lunes, 20 de enero de 2014

Hola, de nuevo :)

Aquí pasando a molestarlas otra vez e.e
Les dije que me tardaría como un mes en volver a subir pero la verdad es que soy demasiado aburrida y no sé qué hacer con mi vida ._.
Entonces dije "Meh, comenzaré a escribir ya" y así fue ._.

www.beatleslaserquest.blogspot.com

es el nuevo enlace de la nueva novela/ continuación de esta cosa intento de fan fic :)
Espero que sea un poco más interesante aunque siento que no inicié con el pie derecho :I
Como sea, ahí se las dejo.

¡Las quiero muchachas! Sean realistas con optimismo.

jueves, 16 de enero de 2014

FIN

Tal vez si Mary no hubiera tomado la siesta esa tarde y Alice la hubiera tenido entre sus brazos tomando el sol, nada de eso hubiera pasado. Cuántos "hubiera". 
Pero esa tarde estuvo escrita desde el principio de esta historia.
Pudo haber sido cualquier otro motivo: Tal vez Alice decidió no salir porque prefirió ir a darse un baño, pudo haber entrado cualquier empleado, o la voz de aquel hombre pudo haber sido cualquier amigo de Alice y éso explicaba el porqué no había regresado.
Lawrence estaba ya sentada en un camastro, con las piernas cruzadas mientras trataba de abrir una cajita de jugo de uva con sus arrugados deditos, con el cabello escurriendo, envuelta en una toalla.
Paul pensaba en que Alice no había regresado, sólo esperaba que el olor a alguna comida saliera por aquella puerta y así saber que se encontraba cocinando.
Estaba alucinando, sacudió la cabeza, pensando en que estaba siendo demasiado obsesivo. 
Terminó de secarse el cabello y se puso unos pantalones, no importándole si los mojaba. Estaba ya casi seco por el sol.
Subiría a tomar una ducha.
¿De quién era aquella voz? ¿Qué decían? 
-¿Quieres que te ayude, pequeña?- Paul extendió la mano a Law y ésta le dio la caja de jugo para que la abriera
-Gracias- sonrió la niña y sorbió de la caja. 
-Iré adentro... ¿Vienes? 
-No, me quedo aquí.
Paul acarició su cabello, quería saber quién era el extraño que venía hablando desde hace rato.
Entró. Pudo distinguir que era Francés. Escuchaba las palabras y la gran pronunciación de su esposa y le pareció lo más sensual del mundo. 
Pero no era una plática común, se detuvo unos minutos antes de salir de la cocina para escuchar un poco pero no importaba cuánto se esforzara, no entendía nada. 
Salió al fin. 
La escena era un poco imprudente; Alice tenía a Mary en brazos, con sólo un bikini y había un tipo de traje frente a ella, en medio de la sala, discutiendo en francés.
Paul apareció, Alice lo miró, se acercó a ellos, no entendía nada. Gritaban. Sostuvo a Mary. 
-¿Qué pasa?- preguntó. 
-Nada- respondió en inglés. 
Seguían discutiendo pero ahora gritaban, estaban demasiado alterados, Paul comenzaba a enfadarse. 
El hombre sacó un arma de su bolsillo y Paul pudo sentir como se le enchinaba la piel y comenzaba a su dar sin previo aviso, con el corazón que se había acelerado como un tren.
Tuvo miedo, pero a Alice parecía no importarle. 
Dejó a Mary en el sillón, tomó del brazo de Alice y la puso detrás de él.
-Ne pas toucher!- Grito el hombre y apuntó a Paul con la pistola- Rester loin de cette femme! 
-¿Qué está diciendo?- preguntó Paul, temblando
-Que te alejes de mí.
-¿Quién es? ¡Alice! ¿Qué pasa? 
-Paul, vete de aquí
El hombre seguía gritando, apuntando con el arma sostenida por ambas manos, gritaba y temblaba.
Alice estaba preocupada por Paul y éste, helado y sudando, estaba desconcertado.
Alice le gritaba que se fuera, que los dejara en paz. 
Paul intentó quitarle el arma en un movimiento ágil pero no lo logró y se escuchó un tiro al techo. 

Si tan sólo hubiera sido un lunes, cualquier otro día, la casa hubiera tenido más gente, como algunos empleados.
Entró en pánico, había tirado al hombre al suelo, lo golpeaba
-¡Paul, Paul!- Alice gritaba, intentaba separarlos.
El hombre le gritaba ofensas en francés. Otro tiro al techo.
-¡Alice llama a la policía!
-Tú no entiendes, Paul, déjalo. Vete de aquí- decía Alice.
Paul puso sus manos sobre el cuello del hombre, queriendo debilitarlo sin aire.
-¡Paul!- gritaba Alice.
Mary había comenzado a llorar. Law había entrado del patio y lloraba, asustada, mirando todo. 
-¡Te voy a matar!- dijo el hombre, en inglés, a Alice.
Paul lo entendió, quería quitarle el arme pero éste le dio una pata y Paul calló 
Otro disparo. 
Uno justamente debajo del bikini floreado que portaba su esposa, de lado izquierdo, entre las costillas.
El estruendo se escuchó en toda la casa.
Paul la miró, ahí parada, bajando lentamente la cabeza y mirándose, la sangre comenzando a fluir y emanar.
El hombre: huyendo en el acto. 
-Alice...- Paul se levantó del suelo, la chica, al contrario, se había desvanecido, como si hubieran intercambiado lugares- Alice... No...
-Paul...- Lo miraba. 
-No, no. Llamaré a una ambulancia...
-No, Paul, no te vayas. No me dejes.
-Alice...- Le sostuvo la rubia cabeza, ahora manchada de sangre, gracias a el fluido rojo que salía de su boca.
-Paul...- tosió- Paul...
-¡Alice!- le gritaba, comenzaba a llorar- No, cariño, no... Por favor, no...
-Te amo, Paul...
-No, no. 
-Nos vemos.
-¡Por favor, no, no, no! 
La miró, la sangre escurría de todo su cuerpo, de su boca.
Intentó decir una palabra, pero era inútil. Ya no tenía aire. 
-¡Alice!- La acercó a su pecho, donde soltó su último suspiró y murió- ¡No, amor, no!- Paul gritaba, gritaba y se negaba y la abrazaba. 
Plantó un beso en su frente, acariciaba su cabello. Besó su boca y se manchó de sangre.
Acariciaba su abdomen y se mancha de sangre.
Lloraba, la besaba, la sostenía entre sus brazos, gritaba, maldecía, la volvía besar.
Law estaba parada, observando todo desde la puerta de la cocina y Mary no dejaba de llorar.
-Por favor, no, no, no me dejes aquí. No me hagas esto, no de nuevo, no otra vez...
Pasó una hora llorando, abrazando un hermoso cuerpo semidesnudo y cubierto de sangre.

* * * * * * * * * * * *


Listo, mujerets. 
Esto terminó :I 
La verdad es que me tomaré un tiempo, tal vez de un mes o más :v Para continuar la historia, no en este fan fic, si no en otro. ¿Les gusta la idea de una continuación? 
Sería así como una segunda parte pero nueva, en otro blog, MEJOR, lo prometo, SERÁ MEJOR QUE "ESTO"
Déjenme sus comentarios sobre la idea c:
¡LAS QUIERO!

lunes, 13 de enero de 2014

Sesenta y uno y medio :v (?)

Dadas las circunstancias de que John continuaba grabando How I Won The War en España después de visitar a los chicos, y mientras Breana lo esperaba ansiosa para casarse y tras dejar las giras y terminar Revolver, decidieron tomarse un descanso. 
Pattie y George habían volado a la India, sólo para tomar un descanso. Se encontraban dando un tour por esos lugar y George había escuchado hablar sobre un tipo de instrumento típico de la India y sobre un maestro excelente.
Así que juntos visitaron a Ravi Shankar sin saber que desde entonces hasta siempre George comenzaría a adentrarse en esa cultura. 
Un pollito cargando a un pollito *ba dum tss*
 Pero por lo pronto, Paul se dedicaba a escribir la banda sonora de The Family Way, una película dramática. 
Estaba realmente concentrado en eso, porque, después de todo no tenía otra cosa que hacer.
Y aprovechando que Paul no haría nada, Alice trabajaba en algunos comerciales o era invitada a algunas series de televisión por algunos capítulos.
Todo fue más tranquilo desde que John regresó a España, pues Paul sabía que si lo volvía a ver volvía a estallar. Debía de encontrar una forma de poder perdonarlo por completo. 

La nueva niñera de las niñas era una mujer de 40 años, una muy bien parecida.
Al principio habían optado por una muy joven y cariñosa pero los celos de Alice al pensar que había una mujer atractiva en su casa la hicieron cambiar de parecer. 

La solución de Alice sobre mandar a vivir de nuevo a Law con su familia a los pocos días pareció esfumarse, pues había tomado un cariño increíble con la niña. Además, no estaba triste, después de todo la habían sacado de una forma de vida privada de muchos lujos.
Y es que, por ejemplo, aquél domingo, un domingo soleado y con el cielo azul y totalmente despejado, Alice se encontraba tomando el Sol recostada en un camastro con un traje de baño y unas gafas oscuras, leyendo un libro, mientras Paul jugaba con Law dentro de la alberca, le quería enseñar a nadar, decía. 
-¡Oh, vamos, Paul!- Alice bajó de su vista el libro- Está muy pequeña para eso...- Siguió leyendo.
-Claro que no, además le gusta ¿verdad?
La niña reía y chapoteaba en la alberca, asintió. 
Mary estaba dormida adentro, en la sala.
-Creo que ha despertado Mary...
-Oye... ¿sabes qué dijo ayer?
-¿Mary?- decía Alice, levantándose de donde estaba
-Sí, dijo "papá"
-Escuchaste mal.
-No, es enserio...- Alice sonrió- ¿Oye no piensas meterte a la alberca? 
-¡Sí, ven!- insistió Law, arriba de los hombros de Paul.
-Iré a ver a Mary y luego regresó- Alice les guiñó el ojo, como si con ese acto prometiera volver  y mientras caminaba hacia la casa Paul contemplaba la figura de su esposa caminar como si bailara, alegre y hermosa. 
Pero, bueno, vaya sorpresa la que le esperaba a Alice adentro. 

sábado, 11 de enero de 2014

Sesenta y uno.

George y Ringo intentaban separarlos mientras las cuatro grupies de la habitación miraban, cubriéndose la boca de sorpresa o soltando expresiones de emoción. 
-¡Basta!- gritaba George, logrando separar a John, tomándolo por los hombros.
-¡Suéltame!- le pedía Paul a Ringo- ¡Suéltame!
-Tranquilízate por favor- le pedía Ringo, Paul se jalanoeaba y John simplemente lo veía, con la boca ensangrentada, probablemente le había roto el labio.
-¡Paul, cálmate ya!- le pedía John.
-¿Cómo me pides que me calme? ¡Suéltame, Richard!
Ringo no podía con él, así que lo soltó, pensando que se abalanzaría sobre John, pero para sorpresa de todos, lo que hizo fue tomar su saco y salir de ahí, enojado con un ojo golpeado y la mejilla roja. Al fin de todo, el que más afectado se vio de ahí fue Paul. 
Afuera estaba lloviendo en cantidades infernales, así que cuando llegó a su casa estaba empapado. 
-¡Alice!- gritó al entrar- ¡Alice Evelyn McCartney!- gritaba, estaba ebrio, golpeaba las paredes. Tiró un florero al suelo de un manotazo- ¡Alice!.
Hizo que la chica se despertara y bajara las escaleras con prisa envuelta en una bata.
-Paul...- Éste cayó en un sillón- ¿Qué pasa?- Corrió hacia él, estaba golpeado y empapado. Creyó que lo habían golpeado en la calle- ¡Oh, no!- Le ayudó a quitarse el saco y le desabrochó la camisa para quitársela- ¿Estás bien?- Y estaba apunto de quedar inconsciente.
-John me... Me dijo que... Te acostaste con él, maldita.
-Oh, no... ¡Paul mira ese ojo!- Alice se levantó de ahí y corrió por cosas para curarlo. Se arrodilló frente a él y con un algodón lleno de alcohol le limpió la herida que tenía en la ceja. Paul hizo una mueca de dolor y balbuceó.
-Te peleaste con él. Afirmó Alice, mientras seguía curándolo y ponía una toalla sobre los hombros de Paul.
-¿Qué más podía hacer? Podría haberlo matado. No me faltaban las ganas. Podría matarte a ti.
Estaba un tanto más calmado, con sueño gracias a los licores. 
El simple hecho de verlo así provocó un estado entre lástima y tristeza de Alice.
-Oh, Paul, mírate...- Se sentó a su lado y le secaba el cabello con la toalla, le acariciaba la cabeza. Paul entrecerraba los ojos.
-Vamos a la cama...- le pedía Alice. 
-No... yo...- estaba apunto de caer dormido. Alice lo jaló y éste, con esfuerzos se levantó. Dando tumbos y como podían subieron a la habitación. 
Le ayudó a quitarse los zapatos, los calcetines y el pantalón para recostarlo en la cama.
Fue como un impulso, fue como un instinto, tal vez fueron los celos o la rabia o el alcohol o la hierba, pero justo cuando Alice volvió a recostarse en la cama, Paul con toda la brusquedad posible y en movimientos ágiles y rápidos se halló sobre ella, levantándole la bata, abriendo con violencia sus piernas y entrando en ella, haciéndole soltar un grito de dolor. Cuando hubo terminado el acto cayó dormido en la cama, desconcertando por completo a Alice. 
La mañana siguiente sin duda no fue la mejor para Paul.
Eran las 12 del mediodía y apenas venía despertándose, adolorido de los golpes y con resaca. 
Apenas abrió los ojos y pudo ver a una pequeña niña frente a él.
-Law...- Saludó.
-¿Estás bien? Hueles feo. 
-¿Y tu... Y Alice?
-Abajo, al parecer está escribiendo algo- La niña salió de ahí. Paul estuvo recostado por media hora mirando al techo e intentando recordar algo de la noche anterior. Sólo recordaba su pelea con John, por desgracia recordaba el motivo y recordaba el brusco acto sexual con Alice. 
Debía pedirle perdón. Se estaba comportando como un idiota. 
Se levantó con un dolor de cabeza increíble, tallándose un ojo se puso una playera y un pantalón y bajó las escaleras, viendo a su esposa escribiendo algo en la mesa mientras Law dibujaba algo en el suelo de la sala.
-Hola...- dijo con vergüenza.
-Paul...- respondió Alice sin dejar de escribir. 
-¿Cómo... cómo amaneciste? 
-Bien. ¿Y tú?
-Mal - Se sentó con ella- ¿Qué escribes?
-Solicitudes de trabajo. Tenías razón, no soporto tanto tiempo aquí. Llamaré a una niñera para que cuide de las niñas.
-Necesito un doctor- Paul se tocaba la cabeza.
-Sólo tomate algo y ya. Necesitas ducharte. 
-Perdóname- le dijo- ayer fui demasiado...
-Torpe- dijo Alice, poniendo la tapa al bolígrafo.
-No debí hacerte eso 
-Oh, vamos, fue diferente pero no estuvo tan mal.
-¡Oh, vamos Alice fue... horrible!- talló su cara con ambas manos- Me siento tan mal contigo. 
-Vamos, relájate- La chica sólo encendía un cigarro, esperando el momento en que recordara lo de ella y John.
-Por favor, sal conmigo esta noche. - Alice asintió sin ningún problema- Tengo una idea que sé que te va a encantar.
-Está bien...- sacó el humo y se recargó en el asiento de la silla- ¿Quieres desayunar? 
-No, sólo quiero dormir- Se recostó sobre la mesa poniendo su cara entre sus brazos.
-Oye...- se acercó Law- ¿Qué tiene?- preguntó.
-Nada, está cansado- le respondió Alice.
-¿Puedo salir a jugar con Martha?.
-Claro, pero no te salgas a la calle.
La niña se fue de ahí. 

Esa noche, Alice le pidió a Eleanor que fuera a cuidar a las niñas, pues saldría con Paul. 
Fueron a un museo. Sí, exacto, a un museo. Alice estaba un tanto sorprendida y sonreía con alegría al recorrer el museo junto a Paul. 
-¿Por qué me trajiste aquí? 
-No lo sé, hace mucho que no venía a un lugar así. Ahora... vamos a un lugar privado.
-¿A cuál?
-No lo sé, no tengo idea. Tú dime.
-No se me ocurre ninguno y sinceramente no quiero regresar a casa.
Ambos pensaban, parados en medio del museo en una galería de pinturas. Paul la miro y le preguntó "¿puedo?" señalando su mano, Alice asintió. Él la tomó de la mano como hace tanto no lo hacía. Ambos se sonrieron y por una extraña razón, Alice se sonrojó, bajando la mirada. Paul sentía que era el momento perfecto para ser romántico y tomó de su otra mano para quedar frente a ella, buscó sus labios y la besó tierna y rápidamente. 
Después simplemente siguieron sonriendo y sin decir nada salieron del museo y se subieron al auto. Paul condujo hasta el hotel más caro que encontró en todo Londres y se hospedaron. 
-Estás loco, no traje ningún cambio de ropa- le dijo Alice en el ascensor. 
-No la necesitarás- le respondió Paul, con sus manos en los bolsillos, mirando al techo y parándose sobre sus talones una y otra vez como una especie de danza. 
Se abrieron las puertas y se pudo observar un largo pasillo lleno de puertas y de cuadros colgados.
-210, 211...- Llegaron al final del pasillo y se toparon con su habitación. La abrieron y era una verdadera belleza.
-Diablos, este es el mejor hotel que he visto. Maldito Brian. 
Alice rió.
-¿Por qué?- preguntó.
-Porque siempre nos hace quedarnos dos en una habitación, pudiendo tener una habitación como estas para mí solo.
Alice se sentó en la cama, pasando ambas manos sobre las cobijas, sintiendo su suavidad.
-¡Ven!- gritó Paul- ¡Ven a ver esto!
Alice se levantó y fue hacia el balcón, con él. Era demasiado pequeño, no era un gran balcón pero la vista a la ciudad era hermosa.
-Wow...- Expresó Alice- Qué... hermoso.
-Hace frío.
-Vamos a adentro.
Volvieron.
-¿Quieres ir a comer al restaurante del hotel? o podríamos ordenar algo...
-No tengo mucha hambre, Paul.
-Quiero...- Paul se sentó en la cama, mientras Alice se sentaba en uno de los pequeños sillones de la habitación y prendía la televisión- Quiero que quede resuelto cualquier problema contigo.
-No tengo ningún problema.
-¡Vamos, Alice!
-En serio, Paul. Lo de la niña está resuelto, lo del affaire con John y lo de tu violación ayer también.
Paul se echó a reír.
-Eso no me hizo sentir mejor.
-Pues deberías.
-Siento que necesito enmendar muchas cosas... 
-Olvidemos todo. ¿Quieres? Tengo sueño...- Alice se levantó y fue al baño- ¡Paul hay una tina!
Éste caminó hacia ella.
Y después de unas horas, ambos estaban recostados en la cama viendo televisión, con las ropas de dormir del hotel puestas pues habían pasado un rato juntos en la tina. 
-Entonces significa que me has perdonado.
-Paul cierra la boca. Y no me mires así...
-¿Cómo?
-¡Así!
-Deja de burlarte- Se trataba de su ojo y de como había quedado después de la pelea. Alice acariciaba los vellos de los brazos de Paul. Estaba casi quedándose dormida.
Pero esa noche hicieron el amor como no lo habían hecho en mucho tiempo, fue lento y tierno, lleno de besos y caricias, de suspiros y leves y silenciosos gemidos pero no perdía ese toque que hizo que las uñas largas de Alice arañaran la espalda de Paul.

viernes, 10 de enero de 2014

Sesenta.

-Entonces ese hermoso cabello es igual al de tu hermana ¿eh?- Alice volteaba uno de los waffles en la estufa.
-Sí, eso dicen.
-¿Solías estar mucho con ella?
-No, jamás la veía. Siempre estaba aquí en Londres.
Sirvió el desayuno a la niña y se sentó con ella en la mesa mientras le daba de comer a Mary.
-¿Aún no habla la bebé?
-No... Y dime... ¿Cómo te gusta que te digan, Sophi? 
-Law. Mi familia me llama Law por Lawrence. 
-Eres una niñita muy inteligente. 
-Y no voy a la escuela- presumía la niña, mientras mordía su desayuno.
-Oye, quiero que nos llevemos bien, ¿sí, cariño? Es decir... No sé, podríamos salir a comprar un helado en la tarde. ¿Te gustaría?
La niña asintió con una sonrisa de oreja a oreja.
-Bien...- Alice tomó sus mejillas con una sola mano rodeando su pequeño mentón y le sonrió- Me iré a duchar...
Salió de ahí con Mary en brazos.
Paul estaba en el descanso de las escaleras, escuchando todo lo que decían. 
-Buenos días- dijo secamente Alice.
-Hola, cariño...- A Paul se le caía la cara de pura vergüenza, se sentía muy mal moralmente por lo ocurrido el día anterior. La indiferencia de Alice lo partía en dos. 
La siguió hasta la habitación mientras veía que alistaba su ropa.
-Hoy... hoy iré al estudio. Creo que saldré tarde.
Alice no respondió, sólo se encogió de hombros.
-Pero, me gustaría platicar
-¿Con quién?
-Contigo, obviamente. 
-¿De qué?
-Alice...
La chica se metió al baño y se desvistió mientras Paul se recargaba en el marco de la puerta.
-¿Te gustaría ir a... no sé, cenar? ¿Salir?- le preguntaba.
-¿Crees que me gustaría?
-No, pero... podría ser buena idea.
-¿Cuándo? 
-Mañana. En la noche. Podríamos ir al cine.
-Qué interesante- dijo sarcástica- Oye, ¿puedes cerrar la puerta? Me quiero bañar...
-Sí... Lo siento...- Paul salió y cerró la puerta. 

Como Alice lo había prometido, esa tarde salió con Law y Mary a dar un paseo. Fue incómodo al principio pues miles de cámaras le tomaron fotos saliendo de Cavendish Avenue.
Pero después todo fue relajado. Alice intentaba conversar con Law pero la niña era demasiado tímida.
Era una niña encantadora, era tan blanca como Aime y su cabello, ondulado,  era tan castaño como el de Aime, era un cabello muy, muy claro, si fuera un poco más claro, sería rubia. Tenía ojos azules como Alice y como Aime. Era realmente encantadora. 
Se sentaron en la banca de un pequeño parque.
-¿A quién esperamos?- preguntó la niña.
-A mi hermana... - Alice buscaba con la mirada hasta que a lo lejos pudo ver que Eleanor venía hacia ella.
-¡Hola!- saludo entusiasmada... Miró a la niña.
Esa tarde Alice pudo explicarle todo. Le pedía consejos, necesitaba una solución. 

Mientras tanto, Paul no podía concentrarse en el estudio. 
-¿Qué te pasa, hermano?- preguntaba John.
-Tengo problemas con Alice.
John se puso nervioso.
-¿Otra vez?- preguntó. Paul asintió.
-Adopté a una niña y Alice explotó.
John soltó una risotada burlona.
-¿Y cómo querías que reaccionara?
-Ese no es el problema, el problema es que discutimos y le dije cosas horribles.
-Pues no dejes que eso te afecte en el estudio porque estamos sacando de quicio a Martin. 
Richard se acercó a donde ellos.
-¿qué pasa?
-Oh, nada, problemas.
-Te ves muy amargado. Deberíamos de irnos después de aquí a algún lugar.
-¿Como cuál, Ringo?
Como de costumbre, esa noche fueron a casa de Ringo con varias mujeres. Los cuatro, sí, los cuatro.
Estaban un poco drogados, un poco ebrios, un poco de todo. 
Mientras escuchaban música y platicaban con las grupies, John no podía dejar de coquetear y tocar a la chica que tenía en sus piernas, de soslayo pudo ver que Paul hacía lo mismo, se estaban divirtiendo.
-Hey, Paul...- Éste volteó- Tengo que decirte algo...
-¿Qué pasa?- preguntó sonriente, mientras la chica que no tenía más de 18 años, acariciaba su cabello.
-Me acosté con tu esposa...- dijo, sonriente sin dejar de mirar a su acompañante.

martes, 7 de enero de 2014

Cincuenta y nueve.

-Hola fracasada, sé que estás muy ocupada cuidando de tu hija pero ¿por qué no vienes un rato con nosotros?
-Breana sabes que no puedo...
-¡Ay por favor! Estamos todos, sólo faltas tú. 
-Pero tengo a Mary...
-¿Y qué? Traela, aquí está Matt también. Te esperamos aquí, en mi casa, ya... ¡Alice cuelga el teléfono! ¡Te estoy esperando!
-¡Está bien, deja de gritar!
Alice colgó, tomó a Mary y en una bolsa guardó cosas como pañales y leche. 
Subió a su auto y condujo hasta casa de Breana donde, en efecto, estaban todos bebiendo y fumando.
-¡Hey, Alice!- Ringo rodeó sus hombros y la escoltó hasta la sala- ¿Cómo estás?- en la mano tenía un vaso con whisky.
-Bien, Rich. ¿Y tú?
-Ahm, no me quejo- sonrió  como sólo Ringo Starr podía sonreír; encantadoramente- ¿Cuándo llega Paul?
-Mañana...
-¡Y tú! Oh, pequeña... ¿Puedo cargarla?- Alice asintió con una sonrisa y Ringo puso a Mary en sus brazos.
Llegaron a la sala de la casa de Breana. 
-Estamos celebrando nuestro compromiso, por eso quería que vinieras, tonta- le dijo la chica de cabellos negros- ¿No es encantador?- le mostró su anillo de compromiso
-Breana... ¿Tuviste el descaro de invitar a Richard?- le dijo Alice a Breana en voz baja, pero John escuchó
-¿Y tú tuviste el descaro de venir?- Preguntó John a Alice, sonriendo en forma de burla. 
Alice quizo golpearlo en ese instante pero se contuvo, Breana los miraba desorientada.
-Bueno... ¡Ven! Quiero mostrarte algo...- Breana tomó de la mano de Alice y caminaron unos pasos, le mostró una fotografía- ¡Mira esto! ¡Es en Surrey!
-Breana, ahí vivía con Eleanor...
-Lo sé pero jamás he ido ahí. ¡Y ahora voy a vivir con John!
En realidad le extrañaba el comportamiento de la chica, en otros tiempos odiaba el matrimonio.
-Creo que iré con mi hermana... ¿Y George?
-Oh, con Pattie. Ya sabes.
-No he tenido mucho contacto con ella.
-Pues ve a saludarla, es agradable.
Alice se encogió de hombros y camino hasta la rubia modelo que traía puesto unos lentes como adorno y estaba sentada en las piernas de John
-¡Hey, Al!- saludó George- ¿Y Paul?
-Oh, fue a Escocia por algo de Aime, creo... Hola, Pattie
-Alice...- Saludó Pattie con una sonrisa y su voz con tono dulce- ¿Cómo estás?
-Oh, bien...- Y en realidad estaba incómoda por lo que había ocurrido con John el día anterior
-¿Quieren algo de tomar?- se ofreció George
-Por favor, cariño- respondió Pattie
-Ahora vuelvo...- George se levantó de ahí no sin antes darle un beso a Pattie.
-Parece que te va demasiado bien con él- dijo Alice, cuando George se hubo ido y ésta se sentó a un lado de Pattie
-Oh, es encantador. 
-Y lo curioso es que llegaste en el momento indicado
-¿Por qué lo dices?
-Ya sabes, todos casándose, teniendo hijos... ¡Es una locura!
Pattie se calló y agachó la mirada, mostrándose notoriamente incómoda, Alice se apenó.
-¿Dije algo malo?
-Oh... No. Supongo que George no les ha dicho... A nadie.
-¿Sobre... qué?
-No puedo tener hijos.
Alice se sonrojó de vergüenza. Quiso cambiar el tema pero justo George regresó con las bebidas.
-¿Y cuándo terminarán el disco?- preguntó Alice.
-Cuando John termine su tonta película en España...
Y hablando de John: Alice pudo ver como éste le hacía señas desde el otro lado del salón.
Se paró sin decir nada y fue a con él.
-¿Qué quieres?- dijo grosera.
-¡Oye tranquila!- John rió mientras Alice entrecerraba los ojos con molestia- ¿Estás feliz por mi nuevo compromiso?- pasó su brazo por su espalda y la trajo hacia él
-¡No me toques, Lennon!- Alice se separó de él- Sí, estoy feliz, no había visto a Breana tan alegre desde hace años, incluso cuando andaba con Ringo. Pero  no me imagino como la vas a hacer sufrir.
-¿De qué hablas?
-Sí, supongo que la engañaras cada viernes o algo así.
-No, no, no. Te equivocas. Breana es diferente, es... Es como yo. Es igual de intelectual- Alice bufó y sonrió burlona- ¿Qué? Estoy diciendo la verdad. La amo. Me duele decirte esto a ti pero incluso la amo más que a tu hermana.
-Y por eso te acostaste conmigo. 
-Oye, te recuerdo que tú aceptaste.
-¡Yo me estaba negando!
-Pues tus gemidos no decían lo mismo ayer...- Alice le soltó una cachetada. Haciendo que John bajara la mirada, un tanto enojado.
-Nada de lo que pasó ayer va a salir de nosotros ¿entendiste?
John asintió.
-Y quiero que me pidas disculpas
-¡¿Qué?! ¿Por qué?
-Por...- Alice pensaba- Por acostarte conmigo.
John rió con escándalo.
-Qué patético- Y enseguida fingió una voz muy rara para decir- Alice, discúlpame por tener sexo contigo... ¿Contenta?
Alice asintió satisfecha.
-Oye, pero hablando en serio... No quiero que nuestra amistad se vea afectada con todo esto. Tómalo como... Algo leve.
Alice revoleó los ojos.
-Lo que digas, Lennon. Mientras sepas cerrar la boca- Dio media vuelta y regresó a con los demás. 


* * * * * * * * * * * * * 
Eran las diez de la mañana cuando la esposa de McCartney se venía levantando de la cama y todo por escuchar los llantos de la pequeña Mary que estaba hambrienta...
-¿Podría dejar de llorar?- pronunció Alice más dormida que despierta, acomodándose en la cama, pero, después entró en razón. Miró el reloj y se levantó corriendo al cuarto de la bebé
-Oh, no... ¡No, no, no llores!- la cargó y la arrulló mientras bajaba y la sentaba en una silla para bebés mientras le preparaba algo. Estaba estresandose con el llanto de la bebé.
Minutos después se encontraba alimentándola.
-Es tan tarde- le dijo a Mary- Tu padre llegará en cualquier momento... 
Finalizó de comer.
La tomó en brazos e intentó volver a dormirla, con éxito. 
Tomó un baño y se arregló, bastante guapa.
Apenas se ponía los aretes cuando timbraron
-Paul.
No podía dejar que el sentimiento de culpa arruinara su comportamiento con él. Tenía que dejar todo olvidado.
Bajó con lentitud. Intentaba olvidar la imagen de ella y John. Tenía que concentrarse, no podía levantar ninguna sospecha ni ningún tipo de comportamiento diferente.
Se paró frente a la puerta, se llevó una gran sorpresa tras ver por los cristales que Paul no venía solo.
Abrió.
Paul sonrió, cargando dos maletas. 
Alice los miró. Extrañada, ladeando la cabeza. 
Una que otra empleada que se paseaba por el jardín tampoco pudo evitar mirarlos. 
-Paul...- Dijo en forma de pregunta.
-Hola- dijo sonriente...- Vamos, entra- le indicó a su acompañante- Los tres entraron a la casa- ¿Cómo estás, bonita? Veo que amaneciste más guapa de lo normal, se te nota un brillo diferente en los ojos...
-¿Te sientes bien, amor? - preguntó Alice. Parada en la puerta.
-Sophia, ella es Alice. Alice ella es Sophia.
-No me dijiste que tenías una...
-¿Quieres que te muestre la casa?- le preguntó Paul y la niña asintió muy tímida. 
Paul tomó de su hombro y caminaron por toda la casa.
Alice subió minutos después con ellos pero no los encontraba, hasta que los vio una habitación después a la de Mary. 
-¿Te gusta?- preguntaba Paul, mostrándole una muñeca. La niña asentía, mostrando una sonrisa- ¿Te gusta la cama? Creo que es muy grande
-Me encanta- dijo  en tono muy bajo.
Alice carraspeó para que Paul se diera cuenta de su presencia.
-Oh...- Paul se levantó del suelo- Ahora vuelvo, ¿estarás bien?
La niña asintió, tomando su pequeña maleta... Paul tomó de la mano de Alice y salieron de la habitación. 
-¿Quién es...- Alice ladeaba su cabeza, alzaba las cejas. Paul besó su labios.
-¡Te extrañé!- la abrazó- Te extrañé mucho- la besó- ¿Qué hiciste?- la siguió besando.
-Breana hizo formal su compromiso... ¡Paul! ¿Quién es la niña? 
-Es algo difícil de explicar
-Pues...
Bajaron las escaleras y se sentaron en la sala.
-La madre de Aime me pidió que fuera porque su esposo, el padre de Aime y de Sophia las había abandonado. Son demasiados hijos, son cinco más el hijo de una de ellas. 
Alice quedó sorprendida.
-¿Es una broma?
-No estoy jugando. 
-Cinco hijos...
-El señor Seberg huyó hace una semana. Suponen que huyo porque... No están sus cosas. Y la señora no tiene cómo cuidar de su familia. 
-¿Y te pidió que cuidaras de la niña por... cuánto tiempo?
-Ese... ese es el...- Paul rascó su nuca- Es que...
-¿Qué?
-Ella...
-¿Qué, Paul? ¿Qué? ¿Ella qué?
-Se quedará por un largo tiempo...
-¿Por cuánto?
-Un tiempo... No sé, poco... Algo así como hasta que se gradúe de la universidad o se mude de la casa con una amiga suya, ya sabes como lo solíamos hacer nosotros.
Alice suspiró, incrédula. 
Se levantó del sillón y dio vueltas entre la sala. 
-¿La adoptaste? 
-Algo así...
-¿Cómo que algo así? ¡Ni siquiera es tu familia!
-Pues ahora sí- Paul se encogió de brazos. 
Alice caminaba pensando.
-No... No entiendo. Vas un viernes a Escocia y un domingo regresas con una hija de... ¿cuántos años?
-Creía que tenía siete pero tiene cinco...
-¡De cinco años!
-Oye tranquila, corazón...- Paul se levantó y la tomó de la cadera- 
-¿Qué te sucede, Paul? ¿Crees que adoptando a una niña harás obras de caridad? La niña extrañará a su madre y a sus hermanos.
-¡En eso pensé! ¡Yo no quería! ¡No quería!
El tono de las voces comenzaban a elevarse poco a poco.
-¿Entonces?
-No sabes cómo viven ellos, Alice.
-Qué lástima que cuando Aime era una puta no les dio un poco de su sucio dinero...
Paul se enfureció en un instante y alzó la palma de su mano pero se contuvo.
Alice estaba impresionada
-¿Ibas a pegarme? ¿Por decir eso?
Paul mordió sus labios de coraje, los frunció y su mano se agitaba en el aire, agachó la mirada.
-¡Hazlo!
-No sé porqué... No sé porqué tienes que ser así, Alice - dijo con voz temblorosa, conteniendo todo su coraje.
-Es increíble que no seas capaz de pegarme.
-¡Cierra la boca! A veces eres tan irritante, explotas por cualquier cosa. ¡Eres tan soberbia! ¡No sólo eres tú en este mundo, Alice! ¿Qué hay de mí? ¡Siempre has huido de lo nuestro por tu puta conveniencia, por ti!
Alice se había quedado callada, enojada, hacía todo el esfuerzo posible por mantener la boca callada, si la abría tan sólo un poco diría que se acostó con John tan sólo para arruinar a Paul.
-Te guste o no, la niña va a vivir con nosotros.
No pudo más.
-¡¿Qué?! ¿Y... -agitaba sus manos- se supone que dejarás tu trabajo para cuidar a una niña de siete años?- le gritó- ¡Porque si dejé mi trabajo para cuidar a una desconocida en ese caso...
-¡Ay, Alice! Por favor, deja de ser tan materialista...
-¡Ja! Un beatle hablando de materialismo! 
-¡Ah! Estoy tan harto...
-¡¿harto de qué?! ¡Yo no cuidaré a esa niña! Y si es así...
-¿Si es así qué? ¿Eh? ¿Qué? ¿Me vas a dejar? ¿Vas a huir otra vez? ¿Vas a volar a París? ¿Qué vas a hacer? ¡Oh! ¡Ya sé! ¡Las vas a matar! 
Paul había ido demasiado lejos. Alice comenzó a llorar. No quería hacerle daño a Paul, no podía decirle que se había acostado con John pero había llegado demasiado lejos.
-Es increíble- dijo Alice después de secar sus lágrimas... Dio media vuelta y estaba dispuesta a caminar directo a cualquier lugar que no fuera ahí.
-¡Y ahí estás huyendo otra vez!
-Paul, déjame en paz- Alice se zafaba de las manos insistentes de Paul. 
-Alice...- decía más tranquilo, cayendo en la cuenta de lo que le había dicho.
La chica subía lentamente las escaleras
-¡Alice!- gritaba Paul desde abajo.
Minutos después la chica salía de la casa con un abrigo.
-¿A dónde vas?- preguntó Paul
-¿Qué te importa? 
-¡Alice! Perdóname, estaba enojado, no quería decirlas las cosas que dije
Cerró el portón en su cara y salió.
En otros tiempos, la antigua Alice hubiera salido de ahí con dos maletas, pero ese día sólo desapareció por toda la tarde y la mitad de la noche.

Eran las 3 de la mañana cuando regresó y encontró a Paul sentado, esperándola. 
Se miraron. 
-Oye, yo...- se levantó de donde estaba y fue hacia ella
-No digas nada- le pidió la chica, levantando su mano- Quiero ir a dormir.
Ambos subieron y se recostaron en la cama, Alice le daba la espalda.
Paul intentó abrazarla pero la chica se quitaba.
-Perdón- le dijo Paul.
Alice comenzó a llorar.
-No llores...- Intentó abrazarla otra vez y esta vez aceptó. La abrazaba con ternura- Estaba enojado. Muy enojado. No quería decir cosas que te hirieran. Sabes que te amo...
-Cállate.
Paul decidió guardar silencio.
Alice había pensado que la niña no tenía la culpa de nada, que debía estar pasando un momento difícil así que no debía tratarla mal, había analizado las cosas y debía ceder al menos por unos días mientras pensaba en una solución que no fuera vivir lejos de su madre. 
Pero aquella discusión con Paul fue demasiado en un día. 
No quería estar mal con él, no quería arruinar todo, tenía que controlarse. No quería pelear con él.
Sabía cómo era Paul y sabía que jamás hubiera tenido intenciones de ofenderla.

Recordó aquella vez en París, la premier de su película, Paul no había ido pero había llegado en la madrugada empapado por la lluvia con un ramo de rosas. 
Él no quería herirla, eso pensaba la chica.
Volteó a mirarlo  y en sus ojos veía claro arrepentimiento.

lunes, 6 de enero de 2014

Cincuenta y ocho :B

Cuando Paul regresó esa noche del estudio después de hacer algunos arreglos a unas canciones, encontró la casa impecable.
Abrió la puerta y no pudo evitar reír al ver a Alice con un mandil rojo, una falda amarilla con puntos negros, guantes y un pañuelo amarrado en la cabeza que fallaba en el intento de agarrar todo su rubio cabello, pues mechones salían por todos lados. Limpiaba un mueble de la sala con mucho esfuerzo.
-¡Alice, ¿qué estás haciendo?!- Reía Paul... Ésta dejó caer el trapo en un recipiente con agua y jabón y se levantó del suelo, limpiando su frente.
-La casa está completamente limpia- dijo, sonriente, como niña pequeña.
-No tenías por qué hacerlo... Mírate... Te ves...
-Sucia.
-No, te ves sexy- Paul le guiñó el ojo y la chica rió.
-Te ha llegado una carta de Escocia- le dijo Alice, mientras meneaba un trapeador por todo el piso de la sala.
-¿A mí?
-No, a Mary...
-Ok, ya entendí...- McCartney subía las escaleras para después bajar con la bebé en brazos- ¿Y dónde está?
-¿Qué?
-La carta.
-En la mesa...- Alice se dirigía a la cocina con todos los utensilios de limpieza para guardarlos en algún lugar pues ya había terminado.
Se quitó el mandil y lo colgó. Desató el pañuelo y sus cabellos cayeron sobre sus hombros.
-¿Qué dice?- preguntó intrigada.
-Es la madre de Aime...
-¿Qué? ¿Y...
-No le entiendo nada, debió mojarse...- Paul leía con dificultad pero al fin y al cabo terminó de leer
-¿¡Qué dice?!
-¡Espera, Alice! Eres demasiado impaciente- la chica rió- Me pide de favor que vaya a Escocia
-¿Para qué?
-No sé, no lo explica pero dice que es urgente.
-¿Irás?
-Supongo.
-¿Cuándo?
-Mañana.
-¿Mañana?
-Sí, Alice, mañana...
-Está bien, me iré a bañar- Alice le plantó un breve beso en la mejilla a su esposo y subió.


* * * * * * * * *
El viernes que Paul partió a Escocia, ese mismo viernes John regresaba de su viaje sólo por algunas semanas.
Fue un día muy extraño, pues tocó en Cavendish Avenue a las 6 de la tarde, esperando ver a Paul.
-Acaba de partir a Escocia- le explicaba Alice, mientras servía té para los dos- ¿Cómo te va allá?
-Oh, estoy demasiado solo ¿sabes? Pero está bien, es entretenido. Deberías de darme clases- Alice sonrió- ¿Y tú? ¿Cómo vas con Paul
-Todo va de maravilla, creo. Estamos bien.
Y ella recordó que John también sabía su secreto, no sabía si preguntarle o fingir como si no supiera, era incómodo estar a solas con él.
-Mira, Alice...- John dejó la taza en la mesa y prendió un cigarro, le ofreció uno a la chica y ésta acepto- Sé unas cuantas cosas que... Son demasiado... Fuertes.
-Paul también lo sabe. Y ya no me importa ni me incomoda en lo absoluto, pero quisiera saber... ¿Cómo lo supiste tú?
John sonrió
-Me lo dijo tu hermana cuando estábamos casados.
Un silencio incómodo apareció, el cigarro cayó de las manos de Alice sobre la alfombra y ella y John se agacharon al mismo tiempo a recogerlo.
-Creo que... Creo que iré a echar un vistazo a Mary.
-Yo... Yo ya me iba, pero... Es que...- Atrevida pero lentamente colocó su mano sobre la rodilla de la chica- No te juzgo, Alice.
-Gracias, John.
-Aunque...- Iba subiendo su mano, la chica se dejaba pero llegó un punto en que se levantó y fue a la cocina.
-Sabes Alice...- le dijo John apareciendo de nuevo junto a ella- Yo quería demasiado a tu hermana
-¡Sí, claro!- dijo con sarcasmo, poniendo las tazas en el lavaplatos- Y por eso te separaste de ella.
-Era necesario...- John se volvió a acercar a ella, muy notoriamente.
-Creo que te tienes que ir, John.
Pero éste, de un jalón, hizo que Alice lo mirara a los ojos muy de cerca.
-¿No te a pasado que te gusta demasiado una persona pero... Es la esposa de tu mejor amigo?
Alice rió a carcajadas.
-Lennon, vete por fav... - Le robó un beso y la estrechó a él con fuerzas para que no pudiera irse, Alice se forcejeaba y lo hizo por unos minutos pero... Era la naturaleza de la chica ser mala, descarada y atrevida.
"¿Qué iba a pasar si se acostaba con el mejor amigo de su esposo?", se preguntó mientras subían a la habitación donde dormía con Paul y se besaban con desespero.
Y la imagen de Paul se le vino  a la mente mientras John la recostaba en la cama
-¡No! ¡Espera!
-Oh, vamos, muñeca.
-No, John, piensa en... ¡Breana!
John besaba su cuello, Alice estaba apunto de empujarlo pero John iba demasiado lejos retirando toda su ropa.
Y pasó lo que iba a pasar. Alice se cubría la cara mientras John se vestía...
-Vamos, no te sientas mal, recuerda aquella vez que Paul te engañó con Jane.
-¡Dios, Lennon! Sal de mi casa.
John se rió y salió de ahí.