sábado, 4 de enero de 2014

Cincuenta y seis.

A pesar de la nueva relación de Breana y John, la amistad entre Eleanor y Breana no se vio tan afectada. Eleanor estaba totalmente apartada de John y ya no sentía nada por él así que de cierta forma le daba igual, pero igualmente no podía evitar sentir un poco de celos de ver como se trataban, eran tan cariñosos que Eleanor se dio cuenta de que en ningún momento fue así con ella. ¿Por qué? Si incluso se consideraba más guapa que Breana...
Se encontraba de nuevo pensando en cosas de ese estilo mientras esperaba que Alice bajara de donde estaba y así poder partir
-Vamonos...- La voz de su hermana la sacó de sus pensamientos, Eleanor la miró de pies a cabeza, vestía con exageración en cualquier aspecto, la falda era demasiado corta, la blusa era demasiado ajustada, el maquillaje era exagerado y los zapatos eran muy altos.
-Apestas...- Dijo Breana regresando de la cocina con la boca llena de galleta
-Gracias- contestó Alice.
-¿A dónde vas así?
-¡Pues a conseguirles trabajo, tontas!
-Pero no vamos a ningún burdel, Alice- dijo Breana.
Ésta rió, aún con las exageraciones de su vestuario, seguía siendo atractiva y no se veía mal. 
-Me lo van a agradecer- explicaba Alice, entusiasmada, mientras caminaban por la calle.
-Pero ¿qué se supone que tenemos que hacer?- preguntó Breana
-Actuar y punto
-¡Yo no sé actuar!- protestó Eleanor- Además esta no es la forma de ganarse un trabajo así.
-¡Ay, por favor! ¿Cuántos creen que se hayan esforzado para ser actores? 
-Tú...- dijo Breana, sinceramente- Pero nosotras no.
-Es aquí- dijo Alice, deteniéndose frente a la puerta trasera de uno de los estudios cinematográficos de Londres- Estaban haciendo un casting para una nueva película...
-Obvio vas a quedar tú- le dijo Breana
-Yo ya tengo el lugar seguro, vengo por ustedes...
Ambas revolearon los ojos, Alice tocó la puerta y abrió un hombre de traje, joven y parecía que ya tenía mucho tiempo de conocer a la rubia mujer.
-Hey, Ed... - se besaron sus mejillas 
-¿Cómo estás? Aún no empezamos...
-No, no vengo a grabar. Pero... ¿recuerdas que te hablé acerca de dos excelentes actrices...?
-¿Las extras?
-Sí, podrían ser extras. Aunque yo te recomiendo personalmente que les des algún papel. Mira, ella es Breana...- Señaló a la liviana mujer que había tomado cierto aire tímido- Y ella es Eleanor...
Ésta, en cambio, saludó con seguridad.
-Pues... Bienvenidas- Terminó de abrir la puerta, las dos chicas pasaron.
-Yo me voy...- dijo Alice- Sólo venía a eso
-Cuídate, Alice- se abrazaron y de nuevo besaron sus mejillas. Alice no había dejado su lado descarado del todo, pues incluso parecía que le había coqueteado a ese hombre.
Y dejándolas a su suerte caminó hasta la entrada principal de aquellos estudios para empezar a trabajar. 

Mala suerte, pareciera, pues eran apenas pocos días de haberse casado. 
Paul llegó a las 6 de la tarde después del estudio, su plan era salir con los demás a tomar algo, pero vaya sorpresa se llevó cuando al entrar escuchó el llanto de Mary. 
Corrió y la buscó como loco por toda la casa... Hasta que llegó a su cuarto. 
Estaba en el piso, llorando. Se había caído de la cuna y Paul supuso que no había comido desde la mañana.
La levantó.
-¡Alice!- gritó- ¡Alice!- La buscaba pero obviamente no había llegado aún.
Arrulló un poco a Mary y bajó a prepararle algo de comer. 
La bebé estuvo bien después de unos minutos. 
Paul, con Mary en brazos, tomó el teléfono y marcó a casa de Eleanor. No había llegado aún. 
Se escuchó la puerta abrirse. 
Eran Alice, Breana y Eleanor... 
-Paul...- dijo Eleanor, callando la risa que tenían las tres.
-¿Pueden...- pensaba cómo explicarlo- Pueden irse?- pidió.
Breana y Eleanor asintieron y salieron de ahí.
-Hey, Paul...- Alice se acercó y le dio un beso en los labios. 
-¿Dónde estabas?
-Viendo lo del trabajo de ... - Alice señaló con su pulgar la puerta, refiriéndose las otras dos.
-Acabo de llegar y encontré a Mary en el piso de su cuarto
Alice se sorprendió.
-¿Y está bien?
-Sí, ya está bien...- El tono de Paul era frío- Alice...- tomó su mano- No quiero empezar mal contigo pero...
-Pero yo te dije que te tocaba cuidarla. Me salí de la casa con esa idea.
-¿Cuándo?
-Cuando estabas bañándote. 
Paul bufó.
-Con razón, no te escuché- suspiró- Es patético, no puede volver a repetirse.
-Lo siento...
-¿Qué harás ahora?
-Oh, habían venido ellas dos para salir un rato.
-Yo también quería salir...
Alice rodeó su cuello y con sus largos dedos acarició el cabello del chico. 
-Deberíamos contratar una niñera- opinó ella.
-No me dan confianza... 
-Podría ser una conocida, no sé, tal vez...- Alice pensaba.
-Tú- Alice lo miró con mala cara -Estoy hablando enserio...
-O tú...- Paul revoleó los ojos- No, alguien conocido. 
-Pensaremos en eso después. ¿Qué haremos ahora? 
-Sería justo que ninguno de los dos saliera, ¿qué hacías con Aime en estos casos?
-Ella cuidaba siempre a Mary... 
-Pues conmigo no será así, McCartney. Tengo la solución, ninguno de los dos sale esta noche...- Alice se acercaba más y más a él- Y tal vez podríamos... - Lo besó seductoramente mordiendo su labio inferior.
-¡Sé lo que tramas!- La chica rió
-¿No te encantaría? 
-Vaya que sí...- Se besaron entre risas pero Mary interrumpió, comenzando a llorar. 
-Espera, Alice...- Paul la alejo sutilmente 
-¿Qué tiene ahora? 
-No lo sé, le acabo de dar de comer... 
-Iré a cambiarla- Alice tomó a la bebé entre brazos y subió las escaleras. 

Paul se levantó y prendió la televisión mientras buscaba entre las cosas de la sala su encendedor. 
No lo encontraba,  movió un poco algunos papeles y éstos cayeron. 
-Mierda...- los levanto y hojeó cada papel, era correspondencia pero una en particular llamó su atención. 
Era una carta para Alice, no pudo evitar leerla y... Bueno, fue el verdadero comienzo del verdadero fin. 
Hablaba sobre los medicamentos que tomaba, al parecer era de su amigo Joe, también hablaba sobre la muerte de su madre y su hermana. Joe le decía lo preocupado que estaba por ella y por saber su situación. Le explicaba que desde que Alice le había dicho toda la verdad no podía dejar de estar preocupado. Le pedía que regresara a Francia. 

Paul estaba simplemente sorprendido, los tacones de Alice hicieron que guardara la carta en el sobre y el sobre entre la correspondencia... 
-Listo...- Alice lo abrazó por la espalda- ¿Qué hacías?- Sonreía.
-Buscaba mi... ¿has visto mi encendedor? 
-Sí, está en el cuarto ¿quieres que vaya por él? 
-Oh, no, ya se me quitaron las ganas de fumar.
-Llegó correspondencia ¿cierto? - Alice la revisaba... -¡Una carta de Joe!
Paul se sorprendió. 
-¿No la vas a leer?- preguntó.
-Oh, sí, después...
-No. Ahora. 
Alice se encogió de hombros y comenzó a leerla, Paul observaba sus expresiones.
-¿Y bien? ¿Qué dice?
-Sólo manda saludos...

Paul tenía un plan. Tal vez un tanto loco, pero esa carta había despertado sospechas. 
Todo consistió en que mientras lo hacían, (recuerden que son recién casados así que tenían todo el derecho y todos los pretextos del mundo para hacerlo cuando quisieran), a Paul se le ocurrió decirle 
-Sé lo que decía la carta...
-Paul... 
-Sé lo que decía la maldita carta de Joe... 
Alice dejó de moverse. Lo empujó y se separaron. 
-¿De qué hablas?- decía entre respiraciones agitadas pero con la voz más firme que pudo.
-La carta de Joe, hablaba sobre algún secreto
-¿La leíste?- Paul asintió- Mierda.
-¿Qué secreto? ¿De qué hablan?
-Son cosas nuestras... 
-Y ahora soy tu esposo, creo que puedo saberlo...
-No quieres. 
-Sí, me intriga, desde que sé que tomas pastillas sé que algo no anda bien en ti. 
-Te lo diré si prometes no explotar y te lo diré sólo porque nos has interrumpido.
-Lo siento, pero... no puedo ni siquiera coger a gusto por estar pensando en esa maldita carta.
Alice rió.
-Joe es el único que sabe lo que hice en el pasado.
-No soy tonto, sé que tiene que ver con la muerte de tu madre y de tu hermana.
-Entonces ya lo sabes.
-No, sospecho, pero ojalá no sea lo que estoy pensando.
-¡Vamos! No finjas, sabes que yo las maté.

Explotó. Paul sacó una oleada de aire por su boca y con una sonrisa sarcástica, la miró.
-Qué cínica. Dime que es mentira.
-No puedo mentirte ahora, tienes que saberlo. 
-Entonces...- se puso a recordar, el día de su boda John le había dicho que vivía con una asesina pero había pasado por alto ese comentario- ¿John también lo sabe?
-¡No, sólo Joe!... ¡Espera! ¿Estás actuando así? Pensé que me correrías de tu casa y pasaríamos el resto de nuestras vidas separados e infelices y me meterías a la cárcel...
-¿Por qué lo hiciste? 
-Yo... - Alice comenzó a recordar, a recordar muy detalladamente...
-¡Alice! Dime porqué... 
-No quiero hablar de eso ahora- su boca se posó en su pecho, insistente
-No, espera...
-Vamos, Paul. Ignóralo. 
-Habla de una vez, Alice. Estás enferma ¿te has vuelto loca? 
-Eso no te interesa... 
-¿Cómo no me ha de interesar?
-No, ¿por qué no mejor nos dedicamos a tener dos hijos más y vivir nuestra vida tan ordinaria como la de todos? Oh, espera... Eres un Beatle.
-¡No seas ridícula! Eso explica todo, tus cambios de humor, tu carácter...
-Eso no te importa.
-Pero tu amigo Joe sí lo sabe todo.
-No es tiempo para celos, Paul.
-¡Entonces explícame por qué se te ocurrió matar a tu madre y a tu hermana!
-¡No se me ocurrió! Y no te lo diré.
-¡¿Qué!?- gritó, ambos se incorporaron en la cama, desnudos- Estás completamente loca.
-No, no lo estoy.
-No me iré de ti, ni te pediré que te vayas de mí porque... Porque te amo, Alice, no soportaría estar lejos de ti. Ahora que por fin estamos casados lo peor que podría hacer es separarme de ti. Sólo quiero saber porqué lo hiciste.
-Yo...
-¡Vamos, Evelyn!- La había llamado por su segundo nombre...
-James...- Alice rió.
-Qué descaro. ¡Habla ya! 
-No puedo, Paul- Alice abrazó sus piernas...- Por favor, déjame dormir por hoy. Te prometo que te lo diré después. 
Paul golpeó el buró, estaba enojado. 

1 comentario:

  1. ¿Por qué me dejas así? :( justo ahora me estoy muriendo de la intriga.
    Alice esta totalmente loca... ¿El comienzo del verdadero fin? What???

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