domingo, 29 de diciembre de 2013

Cincuenta y cuatro.

-Lo que te quería decir ayer era que... Bueno... ¿Quieres casarte conmigo, Alice?- preguntó Paul, abriendo la pequeña caja azul y dejando ver un reluciente anillo de compromiso, más caro que el primero e incluso más caro que el de Aime.
-¿No te cansas de derrochar dinero?- Alice comenzó a reír desesperadamente, sonrojándose.
-¡¿Por qué te ríes?!- preguntaba Paul, sonriendo
-¡Paul! 
-¡Alice deja de reír!
La chica intentó calmarse y después de un rato se controló notando la mirada incómoda de Paul
-Lo siento, te lo juro, lo siento pero...- suspiró, movió ambas manos frente a su cara para brindarse un poco de aire- Pero...- cubrió su cara.
-¿Estás bien?- Paul no paraba de sonreír. 
-Lo siento, sí, estoy bien. Es que... Eres demasiado raro Paul.- Pasó su brazo tras el cuello del chico
-¡Mira quién habla!...- Guardaron silencio unos segundos...- ¿Y ... qué dices?
Alice volvió a mirar el anillo y volvió a reír pero tan sólo levemente. 
-No sé qué decir. Esto es demasiado distinto a hace más de dos años...- Miró al suelo- Y sabes que, siempre te he amado Paul y que a pesar de todo lo malo que hemos pasado y todo el daño que te he hecho...
-No es momento de recordar cosas malas. Sólo responde si quieres ser mi esposa o no- Éste acarició su mejilla.
-Realmente me encantaría.
Ambos se miraron y acto seguido; se besaron lentamente, cerrando los ojos y disfrutando.
-¡Pero ve este anillo Paul!- Alice rió- Ahora que se de anillos sé que estuvo carísimo...
-Creída. 

                                                                         * * * * * * * * *

Meses habían pasado y ahora se encontraban grabando Revolver. Si sentían que habían experimentado con Rubber Soul, Revolver pasaba a ser el álbum al que más dedicación le estaban poniendo. 
Era una mañana de abril, en las primeras grabaciones del nuevo disco. John estaba demasiado emocionado y ahora que ya no hacían giras tenían todo el tiempo del mundo.
-Hey, Paul... Traes a Mary...- John se acercó a Alice y Paul cuando vieron que entraban al estudio con Mary en brazos.
-Sí, a la tonta de Aime se le ocurrió encargármela justo hoy, otra vez como es constumbre.
-Oye relájate- George se encaminó hasta ellos- Te estábamos esperando para grabas tu canción.
-¿Eleanor Rigby? 
George asintió 
Alice se sentó un un sillón
-¿Y Brian?- preguntó
EN EL ESTUDIO ;3
-Llegará en un rato...- respondió Ringo
-¿Ya saben el favor que me quiere pedir?
-Sí, es algo sobre la portada del disco- seguía explicando Richard.
Y hablando de él, Brian entró al estudio.
-¡Alice! Qué bueno que has venido... - Alice se paró y se saludaron calurosamente- ¿Cómo estás?
-Bien ¿qué se te ofrece?
-Quería que te encargaras de la portada del nuevo disco...
-Oh, volver a los viejos tiempos- rió.
-Claro- se metió John- Si no estás demasiado ocupada con tu boda
-Idiota. ¿Y tú? ¿Con tu nueva novia? ¿Has olvidado a mi hermana?
-¡Basta! ¡Basta!
Ambos se hicieron gestos.
-Sí, no te preocupes Brian...
Un hombre entró al estudio, tal vez era algún encargado de los estudios o algo así, pero era desconocido por todos.
-¡Paul! ¡Paul!- había entrado gritando y asustado y agitado- ¡Paul!
-¿Qué pasa?- todos lo miraban 
-Te busca un hombre en el teléfono, tiene noticias de Aime...- Paul siguió a ese hombre corriendo hasta una oficina donde había un teléfono descolgado.
-¿Hola?- Alice había ido con él y miraba su expresión...- Sí...- Paul pasó su mano por su frente y la talló. Después colgó con agresividad. Se sentó en una silla y puso su cabeza entre sus brazos.
-¿Paul?...- Alice se acercó a él. Se hincó y escuchó que lloraba- ¡Paul!- Lo movía del brazo- Paul háblame... ¿Qué pasa?- Paul no paraba de sollozar- ¡Paul!
-¡Atropellaron a Aime!- Le respondió, dándole la cara y dejando ver su cara debastada- Atropellaron a Aime y ella...- tartamudeó, no podía hablar- Ella... Murió.

domingo, 22 de diciembre de 2013

Cincuenta y tres.

Ambos estaban en el sillón frente a la fogata, descansando un rato de limpiar toda la casa, agotados. 
Pero unos golpes en la puerta rompieron el silencio al que sólo contribuía el quemar de la leña.
Alice se paró a abrir y en la puerta apareció su hermana.
-Listo- dijo sin remordimiento, mostrándole un acta de divorcio. La chica la miró, sorprendida.
-¡¿Qué?! ¿Pero, cuándo?
-Hoy en la tarde.
-¿Y Matt?
-Se quedará conmigo, obvio...
-Pasa...
Ambas entraron y Paul tuvo que incorporarse, saludándola. 
-Pareciera que te atropellaron... ¿estás bien?- preguntó
-Excelente- dijo con sarcasmo
Alice le hizo señas para que ya no dijera nada.
-¿Y dónde te quedarás?- preguntó su hermana
-Bueno, pensaba quedarme aún hoy en la casa... De todos modos ya he comprado un departamento, cerca del centro, está todo listo para mudarme pero... Quiero que Matt pase tiempo con su padre
-El pequeño ya mero cumple 2 años.
-Sí- Eleanor sonrió. Alice la abrazó a modo de consuelo pero el orgullo era de familia, así que no duró demasiado aquél abrazo. Eleanor se dispuso a preparar té mientras los otros dos veían televisión.
-Les ha quedado fantástica la casa- les dijo, poniendo la charola con té y galletas sobre una pequeña mesita en medio de la sala.
-Ya extrañaba este lugar- dijo Alice, sonriente.
-Pensé que regresarías a vivir con Paul- dijo Eleanor y a los pocos segundos notó las miradas incómodas de ambos, sintió que había sido demasiado imprudente y se quedó callada.
-¿Qué sabes de Breana?- preguntó Alice
-Va muy seguido a mi casa, toda esta semana ha ido a visitarnos...
-¿Y está bien?
-¡Sí, claro! Ya sabes cómo es esa mujer, no para de reír y ser tan... ella... ¿No has pensado en algún proyecto? Tal vez me podrías meter en tus asuntos
-¡Eleanor! ¡Eleanor Cook! ¿Tú? ¿Actuando? 
Se encogió de hombros
-Sería una estupenda idea- añadió Paul, para encajar en la plática.
-Lo que sea es bueno, hermana. Necesito dinero. John me dará las sobras de su dinero pero no me va a bastar.
Alice rió.
-Veré que puedo hacer. Yo estaba tomándome unas vacaciones. No he actuado en una película Inglesa, siempre he hablado en francés...
-¡Oh, por favor! ¿Qué tan diferente puede ser?
Tenía razón.
La televisión sonaba, Eleanor sentía que debía marcharse.
-Me voy...- se levantó de ahí- Tengo que ver a mi hijo, John pudo haberle dado de tomar una cerveza o algo así.
Paul rió.
Alice se levantó y la acompañó hasta la puerta, dándole un abrazo
-Sabes que aquí estaré para lo que necesites.
-Gracias...- sonrió y se fue.

-A veces me preocupa mi hermana...
-Deberías de preocuparte primero por decirme bien lo de tus pastillas.
-¡Ya te lo dije!
-No me basta, Alice... Ven...- Paul señaló un lugar junto a él- Ven...
La chica se sentó y sonrió.
-¿Recuerdas la boda de George y Pattie? Me dijiste cosas hermosas. Me dijiste que te querías casar.
Alice se puso nerviosa.
-Y yo realmente quiero pasar el resto de mi vida con quien sí amo...- Ambos sonrieron... Ella se acercó para darle un beso pero el timbre sonó de nuevo.

-Aime...- se hizo a un lado para que pasara- Qué sorpresa... ¡Y trajiste a Mary! 
-¿Y Paul?
-En la sala...
Ambas entraron.
-Aime...- Paul se levantó- Creí que te ibas a Escocia. 
-Sí, bueno, y no a tu granja.
-Y...
-He venido a traerte a tu hija- La puso en brazos de Paul y comenzó a llorar.
-Pero...- Y la maleta en los brazos de Alice.
-Me iré unos días a Italia, ya sabes, vacaciones
-¡Pero yo tengo que grabar! No la puedo cuidar.
-Olvidaba que eres un Beatle- rió- Pues que tu novia te ayude...- Se dirigió a la puerta
-¡Aime! ¡No seas así! ¡Teníamos los planes ya! ¡Habías acordado todo! Yo tengo trabajo y...
-Lo siento, Paul...- Salió de la casa, la niña no paraba de llorar.
-¡Genial!- gritó, enojado- No tengo idea de como cuidarla...
-No me mires a mí, muy apenas puedo cuidarme yo...- Alice dejó la maleta en el sillón, Paul cargaba a Mary y la movía de un lado a otro.
-¡Dios, por qué no se calla!
-¡No la muevas como si fuera...- Alice se levantó... A ver...! - Se la quitó de los brazos y la cargó.
-¿Por qué llora?
-No lo sé, Paul. Seguramente quiere estar con Aime.
-Esa hija de puta.
-Tranquilo...
-¡¿Cómo se le ocurre dejarmela!? ¡No puedo cuidarla! ¡Mañana tengo que estar en el estudio y saldré en la madrugada!
-Yo...- Alice suspiró- Te puedo ayudar...- Lo hacía por él.
-¿En serio?
-Claro. No tengo nada que hacer mañana. ¿Cuántos días estará aquí?
-No lo sé... Y muchas gracias.
La bebé se empezaba a calmar y de minutos más tarde dejó de llorar.
-¿Cómo le hiciste?- Preguntó Paul. Alice se encogió de hombros- Entonces se tendrá que quedar aquí contigo, hasta mañana.
-¡Oye no! Es tu hija. Tienes que estar con ella.
-No puedo traértela en la mañana.
-¿Qué jamás la cuidaste?
-Pocas veces... 
-Deberías de acercarte más a ella. Debe tener hambre.
-Entonces me quedaré aquí hasta mañana.
-Excelente idea- Sonrió Alice.
Cuando fueron a dormir, hicieron un espacio en la cama para que Mary durmiera. Fue demasiado irónico.
Alice no soportaba a ningún tipo de niño y ahora estaba cuidando a una bebé ajena. También fue demasiado romántico, Paul abrazó a Alice a la hora de dormir.
-Aún no terminaba de decirte...- le susurró al oído.
-Despertarás a Mary. Dímelo mañana- contestó Alice.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Cincuenta y dos.

En efecto, Paul no perdió el tiempo.
-Wow...- ambos entraron a lo que era la antigua casa de Alice cuando vivía en Londres, antes de vivir con Paul- Este lugar está lleno de polvo... Tardarás años en limpiarlo.
-No si tú me ayudas...
-Me gustaría pero después empezaré a estornudar como loco y...
-Vamos, no pongas pretextos- Rió Alice y Paul sonrió.
Dejaron las tres maletas en el suelo y comenzaron a merodear por la casa, quitando las sábanas que cubrían los muebles.
-Olvidaba lo linda que era... ¿Sabes? Tengo hambre, deberíamos de ir por algo de comer...
-Pero perderemos más el tiempo... Bueno, en realidad yo también tengo hambre...
Alice sonrió, tomó su mano y se dirigieron a la puerta y salieron, la chica entró al auto pero al percatarse que no traía su bolsa...
-¡Paul, espera! ¿Puedes ir por mi bolso que se quedó en la sala? 
Éste asintió y volvió a entrar a la casa y en un intento de tomar el bolso de la chica lo tiró al suelo, haciendo que todas sus cosas se cayeran, entre todo eso se cayeron dos frascos de medicina. Las leyó y comprendió el todo de su comportamiento. 
Le daba risa porque antes pensaba que Alice estaba loca y casi acertaba. Pudo deducir que la fórmula de esos medicamentos eran para los nervios o algo relacionado con la cabeza, lo sabía porque su madre tomaba algo así cada que tenía una crisis nerviosa...
Guardó todo lo que se había caído y salió y se lo dio a Alice.

Entraron a un restaurante. Y bueno, era de esperarse; un Beatle y la mujer más famosa de Francia que anteriormente era su prometida juntos en un restaurante, atrajeron a la prensa en menos de diez minutos y no se diga de las fans que les pedían que volvieran y bueno, minutos después al fin pudieron comer a gusto.
-Alice, he visto las pastillas de tu bolsa... ¿por qué las tomas?
-Qué indiscreto, señor McCartney- Alice ladeó la cabeza...- Me gustaría hablarte de eso- se limpió la boca- pero no creo que sea el momento... 
-Bueno, tendremos tiempo. ¿Te gustó la fiesta de ayer?
-Espléndida. Ya me hacía falta verlos.
-Bien y ahora que hemos comido... Vámonos...- Se levantaron después de pegar la comida y regresaron a la casa de Alice.

Había, claramente, un olor a polvo muy exagerado. Tendrían que limpiar muy bien... 
-¿Qué te parece si empezamos por... la cocina?- preguntó Alice, quitándose el abrigo, entrando a la cocina, recargándose en la estufa...- No es demasiado, creo que finalizaremos en...- Unas manos se posaron en su cintura...- Finalizaremos en unas horas...- Y de pronto una respiración subía de sus hombros hasta su cuello, le daba la espalda a Paul, pero no había espacio entre ellos.
Alice cerró los ojos al sentir como Paul respiraba todo su aroma, tomó con fuerza su cintura y le dio media vuelta para quedar de frente. Sus narices chocaron. Se miraban a los ojos. La respiración de la chica se aceleró, posó ambas manos al rededor del cuello de Paul, se estiró un poco para darle un beso pero Paul la esquivó, lenta y sensualmente, pasando la orilla de sus labios y la punta de su nariz por sus mejillas. 
-Paul... Bésame...- Le susurró...
Sintió los dedos de él hundirse en su cabello mientras besaba su frente y la abrazaba con fuerza. No la besó.
Pero, abrazados, pensaron que el mundo se terminaría.
No supieron cuánto duró ese abrazo... Todo se interrumpió con una frase
-¿Me contarás lo de tus pastillas?...- Se separaron, Alice suspiró; si quería empezar de nuevo con Paul tenía que calmarse y evitar las peleas. Tomó su mano y fueron a la sala.
-Bueno, Joe, mi amigo, me aconsejó ir al doctor hace tiempo, tal vez un mes y pues fui y ... Sí.
-¿Pero por qué?
-Me veía muy histérica...
-¿Más?- rió Paul y Alice lo miró con sarcasmo
-Sí, ya sabes, me dieron unas cuántas crisis nerviosas y entonces me convencí de ir.
-¿Te dan crisis nerviosas?
-Ya no tanto- Alice sonrió- Estoy tranquila, más que antes... Porque... porque te tengo
Ambos sonrieron, el corazón de Paul palpitó con rapidez.
-Sabes que quiero estar contigo...- le dijo él.
Alice tomó su mentón y le dio un beso.
Pero lo que Paul no sabía es que todo eso era porque realmente había matado a su madre y a su hermana. Que siempre había actuado así de raro por lo mismo, nunca quiso tener al bebé, siempre cambiaba de humor muy rápidamente y siempre actuó así por todo lo que ella había pasado.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Cincuenta y uno. Regresó :B

Era una extraña coincidencia que John se haya encontrado con aquella muchacha. No la había visto desde la boda de George, recordó qué tan buenos eran los tiempos con ella cuando eran jóvenes y se la pasaban burlando de la gente, fumando y tocando rock and roll.
-¿Entonces dices que volverás a vivir aquí?
-Sí, de hecho he venido a buscar alguna casa, mientras me estoy quedando con Paul y Aime... ¿Te digo algo? Su matrimonio es un asco
-Tú siempre tan sincera y tan... cruda.
Breana rió y... John no pudo evitarlo hacerlo también, ya que él era igual.
-Es la verdad, lo único que ata a Paul a ella y viceversa es la bebé.
-Bueno, en esto nada es eterno. No me creerás si te digo que yo estoy igual.
-¿Con Eleanor y Matt?- John asintió. 
Habían llegado al fin a su destino.
John abrió la puerta de ese café cerca del estudio. Había poca gente esa fría noche de Febrero.
Ordenaron dos tés y siguieron platicando.
-Es difícil escucharlo, más porque Eleanor es mi mejor amiga...
-Es cruda la verdad y me duele... A veces me desespera demasiado salir del estudio y volver a casa
-Creo que suele pasar.
-No quiero hablar de eso ahora...- Llegaron los tés. John sonrió y dijo- Justo cuando te vi me puse a recordar todo lo que solíamos hacer
Breana sonrió, mostrando una hilera de dientes blancos entre esos labios de rojo intenso.
-¿Cuándo? ¿Cuándo eramos adolescentes?
John asintió
-Dios... Qué tiempos más buenos.
Y así surgió una charla de recuerdos entre dos viejos amigos. Nadie sabía que Breana había vuelto a Londres para quedarse.


* * * * * * * * * * 
Pero mientras Alice se encontraba relajándose en su departamento, en París, después de haber concluido otra película más. 
Cambiaba los canales de televisión y escucho algo que no había creído antes aún viniendo de Paul. Los Beatles terminarían con sus giras muy pronto.
-¡¿Qué?! ¡Mierda!- escuchó la noticia con atención y después apareció Brian en una conferencia de prensa.
Cambió de canal.
Y no sirvió de mucho ya que enseguida hablaban de la ruptura de Aime con Paul.
-¿Entonces han terminado mal?- preguntaba una reportera a Paul fuera de los estudios Abbey Road.
-Oh, no, hemos terminado muy bien...
-¿Qué pasará con su hija?
-Creo que... Será bueno que le pregunten eso a ella... Gracias...- Paul se alejaba de la bola de reporteros y enseguida apareció una conductora en la televisión especulando sobre esta entrevista. 
Cinco canales más adelante y era lo mismo pero ahora era la versión de Aime.
-Paul y yo nos amamos, en verdad que nos amamos, sino ¿por qué tuvimos una hija?
-¿Entonces por qué se separan?- le preguntaban
-Por... El trabajo
Respondió Aime
-¡¿EL TRABAJO!?- Gritó Alice- ¡Idiota!
-La bebé estará con ambos, no queremos que sufra...- Continuaba mintiendo Aime. 
Alice no pudo soportar más y apagó la televisión.
Tomó el teléfono y le marcó a su hermana

-¿Eleanor? 
-Alice...
-Acabo de ver la televisión. Ya se hizo publico lo del divorcio de Paul y Aime.. ¿no?
-Sí, justo esta tarde. Todo Londres habla de eso
-¡Todo el mundo!
-Y pronto será sobre John y yo...
-¡¿QUÉ?!
-Nos separamos, Alice.
Alice se echó a reír
-¡Carajo! Todos allá están hechos mierda ¿eh?
-Sí, algo así. Pero la verdad es que estamos haciendo lo que debemos hacer. Cuando termine todo esto de nuestro divorcio me mudaré tal vez a París, contigo o en otro lugar...
-Sería un honor hermanita, pero... en realidad... Me mudo a Londres.
Eleanor se sintió muy feliz
-¡Ya era hora! ¡Carajo! Pensé que jamás regresarías... Incluso empezaba a creerte tu cuento de niña orgullosa y todo eso- Alice rió- Además es perfecto porque Breana también está viviendo aquí...
-Pues entonces me voy... Nos vemos pronto, hermana. 
-Avísame si quieres que pase por ti a algún lugar o si no tienes dónde quedarte
-Me quedaré en mi vieja casa... Tal vez me voy en una semana o dos...
-Hasta entonces... Tengo que colgarte.
Eleanor colgó al escuchar el llanto de Matt 

-¿Con quién hablabas?- preguntó John, que recién acaba de llegar del café con Breana
-Con Alice
-No me mientas...
-¡Era Alice! John no tengo tiempo para volver a discutir con quién estaba hablando por teléfono, tu hijo está llorando.


* * * * * * * * * *

Paul estaba festejando esa noche su divorcio con Aime. Estaba más que feliz. Su plan era regresar con Alice. Le parecía difícil pero sentía que ahora tenía todo el camino libre.
Ringo y él se encontraban en un bar muy exclusivo bebiendo entre música, cigarros, algunos amigos y algunas chicas que pasarían a ser las primeras en la lista post-nupcial de McCartney.

* * * * * * * * * *
Y por fin el día del regreso llegó.
Era una mañana soleada en Londres, Alice traía tres enormes y pesadas maletas. Estaba en la sala de espera del aeropuerto firmando autógrafos a la gente que la reconocía mientras esperaba a su hermana y a su amiga.
Por fin llegaron. Un empleado del aeropuerto se ofreció a subir las maletas al auto de Eleanor. 
Se abrazaron y festejaron el regreso de Alice
-Espero que esta vez te quedes para siempre
-Ese es el plan...
Alice iba espléndida. Había vuelto a Londres más decidida y segura que nunca.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Cincuenta.

Era 1966. 
-¿Ya has visto lo hermosa que luce Pattie?- le preguntó Breana a Eleanor.
-Sí, es una lástima que no haya podido ser una gran boda, de nuevo.
-Eso es lo que pagan por casarse con un Beatle- dijo Breana, burlona-
-Hablo enserio. Te estás quedando muy atrás... Mira la cara de esa mujer- señaló a Aime, quien cargaba a su bebé mientras la veía con ternura- su bebé es la cosa más linda que haya visto después del mío.
-Hey ahí están...- Era Ringo- George y Pattie las buscan para tomarse una foto
-¿A nosotras?- Dijo Eleanor
-No, sólo a ti...
-¿Y John?
-Oh, está con ellos y Matt...
-Ok, iré...- Eleanor se alejó en busca de los demás.
-Iré por más vino...
-¡No, Breana, espera!- Ringo la tomó del brazo
-¿Qué quieres, Ringo?
-Luces hermosa hoy.
-Gracias.
-¿Quieres bailar un poco?- Breana miró la pista de baile
-Me parece que no hay nadie.
-Podríamos empezar nosotros... Vamos, dime la canción que quieras y la pediré.
Breana sonrió.
Habían terminado su relación hacia ya casi un mes, infidelidades de Ringo, otra vez.
-Sabes... estoy muy cansada por lo de ayer y ahora quisiera tomar mucho vino. Creo que Alice me está esperando así que...- Breana se abrió paso entre Ringo y fue a sentarse con Alice. 
Era el jardín de la casa de Brian donde habían organizado una pequeña fiesta porque ese día George se había casado con la modelo Pattie Boyd.
-¿Y Michael? ¿No pudo venir?
-Breana, ya no es Michael. 
-¿Y ahora?
-Es Jake... es inglés... y...- Alice sonreía.
-¡Ahí están! ¿Han visto a Aime? 
-No, Paul. 
-Necesito darle a Sophy, ya me cansé.
-Dame, te ayudo...- Alice extendió sus brazos y sostuvo a la bebé de 7 meses.
Paul se sentó a su lado al mismo tiempo que Breana se levantaba por ir por más comida.
-Está agradable la fiesta- dijo Paul, buscando vino o algo de tomar en la mesa, mientras Alice jugaba con las manos de la bebé.
-Sí, una muy buena fiesta...
-Le caes bien, ve la sonrisa que pone al verte
-Es hermosa. Tiene toda tu cara... 
-Oh, no, se parece a Aime.
-¡Por favor! Ve su nariz ... el color de sus ojos y sus labios... El cabello...
Paul sonrió
-Hice un gran trabajo
Alice rió.
-¿Dónde está Jake?
-No pudo venir, está grabando.
-Deberías de darte un descanso ¿no crees? Llevas casi dos años trabajando sin parar.
-Me lo daré cuando tú lo hagas.
-Pues estamos apunto de terminar con las giras para siempre.
-Hasta entonces.
Ambos sonrieron.
-Hey...- Aime llegó a con ellos- Mi bebé- la sostuvo, quitándosela a Alice- ¿Cómo está?
-Bien, pero creo que tiene hambre- respondió Paul
-Ahora vuelvo...
Ahora sólo eran ellos dos.
-¿Te digo algo, Paul?- preguntó Alice
-Dime.
-Me quiero casar.
Paul rió muy escandalosamente
-¡No te rías!- Alice también rió- Lo digo enserio... Todos se ven tan felices con hijos y con esposas...
-Pues no es lo que parece con todos, yo, por ejemplo, estoy en trámites de divorcio.
-¡Ay, por favor! Yo sí hablo enserio, tú no bromeés.
- Yo tampoco estoy jugando. Nadie lo sabe.
-¿Y por qué dices eso? ¿Qué pasa?
-Es algo muy ... raro de contar. Pero... ya sabes... Desde un principio las cosas no eran lo que esperaba. Ahora te doy toda la razón, te comprendo cuando no querías casarte conmigo. El matrimonio lo arruina todo
-No digas eso, me haces sentir como si tu hija fuera la culpable de todo
Paul rió después de haber puesto un semblante nostálgico
-¿Sabes qué creo, Paul?- Alice tomó su mano y la acarició- Creo que jamás pudieras haber sido feliz con alguien a quien no amaras.
Y, exactamente, Alice le decía que volviera con ella, sí, literalmente y muy lejos.
-Tú estás en tramites de divorcio y yo... - continuó- Yo amo a tu hija.
-Alice...- Paul la volteó a mirar muy sorprendido- No puedo creer que tú estés diciendo ésto.
-Estoy sentado cabeza, Paul. Ya tuve lo que quería. Tengo fama, dinero, trabajo, estoy realizada... Pero algo me falta. También me he cansado de cambiar de novio como de ropa interior. Y después de haber probado de todo, ahora sé lo que quiero, lo que antes tuve y ahora quiero de vuelta...

Paul sonrió.
Parecía mentira que le estuviera diciendo todo eso. ¿Cómo debía reaccionar?
-¿Sabes que quiero yo?
Alice alzó las cejas.
-Ir a mi casa... A nuestra casa...
Alice sonrió.

sábado, 30 de noviembre de 2013

Cuarenta y nueve.

Un hombre de un metro ochenta y cinco de altura, ojos azules, cabello claro, tez blanca, fornido, expresión seria. Sergey Koslov.
-Ahí está...- Dijo Alice. 
Habían cambiado la cita para algo más formal, en lugar de un café, escogieron un restaurante con cortes españoles a las 9 de la noche. Algo demasiado formal, pero Aime ya se estaba acostumbrando a esos ambientes.
Aime lucía una blusa color verde seco de mangas largas y escotado con un pantalón negro, debo aclarar estos detalles por la siempre competencia que tenía Alice a la hora de vestir, por que, al contrario, ésta vestía un vestido soberbio color negro. 
-Paul, al fin llegan- besó su mejilla y se colgó de su brazo- Vengan...- Caminaron- Sergey, él es Paul y su esposa Aime, Paul él Sergey. 
Estrecharon las manos.
No se dijeron ni una palabra, cosa que incomodó el ambiente.
Se sentaron, miraron el menú y ordenaron. 
-Y... Cuéntenme, ¿cómo están?- preguntó Alice para romper el hielo
-Bien, gracias- respondió Aime, con una sonrisa sencilla y espléndida como siempre. Paul no dejaba de ver a Sergey, que, éste, a su vez, leía un folleto. 
-¿Y tú, Paul?
-Oh- dejó de observarlo- Bien-  bebió del vino, se tragó la copa de una sola probada. 
-Hey, ten cuidado amigo, ese vino es fuerte- le dijo el ruso.
Paul no respondió.
-¡Vamos! Conversen. Quería que se conocieran... Cariño, ¿ya te conté sobre el nuevo disco de los Beatles?
-Sí, lo has hecho ya dos veces. 
-Vamos, cuéntale lo de la sitar, Paul.
-Fue idea de George- dijo éste.
-¿Y para cuándo sale el bebé?- preguntó Sergey.
-Oh, faltan tres semanas- dijo Aime con una pizca de alegría. 
-Te notas feliz
-Lo estoy. Y Paul también. 
-¿Cuánto llevan en su relación?- preguntó Paul.
Los platillos aparecieron.
Todos agradecieron.
-Dos meses- respondió Sergey.
-Cariño, llevamos tres...- corrigió Alice. Fingió una risita- Siempre se le olvidan las cosas, es muy distraído.
-Me contaste que ya vivían juntos- Dijo Paul, cortando un pedazo de carne- Y con apenas tres meses. 
Ambos se incomodaron.
-No es nada malo. Simplemente se nos ocurrió.
Todos comenzaron a comer. 
La cena se tornaba aburrida. Paul hervía en celos cada vez que veía que Alice y Sergey se miraban o se sonreían. Pero a la vez, hervía en felicidad al sentir el roce del pie de Alice en su pantorrilla bajo la mesa. 
Acabaron de cenar y el ambiente se relajó un poco más.
-Si me disculpan, iré al tocador- dijo Aime, levantándose
-Yo también- dijo Alice, apropósito, para dejar solos a los dos. 
Las dos chicas se retiraron al tocador, Alice sonrió satisfecha.

* * * * * * * *
-Es agotador, ¿no?- preguntó Alice, lavándose las manos mientras veía por el espejo cómo Aime salía de uno de los servicios
-¿Qué?...
-Estar embarazada
Aime abrió la llave
-Sí, pero es hermoso...- 
Alice volteó a verla y dijo
-¿Sabes? cuando Paul y yo estábamos esperando a nuestro bebé... Eramos...- se puso a recordar- dentro de todo, eramos... felices.
Aime sonrió, incómoda. Sin saber qué decir. 
-Será mejor que volvamos a la mesa...
-No, espera- Alice la tomó del brazo y la trajo hacia ella para darle un gran abrazo. Aime no sabía el porque de aquel acto, pero, un tanto extrañada, le correspondió.
Salieron de ahí. El restaurante era inmenso, pero cuando se fueron acercando a su mesa pudieron ver como Sergey y Paul discutían.
-¿Qué pasa?- preguntó Alice, sentándose a un lado de su novio.
Ambos se quedaron callados, ambos estaban sonrojados del coraje, más Paul...
-Alice, ven conmigo...- Le pidió Paul y ambos se levantaron de la mesa.
Sergey los miraba con ojos llenos de coraje, los miraba alejarse de la mesa y entre tanta gente los perdió de vista.
-¿Qué pasa?- preguntó Alice, cuando estuvieron muy lejos de la mesa.
-Pasa que tu novio cree... cree que...- Paul comenzó a reír.
-Estás derivando. 
-Cree que no te puedo tener. 
Alice frunció el entrecejo. 
-Y de hecho no puedes- contestó.
Lo que siguió de eso fue, sin duda, lo más raro que pudieron haber experimentado entre los dos, quizás haya sido a causa del alcohol que comenzaba hacer efecto en Paul.
Si bien no estaban a diez metros de los servicios masculinos, Paul jaló de la muñeca de la rubia mujer y la encerró en uno de ellos. Solamente se pudo escuchar el bajar del cierre del pantalón de Paul. 
Fue lo más agresivo, brusco y anormal que pudo hacerle a la chica. Pero, vaya, fue lo mejor que le había pasado en al menos un mes.
Se escuchó la puerta abrirse. 
-¡Alice!- gritó alguien afuera. 
A ellos no les importó, pero un minuto más tarde, alguien golpeó a la puerta de aquel baño.
Alice salió acomodándose el cabello y Paul la camisa y todo, de cierta forma, era tan cómico.
Pero vaya bofetada que le esperaba a Alice apenas abrió la puerta.
Era Sergey y le había golpeado en la mejilla hasta dejársela roja y casi tumbarla al piso, sino hubiera sido porque se agarró de la barra de los lavabos. 
-¡Ramera!- le gritó. Estuvo a punto de soltarle otro golpe, pero Paul lo detuvo y al contrario, le soltó un puñetazo en la cara y lo tiró al piso.
-Idiota...- Le dijo. 
Escupió en su cara. Tomó de la mano de Alice y salieron de ahí.
-¡Aime!- Ésta volteó- Nos vamos...
-Pero...
-¡Nos vamos!- Aime se levantó de su lugar y los siguió. Los tres se subieron al auto. 
-¡Alice!- Gritó Sergey, desde la puerta del restaurante- ¡Alice baja de ahí!
Paul abrió la puerta para bajarse de nuevo.
-No, Paul, no bajes...- Alice intentó detenerlo
-¡Eres un maldito...- Paul lo volvió a golpear.
-¿Creíste que no podía?- le gritó- Olvídate de ella- Lo volvió a golpear.
Alice se bajó del auto y lo intentó detener
-¡Paul déjalo ya!- decía, con angustia, apunto de llorar de miedo- ¡Paul!- Y la bofetada fue para Alice, que se interpuso entre ellos.
Aime miraba todo desde el auto y cuando Paul finalizó de violentarlo, Alice y él regresaron al auto y arrancaron directo a la casa de los McCartney. En el camino nadie decía nada, Alice tocaba sus mejillas, adoloridas.
Llegaron. La cara de Aime era incomparable, estaba realmente consternada. 
Paul abrió la puerta de la casa...
-Iré a traerte algo- se ofreció Aime. Subió y cuando estuvo fuera del alcance de los otros dos...
-Perdón.
-No te preocupes.
-En serio... Lo siento.
-Tranquilo, Paul- Alice sonrió. 
Paul se sentó a su lado
-¿Puedo ver?
-No me pasó nada, me han dado peores...
-¿Quién?- dijo asustado
-Mi madre- Alice rió.
-Pero... lo siento. Lo del baño fue...
-Fue asombroso. 
Paul soltó una carcajada enorme.
-Vamos, Alice...
-¡Es enserio!- ella rió- sólo a ti se te ocurriría...
Aime bajó con pomada y hielo.
-¿Se te inflamará?- preguntó Aime.
-No, estoy bien... Gracias.
-¿Me explicarán qué fue todo eso?
Ambos se quedaron callados.
-Después te explico yo- dijo Paul- Creo que los tres necesitamos dormir.
-Prepararé la recamara de invitados...
-No hace falta. Sé dónde está y cómo funciona- sonrió con ironía. 
-Cierto, lo olvidaba.
-Perdón por las molestias- Alice se levantó y simplemente se fue de ahí a dormir.
-Oye...- dijo Aime- El cuarto es demasiado frío, te llevaré una cobija más por si la necesitas
-Gracias...
Ambas subieron.

* * * * * * * * *
-¿Qué tal si duermes aquí, por hoy?- preguntó.
-Oh, vamos, Alice...
-¡Paul! Me coges salvajemente en un baño de un restaurante y no eres capaz de dormir aquí. 
-¡Baja la voz!
-¡He dicho que...- Alice gritaba y Paul le tapó la boca. Alice rió- Está bien, me callaré...
-Aquí está...- dijo Aime entrando a la habitación- Si necesitas cualquier cosa...
-No te preocupes, socia...
Paul se sonrojó y la miró. Por suerte, Aime no la había escuchado con claridad.
-Buenas noches- Ambos salieron de ahí.
** ** *** *** *** *** ** *** *** *** *** *** ** *** ** ** * * * * * * * *

He vuelto B)
Ya saben, con mis capítulos aburridos y vulgares como siempre. Perdón por desaparecer pero no tenía ideas.
Oh y ... pronto terminará esto :I 
¡¿Cómo han estado?! ¡Las extraño! 

miércoles, 23 de octubre de 2013

48

1966.
Las giras habían terminado. 
Desde inicios de ese año, todo había sido demasiado nuevo para los chicos, desde el inolvidable concierto en el Shea Stadium donde los cuatro chicos juraron que colapsaron nerviosamente y salieron de sí, terminaron con dolor de oídos pero aseguran que fue increíble.
Se encontraban grabando Rubber Soul.

Alice, que no olvidemos que es la protagonista de esta historia, ¿Y cómo olvidarlo? si hace cada cosa, se encontraba ya grabando su tercera película en Francia, por lo cual estaba forrada de dinero, belleza, juventud, fama, un novio ruso que la amaba con todas sus fuerzas y con el cual vivía, Sergey Koslov. 

Eleanor se quedaba en casa y cuidaba a Matt, quien aún tenía unos cuantos meses, las cosas con John, a comparación de como las esperaba, iban cada vez mejor. Incluso pensaba en que, apenas Matt cumpliera los tres años, conseguiría algún empleo.

Breana se había mudado a Leeds por cosas del trabajo, cosa que, obviamente, impedía que Ringo y ella se vieran, pero aún así, seguían con su relación.
George seguía soltero pero comenzaba a cansarle el hecho de estar solo y solamente acostarse y coquetear con unas cuantas.

Paul y Aime se habían casado y en efecto, ella estaba embarazada. Por este hecho del embarazo, se casaron apenas un mes después de comprometerse. Aime estaba apunto de dar a luz al que, esperaban, fuera un varón.
Su relación era estable, es decir, la química de un principio iba desapareciendo pero Eleanor les explicó que lo mismo les pasó a ella y a John, que era algo temporal, que eran las hormonas, que pronto todo pasaría.
Y a Paul le constaba. 
Ella tuvo que dejar su trabajo de prostituta. Se quedaba en casa, a veces nadaba, otras limpiaba un poco pero para cuando Paul llegaba a casa, la cena estaba lista y puesta. Eso era lo que más le encantaba. 

-¿Cómo te fue hoy?- preguntó Aime mientras se servía un poco de agua.
-Bien. Igual, cansado, como siempre...
-Deberíamos de tomarnos unas vacaciones... ¿no crees?... antes de que nazca el bebé.
-Había pensado lo mismo, pero ¿a dónde?
-Me gustaría ir a España o Alemania o a Francia... Tú sabes, un país de esos.
Paul sonrió mientras masticaba un pedazo de carne.
-Me encantaría. Y sólo nos quedan tres semanas, una más y deberás de estar en el hospital.
-Paul sé que estás emocionado por lo del bebé y todo eso pero a veces siento que te estresas demasiado en ese tema. 
-Bueno...- tomó agua- si quieres no opino nada y ya.
-No quise decir eso, en realidad te lo agradezco, sólo... relájate- Aime estiró su mano para alcanzar la de Paul y la acarició con dulzura.

Tan sólo hace casi 6 meses fue el día de su boda.
Mientras Aime subía las escaleras rumbo a su habitación, miraba los portaretratos colgando fotos de aquel maravilloso día. Se detuvo en el séptimo escalón para contemplar la que, sin duda, era su favorita. 
Le parecía en cierta forma, algo gracioso, era una donde Paul la cargaba y ambos se besaban. 
Ese día había sido espléndido. Ella esperaba una boda en grande, como la esposa de un Beatle se la merecía, pero no fue nada grande. Fue de lo más sencillo. Incluso su vestido era demasiado simple pero muy hermoso. Paul iba guapísimo con un saco nuevo y caro. 
Recordó todos los que asistieron, el único que faltó fue George pero era porque estaba de vacaciones en Venecia con una muchacha.
Incluso asistió Alice, con un vestido rosa, los felicito y parecía satisfecha, Aime pensaba que era sincera felicidad por ellos.

Y esa foto le recordó el día en el que le dijo a Paul que estaba embarazada. Fue pocos días después de comprometerse.
Ella estaba sentada en el sillón de la casa y Paul iba bajando las escaleras hacia la cochera

-¡Paul!- le gritó antes de que saliera de la casa- Espera...
-¿Qué pasa?
-Tengo que decirte algo.
Paul ya sospechaba.
-Estoy embarazada.
Ésto sonrió, no sabía si de felicidad, sorpresa o algún otro sentimiento y después de unos instantes al fin dijo
-Ya... ya lo sabía.
La cara de Aime se tornó sacada de órbita.
-¿Cómo lo sabías?- entrecerró los ojos.
-Me lo dijo Eleanor
-¿Cuándo la viste? Le pedí que no le dijera a nadie...
-Oh...- Paul rascó su nuca y pensó- Un día de estos fue al estudio- mintió.
-En fin...- Dijo Aime- ¿qué opinas?
-¡Es grandioso! Entre más pronto nos casemos mejor...
Aime sonrió. Se acercó a él y acarició su mejilla. Paul la abrazó. Era una gran diferencia a aquel día cuando Alice le dijo que estaba embarazada y eso le gustaba pero de cierta forma estaba harto de comparar ambas relaciones.
Con Aime sentía mucha paz y esa noticia realmente lo hacía feliz, tal vez la familia que esperaba con Alice se cumpliría pero con Aime. La quería. Sabía que a partir de ese día no podría separarse de ella. Y no quería. Amaba a Alice, es decir ¿quién olvidaría un amor como el de ellos? pero su futuro ahora se centraba en Aime y su próximo hijo. Estaba feliz. Al fin formaría una vida.
Dejaron de abrazarse y se miraron a los ojos.
-Es una noticia ... hermosa- le dijo- No sé, estoy...
-Sorprendido, lo sé
-Sí pero... alegre- Paul sonrió y en la cochera de la casa en Cavendish Avenue, tomó del cuello de la chica y besó sus suaves labios y se aferró a ellos como si fuera lo único que existiera. 

Sí. Esos días habían sido formidables.
-Aime- una voz la sacó de sus pensamientos.
-¿Qué?
-¿Qué hacías?- preguntó Paul a los pies de la escalera.
-Nada. Recordaba... - Bajó de nuevo los escalones- Paul...- posó sus manos en los hombros de éste- ¿Tú me quieres, Paul?- preguntó.
-¡Qué pregunta! Claro que sí 
Lo abrazó.
-No quisiera separarme de ti nunca
-Estamos casados- Paul rió- Y tendremos un hijo...
-Pero espero que no sea sólo eso lo que te una a mí.
-No, claro que no. Yo te amo- la besó y ella al fin pudo sonreír.

Esa noche, el teléfono sonó, despertandolos a ambos y haciendo que Paul contestara
-Diga...- Se tallaba los ojos.
-¡Paul, ayúdame por favor!- era la voz de Alice y sonaba demasiado alterada
-¿Estás bien?
-¡No! Estoy en un teléfono público, cerca de tu casa...
-¿Qué tienes?
Colgó.
Obviamente se había asustado.
-¿Quién era?- preguntó Aime
-John, parece que está ebrio de nuevo. Iré a su casa.
-¿Por qué?- Paul se levantó y se vistió lo más rápido que puso sin responderle a Aime y salió de la casa, habían tres teléfonos públicos cerca de su casa, los tres en distintas calles.
Caminó largo tiempo hasta llegar al tercer teléfono y esperanzado de que Alice estuviera ahí.
En efecto. De lejos pudo ver su silueta dentro de la cabina.
Corrió.
-¡Alice!- esta salió de ahí.
-¡Paul!- lo abrazó, agitada y asustada.
-¿Estás bien?- se escuchó que sollozaba- ¡Alice dime qué tienes!- Y de pronto comenzó a reír. La separó de sí y pudo ver su sonrisa
-Sólo quería verte, tonto- rió.
-No es gracioso...- Dio media vuelta y caminó
-¡Espera!- Alice lo alcanzó- Es que si no hacía todo esto tú no vendrías y lo sabes. Estoy bien, no te preocupes. Sirvió de algo, aún te importo.
-Me preocupé demasiado.
-¿Y cómo estás?- decían caminando
-Bien.
-Yo también estoy bien. Sergey está aquí. ¿Quieres conocerlo?
Se encogió de hombros.
-¡Vamos Paul no te enojes! Sólo fue una broma- rió.
-Sigues igual de loca.
-¿Y tu mujer?
-Supongo que dormida.
-¿Cuándo nace el bebé?
-Dentro de un mes. Pensamos en irnos de vacaciones antes de todo.
-Sería relajante.
-Te ves bien... Es decir... Contenta.
-Lo estoy. ¿Me llevarás a tu casa?
-No.
-¿Entonces?- dijo con tono preocupado.
-Vete a tu hotel son las 3 de la madrugada.
-Podemos ir a un hotel los dos...
-¡Vamos Alice no seas así!- dijo algo incómodo.
-Era otra broma- rió.
-¿Te espero mañana a las 10 en el café del estudio?
-Claro- dijo Paul confundido.