miércoles, 23 de octubre de 2013

48

1966.
Las giras habían terminado. 
Desde inicios de ese año, todo había sido demasiado nuevo para los chicos, desde el inolvidable concierto en el Shea Stadium donde los cuatro chicos juraron que colapsaron nerviosamente y salieron de sí, terminaron con dolor de oídos pero aseguran que fue increíble.
Se encontraban grabando Rubber Soul.

Alice, que no olvidemos que es la protagonista de esta historia, ¿Y cómo olvidarlo? si hace cada cosa, se encontraba ya grabando su tercera película en Francia, por lo cual estaba forrada de dinero, belleza, juventud, fama, un novio ruso que la amaba con todas sus fuerzas y con el cual vivía, Sergey Koslov. 

Eleanor se quedaba en casa y cuidaba a Matt, quien aún tenía unos cuantos meses, las cosas con John, a comparación de como las esperaba, iban cada vez mejor. Incluso pensaba en que, apenas Matt cumpliera los tres años, conseguiría algún empleo.

Breana se había mudado a Leeds por cosas del trabajo, cosa que, obviamente, impedía que Ringo y ella se vieran, pero aún así, seguían con su relación.
George seguía soltero pero comenzaba a cansarle el hecho de estar solo y solamente acostarse y coquetear con unas cuantas.

Paul y Aime se habían casado y en efecto, ella estaba embarazada. Por este hecho del embarazo, se casaron apenas un mes después de comprometerse. Aime estaba apunto de dar a luz al que, esperaban, fuera un varón.
Su relación era estable, es decir, la química de un principio iba desapareciendo pero Eleanor les explicó que lo mismo les pasó a ella y a John, que era algo temporal, que eran las hormonas, que pronto todo pasaría.
Y a Paul le constaba. 
Ella tuvo que dejar su trabajo de prostituta. Se quedaba en casa, a veces nadaba, otras limpiaba un poco pero para cuando Paul llegaba a casa, la cena estaba lista y puesta. Eso era lo que más le encantaba. 

-¿Cómo te fue hoy?- preguntó Aime mientras se servía un poco de agua.
-Bien. Igual, cansado, como siempre...
-Deberíamos de tomarnos unas vacaciones... ¿no crees?... antes de que nazca el bebé.
-Había pensado lo mismo, pero ¿a dónde?
-Me gustaría ir a España o Alemania o a Francia... Tú sabes, un país de esos.
Paul sonrió mientras masticaba un pedazo de carne.
-Me encantaría. Y sólo nos quedan tres semanas, una más y deberás de estar en el hospital.
-Paul sé que estás emocionado por lo del bebé y todo eso pero a veces siento que te estresas demasiado en ese tema. 
-Bueno...- tomó agua- si quieres no opino nada y ya.
-No quise decir eso, en realidad te lo agradezco, sólo... relájate- Aime estiró su mano para alcanzar la de Paul y la acarició con dulzura.

Tan sólo hace casi 6 meses fue el día de su boda.
Mientras Aime subía las escaleras rumbo a su habitación, miraba los portaretratos colgando fotos de aquel maravilloso día. Se detuvo en el séptimo escalón para contemplar la que, sin duda, era su favorita. 
Le parecía en cierta forma, algo gracioso, era una donde Paul la cargaba y ambos se besaban. 
Ese día había sido espléndido. Ella esperaba una boda en grande, como la esposa de un Beatle se la merecía, pero no fue nada grande. Fue de lo más sencillo. Incluso su vestido era demasiado simple pero muy hermoso. Paul iba guapísimo con un saco nuevo y caro. 
Recordó todos los que asistieron, el único que faltó fue George pero era porque estaba de vacaciones en Venecia con una muchacha.
Incluso asistió Alice, con un vestido rosa, los felicito y parecía satisfecha, Aime pensaba que era sincera felicidad por ellos.

Y esa foto le recordó el día en el que le dijo a Paul que estaba embarazada. Fue pocos días después de comprometerse.
Ella estaba sentada en el sillón de la casa y Paul iba bajando las escaleras hacia la cochera

-¡Paul!- le gritó antes de que saliera de la casa- Espera...
-¿Qué pasa?
-Tengo que decirte algo.
Paul ya sospechaba.
-Estoy embarazada.
Ésto sonrió, no sabía si de felicidad, sorpresa o algún otro sentimiento y después de unos instantes al fin dijo
-Ya... ya lo sabía.
La cara de Aime se tornó sacada de órbita.
-¿Cómo lo sabías?- entrecerró los ojos.
-Me lo dijo Eleanor
-¿Cuándo la viste? Le pedí que no le dijera a nadie...
-Oh...- Paul rascó su nuca y pensó- Un día de estos fue al estudio- mintió.
-En fin...- Dijo Aime- ¿qué opinas?
-¡Es grandioso! Entre más pronto nos casemos mejor...
Aime sonrió. Se acercó a él y acarició su mejilla. Paul la abrazó. Era una gran diferencia a aquel día cuando Alice le dijo que estaba embarazada y eso le gustaba pero de cierta forma estaba harto de comparar ambas relaciones.
Con Aime sentía mucha paz y esa noticia realmente lo hacía feliz, tal vez la familia que esperaba con Alice se cumpliría pero con Aime. La quería. Sabía que a partir de ese día no podría separarse de ella. Y no quería. Amaba a Alice, es decir ¿quién olvidaría un amor como el de ellos? pero su futuro ahora se centraba en Aime y su próximo hijo. Estaba feliz. Al fin formaría una vida.
Dejaron de abrazarse y se miraron a los ojos.
-Es una noticia ... hermosa- le dijo- No sé, estoy...
-Sorprendido, lo sé
-Sí pero... alegre- Paul sonrió y en la cochera de la casa en Cavendish Avenue, tomó del cuello de la chica y besó sus suaves labios y se aferró a ellos como si fuera lo único que existiera. 

Sí. Esos días habían sido formidables.
-Aime- una voz la sacó de sus pensamientos.
-¿Qué?
-¿Qué hacías?- preguntó Paul a los pies de la escalera.
-Nada. Recordaba... - Bajó de nuevo los escalones- Paul...- posó sus manos en los hombros de éste- ¿Tú me quieres, Paul?- preguntó.
-¡Qué pregunta! Claro que sí 
Lo abrazó.
-No quisiera separarme de ti nunca
-Estamos casados- Paul rió- Y tendremos un hijo...
-Pero espero que no sea sólo eso lo que te una a mí.
-No, claro que no. Yo te amo- la besó y ella al fin pudo sonreír.

Esa noche, el teléfono sonó, despertandolos a ambos y haciendo que Paul contestara
-Diga...- Se tallaba los ojos.
-¡Paul, ayúdame por favor!- era la voz de Alice y sonaba demasiado alterada
-¿Estás bien?
-¡No! Estoy en un teléfono público, cerca de tu casa...
-¿Qué tienes?
Colgó.
Obviamente se había asustado.
-¿Quién era?- preguntó Aime
-John, parece que está ebrio de nuevo. Iré a su casa.
-¿Por qué?- Paul se levantó y se vistió lo más rápido que puso sin responderle a Aime y salió de la casa, habían tres teléfonos públicos cerca de su casa, los tres en distintas calles.
Caminó largo tiempo hasta llegar al tercer teléfono y esperanzado de que Alice estuviera ahí.
En efecto. De lejos pudo ver su silueta dentro de la cabina.
Corrió.
-¡Alice!- esta salió de ahí.
-¡Paul!- lo abrazó, agitada y asustada.
-¿Estás bien?- se escuchó que sollozaba- ¡Alice dime qué tienes!- Y de pronto comenzó a reír. La separó de sí y pudo ver su sonrisa
-Sólo quería verte, tonto- rió.
-No es gracioso...- Dio media vuelta y caminó
-¡Espera!- Alice lo alcanzó- Es que si no hacía todo esto tú no vendrías y lo sabes. Estoy bien, no te preocupes. Sirvió de algo, aún te importo.
-Me preocupé demasiado.
-¿Y cómo estás?- decían caminando
-Bien.
-Yo también estoy bien. Sergey está aquí. ¿Quieres conocerlo?
Se encogió de hombros.
-¡Vamos Paul no te enojes! Sólo fue una broma- rió.
-Sigues igual de loca.
-¿Y tu mujer?
-Supongo que dormida.
-¿Cuándo nace el bebé?
-Dentro de un mes. Pensamos en irnos de vacaciones antes de todo.
-Sería relajante.
-Te ves bien... Es decir... Contenta.
-Lo estoy. ¿Me llevarás a tu casa?
-No.
-¿Entonces?- dijo con tono preocupado.
-Vete a tu hotel son las 3 de la madrugada.
-Podemos ir a un hotel los dos...
-¡Vamos Alice no seas así!- dijo algo incómodo.
-Era otra broma- rió.
-¿Te espero mañana a las 10 en el café del estudio?
-Claro- dijo Paul confundido.

viernes, 18 de octubre de 2013

Cuarenta y siete

Varios golpes detrás de la puerta fueron los que despertaron a Alice al rededor de las 9 de la mañana del día siguiente.
Y por consecuente, los movimientos de ésta despertaron a Paul.
-¡Alice!- gritaban detrás- ¿Estás ahí?
Ella pudo despertar e incorporarse completamente
-Alice...- volvieron a llamar. Parpadeó varias veces y entró en razón.
-¡Paul!- le susurró exaltada para que éste despertara por completo- Paul es mi hermana- Y estas palabras bastaron para que Paul saliera de un brinco de la cama y entrara en pánico.
-¡¿Qué hacemos?!- susurró, pero casi en un grito.
-¡Salte!
-¿Cómo?
-Por la ventana
-¿¡Estás loca!? ¡No! Es demasiado alto
-¡Escóndete!- le decía Alice.
-¿Alice estás bien? ¿Puedo entrar?- insistía Eleanor- Tengo que hablar contigo...
Alice jaló a Paul del brazo y lo metió en el armario
-¡Mi ropa!- dijo este- Alice la levantó del suelo y se la dio. Corrió a ponerse una bata y a arreglarse un poco el cabello.
Abrió la puerta, agitada
-¿Estás bien?- entró Eleanor
-Sí, me acabo de despertar. ¿Qué pasa?
-¡Te tengo una noticia horrible! Bueno... Horrible para ti.
-¿Qué? ¿Qué pasa?
-Todos estamos sospechábamos ayer en la noche que Paul le pidió matrimonio a Aime por que ella estaba embarazada pero...
Alice comenzaba a ponerse pálida
-Pero... Ayer hablé con Aime. Le pregunté cómo se sentía después de tal proposición y viniendo de quien. Tuvimos una charla muy profunda a decir verdad y ...
-¡Habla!- gritó Alice
-Ya voy... Ella... Alice, ella me dijo que sí. Que era una casualidad que Paul se haya comprometido con ella por que en efecto, Aime cumplirá dos meses de embarazo.

Y tanto Alice como Paul, que estaba adentro del armario, desnudo, no dijeron ni expresaron un sólo sentimiento. Ambos estaban en shock. 

-¡Alice reacciona!- le pidió su hermana
-¿Es verdad? ¿Es cierto lo que me dices?
-Claro. Ella misma me lo dijo, me pidió que no se lo dijera a nadie hasta que ella se lo dijera a Paul pero quise decírtelo a ti por... Por que sé que lo amas.
Alice se sentó en la orilla de la cama. Callada. La noche anterior había sido hermosa y despertar con una noticia así no era nada agradable.
Eleanor se sentó a su lado al ver que no decía nada y que su mirada había cambiado a una muy preocupada.
Se dispuso a acariciar su cabello.
-Lo siento- le dije
-No, no tienes porque. Gracias...
Eleanor suspiró.
-Bueno, si quieres desayunar, he dejado algo preparado abajo. John, Matt y yo saldremos un rato.
-Claro, gracias.
Eleanor salió de ahí y cerró la puerta.
Del armario salió Paul, vistiéndose y cuando estuvo totalmente vestido llego hasta Alice.

-¿Escuchaste? Vas a ser papá... 
-No le creo. Tengo que esperarme hasta que Aime me diga
-¿Y si es así?- Preguntó Alice, esperanzada de escuchar que Paul le dijera que se quedaría, aún así, con ella.
Pero Paul se encogió de hombros
-Digamos que me había ya comprometido con ella así que... Es normal que tengamos hijos
El corazón de Alice siguió partiéndose en más pedazos.
-Bien. Puedes irte- dijo a su defensa.
-Claro, tengo que ir con ella.
Paul tomó su saco y salió de ahí.

**********************************************************************
hola /o/  ¿Cómo están? Yo sé que guapas B)
Me castigaron por mucho tiempo e.e y ahora mismo estoy escribiendo a escondidas y bajo presión, he ahí el por qué del capítulo corto y feo, espero haberlas sorprendido e.e

¡PREGUNTA! Respondan e.e.

¿CON QUIÉN SE QUEDA PAUL? n.n 

Es decir... ¿con quién quieren que se quede? e.e

domingo, 13 de octubre de 2013

Cuarenta y seis.

-Bien, aquí delante de todos quiero informarles una de las decisiones más importantes que tomaré en mi vida, o tal vez, espero, la más importante...- Todos miraban. John sostenía a Matthew, su bebé, en brazos yno ponía atención a las palabras de Paul por estar alimentándolo. Eleanor los miraba. 
Breana y Ringo estaban al otro extremo de la sala, demostrándose su afecto.
George platicaba muy bajo con dos chicas, invitadas de Brian, los únicos que ponían atención a Paul eran Brian, George Martin, Mal Evans, Alice y otros dos invitados, aparte de las meseras entrometidas.
-Sé que han pasado tan sólo cinco meses de nuestra bonita relación y hoy, 6 de Agosto de 1965, es un día muy especial por el lanzamiento de nuestro quinto álbum, pero quiero aprovechar la rara oportunidad de estar todos juntos para... 

Oh no.
Alice lo presentía.
Todos ahí lo presentían.

-Para pedirle a Aime que se case conmigo...

John dejó de alimentar al pequeño Matt. Breana y Ringo dejaron de besarse. George dejó de platicar y Alice soltó su copa de coñac.

El salón se quedó en silencio. Todos miraban a Paul, que en aquél momento abría una pequeña caja color negro y dejaba mostrar un perfecto anillo de compromiso que a juzgar de cualquier persona, fue el más caro que encontró en todo Londres.
Aime estaba parada a un lado de él, su cara simplemente no tenía descripción, mostraba una mezcla de nerviosismo, alegría y sorpresa.
-¿Aime Seberg... quieres casarte conmigo?- preguntó Paul.
Aime sonrió lo más que pudo, sus mejillas blancas se tornaron rosas, sus piernas delgadas comenzaron a temblar y después de pensarlo por 5 minutos... Aime estiró su mano hacia las de Paul, que sostenían el anillo, dispuesto a ponérselo.

-Sí... Sí quiero casarme contigo- respondió.
Paul sonrió, satisfecho y pronto el salón se convirtió en un mar de aplausos y felicitaciones. Todos se acercaron a felicitarlos y Breana y Eleanor no podían dejar de mirar aquel hermosísimo anillo con una incrustación de diamante.
Todos menos, como era de esperarse, Alice. Quien estaba recargada en la pared de la sala, viendo el tumulto de gente al rededor de los recién comprometidos. Ella al contrario, solamente cruzaba los brazos, intentando no arruinar su perfecto maquillaje con lágrimas. Luciendo un perfecto vestido rojo, que mostraba su delicada y esbelta figura. 
Y media hora después, ya que la emoción había bajado un poco, Alice seguía intacta.
Recordando aquella vez en la que Paul la siguió hasta el aeropuerto, la trajo a la fuerza de regreso y le propuso matrimonio, aquella noche llena de pasión.
No pudo más.
Sintió calor en su rostro, se secó las primeras lágrimas y dio media vuelta para salir a tomar aire y que nadie la viera llorar.

Como ya le era muy costumbre, sacó su cigarrera y se fumó uno. Recargándose en una pared del jardín de Brian.
Fumó y fumó mientras lloraba en silencio, pensando en cómo había sido tan tonta para dejar ir a Paul.
De pronto pudo ver que éste y Aime salían al jardín, así que se escondió detrás de un árbol para poder espiar un rato.


-No tengo palabras, cielos, Paul...- Aime le sujetó por el cuello, no dejando lugar para el espacio entre ellos- ¿Por qué lo hiciste?
-Por que... Yo te amo, Aime.
Alice lo escuchó y comenzó a llorar más.
-Siento que hace falta una mujer que pase conmigo toda la vida. Así como John y Eleanor.
-¿Entonces también quieres tener hijos?
-Claro. Eso era lo que siempre quise. 
Alice cubrió su boca para no soltar un gemido de dolor.
-¿Y tú?- preguntó Paul
-¡También!- contestó con emoción- ¿Entonces viviré contigo?
-Claro. Y con Martha y ... ¡Será tan perfecto! Podrías dejar tu trabajo... si tú quieres.
-No. No me apetece dejarlo. Aunque... ya sabes... sólo si tú quieres o te incomoda.
-Es tu decisión. 
-¡Oh, Paul!- se abalanzó a abrazarlo- ¡Te amo! ¡Te amo, Paul!
-Yo también te amo- besó su mejilla, acto seguido, la cargó de la cintura y le dio vueltas mientras ésta reía y cayeron al pasto y se besaron.
Alice no podía más.
Salió de los arbustos y, aunque no quería, fue vista por ellos...
-¡Alice!- Paul se levantó y fue hacia ella- Hey...- La tomó por el brazo y bajo la luz de una lámpara pudo verla totalmente deshecha.
-Paul, por favor, suéltame, no tengo ganas de ... de nada...- dijo con voz muy entrecortada. Paul la soltó.
Ambos se metieron a la casa. Aime salió a la calle, tomó su motocicleta y manejó hasta la casa de Eleanor y John donde se estaba quedando.
Pero Paul, obviamente, no se despidió ni siquiera de Aime y la siguió.

Las veces que fueron necesarias, hasta que sus nudillos dolieron, estuvo tocando la puerta.
Y por fin, después de media hora de estar esperando una respuesta. Se abrió la puerta.
-¿Qué quieres?- dijo Alice
-¿Estás bien?- preguntó Paul- Sólo mírate...
-Paul... Yo...

No. No podía dejar que el orgullo la venciera. Ya se había humillado demasiado antes. Pero... en ese caso era imposible.

-Te necesito- le dijo al fin.

Dejando a Paul sin ninguna defensa. Eran esas dos simples palabras lo que siempre quiso escuchar de ella.
No dudo ni un segundo más para avanzar entrar a la casa, cerrar la puerta y plantarse frente a ella.
La tomó del cuello con brusquedad, dejando a la chica un poco sorprendida y se dispuso a besarla como si después de eso se acabara el mundo.
Se besaban como no habían besado a nadie en esos largos meses separados. 
Y después.... Después pasó lo que ambos sabían que pasaría en esas dos semanas que Alice estaría ahí. Terminaron desnudos, amandose y entregandose como solían hacerlo. 

viernes, 11 de octubre de 2013

Cuarenta y cinco

Esa noche, decidió tomar un paseo sólo. Caminaba por las calles encendiendo un cigarrillo, sin miedo a perderse, pues no conocía para nada aquella ciudad. Recordaba tal escena de la tarde...

Esa misma tarde, cuando se encontraban dando el paseo, Paul preparaba un porro de marihuana
-¡Paul! ¿Paul qué haces?- preguntó Aime- ¿Eso... eso es hierba?- Paul doblaba el papel
-Claro...
-¡Paul! te meterán a la carcel- Éste pasaba la punta de su lengua por uno de los extremos del papel
-Relájate...

-Te morirás...- Paul lo encendió- ¡Paul no hagas eso!

Sacó el humo de la primera calada. Aime se indignó, cruzó los brazos y frunció el ceño, dándose por vencida y un tanto molesta.
Paul rodeó sus hombros
-Suéltame
-Oh, vamos, cariño. No seas así... Prueba un poco.
-Estás loco. No.
-Anda, sólo una probada.
-No.
Pero fue tanta la insistencia de Paul que Aime terminó probando de su cigarrillo, aterrada. Y a pesar de haber sido una cantidad considerable, no surgieron efectos en ella.
Después de tomar el paseo y regresar a casa de Aime, ésta seguía un tanto incómoda.
-No vuelvas a fumar eso- le dijo
-Lo hago desde el año pasado... 
-No sentí nada.
-Suele pasar algunas de las primeras veces. Si quieres lo hacemos en otro lugar, tú sabes, para meditar. Me gusta fumar y pensar o escribir canciones, es realmente inspirador.
Aime se encogió de hombros, quitándose el suéter.

Sonrió. La tarde había sido demasiado buena. Pero en aquella calle donde caminaba, llena de gente que aún transitaba por ahí vio una florería apunto de cerrar sus puertas y caminó con prisa.
-Buenas noches- saludó, apagó su cigarro y con lentitud lo tiró al suelo para pisarlo.
-¿En qué le puedo servir?- preguntó una mujer
-¿Tiene rosas?
-Claro, rojas, blancas y rosas...
-Me da 20 rosas rojas.
Después de realizar la compra, se dirigió a la casa de Aime. Fue un tanto incómodo pues al entrar, en la pequeña sala de estar se encontraban sus papás con la bebé y su hermana menor con los dos gatos viendo televisión.
Paul subió sin decir nada y al entrar a la habitación, Aime leía un libro.
-Hola- saludó. Ésta bajó el libro y se quitó los lentes
-Paul...- se levantó y fue hacia él
-Para ti...
Aime se sorprendió, cubrió su boca con ambas manos y soltó un suspiro de alegría.
-Cielos, gracias...- las tomó y las olió- ¡Gracias! Son bellísimas... 
Paul sonrió satisfecho, era como si nadie le hubiese regalado nunca flores a la chica.
-¿Te gustaron?
-¡Me encantaron! Iré por un florero...- besó su mejilla y desapareció.
Mientras tanto, Paul miraba todo a su alrededor, era muy a gusto estar ahí. 
-Sabes qué estaba pensando?...- Era Aime, de regreso con las flores puestas en agua
-En...
-Deberíamos de irnos a un hotel- dijo ésta, poniendo el florero en una pequeña mesa- siento que ambos estaríamos más cómodos, sería más privado
-Lo que tú digas, como te sientas mejor.
-Sí, me gustaría más...

* * * * * * * * *
En fin, tres días después, de regreso a Londres, los tres Beatles restantes se burlaban y a carcajadas enormes del pobre chico. Mientras los tres, en el estudio, veían el periódico del día, Paul un tanto harto, simplemente afinaba su bajo.
-Eres un bastardo con mucha suerte- le dijo John, calmando sus mofadas 
-Me lo han dicho...
-¿Por qué tanto alboroto?- preguntó Brian entrando al estudio
-¿Has visto esto?- Ringo le pasó el periódico
-¿Otra vez armando escándalos, McCartney?- dijo Brian
-¡Perdón! Yo no sabía que había alguien observando, además eso es abuso de privacidad o no sé cómo le digan
-No lo creo, están en pleno balcón del hotel
-A nadie le gusta leer que tu novia ... Y ...- George no pudo concluir la frase
-Los medios me acosarán todo el tiempo- dijo Paul con miedo- Si de hecho, estos inútiles ya se burlan de mí.
-¡Es que, Paul!- Brian se puso a reír- ¿Un streaptease? ¿Es enserio?- Paul miraba al piso, nervioso y todos ahí murmuraban
Se encogió de hombros
-Lo siento, fue mi idea...- Y una rubia melena apareció cruzando la puerta, con periódico en mano.

-¡¿Es enserio!?- gritó- ¿Me cambiaste por esto? ¡Por una puta!- le aventó el periódico en la cara- Me das asco, McCartney
-¡Alice cálmate!- le pidió, todos miraban sorprendidos
-¡Mírate! Estás en primera plana presumiendo que tu novia es una puta... Y que a ti no te cobra.
-¡Basta de ofenderla!
-Oiga, oigan- intervino Brian- Arreglen sus cosas en otra parte
-Para empezar, la que se fue fuiste tú, Alice- dijo John
-¡Tú no te metas!
Paul tomó de su brazo con fuerza y ambos salieron de ahí
-¿Estás con ella por esto?- le restregó el periódico
-¡No! 
-¿Entonces?- Alice comenzó a llorar.
-La quiero por... por ser ella. Por que ella no huye. Por que no es soberbia, ni tampoco es traicionera
-¡Me dices traicionera!
Paul se calló.
-No deseo seguir hablando contigo.
Aime iba entrando al edificio y los vio discutiendo
Paul pudo verla y soltó a Alice y caminó hasta Aime
-Hola- saludó
-Lo siento
-No, no te disculpes. Esto es algo... Algo absurdo. No es nuestra culpa
-Es algo tonto ¿sabes? yo...- Aime bajó la mirada
-¿No te das asco?- preguntó Alice
-¡Cállate ya!- le gritó Paul
-Seguramente te cuelgas de la fama de Paul para poder ser alguien
Aime se sorprendió
-¿Estás loca?
-No, no te hagas la santa...
-¡Alice vete ya!
-No, no me iré Paul... Tú...- señaló a Aime- me has quitado lo que más quería
-¡Yo no te quitó nada! ¡Tú te fuiste!
Alice la abofeteó dejándole la mejilla sonrojada.
Paul la tomó del brazo y con demasiada fuerza la sacó de ahí, empujándola a la calle, haciendo que cayera
-Soy una mujer ¿cómo te atreves?
Paul no respondió y cerró la puerta de los estudios.
-¿Qué fue eso?
-No lo sé, esa mujer está cada día más loca...

lunes, 7 de octubre de 2013

Cuarenta y cuatro :3

-Pasa, es por aquí...- Removía un mueble viejo de madera colocado junto a un sillón para que hubiera más espacio.
La casa era demasiado pequeña en uno de los barrios más viejos de Escocia. 
-¡Seberg!- gritó Aime- He regresado...
Paul miraba extrañado, preparando alguna expresión para lo siguiente
-Pasa, Paul, ponte cómodo...- Le dijo Aime, insistente- Oh, lo siento- removió ropa del sillón- Esta gente no sabe poner nada en orden... ¡Seberg!- volvió a gritar y de las escaleras bajó al fin una niña de al menos 11 años.
-¡Aime!- gritó y corrió hacia ella
-Hey, Sofia...- la abrazó con alegría- ¿Dónde están todos?
-No ha de tardar... ¿quién es él?
-Oh, él...- Aime se acercó a Paul y lo tomó por el brazo- Es mi novio.
-No te creo. Es bastante guapo
Paul no decía nada, estaba totalmente extrañado.
Sonó el portón de afuera abrirse y después la pequeña y gastada puerta principal para dejar ver a dos señores no tan viejos, de al menos 40 años, la mujer delgada pero cansada, sostenía a una bebé mientras el hombre cargaba una bolsa demasiado pesada sobre los hombros.
Paul, al verlo, caminó con prisa para ayudarle sin decir una palabra y por fin, desde que habían llegado, sonrió.
-Paul McCartney- se presentó.
-Papá, mamá, es mi novio
-¡¿Tienes novio!?- gritó su madre- ¿¡Y es él?!
-Mucho gusto- Paul extendió la mano y la bebé se despertó
-Qué mierda- exclamó la señora- Aime, encargate de ella...
-¿No ha regresado Pattie? 
-No...- La señora puso al bebé en sus brazos y salió de ahí directo a la cocina.
-¿Me acompañas, Paul?
Paul asintió con prisa, un tanto incómodo y ambos subieron a una habitación pasando por un estrecho pasillo de no más de 10 metros.
Se abrió una puerta y al entrar Paul supuso que era la habitación de Aime. Éste recostó a la bebé en la cama, haciendo que dejara de llorar.
-¿De quién es la bebé?- preguntó Paul, mirando todo al rededor.
-De mi hermana, Pattie. La muy tonta se embarazó y el idiota huyó, así que es madre soltera.
-¿Por qué no vives aquí?
-Por mi trabajo- Paul se sentó en la orilla de la cama.
-Paul, sé que te incomoda estar aquí, pero haré lo que pueda para hacerte sentir bien.
-Cualquier cosa es mejor que estar en Londres y soportar el ver a esa mujer.
Aime rió.
-No seas así con ella, sólo quiere arreglar las cosas.
-No lo creo.
Aime se acercó a él y tomó su cuello, haciendo que el rostro de Paul quedara a la altura de su pecho, así que tuvo que inclinarse y besarlo lentamente, pero el beso fue interrumpido por que la puerta se abría por un hombre alto, joven y con barba de tres días.
-¡Matt!- Aime corrió a abrazarlo
-Hermana...
Se abrazaban mucho
-¿Cómo has estado?- Aime besó sus mejillas
-Cansado como siempre... ¿Hey, qué le pasó a tu cabello?- Matt se echó a reír
-Calla que despertarás a Angie
Paul estaba tan confundido e incómodo
Matt alzó la mirada hacia la cama y se topó con Paul
-¿Y él quién...? ¿Paul? ...- se acercó a él- ¿Paul McCartney? ¡Demonios Aime! ¿Estás con Paul McCartney
Éste se levantó y saludó
-Mierda no lo puedo creer!- exclamó Matt
-Sal de aquí- le pidió Aime- Empezarás a hacer tu escándalo de adolescente
Matt la fusiló con la mirada y forzosamente salió de ahí
-¿Es tu hermano? ¿Cuántos son? 
-Somos cinco
Paul abrió los ojos sorprendido
-Él es el mayor, después sigue Pattie, yo, Sofia y Will, el menor, ese no se encuentra aquí , está en casa de mis abuelos, son demasiados en una casa tan pequeña que decidieron mandarlo a con ellos.
Paul soltó a reír.
-Eres más complicada de lo que creía y yo ya no quería mujeres complicadas.
Ahora la que rió fue Aime
-Todo es más simple de lo que crees. Tranquilo... sólo serán cuatro días. ¿Quieres salir a caminar?
-Sí, hace calor aquí.
Ambos bajaron de ahí, Paul no terminaba de ver el desorden por toda la casa, habían dos gatos y un perro y un olor extraño en la cocina.
Al fin afuera, aprovechó para tomar aire limpio.
-Lo siento, de verdad- se disculpó Aime, tomando su mano
-¿Por qué?
-No estás acostumbrado a este ambiente
-Oh, claro que sí, así era antes de ser un Beatle.

domingo, 6 de octubre de 2013

Cuarenta y tres.

Meses después...

Pensaba; No sabía muy bien qué era lo que lo hacía ser un imán con ella. Tal vez era la forma de sus labios y el color o aquellos dientes totalmente blancos y derechos que formaban la sonrisa perfecta, acompañada de aquellos dos hoyuelos que se le formaban. 
¿Su piel? No, era igual de blanca que todas... Pero era cierto que no tenía ni una imperfección, probablemente sus ojos claros y ahora que se había cortado el cabello su cuello se apreciaba de alguna otra forma, usaba esas blusas que provocaban algo en él, un deseo ardiente, una clase de excitación fuera de lo común, y no por que fuera demasiada, si no... Era deseo en estado puro lo que sentía al ver esos hombros blancos al descubierto unirse con su cuello.
La forma en la que caminaba, su delgado cuerpo, su voz, la inocencia que irradiaba, lo cuerda que estaba.
-¡PAUL!- Con un movimiento de cabeza y borrando aquella sonrisa de su rostro, reaccionó.
-¿Qué?
-Reacciona...
-¿Qué decías?
-Te estaba contando acerca de mis planes, respondiendo lo que preguntaste y te quedaste como bobo ignorándome.
-Lo siento, estaba pensando... ¿Oye cuántos años dices que tienes?
-Veinte.
-Eres muy joven, yo ya voy a cumplir los 23.
-Oh, qué diferencia- dijo Aime con sarcasmo... Se sentó a un lado de él- ¿En qué pensabas? ¿Pensabas en Alice? A mí tampoco me pareció la forma en la que la dejaste ahí, parada en el hotel.
-Ella se lo buscó- dijo Paul, un tanto molesto y muy harto, demasiado harto de hablar de ella y de todo aquél tema- Pero no- dijo- no estaba pensando en ella por extraño que te parezca.
-¿Entonces?
-No, en nada.
-¿A qué hora llega George? Me tengo que ir.
-Oh- Paul miró el reloj- No ha de tardar.
-¿Qué hacemos aquí?
-Kitty deja de hacer tantas preguntas.
-No me digas Kitty... Sólo soy Kitty para los clientes...- Pau rió.
-¿Y yo qué soy?- le dijo seductoramete
-Tú eres mi amigo- Aime golpeó su hombro con palmaditas. Se escuchó el timbre.
-Son ellos.


* * * * * * * * 

-Oigan ¿no se supone que Eleanor daba a luz mañana?
-Sí...
-¿Y qué hacemos aquí?
-Llendo hacia una premiere- George le contestó la pregunta a Aime.
Todos en el auto iban callados, así que por primera vez en todo el trayecto Aime guardó silencio.
Bajaron del auto, los gritos de las fans eran prominentes y como siempre: aturdían.
-Ya saben chicos, sonrían...- recomendaba Brian.
-¡Ringo!- las cámaras les hablaban- ¡Por aquí!
Ringo se acercó a una de ellas de la mano de Breana.
-¿Por qué no vino John?- le preguntaron.
-Él está con su esposa... Mañana será padre- rió.
-Breana... ¿Es cierto los rumores de una boda próximamente?
Breana rió con mucho escándalo, provocando que sus mejillas se sonrojaran.
-No, para nada ciertos, cariño. No pienso casarme con Richard, ni con nadie...

Por su parte, George que iba solo, caminó directamente hacia el interior del cine. Aquél estreno no fue igual que el anterior por la ausencia de John y por que todos tenían prisa.

Al día siguiente, todos se encontraban en el hospital. John y Eleanor por fin eran padres, incluso la rubia de Alice y la Tia Mimi.
-Hey... ¿lo puedo cargar?- pidió George- ¿Cómo se llama?
-Aun no sabemos- dijo Eleanor
-Póngale como yo- opinó Paul, sosteniendo la mano de Aime a propósito, provocando su incomodidad.
-Tiene que ser un nombre bueno...
Alice se levantó de su asiento y cargó al bebé.
-Michael. 
-¿Michael?- preguntaron todos, viendo como Alice lo sostenía en sus brazos.
-Es bonito...
-Alan- opinó Aime
-¿Alan?
Se encogió de hombros.
-Debimos de pensar en eso desde hace tanto- dijo Eleanor- pero Alan me gusta ¿y a ti?
John asintió.
-Bueno, lo seguiremos pensando.
De la nada apareció una enfermera
-Lo siento, pero el horario de visitas ya se acabó.

* * * * * * * 
-Paul ya puedes soltarme de la mano.
-No, sigue viéndonos...
-Paul suéltame ya- le susurraba.
-Ok, lo haré si vas y le preguntas dónde pasará la noche.
Aime revoleó los ojos y se dirigió a Alice, sentada en el sillón de la casa de Brian, fumando un cigarro.
-Hey, Alice...
Ésta alzó las cejas en forma grosera de saludo.
-¿Cómo... cómo has estado?
Se encogió de hombros. Soltó el humo del cigarro en cara de Aime y después contestó.
-Excelente.
-Me alegro- dijo Aime, espantando aquel humo y tosiendo un poco, a Aime no le había gustado nunca fumar, lo hacia sólo en ocasiones de estrés o para relajarse, le incomodaba el humo y ésto todo el mundo lo sabía, incluso Alice.
-¿Y tú?- preguntó, sacando de su bolsa un espejo y mirándose para ponerse más rubor en las mejillas.
-Oh, no me quejo... ¿Cómo te ha ido en Francia?
-Excelente. Siguen las grabaciones de mí película- sonrió con satisfacción- supe que trabajas en un burdel.
-Oh, sí. De hecho más tarde me iré...
-¿No te da asco?
-¿Asco?- preguntó Aime, extrañada.
-Sí. Ser tocada por hombres y acostarse con extraños.
-No, no son hombres cualesquiera. De hecho van hombres muy importantes... Ahí de hecho conocí a Paul- Ambas se habían ofendido de diferente manera
-¿Te acostaste con Paul?- preguntó Alice con sorpresa
-Claro- Aime sonrió
Alice hirvió en celos.
-Pensé que lo suyo era sólo para ponerme celosa- dijo Alice- como muchas de las cosas inmaduras que hace Paul.
-¿Dónde pasarás la noche?- preguntó Aime, cambiando de tema.
-En casa de John y Eleanor.
Sin más ni más, Aime se levantó y regresó a con Paul.
-En casa de John y Eleanor- le dijo.
-¿Por qué tardaste tanto?
-Estaba platicando con ella... Me tengo que ir a trabajar- se levantó y se fue sin despedirse.

-¿Qué le viste?- dijo Alice, con una sonrisa burlona y siguiendo fumando- Ni siquiera fuma.
-¿Qué te importa?
-Me imagino que es porque ha de coger bien, claro, si es puta. ¿Mejor que yo?- se sentó a su lado
-Alice, cállate.
-¿Cómo has estado Paulie?
-Bien. Gracias.
-¿Quieres un cigarro? Te vez estresado.
-Estoy bien, gracias. ¿Desde cuando fumas tan desesperadamente? Es como el 5o cigarro en lo que va de la noche. Yo recuerdo que sólo lo hacías en momentos difíciles.
Alice bajó la mirada.
-No sé, de un tiempo para acá lo hago más seguido. Pero cuéntame de ti, han sido tantos meses...
-No hay nada que contar de mí, el disco ya casi se estrena y probablemente el próximo año dejemos de hacer giras
-¿Por qué?
-Es mucho estrés... Ya sabes, el hijo de John, las fans... 
-Sí, me imagino. Pero hablemos de ti ¿es cierto que la conociste en un burdel?
-¿Quién te dijo?
-George.
-Maldito.
-No quiero hablar de eso.
-Se ve ridícula con ese corte.
-Cállate.
-Ni siquiera la quieres.
-¿Cómo sabes?
-Han pasado 3 meses desde que me fui. Me amas, aún.
Paul rió y cualquiera en aquella casa juraría que era por que la estaba pasando bien. pero no.
-Por favor, deja de decir estupideces.
-Es la verdad.
-Aime es muy diferente a ti. Es todo lo contrario
-Y por eso jamás la amarás...- Alice le robó un beso que Paul correspondió, incluso tomándola de la cintura.
-¿Lo ves?- dijo al finalizar.
-Dejame en paz.
-No te estoy haciendo nada.
-Vete a Francia y ya no vuelvas, por favor.
Paul se levantó de ahí se fue, molesto.
Sabía que Alice se quedaría en Londres las siguientes dos semanas y eso sería un infierno para él, ya que había comenzado a olvidarla y a enamorarse cada vez más de Aime pero con Alice ahí, era más díficil todo.

jueves, 3 de octubre de 2013

Cuarenta y dos. Aime Seberg.

.-¿Qué te pasó?
-Me corté el cabello. ¿No ves? 
Paul, impactado, la miraba caminar por la habitación con su cabello casi peinado como el de él.
-Te ... ves... Como yo.
Aime, después de revisar por última vez sus maletas, se sentó a su lado.
-¿Por qué trabajas en ese burdel?
-Cuando trabajaba de mesera, un día mi jefe me platicó del trabajo y me lo ofreció, me dijo que mi cuerpo y mi cara atraerían muchos clientes y me dijo cuánto dinero me pagaría, así que acepté. Es uno de los mejores prostíbulos de Londres. ¿No es así?
Paul asintió.
-¿Y pagan bien?
Aime asintió.
-¿Entonces no estudias? 
-No.
-¿Qué?- dijo, sorprendido.
-¡Mi familia vive en lo más jodido de Escocia! Ni si quiera fui a la escuela de pequeña.
-Y ahora que ganas bien...
-Lo gasto en lujos- Aime rió
Tocaron la puerta de la habitación
-¿Paul? ¿Puedo pasar?
-¿Quién es?
Y por aquella puerta entró  Alice.
-¡Paul!- La chica rubia corrió hacia él y lo abrazó con fuerza, pero fue demasiada su sorpresa cuando éste la rechazo y con delicadeza la empujó, evitando su abrazo.
-¡Paul!- se miraron lentamente- te extrañé.
-¿Qué haces aquí?
-¡Vine a verte! Quería saber como estás, hace tres días me colgaste el teléfono y...
Paul tomó de la mano de Aime y la acercó a él.
-Me da gusto verte Alice, pero ahora mismo estabamos partiendo hacia Londres-
Tomó sus maletas y ambos salieron de ahí.
-¡Paul! ¡Paul no viaje hasta acá para esto!
Paul y Aime entraron al ascensor y cerraron las puertas.
La chica no sabía qué decir.
-¿Por qué hiciste eso?
-No quiero rebajarme, si tengo dignidad aún, debo usarla.
-Pero ella viajó hasta aquí para verte. Además... ¡suéltame!- Aime soltó su mano
Paul rió.
* * * * * * * * * *  * * * * * * * **  *

NOTA: Esto es mierda y un adelanto :3