miércoles, 11 de septiembre de 2013

Treinta y Nueve.

-Teniendo en cuenta que no hubo ni una fractura pero, sí, hubo un aborto...- El doctor revisaba una hoja mientras Paul y Alice lo miraban- Y dadas las circunstancias de que en esta semana usted mejoró muy notablemente, usted podrá salir mañana.
-¿Mañana?- Alice sonrió.
-Sí, así es, ya está totalmente fuera de peligro, pero si esos golpes en la espalda no se curan rápido, tendrá que venir. 
El doctor se acercaba a la puerta
-Yo vendré mañana a las 12 del día
-Gracias- se despidió Paul.
-Buenas noches- el doctor salió.
Paul cerró la puerta de la habitación.

Más tarde, después de bañarse, Paul le cepillaba el cabello a Alice, mientras ésta leía un libro. 
-¿Qué haremos mañana?- preguntó Paul- sería bueno invitar a los chicos a comer o algo así.
Alice no respondió
-Oh podríamos festejar tu regreso de otra forma- besó su cuello seductoramente 
-Sabes que me haces cosquillas cuando haces eso- dijo Alice, riendo levemente.
-¿Entonces?
-Yo llegaré a dormir.
-No dejaré que te hundas. Así que lo primero que haremos al llegar a la casa será salir al patio, o no sé, a hacer algo y tú volverás a tu trabajo.
-No yo...
-Punto.
Alice suspiró, vencida.
Esa noche Paul leía una novela, estaba realmente sumergido en aquel libro, cuando terminó el V capítulo, giró sus ojos hacia el reloj de pared y se dio cuenta de lo tarde que era. 
Miró a Alice, se levantó del sillón y se acercó a ella logrando ver que estaba dormida.
Apagó la televisión y con tan sólo una lámpara de mesa, en un rincón de la habitación, se dispuso a observarla dormir.
Le parecía tan hermosa, en esos momentos se sentía lleno de miedo, se sentía lleno de miedo desde que Alice le dijo que se iría. No podía imaginar su vida sin ella, aún cuando, estando con ella, se había acostado con dos mujeres aparte de Jane, ella lo había hecho cambiar demasiado en ese aspecto y muchos otros.
Miró sus, un tanto, carnosos labios, formando una ligera curva en su piel blanca, pareciera que estuviera soñando, quiso besarlos, pero temía que se despertara y acabara con esa tranquilidad que reflejaba.
Pero, su mirada era demasiado penetrante y muy intensa, que Alice fue abriendo los ojos lentamente
-Paul- dijo con voz ronca y en un susurro- ¿Qué haces?- se incorporó finalmente.
-Nada, te miraba dormir- Alice sonrió.


* * * * * * * * * * * 
-¿Qué haces aquí?-
-Yo también te extrañaba.
-Lo siento- Brian sacudió su cabeza- de verdad, lo siento, pero ¡vaya! deberías de estar en cama o algo así ¿no?- La abrazó con fuerzas- Te extrañé.
-Sí, eso quisiera, pero Paul no me deja- Alice dejaba su bolsa en una silla de aquella oficina- ¿Y bien? ¿Con qué comienzo mi trabajo?
-Con ir a buscar un papel en cualquier película del mundo.
-¿Me estás corriendo?
-No. Ahorita me ayudarás con unas entrevistas, pero hablo en serio, ve a actuar.
Alice sonrió.
-Sabes, Brian- Alice, quien traía un par de hojas en las manos, se sentó en una silla- Eres al único al que le diré esto, espero que no me defraudes
-¿Qué pasa?
-Mañana me voy a Francia.
-¿Harás otra película?
-No, a vivir. 
-¿Y Paul y los chicos?
-Supongo que no me seguirán, ese es el punto
Brian se sorprendió.
-No les digas, Brian, por favor- dijo con un toque de desesperación- Por favor, guarda el secreto. Sólo quiero decirtelo para que cuando yo esté lejos, al menos alguien sepa donde estoy.
-¿Y por qué te vas?
-Quiero algo nuevo. Siento que estoy perdiéndome de muchas cosas a mis 21 años.
-Diablos, pensé que eras más vieja
-¡Oye!
-Pues, te extrañaré. 
-Yo también a ti, Brian, has sido mi único verdadero, verdadero amigo...


* * * * * * *
Llegó a las 7 de la noche después de estar el último día en Abbey Road Studios, al día siguiente se irían de gira otra vez.
Agotado y con sorna, se quitó el saco y aventó las llaves al sillón.
La casa se escuchaba completamente sola, a excepción de Martha, quien raspaba algo en el patio.
-¿Alice?- gritó Paul, con mucha emoción, tenía planeado hacer algo esa noche que sabía que tal vez a la chica no le agradaría mucho pero no perdía nada con intentarlo- ¡Alice!- gritó revisando en la cocina, no había nadie... -¿Alice?- subía las escaleras. Escuchó ruidos en la habitación- Alice, no vas a creer lo que me pasó hoy...- Abrió la puerta y no había nadie, aquello le dio un poco de miedo, pero el miedo se pasó cuando notó medio cuarto vacío.
-¡Alice!- gritó, abriendo los cajones del tocador y encontrándolos vacíos. Donde antes había ropa de la chica, ahora no había nada.
Abrió los cuatro cajones y los tiró al piso. Nada. Abrió el closet y la mitad estaba vacía.
Se sentó en la cama, consternado e incrédulo. Jadeaba de la impresión y un tanto de cansancio.

Miró su reloj y daban las 7:15 ... El último vuelo salía a las 8, lo sabía por que así era últimamente gracias al clima.
Pensó unos segundos, pero no pasaron 10 para que estuviera bajando las escaleras con prisa, tomando su saco y subiendo al auto, ignorando a una manada de Fans que había fuera de su casa.
Manejó con velocidad, alguna prensa lo vio afuera del aeropuerto 10 minutos después pero éste los ignoró.
Era demasiada su desesperación, había un mar de gente, la buscaba con la mirada pero habían demasiadas chicas rubias.
Si tan sólo pudiera encontrarla, por si acaso, compró un boleto al último vuelo a Francia, sacando su pasaporte del saco, siempre o casi siempre lo traía por eso de los conciertos.
-Gracias- agradeció, tomando su boleto, dando media vuelta e ignorando a una joven de 14 años que pedía un autógrafo. Siguió caminando entre toda esa gente a la sala de espera.
Abrió la enorme puerta de cristal y se detuvo para observar entre más de 60 gentes que ahí había.
Gritos de histeria se escucharon, obviamente, de dos o tres fans.
Las ignoró y corrió entre las filas de asientos. 
Ella, a lo lejos pudo verlo. Tembló de nervios o quizás de alegría o emoción. Como por arte de magia sus miradas se encontraron entre toda esa gente.  Ojos con ojos, ambos quedando perplejos a 30 metros de distancia, con gente yendo y viniendo entre ellos.
-¡Alice!- Paul gritó y caminó hacia ella, ésta, al contrario, tomó su bolsa y caminó al baño.
Pero justo antes de entrar a los tocadores, Paul la jaló de la mano y la azotó contra la pared, haciendo que se lastimara su espalda ya lastimada por el atropello. 
Alice soltó un gemido de dolor y cerró los ojos con fuerza
-¡Mierda! Paul me lastimaste.
-¿Crees que estoy jugando?- le gritó, su cara estaba a 5 centímetros de la de ella y aún así le gritaba.
-¡Paul! Me lastimas, por favor, suéltame- Éste le apretaba las muñecas-
-¿Qué haces aquí?
-Me voy, ya te lo había dicho.
-¿Acaso me quieres? ¿Me llegaste a querer en algún momento?
-¡Te amo! ¡Paul, te amo!
-No parece- volvió a azotarla
-Basta- se quejó de nuevo, sollozando de dolor por su espalda. La gente, obviamente los miraba con desaprecio. 
Paul jaló de su brazo con demasiada fuerza
-¡Suéltame! 
-Nos vamos.
-¡Paul! Suéltame- Obviamente, los flashes no se hicieron esperar.
Alice se forcejaba, hartando a Paul y provocando que éste se regresara a tomarla por las piernas y cargarla.
-¡PAUL!- Alice gritaba- ¡Paul! ¡Bájame! 
-Deja de moverte o te caerás.
Era una total escena de cine lo que se vivía ahí, la gente los miraba, hasta que Paul, tardándose demasiado por la necedad de la chica, llegó a su auto, abriendo la puerta y aventándola dentro de éste.
Alice lloraba de coraje y de decepción, aquel Paul era un Paul totalmente diferente y fuera de control.

En el camino sólo se escuchaban los sollozos de Alice.
-Deja de llorar.
-¿Quién eres?
-¿Y tú?

De nuevo el silencio.
Hasta que llegaron a la casa, pareciendo que los medios de comunicación se informaban todo en menos de 10 minutos, habían 7 camaras afuera de la casa.
Ambos las evadieron y cerrando el portón se olvidaron de ellos.
-Mis cosas...- dijo Alice. Paul entró a la casa- ¡Paul!
-¿Qué?
-Mis cosas. Tenía toda mi ropa ahí- Cerraron la puerta
Paul subió a la habitación y Alice lo seguía
-La reportaremos y haremos que regresen tu maleta.
-Paul...
Entraron a la habitación, para entonces eran las 8:30 de la noche. Paul se quitó el saco y lo aventó a la cama, pero, éste cayó al piso y de la bolsa saltó una caja color rojo y de ésta caja salió un anillo 
Ambos lo miraron por unos momentos.
-¿James?- preguntó Alice, secándose sus últimas lágrimas. Paul lo recogió y lo volvió a guardar en la caja y la caja en el saco y el saco en la cama- Paul...- Alice se acercó a él- Tú ibas a...
Éste la miraba.
-Ibas a...
-Pedirte que te casaras conmigo.
Alice cubrió su boca con ambas manos, sonriendo.
-Pero- Paul se sentó en la cama- Tú ya te ibas. Supongo que no quieres pasar ni un día más a mi lado.
-Oye...- Alice se sentó a su lado- Perdóname
-Perdóname tú a mí. Dejemos de pedir perdón.
-Paul, pídeme que me case contigo.
-¿Segura?
-¡Por favor!- rogó Alice.
Paul sonrió, extrañado por su reacción, ya que él sabía que casarse no estaba en planes de Alice.
-Cook...- sacó la caja del saco- ¿Quieres casarte conmigo?
Alice sonrió con ternura, pero aún así, lo pensaba, poniendo nervioso a Paul.
-Me encantaría- Aceptó. Paul sonrió y le puso el anillo.
Acto seguido se lanzó a besarla, fundiéndose a su vez, en un abrazo.
-Te amo- le dijo éste, mientras seguía besándola.
-Paul...- se detuvieron y se miraron a los ojos
-¿Qué pasa?- ella se colgaba de su cuello
-Nada...- se recostó en su pecho, éste comenzó a acariciarle la espalda con delicadeza, recordando lo brusco que había sido con ella hacía un rato. 
Sin ninguna otra explicación y por algo así como un pequeño impulso la tomó de la cintura y con agilidad la recostó en la cama, quedando encima de ella, Alice sonrió con complicidad.
Se besaron por un largo rato y se acariciaban, mientras las respiraciones se aceleraban.
Pero dado al estado médico de Alice, lo único que pudo hacer Paul, después de desnudarse mutuamente, fue lamer, acariciar y cosas por el estilo los genitales de Alice y ésta los de Paul. Aquello le resultaba tan erótico a ambos por que jamás habían hecho eso mucho menos por varias horas y, ambos, llegando a tener más de un orgasmo. 

Paul, recostado en su abdomen mientras ella acariciaba su cabello, miraba al techo.
-¿Alice?
-Mmh...
-No se te ocurra dejarme de nuevo.
Alice rió.
Paul ladeó un poco su cabeza besó el cuerpo de la chica.
-No lo haré.
-¿Qué tal si un día despierto y no estás?
-Paul, nos vamos a casar.
-Se puede esperar cualquier sorpresa de ti, mujer- Se incorporó a su lado y la abrazó.

5 comentarios:

  1. No puede ser mejor todo esto, es asdfghj, no tengo palabras. Tanto en un capitulo, todo me ha encantado.

    Awwwww Paulie y Alice (???? <3 por fin se van a casar, ahora todo es color de rosa... ¿qué vendrá después? por favor, sube pronto. Tu fic es una de mis favoritas, aparte de que tus capítulos son tan completosss.

    Cuídate mucho.

    ResponderBorrar
  2. Jajajjajaja esos problemas de bipolaridad son extremos e.e JAJAJAJA Me encanta su relación, porque a pesar de todo se quieren y mucho. Ahora se casarán!! :3 Que linduuus.

    Muy considerado Paulie, solo lamer y acariciar JAJAJAJAJJA awww me encantan tus descripciones son ideales *-*

    Cuídate, mujer!

    ResponderBorrar
  3. Que bueno que no se fue, bastante rara Alice e-e pero hay que saber entenderla.. creo jojo, son unos loquillos ¡se aman! <3

    ResponderBorrar
  4. Me dan risa sus cambios de humor y sus dramas, pero a la misma vez me dan tanta ternura... ¡Se van a casar! eso es una prueba de amor que se tienen mutuamente, ayy. ♥️

    ResponderBorrar
  5. oh por dios casi muero de un infarto, me desaparecí unos días para calmarme y me encuentro con los capítulos mas fríos, polémicos y angustiantes del mundo, ah d creo que sufrí lo que Paul sufrió al no ver a Alice DIOS quien hace eso Slice esta loca, sufre de trastornos biopolares lo se, AGHS Paul es tierno pero dios casi la mata, y ahora vienen y como si nada se piden matrimonio se besan y tienen la experiencia mas erótica que es eso, en fin me encanto sube prionto

    ResponderBorrar