lunes, 20 de enero de 2014

Hola, de nuevo :)

Aquí pasando a molestarlas otra vez e.e
Les dije que me tardaría como un mes en volver a subir pero la verdad es que soy demasiado aburrida y no sé qué hacer con mi vida ._.
Entonces dije "Meh, comenzaré a escribir ya" y así fue ._.

www.beatleslaserquest.blogspot.com

es el nuevo enlace de la nueva novela/ continuación de esta cosa intento de fan fic :)
Espero que sea un poco más interesante aunque siento que no inicié con el pie derecho :I
Como sea, ahí se las dejo.

¡Las quiero muchachas! Sean realistas con optimismo.

jueves, 16 de enero de 2014

FIN

Tal vez si Mary no hubiera tomado la siesta esa tarde y Alice la hubiera tenido entre sus brazos tomando el sol, nada de eso hubiera pasado. Cuántos "hubiera". 
Pero esa tarde estuvo escrita desde el principio de esta historia.
Pudo haber sido cualquier otro motivo: Tal vez Alice decidió no salir porque prefirió ir a darse un baño, pudo haber entrado cualquier empleado, o la voz de aquel hombre pudo haber sido cualquier amigo de Alice y éso explicaba el porqué no había regresado.
Lawrence estaba ya sentada en un camastro, con las piernas cruzadas mientras trataba de abrir una cajita de jugo de uva con sus arrugados deditos, con el cabello escurriendo, envuelta en una toalla.
Paul pensaba en que Alice no había regresado, sólo esperaba que el olor a alguna comida saliera por aquella puerta y así saber que se encontraba cocinando.
Estaba alucinando, sacudió la cabeza, pensando en que estaba siendo demasiado obsesivo. 
Terminó de secarse el cabello y se puso unos pantalones, no importándole si los mojaba. Estaba ya casi seco por el sol.
Subiría a tomar una ducha.
¿De quién era aquella voz? ¿Qué decían? 
-¿Quieres que te ayude, pequeña?- Paul extendió la mano a Law y ésta le dio la caja de jugo para que la abriera
-Gracias- sonrió la niña y sorbió de la caja. 
-Iré adentro... ¿Vienes? 
-No, me quedo aquí.
Paul acarició su cabello, quería saber quién era el extraño que venía hablando desde hace rato.
Entró. Pudo distinguir que era Francés. Escuchaba las palabras y la gran pronunciación de su esposa y le pareció lo más sensual del mundo. 
Pero no era una plática común, se detuvo unos minutos antes de salir de la cocina para escuchar un poco pero no importaba cuánto se esforzara, no entendía nada. 
Salió al fin. 
La escena era un poco imprudente; Alice tenía a Mary en brazos, con sólo un bikini y había un tipo de traje frente a ella, en medio de la sala, discutiendo en francés.
Paul apareció, Alice lo miró, se acercó a ellos, no entendía nada. Gritaban. Sostuvo a Mary. 
-¿Qué pasa?- preguntó. 
-Nada- respondió en inglés. 
Seguían discutiendo pero ahora gritaban, estaban demasiado alterados, Paul comenzaba a enfadarse. 
El hombre sacó un arma de su bolsillo y Paul pudo sentir como se le enchinaba la piel y comenzaba a su dar sin previo aviso, con el corazón que se había acelerado como un tren.
Tuvo miedo, pero a Alice parecía no importarle. 
Dejó a Mary en el sillón, tomó del brazo de Alice y la puso detrás de él.
-Ne pas toucher!- Grito el hombre y apuntó a Paul con la pistola- Rester loin de cette femme! 
-¿Qué está diciendo?- preguntó Paul, temblando
-Que te alejes de mí.
-¿Quién es? ¡Alice! ¿Qué pasa? 
-Paul, vete de aquí
El hombre seguía gritando, apuntando con el arma sostenida por ambas manos, gritaba y temblaba.
Alice estaba preocupada por Paul y éste, helado y sudando, estaba desconcertado.
Alice le gritaba que se fuera, que los dejara en paz. 
Paul intentó quitarle el arma en un movimiento ágil pero no lo logró y se escuchó un tiro al techo. 

Si tan sólo hubiera sido un lunes, cualquier otro día, la casa hubiera tenido más gente, como algunos empleados.
Entró en pánico, había tirado al hombre al suelo, lo golpeaba
-¡Paul, Paul!- Alice gritaba, intentaba separarlos.
El hombre le gritaba ofensas en francés. Otro tiro al techo.
-¡Alice llama a la policía!
-Tú no entiendes, Paul, déjalo. Vete de aquí- decía Alice.
Paul puso sus manos sobre el cuello del hombre, queriendo debilitarlo sin aire.
-¡Paul!- gritaba Alice.
Mary había comenzado a llorar. Law había entrado del patio y lloraba, asustada, mirando todo. 
-¡Te voy a matar!- dijo el hombre, en inglés, a Alice.
Paul lo entendió, quería quitarle el arme pero éste le dio una pata y Paul calló 
Otro disparo. 
Uno justamente debajo del bikini floreado que portaba su esposa, de lado izquierdo, entre las costillas.
El estruendo se escuchó en toda la casa.
Paul la miró, ahí parada, bajando lentamente la cabeza y mirándose, la sangre comenzando a fluir y emanar.
El hombre: huyendo en el acto. 
-Alice...- Paul se levantó del suelo, la chica, al contrario, se había desvanecido, como si hubieran intercambiado lugares- Alice... No...
-Paul...- Lo miraba. 
-No, no. Llamaré a una ambulancia...
-No, Paul, no te vayas. No me dejes.
-Alice...- Le sostuvo la rubia cabeza, ahora manchada de sangre, gracias a el fluido rojo que salía de su boca.
-Paul...- tosió- Paul...
-¡Alice!- le gritaba, comenzaba a llorar- No, cariño, no... Por favor, no...
-Te amo, Paul...
-No, no. 
-Nos vemos.
-¡Por favor, no, no, no! 
La miró, la sangre escurría de todo su cuerpo, de su boca.
Intentó decir una palabra, pero era inútil. Ya no tenía aire. 
-¡Alice!- La acercó a su pecho, donde soltó su último suspiró y murió- ¡No, amor, no!- Paul gritaba, gritaba y se negaba y la abrazaba. 
Plantó un beso en su frente, acariciaba su cabello. Besó su boca y se manchó de sangre.
Acariciaba su abdomen y se mancha de sangre.
Lloraba, la besaba, la sostenía entre sus brazos, gritaba, maldecía, la volvía besar.
Law estaba parada, observando todo desde la puerta de la cocina y Mary no dejaba de llorar.
-Por favor, no, no, no me dejes aquí. No me hagas esto, no de nuevo, no otra vez...
Pasó una hora llorando, abrazando un hermoso cuerpo semidesnudo y cubierto de sangre.

* * * * * * * * * * * *


Listo, mujerets. 
Esto terminó :I 
La verdad es que me tomaré un tiempo, tal vez de un mes o más :v Para continuar la historia, no en este fan fic, si no en otro. ¿Les gusta la idea de una continuación? 
Sería así como una segunda parte pero nueva, en otro blog, MEJOR, lo prometo, SERÁ MEJOR QUE "ESTO"
Déjenme sus comentarios sobre la idea c:
¡LAS QUIERO!

lunes, 13 de enero de 2014

Sesenta y uno y medio :v (?)

Dadas las circunstancias de que John continuaba grabando How I Won The War en España después de visitar a los chicos, y mientras Breana lo esperaba ansiosa para casarse y tras dejar las giras y terminar Revolver, decidieron tomarse un descanso. 
Pattie y George habían volado a la India, sólo para tomar un descanso. Se encontraban dando un tour por esos lugar y George había escuchado hablar sobre un tipo de instrumento típico de la India y sobre un maestro excelente.
Así que juntos visitaron a Ravi Shankar sin saber que desde entonces hasta siempre George comenzaría a adentrarse en esa cultura. 
Un pollito cargando a un pollito *ba dum tss*
 Pero por lo pronto, Paul se dedicaba a escribir la banda sonora de The Family Way, una película dramática. 
Estaba realmente concentrado en eso, porque, después de todo no tenía otra cosa que hacer.
Y aprovechando que Paul no haría nada, Alice trabajaba en algunos comerciales o era invitada a algunas series de televisión por algunos capítulos.
Todo fue más tranquilo desde que John regresó a España, pues Paul sabía que si lo volvía a ver volvía a estallar. Debía de encontrar una forma de poder perdonarlo por completo. 

La nueva niñera de las niñas era una mujer de 40 años, una muy bien parecida.
Al principio habían optado por una muy joven y cariñosa pero los celos de Alice al pensar que había una mujer atractiva en su casa la hicieron cambiar de parecer. 

La solución de Alice sobre mandar a vivir de nuevo a Law con su familia a los pocos días pareció esfumarse, pues había tomado un cariño increíble con la niña. Además, no estaba triste, después de todo la habían sacado de una forma de vida privada de muchos lujos.
Y es que, por ejemplo, aquél domingo, un domingo soleado y con el cielo azul y totalmente despejado, Alice se encontraba tomando el Sol recostada en un camastro con un traje de baño y unas gafas oscuras, leyendo un libro, mientras Paul jugaba con Law dentro de la alberca, le quería enseñar a nadar, decía. 
-¡Oh, vamos, Paul!- Alice bajó de su vista el libro- Está muy pequeña para eso...- Siguió leyendo.
-Claro que no, además le gusta ¿verdad?
La niña reía y chapoteaba en la alberca, asintió. 
Mary estaba dormida adentro, en la sala.
-Creo que ha despertado Mary...
-Oye... ¿sabes qué dijo ayer?
-¿Mary?- decía Alice, levantándose de donde estaba
-Sí, dijo "papá"
-Escuchaste mal.
-No, es enserio...- Alice sonrió- ¿Oye no piensas meterte a la alberca? 
-¡Sí, ven!- insistió Law, arriba de los hombros de Paul.
-Iré a ver a Mary y luego regresó- Alice les guiñó el ojo, como si con ese acto prometiera volver  y mientras caminaba hacia la casa Paul contemplaba la figura de su esposa caminar como si bailara, alegre y hermosa. 
Pero, bueno, vaya sorpresa la que le esperaba a Alice adentro. 

sábado, 11 de enero de 2014

Sesenta y uno.

George y Ringo intentaban separarlos mientras las cuatro grupies de la habitación miraban, cubriéndose la boca de sorpresa o soltando expresiones de emoción. 
-¡Basta!- gritaba George, logrando separar a John, tomándolo por los hombros.
-¡Suéltame!- le pedía Paul a Ringo- ¡Suéltame!
-Tranquilízate por favor- le pedía Ringo, Paul se jalanoeaba y John simplemente lo veía, con la boca ensangrentada, probablemente le había roto el labio.
-¡Paul, cálmate ya!- le pedía John.
-¿Cómo me pides que me calme? ¡Suéltame, Richard!
Ringo no podía con él, así que lo soltó, pensando que se abalanzaría sobre John, pero para sorpresa de todos, lo que hizo fue tomar su saco y salir de ahí, enojado con un ojo golpeado y la mejilla roja. Al fin de todo, el que más afectado se vio de ahí fue Paul. 
Afuera estaba lloviendo en cantidades infernales, así que cuando llegó a su casa estaba empapado. 
-¡Alice!- gritó al entrar- ¡Alice Evelyn McCartney!- gritaba, estaba ebrio, golpeaba las paredes. Tiró un florero al suelo de un manotazo- ¡Alice!.
Hizo que la chica se despertara y bajara las escaleras con prisa envuelta en una bata.
-Paul...- Éste cayó en un sillón- ¿Qué pasa?- Corrió hacia él, estaba golpeado y empapado. Creyó que lo habían golpeado en la calle- ¡Oh, no!- Le ayudó a quitarse el saco y le desabrochó la camisa para quitársela- ¿Estás bien?- Y estaba apunto de quedar inconsciente.
-John me... Me dijo que... Te acostaste con él, maldita.
-Oh, no... ¡Paul mira ese ojo!- Alice se levantó de ahí y corrió por cosas para curarlo. Se arrodilló frente a él y con un algodón lleno de alcohol le limpió la herida que tenía en la ceja. Paul hizo una mueca de dolor y balbuceó.
-Te peleaste con él. Afirmó Alice, mientras seguía curándolo y ponía una toalla sobre los hombros de Paul.
-¿Qué más podía hacer? Podría haberlo matado. No me faltaban las ganas. Podría matarte a ti.
Estaba un tanto más calmado, con sueño gracias a los licores. 
El simple hecho de verlo así provocó un estado entre lástima y tristeza de Alice.
-Oh, Paul, mírate...- Se sentó a su lado y le secaba el cabello con la toalla, le acariciaba la cabeza. Paul entrecerraba los ojos.
-Vamos a la cama...- le pedía Alice. 
-No... yo...- estaba apunto de caer dormido. Alice lo jaló y éste, con esfuerzos se levantó. Dando tumbos y como podían subieron a la habitación. 
Le ayudó a quitarse los zapatos, los calcetines y el pantalón para recostarlo en la cama.
Fue como un impulso, fue como un instinto, tal vez fueron los celos o la rabia o el alcohol o la hierba, pero justo cuando Alice volvió a recostarse en la cama, Paul con toda la brusquedad posible y en movimientos ágiles y rápidos se halló sobre ella, levantándole la bata, abriendo con violencia sus piernas y entrando en ella, haciéndole soltar un grito de dolor. Cuando hubo terminado el acto cayó dormido en la cama, desconcertando por completo a Alice. 
La mañana siguiente sin duda no fue la mejor para Paul.
Eran las 12 del mediodía y apenas venía despertándose, adolorido de los golpes y con resaca. 
Apenas abrió los ojos y pudo ver a una pequeña niña frente a él.
-Law...- Saludó.
-¿Estás bien? Hueles feo. 
-¿Y tu... Y Alice?
-Abajo, al parecer está escribiendo algo- La niña salió de ahí. Paul estuvo recostado por media hora mirando al techo e intentando recordar algo de la noche anterior. Sólo recordaba su pelea con John, por desgracia recordaba el motivo y recordaba el brusco acto sexual con Alice. 
Debía pedirle perdón. Se estaba comportando como un idiota. 
Se levantó con un dolor de cabeza increíble, tallándose un ojo se puso una playera y un pantalón y bajó las escaleras, viendo a su esposa escribiendo algo en la mesa mientras Law dibujaba algo en el suelo de la sala.
-Hola...- dijo con vergüenza.
-Paul...- respondió Alice sin dejar de escribir. 
-¿Cómo... cómo amaneciste? 
-Bien. ¿Y tú?
-Mal - Se sentó con ella- ¿Qué escribes?
-Solicitudes de trabajo. Tenías razón, no soporto tanto tiempo aquí. Llamaré a una niñera para que cuide de las niñas.
-Necesito un doctor- Paul se tocaba la cabeza.
-Sólo tomate algo y ya. Necesitas ducharte. 
-Perdóname- le dijo- ayer fui demasiado...
-Torpe- dijo Alice, poniendo la tapa al bolígrafo.
-No debí hacerte eso 
-Oh, vamos, fue diferente pero no estuvo tan mal.
-¡Oh, vamos Alice fue... horrible!- talló su cara con ambas manos- Me siento tan mal contigo. 
-Vamos, relájate- La chica sólo encendía un cigarro, esperando el momento en que recordara lo de ella y John.
-Por favor, sal conmigo esta noche. - Alice asintió sin ningún problema- Tengo una idea que sé que te va a encantar.
-Está bien...- sacó el humo y se recargó en el asiento de la silla- ¿Quieres desayunar? 
-No, sólo quiero dormir- Se recostó sobre la mesa poniendo su cara entre sus brazos.
-Oye...- se acercó Law- ¿Qué tiene?- preguntó.
-Nada, está cansado- le respondió Alice.
-¿Puedo salir a jugar con Martha?.
-Claro, pero no te salgas a la calle.
La niña se fue de ahí. 

Esa noche, Alice le pidió a Eleanor que fuera a cuidar a las niñas, pues saldría con Paul. 
Fueron a un museo. Sí, exacto, a un museo. Alice estaba un tanto sorprendida y sonreía con alegría al recorrer el museo junto a Paul. 
-¿Por qué me trajiste aquí? 
-No lo sé, hace mucho que no venía a un lugar así. Ahora... vamos a un lugar privado.
-¿A cuál?
-No lo sé, no tengo idea. Tú dime.
-No se me ocurre ninguno y sinceramente no quiero regresar a casa.
Ambos pensaban, parados en medio del museo en una galería de pinturas. Paul la miro y le preguntó "¿puedo?" señalando su mano, Alice asintió. Él la tomó de la mano como hace tanto no lo hacía. Ambos se sonrieron y por una extraña razón, Alice se sonrojó, bajando la mirada. Paul sentía que era el momento perfecto para ser romántico y tomó de su otra mano para quedar frente a ella, buscó sus labios y la besó tierna y rápidamente. 
Después simplemente siguieron sonriendo y sin decir nada salieron del museo y se subieron al auto. Paul condujo hasta el hotel más caro que encontró en todo Londres y se hospedaron. 
-Estás loco, no traje ningún cambio de ropa- le dijo Alice en el ascensor. 
-No la necesitarás- le respondió Paul, con sus manos en los bolsillos, mirando al techo y parándose sobre sus talones una y otra vez como una especie de danza. 
Se abrieron las puertas y se pudo observar un largo pasillo lleno de puertas y de cuadros colgados.
-210, 211...- Llegaron al final del pasillo y se toparon con su habitación. La abrieron y era una verdadera belleza.
-Diablos, este es el mejor hotel que he visto. Maldito Brian. 
Alice rió.
-¿Por qué?- preguntó.
-Porque siempre nos hace quedarnos dos en una habitación, pudiendo tener una habitación como estas para mí solo.
Alice se sentó en la cama, pasando ambas manos sobre las cobijas, sintiendo su suavidad.
-¡Ven!- gritó Paul- ¡Ven a ver esto!
Alice se levantó y fue hacia el balcón, con él. Era demasiado pequeño, no era un gran balcón pero la vista a la ciudad era hermosa.
-Wow...- Expresó Alice- Qué... hermoso.
-Hace frío.
-Vamos a adentro.
Volvieron.
-¿Quieres ir a comer al restaurante del hotel? o podríamos ordenar algo...
-No tengo mucha hambre, Paul.
-Quiero...- Paul se sentó en la cama, mientras Alice se sentaba en uno de los pequeños sillones de la habitación y prendía la televisión- Quiero que quede resuelto cualquier problema contigo.
-No tengo ningún problema.
-¡Vamos, Alice!
-En serio, Paul. Lo de la niña está resuelto, lo del affaire con John y lo de tu violación ayer también.
Paul se echó a reír.
-Eso no me hizo sentir mejor.
-Pues deberías.
-Siento que necesito enmendar muchas cosas... 
-Olvidemos todo. ¿Quieres? Tengo sueño...- Alice se levantó y fue al baño- ¡Paul hay una tina!
Éste caminó hacia ella.
Y después de unas horas, ambos estaban recostados en la cama viendo televisión, con las ropas de dormir del hotel puestas pues habían pasado un rato juntos en la tina. 
-Entonces significa que me has perdonado.
-Paul cierra la boca. Y no me mires así...
-¿Cómo?
-¡Así!
-Deja de burlarte- Se trataba de su ojo y de como había quedado después de la pelea. Alice acariciaba los vellos de los brazos de Paul. Estaba casi quedándose dormida.
Pero esa noche hicieron el amor como no lo habían hecho en mucho tiempo, fue lento y tierno, lleno de besos y caricias, de suspiros y leves y silenciosos gemidos pero no perdía ese toque que hizo que las uñas largas de Alice arañaran la espalda de Paul.

viernes, 10 de enero de 2014

Sesenta.

-Entonces ese hermoso cabello es igual al de tu hermana ¿eh?- Alice volteaba uno de los waffles en la estufa.
-Sí, eso dicen.
-¿Solías estar mucho con ella?
-No, jamás la veía. Siempre estaba aquí en Londres.
Sirvió el desayuno a la niña y se sentó con ella en la mesa mientras le daba de comer a Mary.
-¿Aún no habla la bebé?
-No... Y dime... ¿Cómo te gusta que te digan, Sophi? 
-Law. Mi familia me llama Law por Lawrence. 
-Eres una niñita muy inteligente. 
-Y no voy a la escuela- presumía la niña, mientras mordía su desayuno.
-Oye, quiero que nos llevemos bien, ¿sí, cariño? Es decir... No sé, podríamos salir a comprar un helado en la tarde. ¿Te gustaría?
La niña asintió con una sonrisa de oreja a oreja.
-Bien...- Alice tomó sus mejillas con una sola mano rodeando su pequeño mentón y le sonrió- Me iré a duchar...
Salió de ahí con Mary en brazos.
Paul estaba en el descanso de las escaleras, escuchando todo lo que decían. 
-Buenos días- dijo secamente Alice.
-Hola, cariño...- A Paul se le caía la cara de pura vergüenza, se sentía muy mal moralmente por lo ocurrido el día anterior. La indiferencia de Alice lo partía en dos. 
La siguió hasta la habitación mientras veía que alistaba su ropa.
-Hoy... hoy iré al estudio. Creo que saldré tarde.
Alice no respondió, sólo se encogió de hombros.
-Pero, me gustaría platicar
-¿Con quién?
-Contigo, obviamente. 
-¿De qué?
-Alice...
La chica se metió al baño y se desvistió mientras Paul se recargaba en el marco de la puerta.
-¿Te gustaría ir a... no sé, cenar? ¿Salir?- le preguntaba.
-¿Crees que me gustaría?
-No, pero... podría ser buena idea.
-¿Cuándo? 
-Mañana. En la noche. Podríamos ir al cine.
-Qué interesante- dijo sarcástica- Oye, ¿puedes cerrar la puerta? Me quiero bañar...
-Sí... Lo siento...- Paul salió y cerró la puerta. 

Como Alice lo había prometido, esa tarde salió con Law y Mary a dar un paseo. Fue incómodo al principio pues miles de cámaras le tomaron fotos saliendo de Cavendish Avenue.
Pero después todo fue relajado. Alice intentaba conversar con Law pero la niña era demasiado tímida.
Era una niña encantadora, era tan blanca como Aime y su cabello, ondulado,  era tan castaño como el de Aime, era un cabello muy, muy claro, si fuera un poco más claro, sería rubia. Tenía ojos azules como Alice y como Aime. Era realmente encantadora. 
Se sentaron en la banca de un pequeño parque.
-¿A quién esperamos?- preguntó la niña.
-A mi hermana... - Alice buscaba con la mirada hasta que a lo lejos pudo ver que Eleanor venía hacia ella.
-¡Hola!- saludo entusiasmada... Miró a la niña.
Esa tarde Alice pudo explicarle todo. Le pedía consejos, necesitaba una solución. 

Mientras tanto, Paul no podía concentrarse en el estudio. 
-¿Qué te pasa, hermano?- preguntaba John.
-Tengo problemas con Alice.
John se puso nervioso.
-¿Otra vez?- preguntó. Paul asintió.
-Adopté a una niña y Alice explotó.
John soltó una risotada burlona.
-¿Y cómo querías que reaccionara?
-Ese no es el problema, el problema es que discutimos y le dije cosas horribles.
-Pues no dejes que eso te afecte en el estudio porque estamos sacando de quicio a Martin. 
Richard se acercó a donde ellos.
-¿qué pasa?
-Oh, nada, problemas.
-Te ves muy amargado. Deberíamos de irnos después de aquí a algún lugar.
-¿Como cuál, Ringo?
Como de costumbre, esa noche fueron a casa de Ringo con varias mujeres. Los cuatro, sí, los cuatro.
Estaban un poco drogados, un poco ebrios, un poco de todo. 
Mientras escuchaban música y platicaban con las grupies, John no podía dejar de coquetear y tocar a la chica que tenía en sus piernas, de soslayo pudo ver que Paul hacía lo mismo, se estaban divirtiendo.
-Hey, Paul...- Éste volteó- Tengo que decirte algo...
-¿Qué pasa?- preguntó sonriente, mientras la chica que no tenía más de 18 años, acariciaba su cabello.
-Me acosté con tu esposa...- dijo, sonriente sin dejar de mirar a su acompañante.

martes, 7 de enero de 2014

Cincuenta y nueve.

-Hola fracasada, sé que estás muy ocupada cuidando de tu hija pero ¿por qué no vienes un rato con nosotros?
-Breana sabes que no puedo...
-¡Ay por favor! Estamos todos, sólo faltas tú. 
-Pero tengo a Mary...
-¿Y qué? Traela, aquí está Matt también. Te esperamos aquí, en mi casa, ya... ¡Alice cuelga el teléfono! ¡Te estoy esperando!
-¡Está bien, deja de gritar!
Alice colgó, tomó a Mary y en una bolsa guardó cosas como pañales y leche. 
Subió a su auto y condujo hasta casa de Breana donde, en efecto, estaban todos bebiendo y fumando.
-¡Hey, Alice!- Ringo rodeó sus hombros y la escoltó hasta la sala- ¿Cómo estás?- en la mano tenía un vaso con whisky.
-Bien, Rich. ¿Y tú?
-Ahm, no me quejo- sonrió  como sólo Ringo Starr podía sonreír; encantadoramente- ¿Cuándo llega Paul?
-Mañana...
-¡Y tú! Oh, pequeña... ¿Puedo cargarla?- Alice asintió con una sonrisa y Ringo puso a Mary en sus brazos.
Llegaron a la sala de la casa de Breana. 
-Estamos celebrando nuestro compromiso, por eso quería que vinieras, tonta- le dijo la chica de cabellos negros- ¿No es encantador?- le mostró su anillo de compromiso
-Breana... ¿Tuviste el descaro de invitar a Richard?- le dijo Alice a Breana en voz baja, pero John escuchó
-¿Y tú tuviste el descaro de venir?- Preguntó John a Alice, sonriendo en forma de burla. 
Alice quizo golpearlo en ese instante pero se contuvo, Breana los miraba desorientada.
-Bueno... ¡Ven! Quiero mostrarte algo...- Breana tomó de la mano de Alice y caminaron unos pasos, le mostró una fotografía- ¡Mira esto! ¡Es en Surrey!
-Breana, ahí vivía con Eleanor...
-Lo sé pero jamás he ido ahí. ¡Y ahora voy a vivir con John!
En realidad le extrañaba el comportamiento de la chica, en otros tiempos odiaba el matrimonio.
-Creo que iré con mi hermana... ¿Y George?
-Oh, con Pattie. Ya sabes.
-No he tenido mucho contacto con ella.
-Pues ve a saludarla, es agradable.
Alice se encogió de hombros y camino hasta la rubia modelo que traía puesto unos lentes como adorno y estaba sentada en las piernas de John
-¡Hey, Al!- saludó George- ¿Y Paul?
-Oh, fue a Escocia por algo de Aime, creo... Hola, Pattie
-Alice...- Saludó Pattie con una sonrisa y su voz con tono dulce- ¿Cómo estás?
-Oh, bien...- Y en realidad estaba incómoda por lo que había ocurrido con John el día anterior
-¿Quieren algo de tomar?- se ofreció George
-Por favor, cariño- respondió Pattie
-Ahora vuelvo...- George se levantó de ahí no sin antes darle un beso a Pattie.
-Parece que te va demasiado bien con él- dijo Alice, cuando George se hubo ido y ésta se sentó a un lado de Pattie
-Oh, es encantador. 
-Y lo curioso es que llegaste en el momento indicado
-¿Por qué lo dices?
-Ya sabes, todos casándose, teniendo hijos... ¡Es una locura!
Pattie se calló y agachó la mirada, mostrándose notoriamente incómoda, Alice se apenó.
-¿Dije algo malo?
-Oh... No. Supongo que George no les ha dicho... A nadie.
-¿Sobre... qué?
-No puedo tener hijos.
Alice se sonrojó de vergüenza. Quiso cambiar el tema pero justo George regresó con las bebidas.
-¿Y cuándo terminarán el disco?- preguntó Alice.
-Cuando John termine su tonta película en España...
Y hablando de John: Alice pudo ver como éste le hacía señas desde el otro lado del salón.
Se paró sin decir nada y fue a con él.
-¿Qué quieres?- dijo grosera.
-¡Oye tranquila!- John rió mientras Alice entrecerraba los ojos con molestia- ¿Estás feliz por mi nuevo compromiso?- pasó su brazo por su espalda y la trajo hacia él
-¡No me toques, Lennon!- Alice se separó de él- Sí, estoy feliz, no había visto a Breana tan alegre desde hace años, incluso cuando andaba con Ringo. Pero  no me imagino como la vas a hacer sufrir.
-¿De qué hablas?
-Sí, supongo que la engañaras cada viernes o algo así.
-No, no, no. Te equivocas. Breana es diferente, es... Es como yo. Es igual de intelectual- Alice bufó y sonrió burlona- ¿Qué? Estoy diciendo la verdad. La amo. Me duele decirte esto a ti pero incluso la amo más que a tu hermana.
-Y por eso te acostaste conmigo. 
-Oye, te recuerdo que tú aceptaste.
-¡Yo me estaba negando!
-Pues tus gemidos no decían lo mismo ayer...- Alice le soltó una cachetada. Haciendo que John bajara la mirada, un tanto enojado.
-Nada de lo que pasó ayer va a salir de nosotros ¿entendiste?
John asintió.
-Y quiero que me pidas disculpas
-¡¿Qué?! ¿Por qué?
-Por...- Alice pensaba- Por acostarte conmigo.
John rió con escándalo.
-Qué patético- Y enseguida fingió una voz muy rara para decir- Alice, discúlpame por tener sexo contigo... ¿Contenta?
Alice asintió satisfecha.
-Oye, pero hablando en serio... No quiero que nuestra amistad se vea afectada con todo esto. Tómalo como... Algo leve.
Alice revoleó los ojos.
-Lo que digas, Lennon. Mientras sepas cerrar la boca- Dio media vuelta y regresó a con los demás. 


* * * * * * * * * * * * * 
Eran las diez de la mañana cuando la esposa de McCartney se venía levantando de la cama y todo por escuchar los llantos de la pequeña Mary que estaba hambrienta...
-¿Podría dejar de llorar?- pronunció Alice más dormida que despierta, acomodándose en la cama, pero, después entró en razón. Miró el reloj y se levantó corriendo al cuarto de la bebé
-Oh, no... ¡No, no, no llores!- la cargó y la arrulló mientras bajaba y la sentaba en una silla para bebés mientras le preparaba algo. Estaba estresandose con el llanto de la bebé.
Minutos después se encontraba alimentándola.
-Es tan tarde- le dijo a Mary- Tu padre llegará en cualquier momento... 
Finalizó de comer.
La tomó en brazos e intentó volver a dormirla, con éxito. 
Tomó un baño y se arregló, bastante guapa.
Apenas se ponía los aretes cuando timbraron
-Paul.
No podía dejar que el sentimiento de culpa arruinara su comportamiento con él. Tenía que dejar todo olvidado.
Bajó con lentitud. Intentaba olvidar la imagen de ella y John. Tenía que concentrarse, no podía levantar ninguna sospecha ni ningún tipo de comportamiento diferente.
Se paró frente a la puerta, se llevó una gran sorpresa tras ver por los cristales que Paul no venía solo.
Abrió.
Paul sonrió, cargando dos maletas. 
Alice los miró. Extrañada, ladeando la cabeza. 
Una que otra empleada que se paseaba por el jardín tampoco pudo evitar mirarlos. 
-Paul...- Dijo en forma de pregunta.
-Hola- dijo sonriente...- Vamos, entra- le indicó a su acompañante- Los tres entraron a la casa- ¿Cómo estás, bonita? Veo que amaneciste más guapa de lo normal, se te nota un brillo diferente en los ojos...
-¿Te sientes bien, amor? - preguntó Alice. Parada en la puerta.
-Sophia, ella es Alice. Alice ella es Sophia.
-No me dijiste que tenías una...
-¿Quieres que te muestre la casa?- le preguntó Paul y la niña asintió muy tímida. 
Paul tomó de su hombro y caminaron por toda la casa.
Alice subió minutos después con ellos pero no los encontraba, hasta que los vio una habitación después a la de Mary. 
-¿Te gusta?- preguntaba Paul, mostrándole una muñeca. La niña asentía, mostrando una sonrisa- ¿Te gusta la cama? Creo que es muy grande
-Me encanta- dijo  en tono muy bajo.
Alice carraspeó para que Paul se diera cuenta de su presencia.
-Oh...- Paul se levantó del suelo- Ahora vuelvo, ¿estarás bien?
La niña asintió, tomando su pequeña maleta... Paul tomó de la mano de Alice y salieron de la habitación. 
-¿Quién es...- Alice ladeaba su cabeza, alzaba las cejas. Paul besó su labios.
-¡Te extrañé!- la abrazó- Te extrañé mucho- la besó- ¿Qué hiciste?- la siguió besando.
-Breana hizo formal su compromiso... ¡Paul! ¿Quién es la niña? 
-Es algo difícil de explicar
-Pues...
Bajaron las escaleras y se sentaron en la sala.
-La madre de Aime me pidió que fuera porque su esposo, el padre de Aime y de Sophia las había abandonado. Son demasiados hijos, son cinco más el hijo de una de ellas. 
Alice quedó sorprendida.
-¿Es una broma?
-No estoy jugando. 
-Cinco hijos...
-El señor Seberg huyó hace una semana. Suponen que huyo porque... No están sus cosas. Y la señora no tiene cómo cuidar de su familia. 
-¿Y te pidió que cuidaras de la niña por... cuánto tiempo?
-Ese... ese es el...- Paul rascó su nuca- Es que...
-¿Qué?
-Ella...
-¿Qué, Paul? ¿Qué? ¿Ella qué?
-Se quedará por un largo tiempo...
-¿Por cuánto?
-Un tiempo... No sé, poco... Algo así como hasta que se gradúe de la universidad o se mude de la casa con una amiga suya, ya sabes como lo solíamos hacer nosotros.
Alice suspiró, incrédula. 
Se levantó del sillón y dio vueltas entre la sala. 
-¿La adoptaste? 
-Algo así...
-¿Cómo que algo así? ¡Ni siquiera es tu familia!
-Pues ahora sí- Paul se encogió de brazos. 
Alice caminaba pensando.
-No... No entiendo. Vas un viernes a Escocia y un domingo regresas con una hija de... ¿cuántos años?
-Creía que tenía siete pero tiene cinco...
-¡De cinco años!
-Oye tranquila, corazón...- Paul se levantó y la tomó de la cadera- 
-¿Qué te sucede, Paul? ¿Crees que adoptando a una niña harás obras de caridad? La niña extrañará a su madre y a sus hermanos.
-¡En eso pensé! ¡Yo no quería! ¡No quería!
El tono de las voces comenzaban a elevarse poco a poco.
-¿Entonces?
-No sabes cómo viven ellos, Alice.
-Qué lástima que cuando Aime era una puta no les dio un poco de su sucio dinero...
Paul se enfureció en un instante y alzó la palma de su mano pero se contuvo.
Alice estaba impresionada
-¿Ibas a pegarme? ¿Por decir eso?
Paul mordió sus labios de coraje, los frunció y su mano se agitaba en el aire, agachó la mirada.
-¡Hazlo!
-No sé porqué... No sé porqué tienes que ser así, Alice - dijo con voz temblorosa, conteniendo todo su coraje.
-Es increíble que no seas capaz de pegarme.
-¡Cierra la boca! A veces eres tan irritante, explotas por cualquier cosa. ¡Eres tan soberbia! ¡No sólo eres tú en este mundo, Alice! ¿Qué hay de mí? ¡Siempre has huido de lo nuestro por tu puta conveniencia, por ti!
Alice se había quedado callada, enojada, hacía todo el esfuerzo posible por mantener la boca callada, si la abría tan sólo un poco diría que se acostó con John tan sólo para arruinar a Paul.
-Te guste o no, la niña va a vivir con nosotros.
No pudo más.
-¡¿Qué?! ¿Y... -agitaba sus manos- se supone que dejarás tu trabajo para cuidar a una niña de siete años?- le gritó- ¡Porque si dejé mi trabajo para cuidar a una desconocida en ese caso...
-¡Ay, Alice! Por favor, deja de ser tan materialista...
-¡Ja! Un beatle hablando de materialismo! 
-¡Ah! Estoy tan harto...
-¡¿harto de qué?! ¡Yo no cuidaré a esa niña! Y si es así...
-¿Si es así qué? ¿Eh? ¿Qué? ¿Me vas a dejar? ¿Vas a huir otra vez? ¿Vas a volar a París? ¿Qué vas a hacer? ¡Oh! ¡Ya sé! ¡Las vas a matar! 
Paul había ido demasiado lejos. Alice comenzó a llorar. No quería hacerle daño a Paul, no podía decirle que se había acostado con John pero había llegado demasiado lejos.
-Es increíble- dijo Alice después de secar sus lágrimas... Dio media vuelta y estaba dispuesta a caminar directo a cualquier lugar que no fuera ahí.
-¡Y ahí estás huyendo otra vez!
-Paul, déjame en paz- Alice se zafaba de las manos insistentes de Paul. 
-Alice...- decía más tranquilo, cayendo en la cuenta de lo que le había dicho.
La chica subía lentamente las escaleras
-¡Alice!- gritaba Paul desde abajo.
Minutos después la chica salía de la casa con un abrigo.
-¿A dónde vas?- preguntó Paul
-¿Qué te importa? 
-¡Alice! Perdóname, estaba enojado, no quería decirlas las cosas que dije
Cerró el portón en su cara y salió.
En otros tiempos, la antigua Alice hubiera salido de ahí con dos maletas, pero ese día sólo desapareció por toda la tarde y la mitad de la noche.

Eran las 3 de la mañana cuando regresó y encontró a Paul sentado, esperándola. 
Se miraron. 
-Oye, yo...- se levantó de donde estaba y fue hacia ella
-No digas nada- le pidió la chica, levantando su mano- Quiero ir a dormir.
Ambos subieron y se recostaron en la cama, Alice le daba la espalda.
Paul intentó abrazarla pero la chica se quitaba.
-Perdón- le dijo Paul.
Alice comenzó a llorar.
-No llores...- Intentó abrazarla otra vez y esta vez aceptó. La abrazaba con ternura- Estaba enojado. Muy enojado. No quería decir cosas que te hirieran. Sabes que te amo...
-Cállate.
Paul decidió guardar silencio.
Alice había pensado que la niña no tenía la culpa de nada, que debía estar pasando un momento difícil así que no debía tratarla mal, había analizado las cosas y debía ceder al menos por unos días mientras pensaba en una solución que no fuera vivir lejos de su madre. 
Pero aquella discusión con Paul fue demasiado en un día. 
No quería estar mal con él, no quería arruinar todo, tenía que controlarse. No quería pelear con él.
Sabía cómo era Paul y sabía que jamás hubiera tenido intenciones de ofenderla.

Recordó aquella vez en París, la premier de su película, Paul no había ido pero había llegado en la madrugada empapado por la lluvia con un ramo de rosas. 
Él no quería herirla, eso pensaba la chica.
Volteó a mirarlo  y en sus ojos veía claro arrepentimiento.

lunes, 6 de enero de 2014

Cincuenta y ocho :B

Cuando Paul regresó esa noche del estudio después de hacer algunos arreglos a unas canciones, encontró la casa impecable.
Abrió la puerta y no pudo evitar reír al ver a Alice con un mandil rojo, una falda amarilla con puntos negros, guantes y un pañuelo amarrado en la cabeza que fallaba en el intento de agarrar todo su rubio cabello, pues mechones salían por todos lados. Limpiaba un mueble de la sala con mucho esfuerzo.
-¡Alice, ¿qué estás haciendo?!- Reía Paul... Ésta dejó caer el trapo en un recipiente con agua y jabón y se levantó del suelo, limpiando su frente.
-La casa está completamente limpia- dijo, sonriente, como niña pequeña.
-No tenías por qué hacerlo... Mírate... Te ves...
-Sucia.
-No, te ves sexy- Paul le guiñó el ojo y la chica rió.
-Te ha llegado una carta de Escocia- le dijo Alice, mientras meneaba un trapeador por todo el piso de la sala.
-¿A mí?
-No, a Mary...
-Ok, ya entendí...- McCartney subía las escaleras para después bajar con la bebé en brazos- ¿Y dónde está?
-¿Qué?
-La carta.
-En la mesa...- Alice se dirigía a la cocina con todos los utensilios de limpieza para guardarlos en algún lugar pues ya había terminado.
Se quitó el mandil y lo colgó. Desató el pañuelo y sus cabellos cayeron sobre sus hombros.
-¿Qué dice?- preguntó intrigada.
-Es la madre de Aime...
-¿Qué? ¿Y...
-No le entiendo nada, debió mojarse...- Paul leía con dificultad pero al fin y al cabo terminó de leer
-¿¡Qué dice?!
-¡Espera, Alice! Eres demasiado impaciente- la chica rió- Me pide de favor que vaya a Escocia
-¿Para qué?
-No sé, no lo explica pero dice que es urgente.
-¿Irás?
-Supongo.
-¿Cuándo?
-Mañana.
-¿Mañana?
-Sí, Alice, mañana...
-Está bien, me iré a bañar- Alice le plantó un breve beso en la mejilla a su esposo y subió.


* * * * * * * * *
El viernes que Paul partió a Escocia, ese mismo viernes John regresaba de su viaje sólo por algunas semanas.
Fue un día muy extraño, pues tocó en Cavendish Avenue a las 6 de la tarde, esperando ver a Paul.
-Acaba de partir a Escocia- le explicaba Alice, mientras servía té para los dos- ¿Cómo te va allá?
-Oh, estoy demasiado solo ¿sabes? Pero está bien, es entretenido. Deberías de darme clases- Alice sonrió- ¿Y tú? ¿Cómo vas con Paul
-Todo va de maravilla, creo. Estamos bien.
Y ella recordó que John también sabía su secreto, no sabía si preguntarle o fingir como si no supiera, era incómodo estar a solas con él.
-Mira, Alice...- John dejó la taza en la mesa y prendió un cigarro, le ofreció uno a la chica y ésta acepto- Sé unas cuantas cosas que... Son demasiado... Fuertes.
-Paul también lo sabe. Y ya no me importa ni me incomoda en lo absoluto, pero quisiera saber... ¿Cómo lo supiste tú?
John sonrió
-Me lo dijo tu hermana cuando estábamos casados.
Un silencio incómodo apareció, el cigarro cayó de las manos de Alice sobre la alfombra y ella y John se agacharon al mismo tiempo a recogerlo.
-Creo que... Creo que iré a echar un vistazo a Mary.
-Yo... Yo ya me iba, pero... Es que...- Atrevida pero lentamente colocó su mano sobre la rodilla de la chica- No te juzgo, Alice.
-Gracias, John.
-Aunque...- Iba subiendo su mano, la chica se dejaba pero llegó un punto en que se levantó y fue a la cocina.
-Sabes Alice...- le dijo John apareciendo de nuevo junto a ella- Yo quería demasiado a tu hermana
-¡Sí, claro!- dijo con sarcasmo, poniendo las tazas en el lavaplatos- Y por eso te separaste de ella.
-Era necesario...- John se volvió a acercar a ella, muy notoriamente.
-Creo que te tienes que ir, John.
Pero éste, de un jalón, hizo que Alice lo mirara a los ojos muy de cerca.
-¿No te a pasado que te gusta demasiado una persona pero... Es la esposa de tu mejor amigo?
Alice rió a carcajadas.
-Lennon, vete por fav... - Le robó un beso y la estrechó a él con fuerzas para que no pudiera irse, Alice se forcejeaba y lo hizo por unos minutos pero... Era la naturaleza de la chica ser mala, descarada y atrevida.
"¿Qué iba a pasar si se acostaba con el mejor amigo de su esposo?", se preguntó mientras subían a la habitación donde dormía con Paul y se besaban con desespero.
Y la imagen de Paul se le vino  a la mente mientras John la recostaba en la cama
-¡No! ¡Espera!
-Oh, vamos, muñeca.
-No, John, piensa en... ¡Breana!
John besaba su cuello, Alice estaba apunto de empujarlo pero John iba demasiado lejos retirando toda su ropa.
Y pasó lo que iba a pasar. Alice se cubría la cara mientras John se vestía...
-Vamos, no te sientas mal, recuerda aquella vez que Paul te engañó con Jane.
-¡Dios, Lennon! Sal de mi casa.
John se rió y salió de ahí. 

domingo, 5 de enero de 2014

Cincuenta y siete.

Ahora que John se encontraba grabando su película en España, Paul no tenía con quien hablar. 
Ringo se había ido de vacaciones, George estaba con Pattie y Eleanor y Breana se la pasaban con Alice.
Así que sólo se concentraba en escribir canciones y relajarse todo el día tocando guitarra.
Escuchó un algo romperse en el piso de abajo, dejó su guitarra en la cama y el cigarrillo en el cenicero, camino con prisa escaleras abajo y en la sala estaba una botella rota y Alice en el suelo.
-Oh, dios...- Paul corrió, estaba inconsciente, tal vez por tanto alcohol que había bebido- Alice...- la movía, la cargó y la recostó en el sillón mientras limpiaba la botella del suelo.
Cuando terminó de limpiar le quitó el saco que traía puesto a Alice que apestaba a marihuana.
-¡Alice!- intentaba despertarla. 
Estaba un tanto harto de su comportamiento, así que en vez de ayudarla como siempre lo hacía, la dejó ahí recostada hasta que se despertara ella sola y subió y continuó componiendo.
Calló la noche, Paul no lo sintió, realmente estaba inspirado... Se escuchó el rechinido de la puerta, volteó y era su esposa.
-Ah... ahí estás...- Estaba envuelta en una bata, con el rimel corrido y un porro entre los dedos.
-Alice, vete de aquí...
-¿Por qué?
-No me gusta verte así... Llevas una semana igual y no sé porqué...- Alice se acercó a él. 
-Ni yo. Supongo que me gusta.
-¿Qué pasó con la película que estabas grabando?
-Oh, sigue en pie.
-Pues no has ido...
-Tranquilo, iré mañana... ¿Y Mary?
-Dormida. 
-¿Dónde? Quiero estar con ella...
-No te acerques a ella con un porro de marihuana en la mano.
-Ok, ok... No te enojes- Sonrió- Iré a ducharme, aún estoy... 
-Ebria. Corre, ve. 
Alice desapareció de ahí, Paul simuló que seguía con su guitarra... Pero en cuanto Alice se fue, dejó la guitarra en la cama y se dirigió a la habitación de Mary, quien había comenzado a llorar. 
La cargó, supuso que tenía hambre; le preparó algo y mientras la bebé comía, Paul la cargaba.
Minutos más tarde, Alice aparecía de nuevo pero ahora duchada y limpia.
-Sabes qué he estado pensando?- preguntó Paul...
-¿Qué?
-Creo que no podemos con ella. 
-¿De qué hablas?
-Es decir, siempre estoy en el estudio y tú trabajando, si no la cuida Eleanor le pedimos a la vecina que la cuide. Creo que eso no está bien para ella.
-Pues... 
-A veces siento que no la quieres.
-¿De qué hablas, cariño? Yo la amo. Es... es una bebé, es tu hija. La quiero.
-Y yo también pero... 
-Además, estos últimos días
-Te has embriagado a diario
-No quería decir eso, estos últimos días ya no has ido mucho al estudio
-Por John y Ringo que se tomaron vacaciones.
-Exacto. Hemos tenido tiempo.
-Pero no siempre será así... Estaba pensando en una solución.
-¿Solución? ¿Acaso es un problema?
-No quise decir eso- Paul rió- Pero... tal vez podríamos pedirle a Eleanor que la cuide.
-¡PAUL!
-Hablo en serio, ya sabes, tu hermana se la pasa todo el día con Matt, lo ama con locura, le encanta cuidarlo
-¿Será porque es su hijo?- Alice sonreía irónica mirando todo a su alrededor y tomando un muñequito de uno de los estantes- ¿Cómo pudiste comprarle esto a Mary?- le mostró el juguete- Esta cosa tiene cara de asesino
-Alice ponme atención 
-Sé que tratas de decir y no estoy de acuerdo. Es como regalar a tu hija
Paul rió a carcajadas.
-No invente cosa, Señora McCartney- Alice se volteó boquiabierta y le aventó un juguete a Paul, jugando. 
Pero, como casi siempre, sus planes fallaron y calló sobre Mary, haciendo que llorara- 
-¡Ve lo que has hecho!- Dijo Paul, molesto.
-¡Oh, no! Lo siento, lo siento tanto...- Alice tomó a Mary en sus brazos- No le pasó nada- decía preocupada. 
Paul suspiró, recargándose en la cuna de madera
-Creo que no hemos sido buenos en esto- dijo. 
-No... Necesitamos pasar más tiempo con ella, casi cumple un año. 
-¡ALICE! Es el maldito colmo. Mary ya tiene un año. 
-¡¿Qué!? ¿Y por qué no me lo dijiste? ¿Cuándo los cumplió?...
-Justamente hace tres días. Quería ver qué tan interesada en ella estabas pero, ya veo...
-Oh...- Alice golpeó su frente- Me siento tan absurda... ¿Sabes?... Podría tomarme un tiempo
-¿Tiempo de qué?
-De mi trabajo, después de todo; a eso vine a Londres.
-No te creo... No podrías estar ni una semana entera en la casa sin hacer algo que te guste.
-Me gusta cocinar. Podría preparar pasteles, además podría invitar a Eleanor o a Breana de vez en cuando y salir de compras. Podría salir con Mary a tomar un paseo.
Paul comenzaba a creerle. 
-Pero... ¿Por cuanto tiempo? 
-Quizá un año
La bebé comenzaba a quedarse dormida en brazos de Alice. 
-No suena mal- dijo Paul, sonriendo- Qué gran sacrificio estás haciendo, McCartney- lo dijo apropósito y sonriendo.
Alice lo fulminó con la mirada y Paul rió. 
-Listo... Cállate ya- Mary había caído dormida otra vez, Alice la recostó en la cuna y prendió una lampara para apagar la luz del cuarto. 

Cuando Paul, aquella noche, se había enterado de los crímenes que había hecho Alice, al día siguiente le había insistido las explicaciones pero la chica simplemente se rehusaba a hablar. Así que decidió dejar el tema por un tiempo, aunque esto le provocara dolores de cabeza literalmente. 
No podía portarse mal con la chica, ni rechazarla, ni estar mal con ella.

-Alice prométeme que dejarás de tomar...- Le dijo Paul de camino a su habitación- Y de drogarte...- Le tomó la mano y se miraron a los ojos, después le tomó ambas manos.
-¿Por qué?- sonrió con amargura, fingiendo que no le importaba
-Porque no me gusta verte mal- Paul la acercó a él y pasó un mechón de su rubio cabello por detrás de su oreja. 
-Estoy bien...- Volvió a sonreír. Paul posó su mano derecha en su cintura y la izquierda en su nuca, acercándola a él y dándole un tierno beso en la frente.
-No mientas...- La abrazó, sus dedos recorrían todo su cabello- Además, si sigues drogándote acabarás desgastada
-Nada me desgasta más que tú- dijo bromeando- Paul rió levemente, estaban abrazados y sin nadie que los interrumpiera- Te amo, Alice.
Ésta sonrió y cerró los ojos. Lo besó con dulzura. 
* * * * * * * * * * * * * * * * * * *  * * * * * * * * * * * * *  * * * * * * * * *

El final está cerca :B

sábado, 4 de enero de 2014

Cincuenta y seis.

A pesar de la nueva relación de Breana y John, la amistad entre Eleanor y Breana no se vio tan afectada. Eleanor estaba totalmente apartada de John y ya no sentía nada por él así que de cierta forma le daba igual, pero igualmente no podía evitar sentir un poco de celos de ver como se trataban, eran tan cariñosos que Eleanor se dio cuenta de que en ningún momento fue así con ella. ¿Por qué? Si incluso se consideraba más guapa que Breana...
Se encontraba de nuevo pensando en cosas de ese estilo mientras esperaba que Alice bajara de donde estaba y así poder partir
-Vamonos...- La voz de su hermana la sacó de sus pensamientos, Eleanor la miró de pies a cabeza, vestía con exageración en cualquier aspecto, la falda era demasiado corta, la blusa era demasiado ajustada, el maquillaje era exagerado y los zapatos eran muy altos.
-Apestas...- Dijo Breana regresando de la cocina con la boca llena de galleta
-Gracias- contestó Alice.
-¿A dónde vas así?
-¡Pues a conseguirles trabajo, tontas!
-Pero no vamos a ningún burdel, Alice- dijo Breana.
Ésta rió, aún con las exageraciones de su vestuario, seguía siendo atractiva y no se veía mal. 
-Me lo van a agradecer- explicaba Alice, entusiasmada, mientras caminaban por la calle.
-Pero ¿qué se supone que tenemos que hacer?- preguntó Breana
-Actuar y punto
-¡Yo no sé actuar!- protestó Eleanor- Además esta no es la forma de ganarse un trabajo así.
-¡Ay, por favor! ¿Cuántos creen que se hayan esforzado para ser actores? 
-Tú...- dijo Breana, sinceramente- Pero nosotras no.
-Es aquí- dijo Alice, deteniéndose frente a la puerta trasera de uno de los estudios cinematográficos de Londres- Estaban haciendo un casting para una nueva película...
-Obvio vas a quedar tú- le dijo Breana
-Yo ya tengo el lugar seguro, vengo por ustedes...
Ambas revolearon los ojos, Alice tocó la puerta y abrió un hombre de traje, joven y parecía que ya tenía mucho tiempo de conocer a la rubia mujer.
-Hey, Ed... - se besaron sus mejillas 
-¿Cómo estás? Aún no empezamos...
-No, no vengo a grabar. Pero... ¿recuerdas que te hablé acerca de dos excelentes actrices...?
-¿Las extras?
-Sí, podrían ser extras. Aunque yo te recomiendo personalmente que les des algún papel. Mira, ella es Breana...- Señaló a la liviana mujer que había tomado cierto aire tímido- Y ella es Eleanor...
Ésta, en cambio, saludó con seguridad.
-Pues... Bienvenidas- Terminó de abrir la puerta, las dos chicas pasaron.
-Yo me voy...- dijo Alice- Sólo venía a eso
-Cuídate, Alice- se abrazaron y de nuevo besaron sus mejillas. Alice no había dejado su lado descarado del todo, pues incluso parecía que le había coqueteado a ese hombre.
Y dejándolas a su suerte caminó hasta la entrada principal de aquellos estudios para empezar a trabajar. 

Mala suerte, pareciera, pues eran apenas pocos días de haberse casado. 
Paul llegó a las 6 de la tarde después del estudio, su plan era salir con los demás a tomar algo, pero vaya sorpresa se llevó cuando al entrar escuchó el llanto de Mary. 
Corrió y la buscó como loco por toda la casa... Hasta que llegó a su cuarto. 
Estaba en el piso, llorando. Se había caído de la cuna y Paul supuso que no había comido desde la mañana.
La levantó.
-¡Alice!- gritó- ¡Alice!- La buscaba pero obviamente no había llegado aún.
Arrulló un poco a Mary y bajó a prepararle algo de comer. 
La bebé estuvo bien después de unos minutos. 
Paul, con Mary en brazos, tomó el teléfono y marcó a casa de Eleanor. No había llegado aún. 
Se escuchó la puerta abrirse. 
Eran Alice, Breana y Eleanor... 
-Paul...- dijo Eleanor, callando la risa que tenían las tres.
-¿Pueden...- pensaba cómo explicarlo- Pueden irse?- pidió.
Breana y Eleanor asintieron y salieron de ahí.
-Hey, Paul...- Alice se acercó y le dio un beso en los labios. 
-¿Dónde estabas?
-Viendo lo del trabajo de ... - Alice señaló con su pulgar la puerta, refiriéndose las otras dos.
-Acabo de llegar y encontré a Mary en el piso de su cuarto
Alice se sorprendió.
-¿Y está bien?
-Sí, ya está bien...- El tono de Paul era frío- Alice...- tomó su mano- No quiero empezar mal contigo pero...
-Pero yo te dije que te tocaba cuidarla. Me salí de la casa con esa idea.
-¿Cuándo?
-Cuando estabas bañándote. 
Paul bufó.
-Con razón, no te escuché- suspiró- Es patético, no puede volver a repetirse.
-Lo siento...
-¿Qué harás ahora?
-Oh, habían venido ellas dos para salir un rato.
-Yo también quería salir...
Alice rodeó su cuello y con sus largos dedos acarició el cabello del chico. 
-Deberíamos contratar una niñera- opinó ella.
-No me dan confianza... 
-Podría ser una conocida, no sé, tal vez...- Alice pensaba.
-Tú- Alice lo miró con mala cara -Estoy hablando enserio...
-O tú...- Paul revoleó los ojos- No, alguien conocido. 
-Pensaremos en eso después. ¿Qué haremos ahora? 
-Sería justo que ninguno de los dos saliera, ¿qué hacías con Aime en estos casos?
-Ella cuidaba siempre a Mary... 
-Pues conmigo no será así, McCartney. Tengo la solución, ninguno de los dos sale esta noche...- Alice se acercaba más y más a él- Y tal vez podríamos... - Lo besó seductoramente mordiendo su labio inferior.
-¡Sé lo que tramas!- La chica rió
-¿No te encantaría? 
-Vaya que sí...- Se besaron entre risas pero Mary interrumpió, comenzando a llorar. 
-Espera, Alice...- Paul la alejo sutilmente 
-¿Qué tiene ahora? 
-No lo sé, le acabo de dar de comer... 
-Iré a cambiarla- Alice tomó a la bebé entre brazos y subió las escaleras. 

Paul se levantó y prendió la televisión mientras buscaba entre las cosas de la sala su encendedor. 
No lo encontraba,  movió un poco algunos papeles y éstos cayeron. 
-Mierda...- los levanto y hojeó cada papel, era correspondencia pero una en particular llamó su atención. 
Era una carta para Alice, no pudo evitar leerla y... Bueno, fue el verdadero comienzo del verdadero fin. 
Hablaba sobre los medicamentos que tomaba, al parecer era de su amigo Joe, también hablaba sobre la muerte de su madre y su hermana. Joe le decía lo preocupado que estaba por ella y por saber su situación. Le explicaba que desde que Alice le había dicho toda la verdad no podía dejar de estar preocupado. Le pedía que regresara a Francia. 

Paul estaba simplemente sorprendido, los tacones de Alice hicieron que guardara la carta en el sobre y el sobre entre la correspondencia... 
-Listo...- Alice lo abrazó por la espalda- ¿Qué hacías?- Sonreía.
-Buscaba mi... ¿has visto mi encendedor? 
-Sí, está en el cuarto ¿quieres que vaya por él? 
-Oh, no, ya se me quitaron las ganas de fumar.
-Llegó correspondencia ¿cierto? - Alice la revisaba... -¡Una carta de Joe!
Paul se sorprendió. 
-¿No la vas a leer?- preguntó.
-Oh, sí, después...
-No. Ahora. 
Alice se encogió de hombros y comenzó a leerla, Paul observaba sus expresiones.
-¿Y bien? ¿Qué dice?
-Sólo manda saludos...

Paul tenía un plan. Tal vez un tanto loco, pero esa carta había despertado sospechas. 
Todo consistió en que mientras lo hacían, (recuerden que son recién casados así que tenían todo el derecho y todos los pretextos del mundo para hacerlo cuando quisieran), a Paul se le ocurrió decirle 
-Sé lo que decía la carta...
-Paul... 
-Sé lo que decía la maldita carta de Joe... 
Alice dejó de moverse. Lo empujó y se separaron. 
-¿De qué hablas?- decía entre respiraciones agitadas pero con la voz más firme que pudo.
-La carta de Joe, hablaba sobre algún secreto
-¿La leíste?- Paul asintió- Mierda.
-¿Qué secreto? ¿De qué hablan?
-Son cosas nuestras... 
-Y ahora soy tu esposo, creo que puedo saberlo...
-No quieres. 
-Sí, me intriga, desde que sé que tomas pastillas sé que algo no anda bien en ti. 
-Te lo diré si prometes no explotar y te lo diré sólo porque nos has interrumpido.
-Lo siento, pero... no puedo ni siquiera coger a gusto por estar pensando en esa maldita carta.
Alice rió.
-Joe es el único que sabe lo que hice en el pasado.
-No soy tonto, sé que tiene que ver con la muerte de tu madre y de tu hermana.
-Entonces ya lo sabes.
-No, sospecho, pero ojalá no sea lo que estoy pensando.
-¡Vamos! No finjas, sabes que yo las maté.

Explotó. Paul sacó una oleada de aire por su boca y con una sonrisa sarcástica, la miró.
-Qué cínica. Dime que es mentira.
-No puedo mentirte ahora, tienes que saberlo. 
-Entonces...- se puso a recordar, el día de su boda John le había dicho que vivía con una asesina pero había pasado por alto ese comentario- ¿John también lo sabe?
-¡No, sólo Joe!... ¡Espera! ¿Estás actuando así? Pensé que me correrías de tu casa y pasaríamos el resto de nuestras vidas separados e infelices y me meterías a la cárcel...
-¿Por qué lo hiciste? 
-Yo... - Alice comenzó a recordar, a recordar muy detalladamente...
-¡Alice! Dime porqué... 
-No quiero hablar de eso ahora- su boca se posó en su pecho, insistente
-No, espera...
-Vamos, Paul. Ignóralo. 
-Habla de una vez, Alice. Estás enferma ¿te has vuelto loca? 
-Eso no te interesa... 
-¿Cómo no me ha de interesar?
-No, ¿por qué no mejor nos dedicamos a tener dos hijos más y vivir nuestra vida tan ordinaria como la de todos? Oh, espera... Eres un Beatle.
-¡No seas ridícula! Eso explica todo, tus cambios de humor, tu carácter...
-Eso no te importa.
-Pero tu amigo Joe sí lo sabe todo.
-No es tiempo para celos, Paul.
-¡Entonces explícame por qué se te ocurrió matar a tu madre y a tu hermana!
-¡No se me ocurrió! Y no te lo diré.
-¡¿Qué!?- gritó, ambos se incorporaron en la cama, desnudos- Estás completamente loca.
-No, no lo estoy.
-No me iré de ti, ni te pediré que te vayas de mí porque... Porque te amo, Alice, no soportaría estar lejos de ti. Ahora que por fin estamos casados lo peor que podría hacer es separarme de ti. Sólo quiero saber porqué lo hiciste.
-Yo...
-¡Vamos, Evelyn!- La había llamado por su segundo nombre...
-James...- Alice rió.
-Qué descaro. ¡Habla ya! 
-No puedo, Paul- Alice abrazó sus piernas...- Por favor, déjame dormir por hoy. Te prometo que te lo diré después. 
Paul golpeó el buró, estaba enojado. 

miércoles, 1 de enero de 2014

Cincuenta y cinco. Boda.

-Dile a los muchachos que las grabaciones no serán hoy...- Paul se levantó de la silla, tomó su saco y secándose las lágrimas salió de ahí
-¡Espera, Paul! Yo voy contigo...
-No, Alice, tú quédate con Mary...- Besó su labios y salió de ahí.
Ella sólo lo vio salir de ahí y en cuanto abrió la puerta pudo ver los flashes de las cámaras y los reporteros con sus precipitadas preguntas acerca de lo que acababa de pasar.
Alice hizo una mueca de preocupación, pensó en Mary... Había quedado sin madre igual que Paul, John y ella...
Salió de la oficina en donde estaba con prisa y entro en el estudio donde estaban todos como si nada.
-Aime murió- dijo.
Todos la miraron. Alice tomó a Mary en brazos.
-¿Qué?- preguntó George
-Le acaban de avisar a Paul que atropellaron a Aime y falleció. No me pudo decir más porque se acaba de ir. Me pidió que les informara que hoy no puede grabar
-Es comprensible- dijo Brian- ¿A dónde ha ido?
-No lo sé... Simplemente salió- Alice comenzaba a asustarse más y más, Brian salió del estudio, tal vez a ayudar a Paul.
-No puede ser posible...- dijo Ringo, acercándose a Alice y dándole un abrazo
-Siempre fui demasiado grosera con ella, incluso hice que Paul se divorciara de ella, hice que la engañara conmigo- comenzó a llorar.
-¡Oh, vamos...- George fue a con ellos- No te sientas culpable. Ella y Paul jamás se amaron como ustedes.
-¿Y qué va a ser de Mary?- preguntó John
-Tiene a Paul, estúpido- dijo Ringo.
-¡Ay, por favor!- agregaba John- si Paul supiera ser padre este mundo sería mejor. Paul ni siquiera sabe cuidarse a sí mismo, es como yo.
George rió y lo golpeó a modo de broma en la cabeza.
-Alice, sé que es demasiado precipitado decirte esto, ni siquiera sé cuánto tiempo de fallecida lleva Aime pero... Me imaginé por un momento y a ti y a Paul casándose y tú adoptando a Mary...
-¡¿Qué?!- gritó Alice y en seguida miró a la niña- Pero yo aún no quiero tener hijos...
-Vamos, narices. Cierra la boca- le pidió John- ... ¿Y quién más sabe?
-No lo sé, fue extraño. Sólo lo llamaron, se puso a llorar y se fue.
Los cuatro ahí sin contar a George Martin comenzaban a sentirse un poco mal. Todos querían mucho a Aime, incluso Alice la llegó a querer.
-Supongo que hoy no haremos nada- dijo George Martin- Es mejor que vayan a ver qué pasó.
-Iré con Paul...- dijo John tomando su chamarra
-Espera, iré contigo- fue Alice.


* * * * * * * * * * *
Al entierro de Aime, tres días después, habían asistido toda su familia, los chicos, Breana, Eleanor, Alice, algunos famosos como algunos de los Rolling, sus amigas y demasiadas personas.
Había sido demasiado triste para Paul, él había amado muchísimo a Aime y a pesar de todo era la madre de su hija.
Ahora se preguntaba qué pasaría con Mary. Él no quería que se quedara con la familia de Aime pues ya había visto como vivían y la cantidad tan grande que eran.
Unos días después, había salido temprano de los estudios y condujo hasta su casa donde lo esperaba una grata sorpresa: Alice.
-Heeey...- Se bajó de su auto y se saludaron con un beso- Qué sorpresa...
-Lo sé. Mary ya está dormida en tu habitación.
-Gracias.
-Sólo vine a dejarla. Nos vemos mañana. 
-¿Estás nerviosa? 
-Demasiado. ¿Y tú?
-No, estoy... aliviado
Alice rió y rodeó el cuello del chico con ambas manos, acercándose a su rostro.
-Oye, podríamos... Ya sabes... - Paul continuaba hablándole- Adelantar nuestra noche de bodas...
Alice rió como niña pequeña al sentir que las manos de Paul bajaban de su cintura a su cadera y un poco más.
-Impaciente- le dijo.
Sus frentes y narices chocaron.
-¿Quieres pasar a la casa?
-No... Me tengo que ir- Se separó bruscamente de Paul. Éste sonrió con amargura por verla ir y no darle ni un beso pero sabía que así era ella. 
La vio irse en su coche.
Entró a la casa y en el sillón vio su bolso y los dos frascos de pastillas.
-Mierda...- 
¿Qué pasaría si Alice no bebía sus pastillas? No le quiso avisar, probablemente así regresaría a con él.


* * * * * * * *
Al día siguiente Breana y Eleanor se encontraban en casa de Alice.
-¡Alice Cook!- le gritó Breana- ¡Sal de ese baño ahora mismo!
-No quiero...
-Vamos, hermana. Es tardísimo- Insistían- ¿Ya te pusiste el vestido?
-Sí, pero no quiero.
-Si no sales... Abriremos a la fuerza.
Se escuchó un silencio. 
Alice abrió la puerta 
-¿Qué te pasa? 
-¿Estás bien?
-Sólo estoy... Un poco nerviosa.
-Te ves pálida. 
-Pero ese vestido te hace ver hermosa
Alice sonrió.
Llevaba puesto un vestido caro color crema, su cabello iba agarrado y el maquillaje era muy sencillo. 
-¿Segura que me veo bien?
-¡Claro, te ves hermosa! Pero... te ves muy nerviosa.
-¡Ay por favor!- gritó Breana- cualquier novia se vería así el día de su boda
-Pero el día está muy ...
-¡El día es soleado y es perfecto para una boda! Ahora sal de ese baño y vamonos ya.
Eleanor jaló de la mano de su hermana y salieron de la casa donde los esperaba Brian en un auto.
-¿Listas? Dios... Alice, estás hermosa. 
-Creo que me enfermaré- dijo ésta- ¿Y Paul?
-Dijo que llegará tarde...
-¡Qué!-
-Bromeo...- Sonrió Brian y Alice lo golpeó con delicadeza. 
Condujeron hasta el registro civil donde se habían casado Eleanor y John. Fue algo incómodo, ya que recordarían viejos momentos ahora que John mantenía una relación con Breana.
Y ahí esperaba Paul con un traje nuevo, nervioso pero mantenía una auténtica sonrisa, cosa que Alice no podía sostener.
Brian la acompañó hasta la mesa donde estaba el juez y Paul esperándola. 
Era las 4 de la tarde con un día soleado.
Se saludaron, el juez comenzó a hablar. Ambos ponían atención a sus palabras pero de pronto Alice dejó de tenerlas. 
Pasaron minutos que parecieron horas para que Paul dijera sus votos.
Eran palabras hermosas, palabras que había preparado tal vez desde hace un mes, palabras que hicieron recobrar la atención de Alice y lograron calmar sus nervios, sonrió sinceramente y lo miró a los ojos. Pero la histeria regresó a ella al momento de decir sus votos.
No había repasado y en realidad su mirada reflejaba nerviosismo. 
Comenzó a decir simples palabras...
-Yo, Alice Cook prometo amarte a ti, Paul McCartney por...- miró a todo su alrededor- Por toda... Mi vida. 
Tragó saliva y se quedó callada, cosa que incomodó a todos ahí.
Viendo la situación el juez continuó. Ambos dijeron "acepto" y  después de ponerse los anillos quedaron como marido y mujer.
Los aplausos no se hicieron esperar. Paul sonrió a pesar de lo desconcertado que estaba al escuchar las escasas palabras que se supone que eran votos de Alice.
Alice sonrió, los nervios pasaban pero sentía como si hubiera una manzana atorada en su garganta.
Paul la acercó a él y tomándola de la rabadilla la besó. 
Ahora estaban casados, después de eso irían a casa de John a tomar unos tragos. 

Ya ahí, recibieron toda clase de felicitaciones y algunos regalos, todos ahí estaban muy felices de ver que a pesar de tantos problemas por fin estaban juntos.
-¿Te sientes bien?- le susurró Paul a Alice
-Sí, estoy bien.
-Pareciera que te vas a enfermar.
-Estoy un poco alterada eso es todo.
-Ayer dejaste tu bolsa en mi casa.
-¡¿En serio!?- casi grita Alice.
-Sí...
-¿La tienes?
-La he dejado ahí.
-Mierda.
-¿Por qué?
-No, nada. Es sólo que pensé que la había perdido. 
-Como sea... Hoy luces espectacular.
Alice sonrió.
-Tú... Paul, la cosa es que necesito mi bolsa. 
-Tranquila esto ya casi termina. Oye perdón por no poder salir de viaje a ningún lado
-Oh no te preocupes, no soy la única.

Breana se acercó a donde ellos tomada del brazo de John, quien tenía cargado a Matt. 
-¿Dónde está Mary?- preguntó Paul.
-Oh, está con Eleanor- respondió Breana, dejando marcado con su labial la copa de vino que estaba bebiendo.
-Oigan, sólo queremos felicitarlos y anunciarles nuestro compromiso...- Dijo John.
-¡¿Qué?!- gritó Paul- ¿Su compromiso? ¿Tú y Breana.
Ambos asintieron, sonriendo.
-¡Por favor, Lennon! ... ¿Estás bromeando?
Alice no sabía si Paul estaba molesto, sorprendido o alegre.
-Estoy hablando en serio ¿qué pasa?
-Acabas de divorciarte.
John se echó a reír.
-¿Hablas enserio? Te acababas de divorciar y tu esposa murió y ahora te casas.
Y eso bastó para que Paul guardara silencio. 
Breana sostenía su copa, incómoda y Alice movía su pie derecho con nerviosismo.
-Paul...- Tomó su brazo, este no para de hablar con John.
-¡Pero... Incluso ella! Es la ex de Ringo y ...
-¿Y qué?  ¡Vamos! Es el día de tu boda, no te lo arruines, idiota. 
-Lennon por favor piensa bien lo que haces ¡Tienes un hijo! Eleanor es la hermana de Alice
-¿Y eso qué? Primero aprende a controlar tu vida...
-Paul...- Alice seguía insistiéndole  
-¿estas viviendo con una asesina...- John continuaba pero Alice los interrumpió, vomitando. 
Los tres la miraron vomitar, Paul, que estaba sentado a un lado de ella, le recogió el cabello, Breana fue por agua y todo en la fiesta se acercaron. 
-¿Estás bien?- preguntó Paul, limpiándola con un trapo 
Alice asintió.
-¿Cómo vas a estar bien? 
-Estaba un poco cansada es sólo eso. Creo que iré al baño... 
John la miró y cuando Alice caminó pudo seguir hablando con Paul.
-Lo siento- dijo Paul- la noticia me calló de sorpresa.
-Está bien, igualmente así lo tomé con Alice. 
-Iré a verla... 
Paul se levantó de ahí y fue en busca de Alice, la encontró sentada en la cocina bebiendo un vaso de agua.
-¿Estás bien?- acarició su espalda
-Estoy un poco... estresada, es todo. 
Paul calló en la cuenta de que necesitaba las malditas pastillas que había olvidado en su bolsa.
Miró el reloj.
-Es tarde- dijo- deberíamos de irnos
-¡Sí, sí, sí! Por favor.
Tomaron sus cosas, fueron por Mary y sin avisar a nadie salieron de ahí. 

Alice comenzaría a vivir con él.
-Iré a acostar a Mary- dijo Paul
-Ok...- Cuando éste estuvo fuera de vista de Alice, corrió por su bolso y bebió las pastillas casi con desesperación. 
Subió las escaleras con la confianza de que en unos minutos se iba a sentir mejor. Pudo ver a Paul arrullando a Mary, quien estaba a punto de caer dormida. 
Se recargó en el marco de la puerta y cruzó sus brazos, cuando hubo terminado se acercó a él y besó su cuello. 
Paul sonrió. 

Esa noche, después de hacer el amor como locos, Alice al fin pudo poner una sonrisa sincera. 
-Perdón por mis votos, estaba tan nerviosa que lo había olvidado- su voz sonaba más animada
-No te preocupes, aunque sí me desconcertó, todo fue muy... bueno. ¿No crees? 
-Fue perfecto. No volveremos estar separados- Alice sonrió y besó el hombro desnudo de Paul.
-Tengo que dormir...
-No...
-Mañana tengo que estar a las 10 en el estudio.
-¡Pero es domingo! Mañana será mi primer día contigo. Hasta hice un itinerario- ambos rieron
-¿Ah sí? ¿Cómo empieza?
-Lo primero en mi lista es: "Despertar y besar a Paul"
Éste rió.
-¿Es enserio, McCartney?
-¡Oh, no me llames así, Paul! ...
-Así te llamas ahora.
Alice sonrió. 
-Sabes? A veces me siento mal porque... Olvido que está Mary. Eso es muy malo, ¿verdad?
-Es... comprensible. Es decir, ahora es tu hija adoptiva. 
Alice bostezó. 
Se levantó de la cama y se puso una bata blanca que estaba entre la ropa de Paul para después dormir.

A la mañana siguiente, el delicioso olor a café despertó a Paul, quien, al bajar, pudo ver una rubia cabellera frente a la estufa preparando el desayuno. 
Mary estaba en su silla y ya desayunaba.
-Buenos días...- saludó con un beso en la boca.
-Buenos, días- respondió la chica. 

Les esperaban tiempos buenos... Al parecer.


* * * * * * * *  * * * * * * * * * * * *  * * * * *  * * * * * * * * * * *   
Capítulo largo y aburrido, pero tenía ganitas de escribir lo que fuera.
¡FELIZ AÑO NUEVO A TODAS!
Espero que, las pocas que me leen y todas las demás, tengan un año lleno de felicidad y que las cosas que nos hicieron daño este 2013 nos hagan reír este 2014.
Gracias por tomarse el tiempo de leer y de comentar.

Por favor, si quieren dejar cualquier sugerencia para la cosa esta llamada Fan Fic :)