y una mañana soleada en algún bosque de Francia.
¿Cómo habían ido a parar ahí? ... No... La pregunta es; ¿cómo fueron a parar a
La chica se levantó de la silla, con cautela, sin dejar de mirar al hombre. 
-Iré por mi encendedor al auto- dijo 
-Yo te acompaño.
-No- dijo, directamente y salió de la pequeña cabaña.
Apenas salió y su aliento, al salir de por su nariz, formaba una espesa brisa de vapor gracias al frío.
Tiritaba mientras lo buscaba, hasta que vio una pequeña caja roja en el tablero del auto y sonrió, estirándose y sacándolo. Pero apenas dio vuelta para volver y Paul estaba detrás de ella.
-¡Te dije que no salieras de ahí!- Alice jaló su brazo y volvieron adentro
-Alice ¿qué pasa? me estás asustando.
-Está bien, te lo diré ya. Siéntate. 
Paul torció los ojos, se quitó el saco y se sentó en la orilla de la cama.
Alice movía el pie nerviosamente.
-¿Me tendrás otra hora esperando?
-No. Ya voy- suspiró- No es la mejor noticia que me han dado, tampoco creo que sea la mejor noticia que te voy a dar
Paul abrió por un segundo los ojos y arqueó las cejas.
-Tú sabes que, desde que vivimos juntos, hemos... bueno... ya no tenemos límites ¿sabes de qué hablo?
Paul rió nerviosamente y, como alguien pequeño, se sonrojó, causando una sonrisa a Alice
-Sí- le guiñó el ojo- ¿por?- se levantó y se acercó lentamente a ella- ¿no quieres tener límites... aquí?- la besó
Alice rió
-Espera, Paul, siéntate- Paul rió y volvió a su lugar- Estoy embarazada.
Y su mirada no expresó nada, ni una sonrisa, era como si le hubieran contado cualquier otra cosa. 
Así, por unos minutos. Alice movía más el pie y fumaba con más desesperación su segundo cigarro.
-¡Alice!- Paul reaccionó- ¡Alice estás fumando!- le arrebató el cigarro 
-¿Y?
-No puedes.
-¿No puedo?
-No, las embarazadas no pueden fumar- Paul se levantó de ahí y se posó frente a la ventana, posando sus manos en su torso, fumando el cigarrillo que antes era de Alice.
-Sé que no es algo bueno, es decir... Sabes cómo pienso, yo no quería tener hijos, pero sabía que pasaría si seguíamos así. 
Paul no decía nada, pensaba, se perdía en aquél paisaje.
-Oye...- Alice fue hacia él- Puedo irme si tú quieres.
-¿Irte?
-Claro. Irme, lejos.
-¿Qué?
-No lo tomaste bien.
-Es... algo... raro.
-Lo sé.
-No digas tonterías- Paul rodeó sus hombros y besó su cabeza- ¿Cómo, cómo lo sabes?
-Fui al doctor.
Paul rió.
-¿Por qué te ríes?
-¿Quién sigue? ¿Ringo y Breana?
Alice sonrió.
-Todo saldrá bien. No digas esas cosas, tú sí quieres tenerlo.
-No, no quiero y tú tampoco.
-Bueno, no es algo que esperaba pero... supongo que así deben ser las cosas; inesperadas.
-¿Lo quieres?
-Alice, me acabo de enterar.
-¿Estás feliz?
-Pues...- Paul tartamudeó un poco- Sí... ? - Y eso sonó como una pregunta.
-Yo también lo dudo.
-No lo hagas. Lo quiero- Terminó por afirmar.
-Debemos volar a Manchester. 
-Mañana, lo prometo- dijo Paul, mientras Alice se alejaba, directo al baño para tomar hundirse en la tina.
Media hora después, Paul entró y se hincó para quedar a la altura.
-¿Qué pasa?
-¿Qué haremos?- preguntó Paul.
-No quiero pensar en eso- Alice cerró sus ojos
-¿Quieres casarte?
-¡No! ¡No! ¡No! 
-Okey, tranquila- Paul rio nerviosamente
-No sé qué quiero. Si pudiera regresar el tiempo te hubiera pedido que te cuidaras.
-Lo siento
-Por lo pronto- Alice tomó su mano- Vuelve a tu trabajo- Se levantó, salpicando a Paul- ¿Me pasas esa toalla?- Y después se cubrió.


* * * * * * * * *
Dos para llevar por favor *w*/
-Es emocionante ¿no crees?
-Paul, déjame dormir.
-Es decir. ¿Te imaginas? ¿Tú? ¿Alice Cook? ¿gorda?- rió.
-No es gracioso. Paul tengo sueño, déjame en paz- 
-Pero es emocionante. John y yo, tú y Eleanor, nuestros hijos es... como... una novela.
Alice no contestó.
-¡Hey hazme caso!
-Ya me dormí.
-Alice...
Ésta suspiró, fastidiada, dio vuelta y lo miró a los ojos o al menos eso intentaba, pues la oscuridad era mucha, sólo interrumpida por la luz de la ventana que era escasa. Se acercó a él y acarició su cabello.
-¿Vas a estar conmigo, verdad?
-Claro que sí.
-Tú y yo sabemos lo que es no tener a un padre o una madre. 
-Alice, jamás les faltaría...

-Tengo miedo- se acercó más a él, quedando a escasos centímetros
-Yo no. Yo estoy feliz.
-Sí, ya pareces estarlo- éste sonrió y la besó.
-Además ¿te imaginas? Martha y el bebé jugando por la casa.
-No hables así, me asustas más.
Paul rió.
* * * * * * * * * * * * * * * * *   * * * * * * * * * * * * * *   * * * * * * * * * * * 
Nelson, esto no se queda así :B

lunes, 2 de septiembre de 2013

Treinta y cinco :D

El kilometraje de Paul marcaba 170 kilómetros por hora, las ruedas de su auto recorrían una carretera de París. 
Una canción tras otra sonaban en la radio y el volumen estaba a todo lo que podía estar.
La voz de Paul se fusionaba con la voz de Alice mientras ambos cantaban algo de Buddy Holly.
Pasaban curva tras curva, reían, gritaban, estaban totalmente emocionados.
Pero, el auto fue quedándose sin gasolina.
A esas alturas no les importaba nada, aparte de tener unos porros encima, en verdad disfrutaban todo aquello.
Bajaron el volumen de la música mientras terminaban de reír, Paul se tocaba el estómago, pues le dolía de tanta risa y el rostro de Alice se tornaba rojizo.
Suspiraron. 
El auto estaba en la orilla de la carretera y a pesar de ser un día soleado, el aire era fresco.
Alice, sonriendo, lo miraba, mientras Paul, sonriéndo también, miraba al volante.
-¿Y... bien...
-¿Qué vamos a hacer?- preguntó Alice.
-No lo sé, estoy muy feliz
-Yo también.
-Podría quedarme aquí todo el día.
-Yo no.
-¿Dónde hay una gasolinera? 
-Supongo que ha de estar cerca.
-Creo que tendremos que ir por un poco.
-¿¡Qué?! ¿Caminando? No sabemos dónde está.
-Atrás vi una, a unos seis kilómetros.
Alice se quejó.
-¿Prefieres quedarte aquí?
-No, no, yo voy contigo- dijo Alice
-Bien.
Ambos abrieron las puertas y salieron de ahí.
Se sonrieron. La noche anterior había sido de las peores en la vida de Alice, pero ese día, desde la mañana, pintaba para ser uno de los mejores. 

Caminaban tomados de la mano por la orilla de la carretera, bajo el sol de la mañana.
-Debimos de llenar el tanque antes de salir- dijo Alice- Oye, Paul, según recuerdo tienes un concierto en cuatro días.
-Oh, sí.
-Deberías de irte mañana ¿no?
-No. Me iré dentro de tres. Tomaré el último vuelo a Manchester.
-Sí estuviera trabajando con ustedes, Brian ya me hubiera matado. ¿Viste a Eleanor?
-Sí, se ve muy feliz...  Pero...- Suspiró y al notar que se quedaba en silencio, Alice insistió.
-Pero ¿qué?
-Nada.
-Paul.
-Nada, de verdad, nada.
-Dime... ¿pero qué?
-Bueno... John no está tan feliz como ella, ya sabes...
-Sí, me lo suponía, maldito bastardo.
-Oye, tranquila
-Era de esperarse. ¿Han discutido?
-No, pero John me ha confesado que ... Verás, el está feliz, pero, tú sabes, estamos en pleno apogeo de la fama
-No ha de ser tan difícil, Paul, ¿por qué lo sería?
-Bueno, tan sólo si te digo que de cuatro semanas, pasamos una en Londres o menos.
-Pero tienen largas vacaciones.
-Bueno, no somos nadie para juzgarlos ¿o sí?
-No, pero si le hace algo a mi hermana.
-Lo conozco, jamás se atrevería a dejarla o algo así, después de todo, él la ama.

Siguieron caminando en silencio unos minutos más. 
Llegaron a su destino y regresaron con gasolina cansados ya de caminar, así que apenas abrió la puerta del auto, Alice entró, esperando que Paul acabara de arreglarlo y marcharse.
-Listo- dijo el chico, ensendiendo el auto- ¿A dónde ibamos?
Alice rió.
-No lo sé.


* * * * * * * * * * * *
En efecto. Los Beatles tenían una semana de descanso y John se encontraba con Eleanor en la sala de su casa en Surrey mientras escuchaban un poco de música y Eleanor leía un libro acerca de bebés.
-¿Crees que deberíamos pintar su cuarto de algún color?
-No, blanco está bien- respondió John.
Eleanor estaba haciendo esas preguntas desde hace una hora y John se empezaba a fastidiar.
-Deberíamos tomar aire fresco- propuso él- tanta lectura te hartará.
-Es un libro magnífico.
-No debí dartelo.
-¿Qué dices? Es de lo mejor que me has dado. No tenía idea de qué hacer el primer día y ahora lo sé todo.
John sonrió, después de todo, Eleanor le parecía adorable y la amaba, así que la rodeó por los hombros.
-He estado componiendo canciones- dijo John- Pero supongo que seguiremos haciendo más covers.
-¿Por qué?
-No sé, no tenemos mucho tiempo.
-¿Supiste que George terminó con Amy?
-¿Qué?- preguntó John sorprendido- ¿Cuándo?
-Hace dos días.
-¿Y por qué?
-No lo sé, no los he visto, pero Amy me marcó llorando hace dos días.
-No puedo creerlo...- John sacudió la cabeza, ¿desde cuándo era tan curioso?- Te gusta demasiado el chisme ¿eh?
-John, es mi amiga, me tenía que enterar.

* * * * * 
Pero mientras George y Amy pasaban por un estado de "depresión" gracias a su ruptura, Breana y Ringo la pasaban mejor que nunca, desnudos, tendidos en la cama desde hace más de cuatro horas, fumando y riendo, contandose cosas y haciendose reír.
-Cuando tenía 7 años me caí desde la ventana de la parte de arriba de mi casa- Dijo Breana- Fue gracioso porque estuve en el hospital una semana, no me rompí ningún hueso- rió.
-Yo estuve año tras año en hospitales
-¿Cuándo me enseñarás a tocar la batería?
-Cuando tenga tiempo... Y cuando no haya nadie en el estudio.
Breana hizo una mueca.
-¿Porqué terminaron George y Amy?
-Aún no sé, no he visto a nadie de los chicos desde que llegamos a Londres.
-¿Y cuándo regresa Paul y Alice?
-Supongo que mañana...- Ringo besó sus labios.
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Holale x3 Otro capítulo más caquita :3 Pero ustedes saben, yo y mis aburridas ideas de escribir n.n